Capítulo 05: Siglo XXI
Ho Seok
[Año 2035]
El despertador sonó por quinta, tal vez sexta o séptima vez, pero mi cuerpo no dio señales de querer levantarse y mi mente lo acompañó al decirle que no debía tocar algo que no era mío, en este caso ese despertador que ya estaba irritando mis oídos por su asqueroso y monótono sonido.
— ¡Esto no es justo! — grité cuando no solo el despertador fue el causante de tanto bullicio. Ahora también se le unía mi celular.
En esta ocasión, sí me levanté o al menos extendí mi mano para tomar ese aparato.
— Hola — mis ganas de hablar eran igual de grandes que mis ganas de seguir acostado en esa cama de dos plazas, cual tampoco me pertenecía. — sí, sé qué hora es... ¿Por qué?... Mierda... ¡Mierda! — grité y sin esperar por mucho, lancé el móvil lejos de mi alcance.
Me levanté lo más rápido que pude y comencé a buscar mis prendas por todos lados, principalmente mi ropa interior.
— Pensé que ya te habías ido. — la voz de Na Eun era insoportable en estos momentos y ver su cuerpo desnudo salir del cuarto de baño era la peor imagen que pude tener en una mañana sabatina. — ¡Ay! ¡Ten cuidado, idiota! — gritó cuando casi la empujó por estar más concentrado en ahora buscar mi móvil.
Comencé a colocarme mi ropa interior, teniendo nuevamente el móvil pegado a mi oído.
— Sí, lo olvidé, lo siento...
— Realmente eres un idiota. — ella comenzó a hablar de todos mis errores y demás razones por las cuales terminamos hace un año atrás, y al mismo tiempo a decir el porqué seguíamos acostándonos como si fuéramos pareja.
Sin embargo y a pesar de que mis ganas de escucharla eran muchas, continué hablando con mi primo, hasta que este me dijo que nos veíamos en la misma cafetería de siempre dentro de media hora, amenazando con quitarme el título de padrino de bodas y colocar a su mejor amigo si es que no llegaba a tiempo.
— Imbécil — susurré una vez que él colgó. — Ya me tengo que ir. — convertí mi camisa y medias en una bola de ropa y busqué con la mirada mis zapatos, encontrándolos al lado de los suyos. Los tomé sin importarme nada y salí corriendo del lugar.
Los gritos de Na Eun fueron en aumento, pues según ella, ese era su departamento y tenía que comportarme mientras estuviera dentro. Poco o nada de caso le hice al momento de azotar la puerta principal y comenzar a colocarme la ropa dentro del ascensor. No tenía tiempo y lo mejor que podía hacer era tomar un taxi en vez de regresar hacia el estacionamiento del club nocturno y sacarlo de ahí.
Llegar fue algo fácil, pues a las once de la mañana no había casi nada de tráfico y el lugar en el cual nos reuniríamos no quedaba muy lejos del apartamento de Na Eun.
Le tiré el dinero en el rostro al conductor, y me disculpé al instante, pero creo que él no me escuchó y en vez de eso, comenzó a maldecirme. Poco me importó.
Corrí hasta estar dentro de la cafetería y el olor a café expreso inundó mis fosas nasales. Era increíble el olor y el sabor era exquisito, por esas razones este lugar se había convertido en el favorito de mi primo y también el mío.
— ¡Ya era hora! — su característico grito y voz algo gruesa llamó mi atención y sin dudarlo, me dirigí hacia la mesa en la cual se encontraba.
— Llegué a tiempo.— sonreí y él solo rodó los ojos.
— Claro que no, tienes un minuto de tardanza.
— ¿Es serio, Nam? ¡Solo es un minuto! — grité exasperado por él y su obsesión por la puntualidad.
— Igualmente no te cambiaré por Jung Kook, el idiota tiene que viajar con su novia la semana próxima y no tendrá tiempo de acompañarme en los preparativos, así que...
— Soy tu última opción. — fingí tristeza, aunque muy en el fondo estaba riéndome de la situación.
Nam Joon negó con la cabeza y luego tomó de su café. Rápidamente recordé que no me había quedado a robar algo de comida del refrigerador de Na Eun, como casi todas las veces que lo hacía al terminar follando con ella, y sin pensarlo, comencé a buscar al mesero.
Levanté mi mano y lo llamé con esa simple acción. Él al verme, rápidamente se acercó.
Nuestras miradas se cruzaron y nuevamente esa electricidad que recorrió mi cuerpo desde la primera vez que lo vi, volvió a aparecer. Me quedé como un tonto por un momento, pero luego le sonreí, sin embargo él no me devolvió el gesto, incluso puedo decir que su mirada se volvió un poco más "dura".
— Buenos días ¿Qué es lo que desea? — y esas eran las únicas palabras que él empleaba para hablarme o mejor dicho, eran las únicas palabras que habíamos cruzado.
— Un café bien cargado y unos panqueques. — fue mi respuesta. Aparté mi mirada una vez que él apuntó todo.
No dijimos nada más, a pesar de que tenía una sensación extraña que me exigía decir algo más que eso.
— Ya deberías invitarlo a salir, ¿No crees? — dejé a un lado mi celular cuando Nam Joon comenzó a hablar. Era casi un hábito hacerlo, no me gustaba tener el celular en mano cuando alguien me hablaba y viceversa.
— No sé de qué hablas. — susurré con claro desinterés.
— Hablo de lo evidente que eres con ese mesero. No sé cuánto tiempo piensas esperar para decirle que te atrae.
— Él no me atrae. — me encogí de hombros y estaba a punto de coger mi celular, si no fuera por Nam Joon, quién siguió escarbando en el mismo tema.
— Llevas casi dos años diciendo lo mismo, pero cada vez que venimos a este lugar y ves al chico te sucede lo mismo.
— No me sucede nada. — esta vez traté de poner algo de atención a las paredes del lugar, cuales tenían retratos de postres y distintos cafés humeantes.
— La última vez colocaste de excusa a Na Eun y eso que eso fue hace dos años atrás, pero ahora han terminado y...
— Tenemos sexo. — fui directo.
— ¿Y eso qué? — Nam ya se iba desesperando, tanto o igual que yo. — No niegues que no te atrae. Incluso yo, estando lejos de ustedes, siento esa conexión.
— A Seok Jin no le gustará esto.
— ¡Dios santo! Ho Seok, estamos en el mismo rumbo o es que acaso te haces el idiota a propósito.
Volví a encogerme de hombros y quise, por primera vez, tomar el celular e ignorarlo.
— Aquí está su café. — una voz distinta a la que yo esperaba, se hizo escuchar y al ver al chico, me di cuenta que no era quien esperaba ver.
Asentí un tanto indiferente al chico de cabello rubio que me atendía y solo cuando se fue, pude comenzar a desayunar, a pesar de que iba a ser mediodía.
— ¿Y entonces...?
Miré a Nam y tomé un sorbo de mi café, a pesar de que este se encontraba caliente y que prácticamente quemó mi paladar.
— Ho Seok, te conozco, ese chico te gusta desde hace dos años, ¿Cuándo piensas actuar? — Nam me miró con seriedad y jamás creí que lo fuera a hacer en un caso tan simple e irrelevante como mis gustos o enamoramientos por meseros.
Sin embargo, me encogí de hombros nuevamente, dándole poca importancia al asunto, a pesar de que este rondaba en mi cabeza casi siempre, desde que lo vi hace dos años atrás. En ese tiempo, me encontraba en un noviazgo con Na Eun, sin embargo la atracción y conexión que sentí por él al verlo fue inevitable. Incluso recuerdo la mirada sorprendida que me dedicó y juro, aunque Nam diga que no fue así, que él pronunció mi nombre en un susurro que solo yo llegué a escuchar.
[✨]
Esta es la historia principal, bebés. Espero que les vaya gustando.
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