53
-Bueno, querido esposo. Hemos llegado- me dice Dylan sonriendo en la supuesta puerta de nuestra habitación.
-No me puedo creer que me hayas puesto tapones y una venda desde que estábamos en el taxi para ir al aeropuerto. Tampoco que me hayas hecho la maleta para que no viese si quiera el tipo de ropa me metías, pero por el abrigo y las horas dedo vuelo deduzco que estamos en Europa y aquí es invierno.
-Muy bien, Tommy. Mis besos no te han servido mucho de distracción.
-Oh sí, lo suficiente para no dejarme pensar países de Europa- sonrío sabiendo que se está mordiendo el labio.
Me coge en brazos y sonrío.
-Si no me metías así en la habitación no eres feliz- me río dejándome hacer. Desde el primer día en que empezamos a organizar todo dijo que entraríamos a la habitación cargándome como una novia. Y como le dije a Bella hace más de un año... no soy capaz de negarle nada a Dylan.
-Te lo llevo diciendo seis meses, estaba claro que el propio día no iba a desistir- acerco mi cabeza a la suya intuitivamente y Dylan acerca la suya para ayudarme. Junto mis labios desesperado por los suyos- mmm... vale, tranquilo. Veo que no bromeabas en el altar- susurra para después reírse, me tira a la cama y cierra la puerta con la llave.
-No, cállate y ven aquí. Quiero mi noche de bodas, en serio- protesto al notar que no viene a la cama.
Cama que por cierto, es enorme.
-Antes, ven- acerca su mano a la mía y me levanto dejando que me guíe. Al entrar en el ascensor me había quitado los tapones para la maldita venda sigue en mis ojos.
Noto como me lleva por toda la habitación hasta que llegamos a una puerta, Dylan la abre y entra un frío repentino, debemos de tener terraza. Me coloca en la barandilla y después de darme un pequeño beso en la mejilla sonriendo se pone detrás para desatarme la venda.
Abro la boca sorprendido viendo todo el paisaje. ¡HEMOS VENIDO A AMSTERDAM!
-¿Te gusta? Estaremos una semana. Pensé un una luna de miel en alguna isla calurosa, pero para lo que íbamos a hacer más nos valdría el frío y así tendríamos más motivos para calentarnos- lo noto sonreír sin dejar de mirar para todos los edificios con luces, el canal...- y si queremos salir de la habitación podemos ir a ver la casa de Ana Frank, hay muchos museos, podemos ir al Barrio Rojo. Estuve investigando y en 2001 este fue el primer país que casó a una pareja de dos chico y me pareció buena idea o no sé...
Calla su verborrea dándome la vuelta para besarlo. Muerdo su labios con ganas arrancándole un gemido.
-¿Te llega mi respuesta?- pregunto sin dejarle mucho espacio para volver a besarlo. Pero él se ríe asintiendo mientras sigue besándome. Lo empujo hacia dentro de la habitación empujando la venda con el pie. A duras penas entramos cerrando la terraza y corriendo las cortinas- más te vale haber traído todo lo que necesitamos o juro que te mataré y me quedaré viudo sin cumplir un solo día de casados.
-¿Se te ocurre dudarlo, Tommy?- pregunta sonriendo- y siempre tenemos el Barrio Rojo, alguna tienda hay seguro.
-Te amo- digo seguro sonriendo.
-Yo también te amo- me sonríe de vuelta y como si no pudiese evitarlo sus manos vuelven a mi cadera- peeero ahora creo que solo quiero estar en esa cama.
-Me parece muy bien, que te parece...- pienso divertido- ¿si utilizamos la venda?
-Para empezar... bueno vale- sonríe para recogerla del suelo y dejarla en su mesilla.
-No me puedo que estemos casados y que estemos en nuestra luna de miel- digo entre jadeos mientras besa mi cuello.
-Yo tampoco- dice con voz queda. Me quita la camiseta para besarme, tiro de su pantalón hacia mí desabrochándoselo y moviéndonos hacia atrás para caer en la cama.
Coge mis piernas con suavidad para separarlas y ponerse en el medio. Lo atraigo hasta mi boca para seguir besándonos, arranco su camiseta para besar su cuello. Respira en mi oreja y intenta hablar entre jadeos.
-Por si te interesa solo... te traje la ropa interior y la falda. Y puede... solo puede... que comprara más cosas para la ocasión. Solo un par- sonríe mirándome.
-Si las compraste habrá que utilizarlo todo. No vamos a malgastar el dinero- le digo mirándolo y se le ilumina la cara.
Me besa con violencia juntando su entrepierna con la mía arrancándome un gemido de los labios. Desabrocha mi pantalón levantándose levemente para bajarla hasta los tobillos y tirar por algún sitio de la habitación.
Se levanta para pasar la venda. Lo miro de arriba a abajo mordiéndome el labio. Se ha puesto los bóxer que más me gustan.
-La venda, Tommy- dice sonriendo.
-Eres un provocador.
-Si tuviera la vendas no tendrías esa erección- dice señalándome. Yo solo sonrío y alzo mi ceja mirándolo.
-Vale. La tendrías, pero no ahora- se ríe sin mirarme sabiendo a que me refería. Sonrío satisfecho, a cada segundo me confirma más que con la persona adecuada. Me pongo la vende y escucho atento los movimientos de Dylan.
Pasan unos minutos en los que solo se escuchan cremalleras y bolsas abriéndose, cerrándose, moviéndose de sitio... Hasta que cuando estoy por resoplar tira varias cosas a mí lado, iba a cogerlas cuando me agarra la mano y la pone en su pecho.
-¿Pero cuántas cosas te has traído? ¿Una sex-shop entera?- pregunto al haber notado tantas cosas traer.
-No, tampoco tanto- se ríe- algunos juguetes.
Se coloca encima de mí sin darme tiempo a pensar en nada más. Enredo mis manos en su pelo mientras que pongo mis piernas a su alrededor. Quita mi bóxer sin demorarse mucho. En cuanto se vuelve a juntar con mi cuerpo compruebo que se ha quitado el suyo. Levanto mis caderas para hacer fricción y entre besos noto a Dylan sonreír. Lo ignoro mientras baja mis manos por toda la espalda hasta sus muslos para acercarlo más a mí.
Gimo mientras vuelvo a levantar la cadera al mismo compás que Dylan baja la suya haciendo fricción al apoyarme entero en la cama de nuevo noto algo en mi ano haciéndome soltar un grito.
-Oh Dios, Dylan, ¿qué es esto?- intento bajar más contra el objeto para dar más placer. Noto los labios húmedos de Dylan sobre los míos.
-Esto, mi amor, se llama cono. Y es para el sexo anal. De nada- susurra sonriendo en mis labios. Se pone con su cadera prácticamente encima de mi estómago forzándome para abajo. Gimo mientras Dylan lleva su mano a mi miembro- eso sí, vas a tener que esperar a correrte un poco. Pero tenemos toda la noche tranquilo. Toda la noche y siete largos días con sus largas noches.
Me remuevo en el sitio buscando más placer y empujando a Dylan contra mí. Busco sus labios y los saboreo tirando de su lengua mientras que se restriega contra mi miembro.
Se separa un momento y protesto antes de moverme con el cono debajo de mí y moviéndome para buscar más el contacto. En cuanto Dylan vuelve a ponerse encima de mí, vuelve el calor.
Esta vez noto algo raro en su pene, simplemente está rozando mis piernas con cuidado como para dármelo a conocer. Es algo más suave y sin duda no es un condón.
Levanta mis caderas para poner mis piernas a su alrededor y me quita el cono. Doy un suspiro mientras que siento la punta de su pene entrar, hasta que nada más meter un centímetro más intento abrir los ojos sorprendido y los cierro enseguida por la molesta venda.
-Mie... mierda Dylan- se está quieto hasta que mete más a fondo su miembro. Se ha puesto una maldita funda de silicona y que parece tener unos bordes que sobresalen para estimular más. Tiro de mi cuerpo hacia abajo para que me meta más profundo, pero sale de mí poniéndome boca abajo, aguanto un grito nada más sentirlo dentro. Apoya su pecho contra mi espalda y giro la cabeza para besarlo mientras sigue penetrándome más hondo.
Cuando ya está de todo dentro empieza con las embestidas mandando a la mierda el retener los gritos.
-Joder, Tommy- gime Dylan mientras entra y sale rápidamente.
-Di... dime que tienes el jodido vibrador- gimo mientras me retuerzo bajo él. No me hace falta quitarme la venda para saber que está asintiendo y mientras sigue con las embestidas alarga la mano a donde tiró antes todas las cosas.
Agarra el vibrador y lo enciende pasándoselo por encima de la funda por lo poco que tiene fuera de mí, lo va acercando a mi ano dándole un par de golpes suaves a las paredes de alrededor haciendo que se contraigan por la excitación. Toma fuerza y aumentando la vibración sale un poco más de mí y junta más su pene con el vibrador.
Después de unos agonizantes minutos me corro dolorosamente manchando las sábanas de Dylan, pero este no se detiene y cuando ya tiene fuera su pene mete el vibrador. Me da la vuelta y abro mis piernas hacia él, quién se coloca encima y mientras nos besamos su miembro da con fuerza en mi estómago excitando el mío de nuevo y con su mano ayuda al vibradores con suaves embestidas.
Se separa un poco alineando con mi entrada su pene para meterlo de golpe en la siguiente embestida. Gritamos a la vez nuestros nombres mientras las embestidas de ambos aumentan. Para ayudar a Dylan yo mismo cojo el vibrador para embestirme, Dylan pone sus manos en su cadera concentrándose en su propio cuerpo para embestirme más fuerte.
Mis paredes lo aprisionan contra el vibrador provocando más gemidos en él.
-Joder, Thomas, joder- gime mientras reduce la velocidad de las embestidas para dar más fuerte.
Muevo el consolador colocándolo encima del pene de Dylan abriéndome un poco más. Gemimos sin parar hasta que el final Dylan se corre en la funda apagando el vibrador y saliendo los dos de dentro de mí y yo corriéndome en su estómago rindiéndome ante la cama. Me quito la venda y la tiro al suelo.
-Cada vez me dejas más agotado, Dyl- le digo quitándome la venda- ¿nos hacemos viejos o te haces más experto?
-Prefiero pensar que es lo segundo- se ríe y se coloca a mi lado sin dejarme ver todo lo que compró- ¿no estás muy cansado, no?
-No tanto cómo para dejarte así como estás- sonrío. Tenemos la piel ardiendo y el cansancio no me hace ciego. Ver a Dylan así, con el pelo sudado, respirando entrecortadamente y su pecho y subiendo rápido es suficiente para poner mi mente a funcionar de nuevo en cosas que no se deben hablar delante de niños.
-Bien, porque quiero hacer el amor- sonríe- pero lentamente, con cuidado. Quiero demostrarte lo jodidamente feliz que soy de estar casado contigo.
Cierro los ojos con fuerza y pasa mis brazos por debajo de su cuerpo para abrazarme a su pecho.
-Owww, Tommy- sonríe abrazándome de vuelta.
-Te amo, Dylan- le digo mirándolo a los ojos.
-Yo también te amo, Thomas- sonríe en pequeño antes de inclinarse sobre mí y besar suavemente mis labios.
Baja mojándolos hasta el cuello y sigue repartiendo besos. Yo me abrazo más a él y sus manos se quedan posesivamente en mi cintura.
Coloco una de mis piernas alrededor de su cadera, pasándola por encima de su cuerpo y Dylan en reacción marca mi cuello con un, espero, pequeño chupón. Murmura algo contra mi cuello mientras sigue besándolo y sus manos recorren mi espalda para quedarse en mi trasero.
Yo río en bajito.
-Dyl, ¿se puede saber qué estás diciendo?- pregunto divertido.
-Te amo, te amo, te amo- susurra más alta sin separar sus labios de mi piel. Me agarra fuerte y me da la vuelta para dejarme encima de él.
Se emboba mirando mi cuerpo y sonrío tierno acariciándole el pecho. Sus manos acarician mi cintura y pasan a los muslos, cada uno a los lados de sus piernas.
-Te amo mucho- susurra sin mirarme a los ojos. Concentrado en mi cuerpo.
-Eh- le susurro bajando hasta su rostro- yo también te amo- sonríe y al mirarnos a los ojos, levanta su cabeza un poco para juntar nuestros labios.
Aprieta mi piel entre sus fuertes manos y comenzamos un beso lento. Se encarga de pasar sus manos por cada centímetro de mi piel, deteniéndose en acariciarla.
Me da la vuelta para ponerme debajo de él y sus labios se separan de los míos para bajar por todo mi cuerpo. Con leves caricias por mis muslos, baja los besos hasta mi clavícula.
Se encarga de seguir con los besos hasta el estómago, se encarga de seguir por mis brazos hasta mis manos. Se encarga de realmente hacerme sentir querido.
-Te amo- digo de nuevo en un suspiro casi adolorido.
Lo noto susurrar un ''yo también'' contra mi piel mientras prosigue su camino hasta la cadera.
-De verdad quiero hacerlo lento, Tommy- dice en voz baja una vez está entre mis piernas con el condón colocado.
Yo solo sonrío dulcemente y acaricio su mejilla. Se inclina hacia mis labios y entra muy lentamente mientras nuestras lenguas se enredan. Trato de no jadear cuando noto centímetro a centímetro meterse dentro de mí como si no llevase protección. Quizás lo está haciendo definitivamente y para siempre.
Cuando comienza a moverse, lo hace lentamente. Saliendo y entrando como si el reloj se hubiese parado para nosotros, pero no para nuestros movimientos.
-Dyl...- termino por gemir dada la lentitud.
Lo noto respirar erráticamente y a veces tragar con fuerza.
-Lo sé. Es...- suspira entrando de nuevo.
-Sí- lo interrumpo jadeando.
Los dedos de mis pies acarician sus piernas y refuerzo el agarre de mi abrazo en su cuello para volver a sus labios.
Entre más vaivenes lentos y un par de gemidos fuera de tono por parte de ambos, noto a Dylan casi desplomarse encima de mí. Me corro poco después y regulando nuestras respiraciones, nos colocamos el uno al lado del otro para abrazarnos.
-Recuer... recuérdame tirar mañana el condón a la basura- sonríe Dylan contra mi clavícula, resguardando allí su rostro.
-Pues no voy a dejar que lo dejes en el suelo todas las vacaciones- beso su cuello y levanta la cabeza para mostrarme su sonrisa.
Suspiro al verla y me abrazo a él.
-¿Descansamos y repetimos?- pregunto.
-Por supuesto, Tommy- suspira Dylan.
(...)
Me despierto con Dylan encima de mi cadera repartiendo besos por mi rostro.
-Ponte esto- sonríe cuando abro los ojos para mirarlo.
Los últimos polvos de anoche me dejaron para dormir casi todo el día de hoy.
Miro lo que quiere que me ponga y veo una braga de encaje color rojo y un tanga azul de mujer.
-¿A la vez?- sonrío picándolo.
-No, garlopo. Elige uno y espérame en el baño- me levanto rápidamente escogiendo la braga de encaje roja- ¡y no mires lo de la cama!- me avisa y sonrío.
Me meto en el baño de la habitación y lo observo poniéndome la braga.
Hay un jacuzzi completamente lleno con espuma, una ducha más grande que mi antiguo escritorio y un lavabo que nos da casi para acostarnos a Dylan y a mí encima.
-¿Te gusta?- pregunta desnudo pegándose a mi cuerpo y rodeando mi cadera con sus manos.
-¿Estás loco? Me encanta. Ni quiero preguntar el precio de la habitación por noche. Si tuviéramos cocina podría ser una casa pequeña.
-Cinco estrellas para mi mayor estrella- dice Dylan besándome el cuello- ¿demasiado cursi? A lo mejor sigo en el tono del ''para siempre'' de la boda.
-Demasiado excitante. Hoy hasta una flor es excitante en ti- me doy la vuelta para besarlo y me empuja caminando hacia atrás para chocarnos con la mampara.
-Lo siento, Tommy. Pero primero toca poner los juguetes y después el jacuzzi, luego si quieres nos vamos juntos a la ducha. Después tenemos tour por el barrio rojo.
-Dios, ¿esto es el cielo?- me subo a su cadera enredando mis piernas y besándolo. Pasa sus manos a mi culo sujetándome bien para no dejarme caer y me separa de la mampara. Me pone contra la encimera del baño y baja su mano por la parte de atrás de la braga colando la mano por dentro. Sé que tiene algo en la mano, pero no tengo ni idea de lo qué es.
-Es un estimulador de próstata- sonríe- diría que es como un vibrador que no necesita que se apoye y que no se puede embestir. El que compré tiene 17 modos.
Asiento sin decir nada cerrando los ojos disfrutando de su mano bajando por mis nalgas hasta mi entrada. Cuando aprieta mis muslos lo tomo como señal y salto encima de él alejándonos de la encimera. Me coloca con delicadeza en el suelo poniendo el cacharro dentro.
Muerde mi cadera bajando con la boca la braga y libera mi nueva erección.
Jadeo un poco al sentirlo y al colocarlo bien, lo deja en una vibración normal apartando su mano. Me besa con fuerza apretando con su mano mi miembro.
-¿Y el otro?- pregunto jadeante al ver que no hace nada más que concentrarse en masturbarme e ir aumentando la vibración.
-El otro es para mí- sonríe- es un anillo doble y al acabar, cuando nos metamos en el jacuzzi va a ser todo tuyo. Asiento gimiendo por el aumento de vibración que le acaba de poner. Poco después me corro del placer que me provoca el estimulador.
Unos minutos más tarde entre jadeos y besos se separa de mí para ponerse el anillo doble. Me quedo observándolo fascinado por su cuerpo que mi miembro se pone erecto de nuevo y cuando acaba de ponérselo solo puedo tirar de sus hombros para abajo para besarlo tan profundamente como pueda. La vibración llega a un punto que no deja de hacer vibrar mi próstata y me está costando mantener el orgasmo. Es todavía más alta que la anterior.
-Muy... muy bien, Dyl. Ahí- gimo mientras quita el estimulador girándolo para seguir dando placer. Nada más quitarlo mete su miembro de una estocada haciéndome gritar.
Comienza a penetrarme con rapidez ya que el orgasmo está cerca para los dos. Siento como sus testículos se contraen al mismo tiempo que mis paredes y nos corremos juntos. Se quita el anillo doble y nada más levantarse y besarnos, me lo coloca.
Me coge en brazos para meterme en el jacuzzi. Se coloca a mi lado e inmediatamente me pongo encima acariciando su pecho, besando sus labios bajando por la mandíbula hasta el cuello. Lo echa para atrás dándome más acceso a su cuello, succiono dejando algún que otro pequeño chupón. Con mis manos acaricio su torso posándolas con fuerza, disfrutando de sus abdominales.
Entre jadeos me pongo encima de su miembro restregándolo contra el mío. Siento el aparato apretar mis testículos con fuerza y haciéndome gemir. Dylan me da la vuelta y me coloca contra el jacuzzi.
Sin aguantar mucho más me penetra con fuerza haciendo que un gemido escape de mis labios, al mismo tiempo como si estuviese sincronizados el anillo da otro tirón en mis testículos y en mi pene. Dylan sigue embistiendo mientras gime mi nombre.
-Sigue... sigue ahí, Dyl..
-TOMMY- gime mientras aprieta sus manos en mi cadera.
-JODER- grito al notar su última estocada justo en mi próstata envolviéndome en una ola de placer.
Nos corremos minutos después, me quita el anillo doble y se deja caer a mi lado poniendo la mitad de mi cuerpo encima del suyo. Estamos un buen rato en el jacuzzi hasta que nuestros dedos se arrugan.
-¿Vamos a ducharnos?- pregunto descansando mi cabeza en su pecho.
-¿Quieres echar otro en la ducha, Tommy?- sonríe abrazándome contra él.
-Un poco- me pongo totalmente encima para besarlo- porque después vamos de turismo- le doy un beso corto- y hemos estado toda la noche haciendo el amor- dejo otro beso en sus labios- esto es perfecto- termino con otro beso esta vez más profundo.
La temperatura empieza a ascender rápidamente. Me levanto de golpe al sentir sus manos agarrando mis nalgas y apretándolas. Caminamos casi sin ver hasta la ducha, chocándonos contra la mampara. Dylan la abre y enciende la ducha empujándome contra la pared para cerrar la puerta de la mampara.
-Joder, Dylan- gimo mientras muerde mi cuello. La ducha cae sobre nuestros cuerpos como tantas otras veces que lo hicimos.
-Ya, ya. Yo también maldigo que me pongas tanto- se ríe- ¿normal?
-Normal, por favor- sonrío y coge el champú del pelo. Cada uno se enjabona el pelo mirándonos hasta que nos metemos juntos debajo de la ducha para quitarlo y al ayudarnos con los restos de jabón los besos empiezan a ser más calientes, más largos, más profundos.
Acabo apoyado en la pared con las piernas enredadas en las de Dylan esperando a que vuelva a penetrarme.
Coloco mi mano en mi miembro para masturbarme mientras se mete lentamente dentro de mí. Jadeo su nombre entre besos mientras que con cada estocada un leve gemido sale de mis labios haciendo que se me nuble la vista.
-Deee... oh Dios mío... después de... de esta ducha... nos... nos vestimos y nos vamos, ¿VALE?- gimo apoyando mis brazos en los hombros de Dylan y moviéndome encima de él al compás de sus estocadas.
Asiente sin decirme nada más que un par de gemidos que callo besándolo.
Nos corremos a la vez para pasar a enjabonarnos y aclararnos bien el cuerpo y el pelo agotados.
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