29

Narra Thomas

-Oye, Dylan. No tenías por qué acompañarme- digo removiéndome en el asiento del copiloto con su nota de esta mañana en la mano. Nada más abrí la puerta, estaba ahí para dejarla.

Al decirle que iba a recoger a Ava en el aeropuerto en taxi dijo que vendría conmigo.

Y hay algo a lo que nadie gana a Dylan: a ser cabezota. Aunque a veces yo me acerco.

En menos de 5 minutos estábamos abajo en el vestíbulo del hotel llamando a un coche de alquiler.

-¡Claro que sí, Tommy! No iba a dejarte ni loco ir solo en un taxi a buscar a nadie- dice mirándome de reojo- además, ya que no voy a estar nada contigo hasta la noche tengo que aprovechar o te echaré mucho de menos todo el día.

-No hagas que me arrepienta de haberte dicho que sí a la cena. Me pillaste con las defensas bajas- resoplo.

-El plan de todo esto es que dejes de tener esas defensas conmigo, Thomas- sonríe mientras alterna su mirada en la carretera conmigo.

Me sonrojo sin poder evitarlo y bufo. Me digno a mirar para la ventana ignorándolo. Noto la tarjeta en mi mano, miro de reojo para Dylan y veo que está atento a la carretera. Con una pequeña sonrisa abro la tarjeta.

¡Buenos días, Tommy!
Me alegro que después del paseo de ayer por el set aceptases cenar hoy conmigo. Seguro que nos lo pasamos tan bien como antes y no te arrepientes. Llevo pensando esta cena desde aquel día que Julia organizó la suya para nosotros. Bueno, para ''todo el cast''. Que por cierto, me da mucha pena que se vaya mañana ya, ¡ay mi hermanita:(!. Creo que ya me he acostumbrado a escribirte estas tarjetitas pero cada día me hace más ilusión.
No sabes lo que daría por ver tu hermosa sonrisa cada mañana como antes. Cuándo volvamos puedo seguir escribiéndote estas tarjetas si quieres, por ti no dejaría de hacerlo nunca.

Te quiere

Dylan💜

La verdad es que yo también me he acostumbrado a esas malditas tarjetas. Son el motivo de mi primera sonrisa por la mañana. Hace cuatro días que Julia organizó toda la cena y la hoguera.

Me ha llegado una tarjeta cada día... Contándome que me quiere, viejas anécdotas y en algunas volviéndome a pedir perdón.

Me doy cuenta que llevo sonriendo cómo un estúpido desde que leí el ''Buenos días, Tommy''. Me obligo a mi mismo a mirar de nuevo por la ventana cerrando la tarjeta y a dejar de sonreír.

-Me alegro de que te gusten mis tarjetas- sonríe divertido Dylan mirando para la carretera.

De nuevo me siento enrojecer.

-¿No deberías estar mirando SIEMPRE para la carretera?

-Oh vamos, Thomas, ¿en serio crees que estando en el mismo coche no miro para ti de vez en cuando? Casi me siento mal por mirarte de reojo más que a la carretera, pero me consuelo sabiendo que no nos pasa nada- da una pequeña carcajada- sabes que amo verte sonreír. Y que te sonrojes cuando te avergüenza algo o cuando estás enfadado. Más cuando el motivo son los dos cosas.

Resoplo algo enfadado.

-Dyl... Recuérdame por qué permití que me conocieses tanto- ruedo los ojos y miro por la ventanilla.

Lo miro de nuevo y veo su enorme sonrisa. Sonrío automáticamente. ¿Ahora este por qué sonríe así?

-Porque me quieres, TOMMY- recalca el Tommy y yo después de unos largos segundos me doy cuenta que lo he llamado Dyl cuando no lo hacía desde hace semanas.

Noto mi cara ardiendo de nuevo y borro mi sonrisa.

-Solo se me ha escapado- contesto rápido.

-Ya- sigue sonriendo.

-Un error lo comete cualquiera.

-Ya- de nuevo la sonrisa no se borra de su cara.

-¿Puedes dejar de sonreír como un maníaco?- resoplo reclinándome en el asiento sabiendo que será imposible convencerlo de lo contrario.

Suelta una carcajada pero ni borra la sonrisa ni dice nada más hasta llegar al aeropuerto.

Baja corriendo al aparcar, yo le miro extrañado hasta que está al lado de mi puerta y la abre.

-No soy ninguna damisela. Gracias, Dylan- me muevo hasta su asiento para salir por su puerta cogiendo mi móvil y la tarjeta de la habitación.

Al salir, me acomodo la ropa y suspiro porque Dylan ya está a mi lado. Noto que mi corazón se acelera un poco.

-¿Sabes? Me encanta que ahora te hagas el difícil- sonríe mientras caminamos.

-No me hago nada.

-Claro que sí. Y eso es bueno, significa que mi plan está funcionando y que te resistes a él, pero que, al fin y al cabo funciona- se pone delante de mi parándome el paso- o si quieres, niégalo.

Me quedo callado mirándolo, estamos a una buena distancia.

-Escúchame, Dylan O'Brien, no me hago el difícil porque no necesito, ni quiero. hacerme el difícil. ¿Podrías dejar de hacer eso?

Respiro nervioso.

-Claro que sí, Tommy- cierra los ojos y noto que estamos a centímetros. Mierda, debí de acercarme al decírselo, ¡pero es que me irrita!

Es cuándo me doy cuenta que estoy respirando entrecortadamente y que parece que mi corazón quiere golpear el pecho de Dylan cuando noto que pega su frente a la mía respirando profundo.

Yo corto mi respiración de una al sentir su aliento en mi boca. Cierro los ojos por un momento.

¡Mierda, Dylan!

Me separo rápidamente de él y camino dejándolo allí plantado. Seguro que Ava ya nos está esperando en la puerta con la maleta. Bueno, mochila, solo se queda dos días.

Cuando entro en el aeropuerto noto que Dylan corre hasta alcanzarme.

-¿La has visto?

-No.

-THOMAS, DYLAN- grita Ava a unos cuantos metros de distancia. Me salva de que Dylan vuelva con el tema de antes.

Viene corriendo hacia nosotros y nos abraza. Yo sonrío con ternura y al separarnos la vuelvo a atraer a mi en un nuevo abrazo. Miro de reojo a Dylan que está sonriendo. Yo sonrío feliz de tener a Ava conmigo.

-¡Qué genial es tenerte aquí, Ava! ¿Que tal mamá y papá? ¿Y tú? ¿Que tal con ese chico del que me hablaste? ¿Tengo que pegarle o darle la bienvenida a la familia?

Veo a Dylan reír.

-¿Y a ti qué te pasa ahora?- le pregunto mirándole y cruzándome de brazos.

-Pues que no te veo pegando a nadie- dice divertido. Ava suelta una carcajada y se tapa la boca con la mano.

-Lo siento, Tom, pero tiene razón- sonríe y me da un beso en la mejilla- además, yo quiero saber como va la pareja del año- nos guiña un ojo y trago saliva- vi tu directo, Dylan. Te aplaudí en casa todo lo que quise y más. Mi madre y mi padre te mandan saludos, dicen que están deseando verte de nuevo. Yo ya quería ver a mi cuñado favorito. Entre tú y yo- se acerca a él y pone la mano delante como si yo no la fuera a escuchar- no aguantaba a Bella.

Los miro mal a los dos cuando Dylan se empieza a reír, le da un abrazo a Ava y un beso en su cabeza. A lo que Ava sonríe y se encoge de hombros.

-A mi tampoco me caía muy allá si te soy sincero, Ava. Pero la respetaba porque tu hermano me traía loco.

Me pongo rojo y fuerzo mis brazos cruzados.

-¿Os tengo que recordar que Bella no hizo nada malo? Es más, en nuestra relación quién más la cagó fui yo.

Ava hace un gesto con la mano restándole importancia.

-A mi los únicos que me importan son mi hermano y su novio.

Dylan sonríe y se acerca a mí. Me da un beso en la mejilla cogiéndome por la cintura. Mi piel se pone de gallina al sentir a Dylan tan cerca de mí.

-Vamos para el coche- digo separándome de él.

-Ava, ¿me lo dejas esta noche verdad? Tenemos reserva en un restaurante. Es algo solo para nosotros que organicé- le dice Dylan sonriendo. ¡Será cara dura! Tendría que ser yo quien la convenciese.

-Claro, Dylan. Yo por la noche solo tenía pensado dormir- sonríe y de repente se ilumina la cara- ¡a no ser que siga Julia aquí! Vi vuestras fotos.

-Sí, mi hermana se va pasado mañana.

-Ah, genial. Entonces sí que no duermo. Tenemos que contar muchas cosas- sonríe contenta. Nos metemos en el coche y observo en silencio cono Dylan habla con Ava desde el asiento del piloto y el de atrás.

Mierda, Thomas, ¿se puede saber por qué no le contaste a tu querida hermana Ava que ya no estabas con Dylan? ¡Y el maldito Dylan se aprovecha de ello! Paso mi mano por mi cadera donde estuvieron las manos de Dylan. Cómo si así pudiese hacer desaparecer la sensación que me dejó.

Paramos en el McDonald's a comer y nos quedamos en el coche dentro del aparcamiento.

-Chicos, anda ¿por qué no os dais un beso?- nos pide Ava mirándonos desde los asientos traseros.

Eso nos pasa por quedarnos mirando como hacíamos antes... La suerte hoy no está de mi parte.

-Ava, no creo que a tu hermano le guste que nos besemos delante de ti. Eres su hermana pequeña, debe ser incómodo- dice Dylan nervioso intentando no mirar para mí y sacarnos del apuro.

-Oh, vamos, Dylan. Si no pasa nada- insiste Ava.

Suelto lo que tengo en las manos haciendo que caiga al suelo del coche.

-¿Nos vamos ya?- pregunto- tendremos cosas que contarnos Ava. Más si me vas a dejar tirado por Julia.

Asiente lentamente y se recuesta en su asiento mirando por la ventana. Miro a Dylan como diciéndole que encienda el coche, capta enseguida lo que quiero decir y deja sus nuggets en sus piernas. Suspiro rodando los ojos y se las quito de las piernas rozándole la entrepierna.

Me mira tragando saliva y enciende el coche llevándonos a Ava y a mí al hotel.

Ava y yo fuimos a dar un paseo y acabamos en unas rocas viendo el mar.

-A ver, Tom, desembucha. ¿Qué demonios te pasa?

Suspiro.

-Ya no estoy saliendo con Dylan. Hemos roto.

Se me queda mirando unos momentos seria para luego abrazarme. Al notar sus brazos al rededor de mi cuello rompo a llorar.

-Shh... ya está, Tom. Podías habérmelo dicho antes, debió de ser muy incómodo para los dos lo de antes.

-No, o sea, sí. Pero no de esa manera. Dylan quiere volver conmigo, pero yo no estoy seguro. No creo que me quiera de verdad y no creo que seamos capaces de superar todos los obstáculos que podemos tener- sollozo en su cuello.

Me tranquiliza durante unos minutos en los que no puedo dejar de llorar. Intento calmarme para contarle todo lo que nos ha pasado desde que llegó Britt a Cape Town.

-Por lo que me cuentas, Dylan está intentando recuperarte Thomas. Y con todas sus fuerzas. Las flores, las tarjetas, los detalles como hoy y dar paseos por el set solo para hablar... Que hoy quiera cenar, todas las cosas que dice que tiene preparadas... no sé, creo que lo está haciendo muy bien partiendo de la base que ya te ha perdido perdón. Está claro que te quiere. Ahora, ¿cuál es el fallo?

-Pues...

-Él te quiere, diría que te ama- me interrumpe Ava- y tú lo quieres ¿verdad?

-Claro que sí. Cómo si no hubiera un mañana.

Entonces Ava me acaricia la mejilla.

-Pues no tengas miedo, Thomas.

-Pero ¿y si no somos capaces de superarlo todo?

-¿No me contaste una vez, con pelos y señales, cómo se te declaró Dylan? Dijo que estaría a tu lado, que no te dejaría tener miedo. Déjale demostrarlo, Thomas. No temas con que os va a salir mal. Y si os sale mal, ¿qué se le va a hacer? Tendrás que superarlo como hacemos con todo.

Me quedo mirándola un rato largo pensando.

-Es tarde, debería irme con Dylan. Pensaré en lo que me has dicho, Ava. Gracias por todo hermana.

-Para eso estoy, Tom- nos levantamos y nos damos un abrazo- y sí, mejor vayámonos a ver si pillo a Julia despierta para ponernos al día.

Sonreímos los dos encaminándonos a nuestra habitación.

-Hoy si duermo, dormiré con Julia. Os dejaré a Dylan y a ti tú habitación. Ki me contó que es vuestra favorita- me codea el estómago y enrojezco rápidamente.

-AVA, POR FAVOR- resoplo al verla reírse- además, no voy a usar mi habitación con Dylan.

-Bueno, quién sabe. A lo mejor tenéis reconciliación por todo lo alto- sonríe mientras entramos en mi habitación a por sus cosas- Julia y yo no queremos oíros pero nos alegraría saber que os arreglasteis.

Resoplo echando a aquella mounstruita con una sonrisa violadora de mi habitación mientras pienso en qué ponerme. Al bajar al vestíbulo, Dylan está esperándome. Al verlo se me corta la respiración, va tan guapo como siempre.

-Wow, como siempre estás genial- se pasa la chaqueta por la barbilla.

-Tranquilo, Dyl. Que no estás babeando- me río de él al ver cómo se sonroja y baja la cabeza- tú también estás muy guapo- susurro.

Entonces levanta la cabeza y me sonríe. Nos vamos al restaurante andando.

Por el camino Dylan va haciendo tonterías para hacerme reír. Va saltando y tropezando con todo lo que se encuentra.

Yo camino tranquilo a su lado con las manos en los bolsillos del pantalón dando de vez en cuando golpes a las piedras con mis zapatos.

-CORRE, TOMMY. CORRE- me agarra de la mano sin dejarme mirar atrás y siento el miedo y la adrenalina recorrer mi cuerpo. De un momento a otro me empotra contra la pared de un callejón con sus manos en mis muslos y respirando en mis labios.

Levanto mi cabeza y le miro a los ojos. Veo que sonríe, me hace sonreír y lo empujo fingiendo un enfado.

-No vuelvas a hacerme pensar que nos persiguen, O'Brien. O te enterarás de verdad de quién soy yo.

Lo reto divertido mientras continúo con la calle.

-Lo siento, quería una excusa para agárrate de la mano y tenerte cerca- sonríe acercándose peligrosamente a mí hasta que se para en seco delante de una puerta.

Debe ser este el restaurante. Entramos sonrientes y me concentro para intentar olvidarme de todo lo malo y pasar un buen rato con Dylan.

De acuerdo. Tengo que admitirlo, ha sido una de las mejores noches de mi vida.

Y de citas, si se le puede llamar a esto cita también.

Caminamos en silencio por el mismo camino que antes de vuelta al hotel. Los dos en silencio, con unas sonrisas que sin duda no queremos borrar.

Ha sido genial, en serio. Ha habido risas. He hasta llorado de risa con algunos chistes. Con sus bromas y su forma de contar las cosas.

Dylan me ha dado más risas en una noche que el mundo entero en el último mes. Nos hemos contado cosas que no sabíamos el uno del otro y nos hemos quedado simplemente callados mirándonos.

Analizándonos sonriendo, como si no nos conociéramos ya bastante.

¿Pero no dicen que nunca llegas a conocer a una persona al 100%?

También recordamos cosas antiguas. Contamos anécdotas y hablamos de las otras películas de Maze Runner. Nos llegamos a poner serios hablando de ello y comimos con calma. Sabiendo que teníamos todo el tiempo del mundo.

-Ha estado muy bien- dice Dylan sonriendo.

Estamos ya en el vestíbulo y yo sin darme cuenta pensando en la cena. Obviamente no hemos tocado nuestro tema.

-Sí- suspiro entrando en el ascensor- ha sido de las mejores cenas de mi vida. Y también de las mejores noches.

Le sonrío de vuelta. Callamos mirándonos hasta llegar a nuestro piso. Me acompaña hasta la puerta y cuándo paso la llave, dudo si decirle que entre.

-Me lo he pasado genial, Thomas. Gracias.

-¿A mi? Dátelas a ti, eres el que ha alegrado la velada.

Le sonrío y se acerca a mí.

-Mañana a las 12 de la noche te quiero en el vestíbulo. No hay excusas.

Anchea su sonrisa y yo asiento con una pequeña risa. Se acerca un poco más a mí y después de acariciar mi mejilla, me abraza con fuerza.

Correspondo a su abrazo con un poco de menos intensidad. Nos quedamos así unos segundos y me da un beso en la frente.

-Buenas noches, Thomas.

Miro sus ojos que brillan más que nunca. Sonreímos los dos.

-Buenas noches, Dylan.

Cierro la puerta detrás de mí y sin querer borrar la sonrisa de mi cara me tiro en mi cama sin desvestirme.

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