Una tos necia se apoderaba de mi y mi garganta ardía por la forzarla tanto a llevar el poco oxigeno que podía inhalar acompañado por el calor del fuego y el humo.

Trate de arrastrarme por el suelo pero este estaba mucho más caliente y dolía más que estar en pie. Así que ahí estaba yo, sola, ahogándome, sudando por el calor y con quemaduras muy grabes acuclillada en un pequeño espacio del que las llamas no se habían proclamado dueñas aún.  

"Podemos salir de esta, solo aguanta un poco más."

Ya no puedo.

"Sí puedes, yo sé que si podemos, te encontrarán."

Me duele la cabeza, me siento mal.

Vuelvo mi cabeza para dejar en el suelo caliente lo poco que se mantenía en mi estomago desde la noche anterior junto con un poco de bilis, abro los ojos horrorizada y me encuentro con sangre entremezclada en los restos de comida.

Trato de llorar pero las lagrimas no salen de mis ojos, son solo gemidos de dolor y preocupación... La herida de mi costado me duele como nunca antes me había dolido nada.

Miro en frente dándome por vencida y mirando con pánico las llamas que ya estaban tragando la tela de mis pantalones de pijama.

"Quítatelos." 

Mi piel...

"Seras una antorcha humana si no lo haces."

Obedezco sintiendo el ardor en mis piernas que provocaron las llamas en ellas. 

Mal momento para estar descalza... Mal momento para estar aquí.

" Trata de seguir respirando, Lince"

No puedo.

"Yo sé que si puedes"

Crujidos se escuchan y muchos escombros caen sobre las llamas delante de mi, mis ojos se llenan de polvo pero no puedo hacer nada más que abrazar mis piernas desnudas y  tratar de permanecer firme a pesar  de las grabes quemaduras en las plantas de mis pies y piernas.

El suelo comienza a moverse debajo de mis pies y caigo apoyándome en las manos en el suelo caliente. Mis pulmones no pueden seguir aunque yo les ordene que inhalen hasta los últimos segundos, mis manos se llenan de ampollas a sangre viva y la ultima vez que recuero haber tosido de nuevo vino acompañada de sangre que salpico sobre mis manos sangrantes.

Joder, morir por la rata esa no lo...

Me recuesto en el suelo esperando el momento en que mis pulmones colapsen y mi mente le ordene a mi cuerpo  quedarse quito y dormido para evitar el dolor de las quemaduras pensando en si terminar la frase o no.

Imagino a mi hermana el día en que llego Tris a casa gritando de emoción y tomando a esa rata blanca entre sus manos con amor junto con su otro hurón, la veo llorar con un libro en una mano y clamando a la angustiada rata que la miraba con preocupación para luego, al cerrar el libro, saltar para apoyar sus patas delanteras en sus hombros y lamer sus lagrimas, la recuerdo mirando los regalos debajo del árbol abrazando a su bichejo esperando la hora indicada de la apertura de los obsequios y por ultimo la miro ahí, en el jardín, llorando y sonriendo por la vuelta de su querido/a Patch/Tris y mirando con fe lo que queda de la estructura en llamas esperando a que yo fuera detrás. 

Tris sabrá como limpiar sus lagrimas, yo no.

"Lince, no te rindas."

Pero no puedo más...

"Lince..."

-Aunque no lo  parezca. Te amo Sara... 

Fue entonces cunado todo se volvió negro.

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Recuerden comentar sus preguntas gansitos y...

Lamento el suspenso pero estoy escasa de tiempo y bueno, ya saben como va esto de los malos tiempos cuando se trata de la inspiración y los ánimos.

Gracias por ser lectores TAN PERO TAN LEALES y espero que esta parte del capítulo #14 les haya gustado, creo que mañana podré actualizar la otra parte... Ojo! Dije Creo.

Los ama, Dayque.