PRÓLOGO
Toda mi vida he tenido que escuchar cómo los seres humanos estamos destinados a ser alguien, a ser obligatoriamente parte de lo que está en nuestro destino; o en las manos de un Dios que nuestros simples ojos no ven.
Escuché durante mucho tiempo a mis padres hablar de la manera en que, si la dejas, la vida mezcla los caminos que se deben de mezclar y desenreda los nudos que ella mismo hizo; al menos los innecesarios.
Me decían una y otra vez que cuidara mis pies, mis manos, mis ojos y mis labios para no hacer nada que me pudiera hacer perder la felicidad que me tocaba tener. Así que ahí estaba yo: pequeña y frágil mirando las mil maneras en que podía arruinarse mi vida; cuanto hubiera deseado haber escuchado, en vez de todo aquello, las mil y un maneras en las que podría haber llegado a ser feliz.
Y así pasó el tiempo. Corrió, como suele hacerlo, sin darnos tiempo de prepararnos. Mis padres se volvieron extraños que tenía la dicha de ver una semana antes de que llegase un nuevo año durante cinco dichosos días, mis hermanos se volvieron los ejemplos mal trechos a seguir en mi vida y mi hermana gemela mi mano derecha. Era una desgracia que yo ya hubiera nacido con una, ya que tener dos era estorboso la mayor parte el tiempo. En especial si tomamos en cuneta que soy zurda; mas nadie puede dudar mi amor por ella.
Los trillizos crecían sin parar, cada día más fuertes y más altos mientras que las gemelas, las niñas dulces y preferidas de la familia, llegaban a la edad del florecimiento con demasiada rapidez para quienes las vieron criarse. Y no había nada más que sorpresa en los rostros de los lejanos y viejos amigos de la familia Salas; los tres bebés ya hechos hombres y casi criando a dos bellas muchachas de largas y rizadas cabelleras castañas.
Mi hermana y yo eramos la sensación del lugar en que estuviésemos mas no sólo por los característicos ojos grises de la familia o la piel aceitunada gracias a mi padre; sino por ser dos chicas tan similares y a la vez tan diferentes. El silencio y el escándalo con el mismo rostro angelical.
Llegó la época de rebeldía en que los impedimentos no eran nada importante para nosotros. Para algunos de mis hermanos fue un golpe más fuerte que para los otros, es toda una lastima que la única que no logró escapar de las garras de la curiosidad fuera mi otra mitad.
Y de esa manera tuve que mirarla caer en los caminos del destino que no le correspondía caminar, pero de todas formas eran una opción. Paso a paso llego a un punto en que nadie sabía nada de lo que pasaba por la mente de la joven y, así como llego, se perdió en los enredos que ella mismo creo.
Pero no tengo por qué seguir hablando, es mejor que lo mires tú con tus propios ojos. Sólo procura no enamorarte de la realidad de nuestras realidades, podríamos ser la perdición de tu corazón si nos das la oportunidad.
(Historia original de @Dayque . No se permiten adaptaciones, resúmenes, traducciones o demás ediciones totales o semi-totales a la novela sin la autorización de la autora.)
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