Capítulo 09: Odio

Ho Seok

Pasar la noche con Na Eun no estaba en mis planes, despertar abrazándola tampoco y aceptar su invitación a desayunar fuera de su departamento no fue algo que haría estando en mis cinco sentidos. Sin embargo, esto último fue la mejor opción que pude tomar en este día, en especial si tendría la atención de Tae Hyung, quien no nos había quitado la vista de encima desde que entramos por la puerta de la cafetería.

Na Eun se comporta como mi novia cada vez que estamos en este local o en cada oportunidad que nos encontramos, ya sea en su departamento, el mío o incluso cuando salimos de compras juntos. Sé que está mal hacer este tipo de cosas, propias de una pareja, cuando en realidad no lo somos, ni seremos nuevamente, novios o incluso, amigos, pero en estos momentos no me importa mucho.

Ella sitúa su mano por encima de la mía, la acaricia y me sonríe cuando mi atención le es dirigida. Trato de corresponderle, pero hay veces, como esta, en las cuales solo quiero alejarla, a pesar de que está inconscientemente ayudándome.

— La próxima semana estaré en la pasarela de otoño-invierno organizado por la empresa, quisiera que seas mi acompañante. — y entonces ahí encuentro a la Na Eun que conocí y que conozco. La Na Eun convenidas que solo te busca cuando quiere algo de ti.

— ¿Como amigos...? — preguntó torpemente, cuando es claro que ella nunca llevaría un "amigo" a ese tipo de desfiles que solo salen en las revistas más prestigiosas del país y que en el presente, solo las personas de un estatus social alto leen.

— En realidad...

— Buenos días, ¿cuál es su pedido? — sonrío por inercia al ser salvado por Tae Hyung y en especial, por tener la dicha de verlo nuevamente, a pesar de que me rechazó tan solamente ayer.

Na Eun aprieta mi mano con fuerza y estoy seguro de que tiene muchas ganas de golpear a Tae Hyung por interrumpirla.

— ¿Es que acaso no...

— Un café con por favor — digo de inmediato, siendo yo en esta oportunidad el que la interrumpe. Siento su mirada penetrante encima de mí, pero me importa poco, pues he lidiado durante mucho tiempo con ella, incluso fuera de nuestro noviazgo, y podría decir que ya estoy acostumbrado a sus ataques de ira.— y también un pastel de zanahoria.— le sonrío nuevamente y a diferencia de ayer, él asiente y no me ignora. Tal vez parezca demente o algo parecido, pero ese simple gesto me hace sentir sumamente feliz.

Por un momento siento que estamos avanzando en esto que no puedo llamar relación, pero que sí puedo asegurar que es algo que ambos sentimos y queremos. Mi sonrisa parece la de un bobo al ensancharse cada vez más al ver como escribe, pero esta es reemplazada por un quejido cuando mi mano se ve apresada con mayor fuerza y siendo violentamente arañada por Na Eun. De inmediato aparto mi mano de la suya y ella, con una sonrisa diabólica, me mira.

— Yo solo quiero un café por favor y sin azúcar, no quiero engordar para la boda.— podría asegurar que el rostro de Tae Hyung se deforma hasta formar una mueca, pero solo son afirmaciones mías que realmente no son así, pues él continua apuntando y al terminar, se marcha. — Es un idiota. — murmura.

Y simplemente no puedo hacer nada más que recriminarle con la mirada y prestar atención a mi celular cuando este vibra indicando la entrada de un mensaje nuevo.

— ¿Entonces qué dices? ¿Aceptas ser mi novio solo para ese desfile? — Dejo de lado mi conversación con Nam Joon y sonrío apenas, tratando de hacer el rechazo menos doloroso. Ella bufa en su tono característico, que increíblemente ya conozco por la cantidad de años que estuve a su lado.

— Sabes perfectamente que estoy ocupado, Na Eun. — miento.

— No soy idiota, Ho Seok. Sé perfectamente...— me imita.— que no tienes nada qué hacer en un viernes por la noche. — Para mi mala suerte, ella no me cree.

No es que no quiera acompañarla, en realidad si fuera cualquier otra chica, lo haría con todo gusto, pues salir con mujeres era uno de mis pasatiempos favoritos después e incluso ahora, que no estoy dentro de un compromiso. Pero una cosa era salir con mujeres lindas y otra muy diferente, arriesgar mi viernes por la noche para salir con mi ex, quien posiblemente terminaría presumiéndome como si yo fuera un trofeo, uno de sus mejores.

— Está bien, no vayas, sé que hay más y mejores hombres allá afuera. — Esas fueron sus últimas palabras, pues ni siquiera tuve tiempo de pedirle dinero para pagar el café que supuestamente tomaría, ni mucho menos, decirle que lo pensaría.

A través del gran ventanal pude ver cómo se subió a su auto y se marchó sin siquiera mirar atrás. Me hubiera gustado decir que me dolió su "huida", pero ese era el Ho Seok de antes, el que aguantaba todos sus caprichos y llegó a llorar por una mujer tan dañina como ella; el de ahora no tenía ni una sola pizca del tonto y tampoco pensaba tenerlo por buen tiempo.

— ¿Piensa tomar el café que su novia pidió? — el tono de voz tan neutral me obligó a despegar mi vista de la ventana y del camino de humo que había dejado Na eun al irse, y mirarlo. Él venía trayendo los dos cafés en una bandeja y a un lado el pastel de zanahoria.

Me comporté como esos idiotas enamorados, pues no hice nada más que asentir ante su pregunta y recibir dos tazas de café, de la cual una no iba a ser de mi gusto, pues odiaba todas las bebidas o comidas sin sabor.

No hice nada más que verlo durante todo el tiempo que estuve sentado tomando desayuno. Su desempeño era realmente muy bueno, a pesar de que no parecía querer hablar con nadie, ni siquiera con sus compañeros de trabajo.

Tae Min estaba nuevamente en la caja y aunque no me percaté de su presencia, él sí lo hizo, mostrando educación al acercarse (cuando ya no había más clientes que atender) y saludarme.

— Pensé que te gustaba Tae Hyung.— dijo él en un tono un tanto infantil. Reí y asentí.

— Solo me gusta Tae Hyung...

— ¿Entonces quién es esa mujer? — su pregunta estaba fuera de lugar, o así lo veía yo al no ser muy íntimo de él, como para estar contándole mis problemas o los tipos de relaciones que mantenía con ciertas personas.

— Ella es solo una amiga.— dije sin tomarle mucha importancia. Metí otra cucharada de pastel a mi boca, evitando, a la vez, contestar otra de sus preguntas incómodas.

Tae Min no volvió a preguntar mientras yo degustaba el pastel de zanahoria y se marchó cuando vio a más personas entrar. No pude despedirme de él correctamente, pues al igual que Na Eun, salió corriendo, con la diferencia que él lo hizo por razones distintas.

Al terminar todo y por sobre todo, dejar el café sin azúcar, pedí la cuenta. Tae Hyung estuvo a mi lado apenas lo hice y cuando me entregó la boleta, no dudé en buscar otra oportunidad.

— No es mi novia...— era tonto estar aclarando las cosas a una persona que parecía no tener interés en nadie, ni siquiera en mí, pero ahí me encontraba yo, tratando de darle explicaciones a un mesero.

— Si no quiere pagar la cuenta aquí, puede ir a caja.— él se iba a marchar, pero se lo impedí, no sólo por el temor a quedar como un tonto, sino también por el de perder otra oportunidad. Ya no tenía muchas opciones.

— Ya basta, Tae Hyung. — sus ojos se abrieron en par y quise encontrar en estos algún signo de sorpresa, pero no hallé nada. Solo un brillo que al parecer ya se había extinguido.

— Suélteme.— me dijo claro y fuerte al salir de su "sorpresa".

— No. Yo en verdad necesito salir contigo, necesito respuestas a todo lo que siento al verte.

En esta ocasión sí creí ver un brillo en sus ojos, pero estos parecían ser forzados a mantenerse neutrales e ignorar cualquier tipo de palabra o afecto, pues al instante  su rostro adoptó una seriedad que ni siquiera parecía utilizar durante sus horas de trabajo.

— Le he dicho que me suelte.— susurró al igual que lo estaba haciendo yo hace unos segundos al hablarle sobre mis sentimientos.

Su frialdad y su disgusto fue totalmente claro y hasta cierto punto comprensible, pero no para mí, tal vez para otros sí. Yo sentía que estaba en lo correcto, mi corazón me decía que actuar de esa forma estaba bien y que el estar a su lado era necesario, pero él... él solamente me ignoraba y hasta parecía odiarme.

Lo solté apenas me lo pidió y dejé el dinero en la mesa, pensando que eso era lo único que recibiría de él: frialdad e indiferencia. Pero cuando pensaba irme del lugar y posiblemente nunca volver o no volver hasta dentro de un buen tiempo, él me lo dijo. Estoy seguro que me lo dijo a mí, pues su tono de voz fue tan bajo que... que parecía estar dirigido a una sola persona: yo.

— No te odio.




[✨]


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Nota:

Sé que me demoré demasiado. Perdón. Pero es que no tenía tiempo, sigo sin tener tiempo, pero mi mami me mandó a descansar después de decirle que me dolía el pecho xD. Así que aproveché para actualizar. Por cierto:

Maratón 1/2

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