Creí que había cambiado #21
Caminaba descalza con tranquilidad por los pasillos, del que ahora era mi hogar, con mi barriga impidiéndome ver mis pies y con un cosquilleo en la boca con ganas tremendas de comida.
"Pizza, atún, sopa... No, no, no... ¡Ya sé! Arroz con leche."
Escucho a mi conciencia, nerviosa, tratando de descifrar de que tenia antojos ahora.
Estos últimos meses han sido eternos.
"Ajo, camarón, Calamar. ¿Tinta de lapicero? No,no,no. Es Leche. ¿Y si es atún? ¡NO! Espera, eso ya lo dije."
Mimi, me estas volviendo loca.
"Yo ya me volví loca. ¿Comida China? Fideos con pescado, arroz con atún."
Sigo caminando en dirección a la cocina tratando de pensar en cualquier cosa menos en mi espalda y pies adoloridos o en el hecho de que mis ojos arden por las malas noches que he pasado o en que mi esposo esta a solo unos minutos de llegar o en que no se que quiero comer ahora.
Un desastre.
"Manzana, arroz, papa, Betún."
Suspiro mirando la habitación en la que me encuentro manteniendome quieta en donde estoy. Es linda, de techos altos, paredes de tonos cálidos y suaves, amueblada con muebles caros y exclusivos, con un suelo caro al igual que el resto del lugar: La sala soñada de cualquier mujer casada y en espera de ser madre, para todas menos para mi.
Jamas veré de nuevo hermosa una casa si no puedo vivir al lado de Gadiel en ella, jamas será igual la sensación de tener a mis bebes a mi lado sin la idea de que Gadiel sea quien los crié y cuide. No quiero una vida si no es a su lado, si no es con él...
Pero tengo que seguir viviendo por Gadiel, por Sara, por Jack, por Cárol, por mis gemelos. Tengo que seguir luchando por cada una de las personas que amo.
La verdad no estaba viviendo una mala "vida". Tenía una casa grande y linda, comida rica sobre mi mesa, buenos médicos para mis bebes y un lugar apto para que ellos crecieran, con un "Padre" que los adora desde ahora a pesar de que aún no han nacido, un esposo cariñoso, dedicado y apuesto pero... Todo eso sumado jamas se compararía a una sola sonrisa de ánimos de ese chico que vivía en mi cabeza desde que abría los ojos en la mañana hasta que los cerraba antes de ir a dormir.
Continuo caminando hasta llegar a mi destino dirigiéndome hacia la nevera observando todo lo que hay en su interior.
"Picadillo de plátano. ¿Hay picadillo de plátano?"
Miro al rededor tratando de topar con algo de suerte para luego negar con la cabeza decepcionada como si Mimi estuviera detrás de mi esperando una respuesta.
"¿Ensalada de papa, de atún y caracolitos?"
Niego de nuevo con la cabeza con ganas de llorar.
-¿Nenes que rayos quieren?
-Me temo que tendrás que esperar un poco más para que empiecen incluso a balbucear.
Cierro la puerta del refrigerador sonriendo en dirección a mi marido quien me miraba con ojos llenos de... ¿Amor?
Él en verdad había cambiado: Ya no me gritaba, ni insulta o pegaba. Se comportaba como todo un buen hombre, trabajador y caballeroso.
"Solo que nunca a querido decirte en que trabaja."
No lo veo como algo importante.
"¿No ves como algo "importante" que un hombre sin estudios tenga tanto dinero?"
-¿En donde está Franck? No ha venido a saludarme.
-Esta en el patio "cazando".
-Ese pobre no entiende que el no sirve para eso ¿Verdad?
Río mirando a Mike quien ya esta solo en pantalón recostado a la pared con los brazos cruzados marcando aún más los músculos de su hombros, brazos y abdomen.
"Piensa en lo estúpido que es, piensa en lo estúpido que es, piensa en lo estúpido que es... No lo mi... ¡LINCE! Nnn... No lo mires"
Está más bueno que el pan.
"Lince... ¡Ya sé! Piensa en Gadiel... Sus ojos verdes y profundos, su sonrisa cautivadora, sus modales caballerosos."
-¿Te gusta lo que ves?
Asiento pensando en las consecuencias que esto traerá.
He estado muy ansiosa desde que decidí dejar de fumar y inyectarme hace casi ya cuatro meses y la única manera en que encontraba como ahogar esa ansiedad era Mike.
Él se acerca hacia mi llenando mi alrededor con su olor a jabón, colonia y mi perfume logrando ponerme nerviosa. No me logro explicar aún como un chico a que no amo me pone tan nerviosa, pero lo hace. No entiendo si es miedo o curiosidad por lo que hará... O si es nostalgia por saber que quizá este podría ser Gadiel.
Mike me besa robando mi aliento y haciendo que mis piernas tiemblen sin aguantar mi peso más el peso de mi barriga de ocho meses y medio.
-¿Qué tienes?
-¿Yo?
-No veo a nadie más aquí.
-No entiendo...
-Estas triste, no duermes desde hace dos semanas y andas como alma en pena por la caso todo el día, dejas a Franck solo afuera a pesar de que ya son las seis de la tarde y no me has insistido en saber de los niños.
Quizá, y aunque no me gustara la idea, mi marido tenía razón. Tengo días más decaída de lo normal y no he vuelto a instituir en saber de mis bebe pues Mike me prohíbe verlos o que el doctor me hable de ellos con la escusa de mantener la "Sorpresa y la belleza del momento". Lo único que se es que son gemelos, gemelas o mellizos y que están sanos y perfectos... Después de ahí no puedo saber anda más de mis criaturas y eso me parte el corazón en mil pedazos.
-Solo... Extraño a mi familia, no les veo desde hace mucho y se que deben de estar preocupados por mi.
-Te dije que jamas podrás volverlos a ver, nos van a separar.
Mike se separa tenso usando un tono de voz muy fuerte.
"Mira, mira, mira. Lince te grito. Larguémonos."
Retrocedo unos pasos hasta chocar con la encimera sintiendo mi piel palidecer mientras coloco una mano instintivamente en mi barriga.
Él no lo había vuelto hacer.
"Quien lo hizo tres lo volverá a hacer."
Gadiel jamas lo hubiera hecho.
-¡NO!
-NO... ¿QUÉ?
-No dejare que me vuelvas a gritar JAMAS.
-¡CÁLLATE!
-¡NO!
-Jamas saldrás, fui bueno contigo pero no entiendes de esa forma ¿Eh?- Me toma del cabello y yo me cubro tratando de proteger mi estomago.- Eres mía. Los tres lo son y lo serán siempre, olvídate de ese imbécil de Gadiel... Jamas lo vas a volver a ver, A ÉL O A NADIE.
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