04.- Un mundo distinto

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Pasar tiempo contigo... conocer con interés lo que desconoces e incluso llegar a experimentar algo distinto a lo que tan desacostumbrado estás.

Todas esas cosas las veía con alegría... veía cuan interesado en saber lo que me gusta, conocer más de mi, aprender todo ello... Y que te gustará sin ponerle pero.

No me daba cuenta de lo mucho que me gustaba ver esa expresión en ti.

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04.- Un mundo distinto.

Dado las horas de vuelo, habían llegado directamente a dormir por lo que el último en despertar había sido el Portugués.

Era casi medio día cuando se dio un baño y bajo a la cocina.

La casa era de dos pisos por lo que, la madre de Javier la tenía perfectamente ordenada y limpia. Y claro, como cualquier casita mexicana, la señora Hernández tenía en varias de las paredes fotografías de la familia en momentos importantes de su vida.

No era de esperar que había varias de El Chicharito cuando era niño, varias dejando ver la pasión que tenía por el Fútbol desde temprana edad.

En cualquier caso, Ronaldo sonrió al ver una foto del Omega a la edad de seis años dejando ver aún una radiante sonrisa que no había cambiado en todos esos años.

—El vuelo te canso.

— Solo un poco.

— Bueno, vamos.— Javier se acercó tras servirle un vaso de Jumex de mango.

— ¿A dónde?.— Ronaldo no entendió.

— Saldremos a almorzar... mi mamá me sugirió eso, además aún no prepara la comida para más al rato.

— Entiendo.— Terminó por beberse su jugo.

— Entonces vamos.

Si se iban a ciertos detalles... tal vez si era cierto como le decía Giovanni a Javier respecto a Ronaldo. Que veía al Portugués un poco "fresa", pues así daba esa apariencia.

Y en parte tal vez era cierto.

La plaza no quedaba demasiado lejos de la casa por lo que el trayecto no fue ningún problema, y en el lugar había varios puestos ambulantes de comida y recuerdos.

— Podrías llevarle algo a él.— Javier sonrió.

— Tienes razón.— Le devolvió la sonrisa su amigo sabiendo a quién se refería.

Habiendo tantas cosas para comer, Ronaldo no sabía que escoger, prefería que Javier decidiera eso.

— Ven...— El muchacho lo empujó por la espalda.

— ¿Qué es eso?

Se habían acercado a un puesto de gorditas y quesadillas manejado por una señora mayor, la cuál tenía un niño ayudándole.

— ¿De que tiene Doña?.— Javier preguntó.

— De chicharrón prensado, haba, tinga de pollo.— Contestó la mujer.

— ¿Tú de que quieres?.— Vio a su amigo.

— ¿Te parece que se de lo que están hablando?.— Ronaldo hizo una ligera mueca aunque ya tenía hambre por el delicioso aroma.

— Dos quesadillas de tinga.— Se había reído El Chicharito.—  Y dos Cocas por favor.

— ¿De lata o de vidrio?

— Las de vidrio saben mejor.

Se habían sentado en las sillas de plástico que tenía el puesto, y el niño se acercó con las botellas de refresco, se las destapó aunque cuando le dio la suya a Ronaldo se le quedó viendo.

— ¡Eres el Bicho!.— Exclamó el pequeño bastante emocionado.

— Si, lo soy...— Se había reído ligeramente por eso.

— ¡Y el Chicharito!.— Siguió el pequeño, su abuela solamente lo vio extrañada.

Quizás ella no estaba del todo familiarizada con los jugadores de Fútbol que su nieto admiraba tanto, solo esperaba que no molestara a los clientes. Aunque parecía que no.

— ¿Me das tu autógrafo?.— Enseguida el niño saco un balón de Fútbol.

— Si, por supuesto.— En ello Ronaldo había sido accesible.

Javier sonrió por eso, el Portugués parecía amable con los niños, eso en un Alfa se podría decir que es bastante tierno... Normalmente las Castas buscaban la supremacía de su linaje, Ronaldo era un Alfa de clase alta y se pensaba que eso lo quería mantener al tener a sus cachorros con la persona que escoja su corazón.

— Aquí tienen.— Sonrió el niño llevando los platos de plástico.— Para el mejor jugador del mundo.— Vio al Portugués.

— Espera, ¿qué?.— se había reído Javier.

— Gracias amiguito...

Aunque cuando le dieron la quesadilla, Ronaldo se le quedó viendo a esta.

— Se agarra así...— Le mostró su plato sujetando con una de sus manos la comida.— Y le muerdes.

— Nunca había comido algo como esto.

— Es como si comieras hamburguesas... usas las manos.

Era extraño para él hacer eso, pero tenía hambre, aunque sin duda el sabor le gustó.

— ¿Quieres más?.— Javier sonrió.

— Si, ¿de que otro sabor hay?.— Le dio un sorbo a su refresco.

— Me da otras dos de chicharrón prensado.

— Enseguida joven.

— ¡Cuando les diga a mis amigos que Cristiano Ronaldo comió aquí no me van a creer!.— El pequeño seguía cerca de ellos.

— Va a venir espero seguido...— Javier sonrió.

— Esperemos.

— ¿Y también conoces a Lionel Messi?.— Continúo el pequeño.

— Si, algo así...— Tosió un poco Ronaldo.

Ese "algo así" hizo reír ligeramente a Javier sabiendo ya la relación secreta de ambos.

Andaban platicando a la par que comían, el pequeño le había mostrado sus habilidades con el balón, y Ronaldo fue muy amable en mostrarle algunos trucos para que los aprendiera. Eso reforzó la idea de Javier en pensar sobre que tipo de padre sería cuando tenga hijos.

—  Parece que le agradaste al niño.

— Creo que como la mayoría de los niños...— Sonrió Ronaldo.— Así son casi todos.

Aunque eso hizo pensar al muchacho en alguien más. En Leo, pues su novio era más cariñoso con los niños.

— Yo creo que serías buen padre.— Javier lo vio..

— ¿Eso crees?.— Ronaldo sonrió.

— ¿Quieres llegar a tener hijos?.— Preguntó.

— Me gusta la idea, y a mí mamá también, pero...

— ¿Que cosa?

— A él... todavía no le llama la atención ello.

Era verdad, pese al tiempo de noviazgo, a Lionel no le llamaba la atención todavía tener una familia. Pese a haber tenido varias veces relaciones sexuales en ese tiempo, jamás llegaron al clímax del nudo y siempre se cuidaban de un posible embarazo. Aún así, para Leo el disfrutar de su carrera y de su familia eran cosas todavía separadas y eso Ronaldo lo respetaba.

— Aún así, pienso que serías buen padre.

— Gracias, que tú lo digas significa mucho para mí.

Javier sonrió por eso. En ese momento recibió un mensaje al teléfono y tras contestarlo, vio a su amigo.

— Anda, vamos por la comida.

— ¿Qué cosa?.— Pese a sus dudas lo siguió.

— Vamos a comprar comida hecha, en un Puesto de Tortas que te van a gustar.

Ronaldo no entendió, pero Javier lo guio a un local que era de los padres de un gran amigo también.

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