Capítulo 10: Decepcionar
Tae Hyung
Sabía que no debía atenderlo aquel día, tampoco apuntar su pedido o incluso, haberle contestado. Pero aquí nos encontrábamos, él mirándome y yo solamente tratando de ocultar todo el dolor y los sentimientos que amenazaban con salir a flote en cualquier momento. En verdad, tenía demasiado miedo de lo que podría suceder, él estaba haciéndose ideas locas, como hace un momento o pensando que lo odiaba, cuando en realidad lo único que yo quería era protegerlo... protegerlo de mí.
— ¿Qué? — susurró. Yo me sentí desfallecer al saber que sí me había escuchado, a pesar de que intenté hablar lo más bajo posible.
— Y-yo... perdón, discúlpeme.— traté de remediar el error, pero no lo logré, pues su mano tomó la mía y no supe cómo reaccionar.
No me alejé, tampoco lo rechace y a pesar de que se veía que él estaba ansiando ese simple toque, yo me sentía enfermo, demasiado. No quería sentir su tacto y no es porque él padeciera algún tipo de peste, en realidad solo no me sentía preparado para sus emociones, para el calor de su cuerpo y tampoco para mirar esa felicidad que solo era propia de mi Ho Seok y que ahora... ahora pertenecía a otro. Porque él no era el Ho Seok que yo conocí, no era el chico al que le entregué todo.
— ¿Cómo lo supiste? — y entonces no sabía a qué se refería o estaba tratando de hacerme el ignorante.— Yo no te dije en ningún momento sobre...
— Me tengo que ir, por favor suélteme.— repetí con un poco más de calma. Él negó.
— No pienso hacerlo hasta que me des una respuesta y en esta ocasión no te irás, Tae Hyung.— no sabía si sorprenderme por escucharlo decir mi nombre o asustarme por lo psicópata que parecía al saber mi nombre sin que yo se lo haya dicho.— Quiero una cita contigo, no será nada más que una salida, si gustas como amigos.
Él se encontraba más entusiasta con la idea y lo podía saber por los cientos de pensamientos e ideas que estaba teniendo en este instante sobre nosotros en una cita.
— ¡Atención a la mesa dos! — Ji Min gritó y entonces vi ese momento como una oportunidad de escapar, pero a pesar de querer alejarme, Ho Seok no me lo permitió. Maldije por lo bajo, porque si este hombre era muy parecido a mi Ho Seok estaba seguro de que no se rendiría tan rápido.— ¡Tae Hyung! — volvió a insistir mi amigo bajito.
Traté de mirar con seriedad a Ho Seok, pero lo único que pude llegar a demostrar fue miedo e incluso, lástima, pues le suplique con la mirada que me soltara.
— Vendré por ti a las cinco.— y nuevamente me sentía sorprendido y a la vez temeroso por todo lo que él sabía acerca de mí.
Quería gritarle que no regresara, que iba a rechazarlo nuevamente y que lo haría a gritos, para que la próxima vez tuviera vergüenza de regresar, pero no sucedió. Solo me quedé callado, viendo como se marchaba trás dejar unos cuantos billetes en la mesa.
Mi corazón se oprimió al recordar lo terco que era mi Ho Seok y lo insistente que podía llegar a ser este. Pero al instante comenzó a latir con fuerza al pensar en mi mano junto a la suya, paseando por el río Han y hablando de nosotros. Esa fue su idea. Realmente fue precioso leer su mente y ver todo lo que él estaba planeando para una cita con un simple empleado al que no conocía, no obstante, muy en el fondo sabía que lo estaba colocando en peligro.
— ¡Hey! — recibí una palmada en mi hombro y al ver a Ji Min con su característica mirada colérica supe que había hecho mal al no darle la contra a nuestro "cliente".— Ve a atender y te espero en el almacén al terminar. — no me dio tiempo a darle una respuesta afirmativa, pero sabía que para él no era necesario, pues llevábamos días conociéndonos, ya casi un mes, y la confianza que construimos no sería destruida fácilmente, mucho menos por él.
Terminé de atender a los clientes restantes y al ver que Tae Min jugaba con un gato en su móvil, decidí adentrarme en el almacén.
Ji Min estaba de pie, apoyado en el estante de granos de café y con los brazos cruzados. Si lo veías de lejos y sin conocerlo por completo, podías decir que estaba durmiendo, pues sus ojos se mantenían cerrados y su aura desprendía serenidad, sin embargo, yo lo conocía y en estos momentos, él solo se encontraba visitando su pasado y analizando este momentos.
Mi pequeño amigo tenía un don algo extraño, él podía visitar el pasado con solo cerrar sus ojos o comenzar a soñar. Era muy extraño en estos tiempos, pero para mí no, pues ser un brujo reprimido era algo incluso más extraño que estar cerrando tus ojos y caminando en medio de personas que no conoces.
— Esto acabará mal, Tae Hyung.— me advirtió aún con sus ojos cerrados. Asentí a pesar de que él no me veía.
— No pude decirle que no, él no me dio tiempo... solo se fue.— susurré lo último y sin siquiera mirar a Ji Min, supe que él también se encontraba con los ojos abiertos.
— En verdad terminará mal, Tae. Ese chico tiene un pasado oscuro al igual que tú. Lo he visto.
Quise decirle que no todo lo que veía tenía que ser cierto, pero no era quién para hacerlo, en especial, cuando fui descubierto por él y cuando prácticamente me dijo todo lo que tuve que sufrir durante estos largos siglos.
— Ya te dije que no te metas en mi vida, tampoco me gusta que veas mi pasado o de algún cliente.— traté de ser lo más neutral posible, pero no lo logré, pues al final mi voz tembló.
— Lo haré, pero no salgas con él.
— ¿Qué tiene de malo salir con el amor de mi vida pasada?
— Ese chico se casará con su novia.— dijo de repente, tomándome por sorpresa e incluso, estaba seguro de que él ya se creía el ganador de esta discusión.
— No es su novia.— aseguré, dando media vuelta para salir del almacén.
— Ella es mala, Tae Hyung y si tú sales con él la desgracia te acompañará...
— Ya basta...— susurré. Toda mi atención estaba colocada en la puerta del almacén, mientras que no espalda le hacía frente a Ji Min.— si mi vida tiene que acabar hoy en la noche o mañana por la mañana que así sea. He vivido lo suficiente, visto demasiadas muertes, incluso del Ji Min del pasado y no quiero volver a tener que pasar por eso. — un suspiro sale de mis labios y al no escuchar respuesta de parte de mi amigo, solo opto por añadir del lugar y atender a los clientes que han llegado.
[✨]
El reloj de pared marca las cinco en punto y en un abrir y cerrar de ojos, dejo el delantal y fijo mi vista en la puerta de la cafetería, pero por esta no entra ni sale nadie. Solo espero ansioso por él.
Pasan los minutos y para cuándo el reloj marca las cinco y quince y la mirada llena de lástima de Ji Min se dirige hacia mí, decido salir del lugar sin decir nada, ni siquiera sin despedirme de mi amigo bajito.
Camino por las calles en completa soledad, a pesar de que la gente choca su hombro con el mío y se disculpa al instante. No me importa ser golpeado o incluso ignorado, solo me importa él.
Me contradigo cientos de veces cuando por una parte mi subconsciente me dice que no vale la pena llorar por ese chico que no se compara a mi Ho Seok y cuando por otra, siento ganas de llorar al haber sido engañado nuevamente.
Para cuando llego a la parada de autobuses ya son más de las seis y media y cuando el primer bus pasa son las siete. Espero paciente, sentado en la banca del paradero, como si alguien fuera a llegar por mí, cuando en realidad nadie me conoce y tampoco nadie se preocuparía por mí si es que desaparezco... y de nuevo ese pensamiento suicida que invadía mis días de vida, verdadera vida, regresan y me recuerdan a Ho Seok.
Me dan ganas de llorar, de gritar, de patear latas o en todo caso, de que llueva para así sentir lo miserable que soy al estar sentado en ese paradero en una completa y en esta ocasión, verdadera soledad.
Las ocho marcan y realmente no es necesario ver un reloj para saberlo. Solo basta con haber visto pasar cuatro buses y oscurecerse el cielo mientras yo me encontraba ahí.
Por un momento recuerdo todo lo que Ho Seok tenía planeado para nuestra primera cita y me siento nuevamente engañado, pues yo en verdad sentí que él estaba siendo sincero o que fingía serlo bien.
— Tae, vámonos.— cuando levanto la vista me encuentro con la mirada compasiva de Ji Min y no dudó en abrazarlo, en sonreír mientras las lágrimas caen por mis mejillas y sentirme amado por un momento entre sus brazos.
Tomamos el siguiente bus que viene y él me acompaña hasta el pequeño cuarto que alquilo, dejándome como últimas palabras: Te iba a decepcionar. Se fue con esa mujer.
[✨]
Imagen en multimedia:
https://pin.it/bciqtvneo4ewqw
Nota:
Logré terminar la maratón xD. Tarde, pero lo hice. ✨
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top