Tae Hyung

— Nos quedamos sin trabajo por tu culpa.— se lo volví a repetir a Ji Min, a ver si de esa manera se animaba a conseguirme un trabajo y no a pedirme que hechizara a nuestro jefe para que nos vuelva a contratar.

— Ya te dije lo que tenemos que hacer.— repitió él por sexta vez.

— Sabes que de igual manera TaeMin hubiera sido...

— También lo puedes hechizar.— continúo. Negué ante su loca idea y procedí a tomar mi taza de café mientras me animaba a ver el diario para buscar un trabajo decente.— Yo te dije que iban a terminar mal.— prosiguió.— Este Ho Seok no es el Ho Seok que tú amaste...

— Ya basta, Ji Min. Acabemos con este asunto de una buena vez.— continúe mirando el diario y dando sorbos a mi café cuando él volvió a hablar.

— Sé que leíste su mente... es por esa razón que no lo aceptaste, ¿Cierto?

— Ya basta.— dije apenas.

— No me mientas, Tae Hyung, sé prácticamente todo de ti y...

— Y a la vez no sabes nada.— lo interrumpí. Él entre cerró sus labios y asintió, dejando de lado la taza de café y colocándose de pie.— Dejemos de comportarnos como unos idiotas, Ji Min, lo que llegué a tener en un pasado contigo o con quien sea es parte de eso, del pasado y no creo que vuelva a suceder. — él apartó la vista de inmediato y supe que se encontraba tan dolido como yo en estos momentos.

— Veré que puedo hacer para conseguir un nuevo trabajo para ambos... Regresaré cuando lo tenga.— y sin decirme nada más y tampoco darme tiempo a decir algo, se marchó. Escuché la puerta principal siendo azotada y después nada. Solo silencio.

Dejé de lado mi taza de café y el diario también. No entendía porqué Ji Min tuvo que atacarlo, yo estaba manejando bien el asunto y no necesitaba que alguien más saliera perjudicado. Lo único que entendía era que estaba metiéndome en un terreno peligroso y que no podia arrastrar a Ji Min en esto. Sufrí demasiado cuando vi morir al Ji Min del pasado, a otro hombre que también se llevó una cuarta parte de mi corazón.

Cerré los ojos por un momento y pasé mis manos por estos en una expresión de desesperación. Ya no sabía cómo continuar, qué hacer o incluso, qué pensar.

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Nuevamente todo daba vuelta, mi cuerpo no reaccionaba, en esta ocasión, me sentía tan cansado como para levantarme y atender a la persona que se encontraba golpeando mi puerta con desesperación.

Cerré mis ojos tan fuerte que sentí un dolor en todo mi rostro y posteriormente, solo calma.

Me pude levantar y ver todo el desorden que era mi habitación, nuevamente las cosas estaban rotas, arrojadas en el suelo como si un tornado hubiera pasado por ahí.

Un suspiro salió de mis labios y tras unos segundos, decidí levantarme y devolver todo a su sitio, pero cuando traté de utilizar mis poderes, nada funcionó. Tragué grueso, pensando que tal vez me encontraba agotado o algo parecido, pero al volver a intentarlo, sucedió lo mismo: nada.

Mi mandíbula tembló y no supe porqué. Solo comencé a llorar. Sabía que reprimir mis poderes y hacerme pasar por una persona común estaba fuera de mi naturaleza. Tenía que utilizar mis poderes en algún momento, pero había pasado tantos siglos, tantos inviernos, veranos, cumpleaños y yo seguía ahí, sin utilizarlos.

Cuando volví a la realidad, Ji Min se encontraba delante mío. Su rostro demostraba desesperación, preocupación y su cuerpo agitado me daba a entender que el único que estaba golpeando mi puerta con violencia era él.

— ¿Nuevamente?

Asentí. Él se acercó y me abrazó sin decir nada más y tampoco es como si hubiera algo que decir.

Me acosté con Ji Min todo lo que restaba de mañana, él me abraza, mientras mis piernas se encontraban alrededor de su cintura, como si él fuera una almohada gigante, la almohada gigante que yo necesitaba.

— Encontré un trabajo estable para ambos.— dije luego de lo que fueron horas.

— Te escucho.— susurré apenas. Él sonrió y comenzó a acariciar mi cabeza.

— Bueno, solo es un amigo de la secundaria con el que me reencontré hace unos días atrás y me dijo que si necesitaba un trabajo, él podría ponerme a prueba en su boda. Se va a casar.— asentí sin entender muy bien su plan.— Tenemos que atender a los invitados en su boda y si lo hacemos bien, posiblemente él nos contrate en su restaurante.

— ¿Estás seguro de que él nos contratará?

— Sí, Seok Jin es un buen amigo, además ¿no crees que es una buena oportunidad?

Asentí a pesar de pensar lo contrario.

Ji Min continúo hablando de su amigo y sus días de escuela, también de su boda, que al parecer iba a ser hace tres semanas atrás, pero que tuvo que retrasarse cuando su vientre comenzó a crecer y por ende, el traje que había elegido dejó de quedarle. Mi amigo siguió y siguió hablando hasta que terminó por decir que este fin de semana era la ceremonia y que él vendría por mí para ir al lugar.

No sé porqué, pero muy en el fondo no quería ir. Algo dentro mío me insistía en que ese lugar no era para mí y que posiblemente, Ji Min sería el lastimado en esta ocasión.

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Nota del autor:

Hola bebés, llegué con otro capítulo. Espero que estén bien y que le sigan brindando mucho apoyo a esta hermosa (para mí) historia.