Capítulo 9
No puedo presumir de tener alas, pero si de haber volado contigo. ~Avera Paz~
Este capítulo tiene material candente (+18). Si eres menor de edad o no te gusta leer escenas de sexo, puedes saltar este capítulo, gracias.
Rachel no sabía que pasaba por la mente de él, pero ella necesitaba volver a sentir esos besos fervientes y esos brazos fuertes rodeándola y acercándola a su pecho sin dejar espacio entre ellos. Si ese hombre la hacía sentir aquellas sensaciones con unos simples besos y caricias, aun vestidos; no quería ni imaginar lo que la haría sentir cuando estuvieran a solas en su habitación, piel con piel. Corrección, tenía una idea de lo mucho que disfrutaría y no veía la hora de poder dar rienda suelta a la pasión y al deseo que los estaba consumiendo a ambos. Sabía que ese momento seria único y que no se volvería a repetir; por lo tanto, se propuso disfrutarlo al máximo.
− ¿Qué tanto piensas, hermosa? −pregunto ofreciéndole otra copa de vino, la cual Rachel acepto con gusto y le dio un sorbo pequeño mientras lo miraba a los ojos y al hacerlo vio en su rostro un pequeño gesto de gusto y victoria que no tenía unos segundos antes.
− ¿Estas tratando de emborracharme?... porque si es así, lo estas logrando. −dijo con una gran sonrisa y mirándolo coquetamente.
−No hermosa −respondió riendo, − Eso es lo que menos deseo, lo último que quiero es llegar a la habitación y verte dormir. −respondió bajando la voz y mirándola, y al ver la cara de reclamo que puso ello jugando, prosiguió. −Nada malo con verte dormir como un ángel, pero prefería aprovechar el tiempo haciendo otras cosas.
− ¿Y qué es lo que más deseas hacer cuando lleguemos a la habitación? −preguntó mirándolo a los ojos también y con una sonrisa pícara después de asegurarse que no hubiera nadie alrededor que los pudiera escuchar.
− ¿De verdad quieres escucharlo?
−Si. −respondió después de un prolongado silencio.
−Quiero pasar una noche inolvidable a tu lado; primero pienso recorrer cada milímetro de tu piel con mi boca y después. − William no termino de hablarle sobre sus planes porque Rachel trato de cubrir sus labios para que no dijera ni una palaba más.
−No digas nada más. – pidió ella avergonzada y arrepentida de haber hecho esa pregunta. Él entre risas sostuvo sus manos y al tenerlas tan cerca de sus labios aprovecho para besarlas.
− ¿Qué pasa hermosa, te da pena que te hablen así? −pregunto sin recibir respuesta de ella−. Me encanta ver cuando te sonrojas. – dijo entre risas antes de elevar su rostro al ver que avergonzada lo bajo, para después darle un beso breve antes de invitarla a regresar al salón. William aprovecho que estaban conversando con un matrimonio mayor para dejar a Rachel acompañada de ellos e ir al baño; cuando regreso la vio dirigiéndose a la pista de baile para comenzar a bailar con un grupo de mujeres. Embelesado la veía realizar los mismos giros y pasos básicos una y otra vez; acelerando el paso cada vez conforme aceleraba el ritmo de la canción. Le gusta verla sonreír, pero sin duda, lo que más le gustaba era verla disfrutar de cosas tan simples. Ella hacia los mismos movimientos que las demás mujeres con las que bailaba, pero ella lo hacía con tanta gracia y un poco de sensualidad, que resaltaba entre las demás. Al percatarse de que él no era el único hombre deleitándose con los movimientos de ella, tuvo un arranque de celos y el deseo de sacarla de ahí sobre su hombro para llevarla a su habitación. Nuevamente esos pensamientos cavernícolas lo tomaron por sorpresa. Los gritos de euforia de las mujeres que terminaron el baile, y los aplausos de algunos de los espectadores lo hizo volver a la realidad. Por suerte ella feliz se dirigió hacia él, llevando sus brazos a su cuello para saludarlo; momento que el aprovecho para acercarla a él y besarla.
Cada vez que William comenzaba a besarla, le costaba más trabajo apartar sus labios de los de ella. En esa ocasión a pesar de que fue un beso breve, fue más apasionado y al separarse de ella pudo ver en sus ojos la llama de deseo que posiblemente también él tenía; por lo que decidió no esperar más y retiraran en ese mismo momento. De regreso a la habitación se detuvo para comérsela a besos; inclusive en el elevador en el momento en que se cerraron las puertas y aprovechando que iba solos, pego la espalda de ella contra la pared y elevo sus manos sobre su cabeza para besarla a su antojo. En el momento en que quiso tocarla inapropiadamente, ella de inmediato le detuvo la mano.
−No. No lo hagas, no es el lugar. −dijo apartando su mano a pesar de tener aún la mirada llena de deseo.
−Estamos solos, nadie nos ve. −respondió sin hacerle caso a la petición tomando su muslo que estaba descubierto para poder acariciar a su gusto la pierna y el trasero libremente.
−Ambos sabemos perfectamente que hay cámaras. He trabajado mucho para darme a conocer y no quiero que mi nombre este asociado con imágenes inapropiadas sacadas de un video comprometedor. −dijo con seriedad y alejándolo de ella con ambas manos sobre su torso para poner un poco de distancia entre ellos; sobre todo para que le quedara claro su postura. La actitud de Rachel no dejaba de sorprender a William, pero lejos de molestarlo le agradaba. Primero le pidió no salir a su lado en las fotografías para la prensa. Siendo que la mayoría de las mujeres cuando lo acompañaban a eventos, estaban colgadas de él; particularmente en el momento de las fotos. Ella en ningún momento le pidió tomarse una foto juntos; fue él, quien le pidió posar a su lado o tomo fotos de ellos sin que ella se diera cuenta.
William respeto la distancia que puso Rachel hasta el momento en que estuvieron en frente a la habitación. Antes de abrir la puerta, la acorralo entre la puerta y sus brazos y la beso con ternura.
− ¿Estas nerviosa?
−Un poco.
− ¿Solo un poco?
−Bueno, quizás un poquito más que poco. ¿Tanto se me nota?
−Un poco, y déjeme decirte que no tienes nada de qué preocuparte. No voy a hacer nada que tú no estes dispuesta hacer o que no me pidas que te haga. −las palabras y su cercanía le brindaron tranquilidad, y el beso apasionado que le dio la hizo olvidarse de sus temores. Cuando finalmente William abrió la puerta de la habitación le cedió el paso y al entrar lo primero que noto Rachel fue la mesa de centro iluminada con velas de vario tamaños y cubierta con rosas de color guinda, roja, y rosa; entre ellas se encontraban una porta hielos de aluminio con una servilleta blanca doblaba y cruzada por el cuello de la botella de champan que estaba dentro. A un lado se encontraban dos copas y un plato con fresas y una charola de aperitivos.
Rachel sorprendida y emocionada volteo a ver a William quien la observaba. No sabía que decir, ese detalle la tomo por sorpresa porque no sabía que esperar en el momento en que cruzaran la puerta; pero sin duda alguna, nunca espero encontrarse con eso. Intento decirle algo, pero las palabras no salían; eran tantas las cosas que pasaban por su mente en ese momento, que simplemente no pudo articular una frase.
−Veo que te gusto... −dijo dirigiéndose a la mesa−, la noche esta hermosa y la vista de la terraza es espectacular. −comento mientras vertía champan en las copas y le pasaba una a ella, dirigiendo su vista hacia el balcón.
−Eres un encanto, gracias por el detalle −menciono ella antes de agradecerle con un beso. Al salir comprobó que William tenía razón, y que además tenían su propia alberca; la cual también estaba iluminada con velas y decorada rosas. Rachel no sabía que era lo más hermoso: si la misma noche, el lugar, o la compañía; quizás era la combinación de las tres cosas lo que hacia ese momento único y sin duda alguna, también seria inolvidable.
−Salud, bonita. Por qué esta sea la primera de muchas noches inolvidables a tu lado. −dijo elevando la copa a la de ella. −ni él mismo sabia porque había dicho eso.
−Salud, William. Por esta hermosa noche. −respondió ella uniendo la copa a la de él, sonriendo al entender el gesto de él de entrelazar los ante brazos para beber cada uno de su copa.
No hacía falta que hablaran para disfrutar de la compañía del otro; en ratos se abrazaban y besaban, otros solo apreciaban la vista abrazados o bebiendo y en otros momentos otros la luz tuene de las velas y la luz de la luna eran suficiente para ver sus rostros. En varias ocasiones Rachel volteo a ver la pequeña alberca, hasta que finalmente se agacho para tentar el agua. Al percatarse que el agua no estaba fría, volteo a ver a William con una mirada de súplica.
− ¿Podemos meternos un momento?
−Hermosa, puedes hacer lo quieras.
− ¿Te vas a meter conmigo?
− ¿No prefieres dejarlo para después o para mañana? −pregunto él con una mezcla pesar y frustración porque ella no entendía o captaba que solo quería entrar en ella, quería hacerla suya−. Rachel muero por hacerte mía, no sabes cuanto deseo quitarte ese vestido, besar y probar cada. −al escuchar esas palabras con su voz gruesa y ronca, y al ver la mirada profunda y oscura cargada de deseo, ella se olvidó del tema del agua y no lo dejo terminar de hablar porque se adueñó de sus labios. William de inmediato coloco una mano en la nuca y otra en su espalda para acercarla a él.
− ¿Qué esperas para hacerlo? −pregunto agitada en cuando pudo apartar sus labios de los de él.
William al escuchar la petición de ella, tomo con posesión de sus labios y ella respondió con efusividad, pasando sus brazos por su cuello, atrayéndolo hacia ella y dándole acceso a su cuello cuando él comenzó a dirigir sus besos hacia esa área. Cuando él bajo la mano de la espalda y comenzó a acariciar su pierna, ella la elevo a la altura de la cadera de él para que tocara y manoseara a su antojo su pierna y su trasero ahora que estaban solos. Él deseaba poder recorrer libremente todo su cuerpo, pero el material del vestido no le permitía acariciarla como deseaba hacerlo; por lo que comenzó a dejar un camino de besos de sus labios a su cuello. No sabía que deseaba más, si besar sus labios adictivos o acariciar su cuerpo como tantas veces había fantaseado hacerlo. Cada vez los besos eran más demandantes y llenos de lujuria, provocando jadeos involuntarios y que su respiración fuera más agitada. William dirigió sus pasos hacia la suite y cuando estaban adentro, lentamente bajo el cierre del vestido y entre besos prosiguió a bajar uno de los tirantes; estaba tan ocupado saboreando sus besos y caricias que le llevo unos segundos darse cuenta de que no llevaba sostén. Al instante se dibujó en su rostro una sonrisa juguetona, y mientras la miraba a los ojos con sutileza deslizo el otro tirante. El peso del vestido termino de hacer el trabajo por él, haciéndolo descender lentamente hasta la cima de su trasero y dejando sus senos expuestos; los cuales fueron cubiertos por las manos de William. Obligando a Rachel morder sus labios mientras cerraba los ojos al sentir como los amasaba y como sus dedos comenzaban a jugar sus pezones erectos.
−Son hermosos, me encantan.
Rachel no dijo nada, primero porque no sabría que responder a ese elogio y segundo porque comenzó a jadear cuando la sensación de sus dedos fríos fue remplazada por su cálida boca. Cuando le dio las mismas atenciones al otro seno comenzó a descender por abdomen mientras descendía sus manos para terminar de bajar el vestido, acariciando sus piernas estilizadas. Su rostro quedo justo enfrente de su centro, cubierto por una panti negra de satín, dejando a su imaginación lo que cubría esa pequeña prenda. Con los ojos oscurecidos de deseos y con una media sonrisa volteó su rostro para verla a los ojos y esperar su aprobación. Ella sonrió nerviosa, y sin darse cuenta cerro su mano en puño. No recibió la aprobación que esperaba, pero tampoco una negación, por lo cual acerco sus labios y dejo besos húmedos sobre su monte de venus.
−Eres realmente hermosa. −menciono mirándola a los ojos después de deleitar sus pupilas. La mirada de William la hizo sentirse deseada. Rachel moría porque su piel entrara en contacto directamente con la de William. Ella únicamente tenía puesto sus pantis, mientras que él estaba completamente vestido; al percatarse de ello y sentirse tan expuesta su primera reacción fue cubrir parcialmente sus senos con uno de sus brazos.
−Por favor, no lo hagas. −le dijo sin dejar de mirarla a los ojos, lo que le dio un poco más de confianza.
−Tú aún tienes mucha ropa. ¿Piensas hacérmelo estando vestido? −pregunto riendo nerviosa, mientras hizo un gesto que le causo gracia a él.
−Puedo llevarte hasta el cielo aun estando vestido, ¿quieres probar? −pregunto muy cerca de su oído antes de verla con una mirada llena de deseo.
−Preferiría que ambos estuviéramos igual para así poder disfrutar de tu piel. −le dijo mientras comenzó a bajar el saco por sus hombros.
−Tus deseos son órdenes para mí, hermosa. –respondió terminando de quitarse el saco y comenzando a remover los gemelos de sus muñecas para después continuar a desabrochando los botones de la camisa. Lo hizo bajo la atenta mirada embelesada de Rachel quien llevo las yemas de sus manos a su torso y comenzó a acariciarlo, como si se tratara de una obra de arte.
−Eres hermoso y perfecto. −comento ella antes de llevar sus manos hacia sus hombros para finalmente poder abrazarlo, piel contra piel, como lo había anhelado. No se equivocó y la sensación fue extraordinaria; sin duda alguna, estar entre los brazos de William era tocar el mismo cielo. Él por su parte también disfrutaba el contacto de sus senos, no eran grandes, pero tenían el tamaño perfecto para sus manos; lo que más le gusto fue que por ser naturales era suaves pero firmes. Sin aviso, la levanto por el trasero y ella envolvió sus piernas alrededor de él, sin dejar espacio entre su cuerpo y la dureza de todo el cuerpo de él. Entre besos, caricias y jadeos la llevo a su habitación, iba tan ocupada en explorar el cuerpo y la boca de William que no se dio cuenta del camino de velas y pétalos que conducía a la cama King en la que la deposito.
"Claro, era de esperarse" −pensó con una sonrisa al ver con detalle la habitación.
−Nunca espere esto, gracias por hacerme sentir especial. −expreso su agradecimiento al mismo tiempo que cruzo por su mente que posiblemente era lo mismo que hacia con todas las mujeres, no por algo tenía la reputación que tenia de ser un excelente amante. Ese pensamiento no arruino la magia del momento, al menos estaba feliz de que no solo la había llevado un hotel para satisfacerse con ella.
−Te mereces esto y mucho más, bonita. Gracias a ti por estar aquí conmigo y por darme una oportunidad. Con entusiasmo Rachel lo abrazo y se colgó del cuello de William mientras lo besaba, se reusó a soltarlo terminando él sobre ella. Las risas de ellos fueron sustituidas por candentes besos y caricias. William se había propuesto darle placer a ella esa noche, quería ser delicado y complaciente primero con ella. Comenzó dejando un camino de besos de sus labios a su cuello, sus hombros, los senos, los brazos, el torso, el abdomen, y volviendo a enforcarse en sus senos. Mientras Rachel sentía una llama creciendo en su interior, principalmente en el centro de su cuerpo. Abrió sus ojos y salió de su ensoñación cuando dejo de sentir los labios de él y lo sintió ponerse de pie para comenzar a desvestirse. Ella levanto su torso y se quedó apoyada en sus codos mientras veía como él quitaba se rápidamente los zapatos y medias para después lento y provocativamente desabrochar el cinturón y el pantalón. Por la mirada y la sonrisa que intentaba ocultar, Rachel supo que lo estaba haciendo intencionalmente.
−¿Estas disfrutando la vista?
−Mucho. −respondió ella humedeciendo sus labios−. Me estas torturando. −dijo ella riendo al verlo bajar lentamente el pantalón dejando ver el bóxer negro y ajustado; hizo una exclamación de admiración al observar rápidamente el cuerpo escultural de William. Había admirado su torso y su piernas por la tarde cuando estuvieron en la playa, pero ahora la luz tenue intensificaba el aura de deseo y pasión que había en la habitación. Sus ojos se encontraron con la mirada oscura de él, lo que la animo a observar descaradamente sus hombros, sus pectorales, sus brazos, su abdomen marcado, la pronunciada uve que terminaba en donde comienza el elástico del bóxer de marca; bajando su recorrido rápidamente a sus piernas. Era evidente que William era atlético, pero verlo y sobre todo tenerlo al pie de la cama, ambos solo con una prenda puesta; era simplemente el sueño de toda mujer. La creciente erección fue más notaria y termino poniéndose nerviosa al enfocar su mirada en esa parte.
−¡Oh boy..., this is real! −exclamo girando un poco su cuerpo para ocultar su rostro. William estaba acostumbrado a causar muchas reacciones en las mujeres, pero no esperaba ver esa reacción de ella de deseo mezclado con pena. El cuerpo semidesnudo de ella en esa pose tan sexual y seductora lo prendió mucho más. Moria por hacerla suya en ese mismo momento, por dejar a un lado el preámbulo; pero ya lo había decidió y esa noche se enfocaría en darle placer y llevarla al límite.
−Hermosa, te vez tan sexual; no tienes una idea de cómo me prendes. −dijo al momento que comenzó a repartir besos por su espalda, su trasero, sus piernas, y al final su vientre. William la sintió tensa cuando se acercó a su centro, y volvió a dirigir sus labios hacia su boca, cuello y senos. Rachel estaba disfrutando tanto que ni cuenta se dio en que momento el introdujo uno de sus dedos en su interior, la pena fugaz que sintió por un momento fue remplazada por una ola de calor que incrementaba a cada segundo al igual que sus jadeos. Rachel con una mano apretó el cobertor mientras que con la otra mano apretó la mano de él.
−William... para por favor. −pido ella agitada cuando sintió que algo iba a explotar dentro de ella.
−Vamos hermosa, termina. −sugirió ignorando la petición de ella, pues sabía que estaba a punto de culminar. Lo supo cuando abrió los ojos y lo vio con la mirada oscura. El rostro de ella y sus suaves géminos cuando finalmente termino, le dieron una satisfacción inimaginable. Había llevado a muchas mujeres al clímax, pero ver a Rachel hacerlo fue único. La sonrisa que se dibujó en su rostro no tenía precio.
−Guaaauuu, eso... eso fue extraordinario. Fue mágico... −no termino de hablar porque su interrumpida.
−Cariño, es tan solo el principio; me estaba asegurando que estuvieras lista para mí.
−Gracias William. −el rosto de ella de gusto y satisfacción cambio a uno de sorpresa al verlo acercar la mano que tenia entre sus pliegues, y ver que los dos dedos que estaba húmedos los llevo a su boca.
−Mmmmm, delicioso.
Lo que hizo William la tomo por sorpresa, pero a la vez excito más. Aun con la mirada cargade de deseo vio como comenzó a quitarle los zapatos para después comenzar a besar sus pantorrillas y sus piernas, en particular su entre pierna. Cuando volvió a llegar a su centro bajo su atenta mirada comenzó a bajar sus pantis para finalmente admirar su parte privada. Él se posiciono entre sus piernas, dejando expuesta toda su feminidad; por inercia trato se cerrar sus piernas, pero él no se lo permitió, por el contrario, comenzó acerca su cara y ella trato de detenerlo cuando acerco sus labios a sus pliegues. Se olvido de la vergüenza que sentía, en cuanto comenzó a sentir una ola de placer inimaginable. Los jadeos y gemidos de Rachel llenaron la habitación, mientras sin darse cuenta sus manos sujetaban el cabello de William y lo acerco más su centro. Para William era un deleite saborearla y cuando llego a su culminación, chupo gustoso los jugos de ella; eran dulces como ella y sin duda serian su debilidad y su adicción.
Mientras Rachel William se reponía de ese segundo orgasmo, William aprovecho ese momento para quitarse su bóxer y ponerse un preservativo.
−William, eso no va a entrar en mí. −menciono Rachel preocupada, sacándole una carcajada a él.
−Esto si va a entrar en ti, y esto te va a llevar al cielo. Eres muy estrecha, pero confía en mí. −dijo con seguridad y con un brillo peculiar en sus ojos. Mientras volvió a colocarse sobre ella dejando su miembro erecto sobre la entrada de ella y comenzó a besarla para que se relajara mientras acaricia su botón. Con cuidado y lentamente comenzó a entrar en ella. Su vagina apretada lo recibió, y ambos emitieron un sonido placentero; el de él fue más un gruñido y maldijo por lo bien que se sentía mientras que ella fue más una mezcla de placer con dolor.
William comenzó un lento vaivén con sus caderas para darle tiempo a ella a que se acostumbrara a la intromisión de su miembro. Rachel al ver la capa de sudor sobre la frente de él, se dio cuenta de lo mucho que estaba tratando de contenerse para no lastimarla. Besando y hablándole al oído lo alentó a que prosiguiera sin temor. Él espero hasta que los gemidos de ella comenzaron a ser de puro placer y al escuchar decir su nombre entre jadeos, comenzó a embestirla más fuerte y profundo. La habitación se inundó de los sonidos de sus cuerpos al chocar, los cuales parecían estar hechos a la perfección para estar así. Agitados entre gemidos y sudor, ambos llegaron al orgasmo juntos. Al terminal el comunal orgasmo, él beso tierna y delicadamente sus labios, antes de recostarse a un costado de ella para recuperar el aliento.
− Guau, no lo puedo creer; eso fue maravilloso. No puedo creer lo bien que se siente...gracias −dijo fascinada viéndolo. −él estaba embelecado viendo la sensual que se veía con el cabello despeinado y con una leve capa de sudor en su frente y entre sus senos; aun no podía creer que él había sido el responsable de dejarla así, era eil quien debería de agradecerle a ella por ese momento.
−Me alegro de que te haya gustado.
−Más que gustarme, me encantó. Ahora entiendo porque el sexo es maravilloso. −dijo admirando el trasero firme y redondo de William mientras él se dirigía al baño para desechar el preservativo. Rachel se sorprendió cuando se acercó a ella y con una toalla de mano humada y tibia con cuidado la ayudo a limpiarse, depositando un beso en su frente antes de volver a entrar al baño para preparar la tina para ambos. Minutos después al salir y no verla en la cama, ni por ningún lado; siguió el camino de velas apagadas y llego hasta el balcón. En donde la vio agachada apagando la última vela que se encontraba en esa área. Al levantarse observo el agua por un instante y después se quitó la camisa que el uso esa noche, y con cuidado la coloco sobre una tumbona para enseguida entrar lentamente al agua, mientras parecía acariciar la superficie del agua con sus manos.
Uffff, ¿qué les pareció el capítulo?
Gracias por continuar leyendo, gracias por sus votos, y sobre todo gracias a mis nuevos seguidores: ornavias y KatePineda395.
Por favor déjenme sus comentarios, son mi motivación para continuar escribiendo.
¡Saludos y bendiciones!
Jackie Baez
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