➼|O N C E
Fiesta de compromiso
¡Demonios, es Anna!
— ¿Hablas de Anna? — mencionó su nombre de la manera más delicada posible y Elsa asintió. No lo voy a negar, sentí náuseas en ese mismo instante. — Ella viajó a América en busca de sus padres y hermanos anoche. No he hablado con ella aún, pero sé que está bien, le encanta regresar a New York cuando le queda tiempo.
¿Anna estaba en New York? Pero siendo sinceros, era un alivio que no estuviera aquí, no sabría cómo reaccionar honestamente.
— ¿Extraña mucho a sus padres? — preguntó Jack quién sujetaba la mano de su novia, a lo que Tadashi mostró una expresión confusa.
— En la mayoría del tiempo sí, ¿A qué viene el interrogatorio? — cuestionó confundido.
— Es que pensábamos que estaría aquí contigo. — Solté metiéndome en una conversación que no había iniciado. — Es solo eso. — agregué al notar como Jack me miraba con desaprobación, a lo que alcé mis brazos tenuemente.
— Es que ella necesitaba unas cosas para la fiesta, y como Anna es bastante independiente terminó viajando anoche. Además insistió que de esa forma vería a su familia, y se vendría con ellos. Dos pájaros de un solo tiro.
— ¿Fiesta? — pregunté nuevamente. Había tantas cosas que no lograba comprender; necesitaba café sin lugar a duda.
— ¿Qué no han visto el cronograma que traía la invitación? — cuestionó sorprendido, mientras llevaba una de sus manos al cabello. Siendo honesto, apenas y había leído el título de la invitación, pero no se lo iba a decir obviamente.
— Claro que lo leímos, lo pase por alto. Una disculpa. — suspire con una sonrisa nerviosa, y los demás chicos me vieron con cara de “si no vas a decir nada inteligente, cierra la boca”. Hmmm, vaya amigos.
Seguimos caminando un poco más. Tadashi se detuvo en un pasillo con cuatro puertas a ambos costados.
— Estas son sus habitaciones, chicos. — sonrió amablemente. — Las del lado izquierdo son para ustedes. — nos señaló. — y las del lado derecho son para las señoritas.
— No tenías que hacerlo. — Le sonreí.
— Pero lo hice. Y no se discute con un Hamada aquí en Londres. — me guiñó un ojo complaciente.
— Eso vemos. — comentó Kriss provocando risas entre nosotros.
— Buenos, los dejaré acomodarse un poco, y aprovecho para hacer algunas cosas con respecto a la fiesta de mañana, no le puedo dejar todo a mis suegros y a Anna. — explicó. — Los veo más tarde, y si necesitan algo pueden llamar a Frederick. — Se despidió mientras nos daba un abrazo.
Tenernos aquí lo ponía de buen humor, espero que se me contagie a mi también.
— Nosotras los vamos a dejar también, nos vamos a instalar. — anunció Elsa entrando a su habitación, seguida de las demás chicas.
— ¿Qué no tienen su propia habitación cada una? — preguntó Eugene extrañado. — ¿Por qué entrar a un solo cuarto?
— Mañana hay fiesta. — respondió Punzie con obviedad.
— ¿Y...?
— Hmmm, hombres, todos son iguales. — rodó los ojos Mérida entrando a la habitación de Elsa. La platinada solo nos sonrió y cerró la puerta con delicadeza.
— ¿Qué significa eso exactamente? — preguntó encarecidamente mirando a Kriss. — Es tu novia, la conoces mejor que todos nosotros.
— Mañana es la fiesta de compromiso, es la fiesta de su mejor amiga, y por tanto…— le invitó el rubio a que Eugene terminará la frase, lo que fue inútil porque no comprendía para nada. — Eres una vergüenza Eugene. — insistió cerrando la puerta de su habitación.
— ¿Qué? Es que enserio no entiendo.
Jack abrió la puerta de su cuarto. — Son mujeres, y la vestimenta es importante para ellas. ¿No eres psicólogo?, deberías saberlo licenciado.
— La mente femenina es más complicada de lo que imaginan. — aclaró el moreno para entrar a su habitación finalmente. — Creo que dormiré lo que queda de la mañana, no me molesten.
Reí al escucharlo, y me le quedé viendo a la enorme puerta blanca frente a mí. Luego sentí una mano en mi hombro derecho.
— Todo va a estar bien Hiccup. Ya estamos aquí, lo peor ya ha pasado. — trató de calmar los nervios que evidentemente expresaba. — ¿Qué saldrá mal?
<Tengo varias ideas>
Entré a mi habitación para dejar solo a Jack, y vi que era bastante espaciosa. Lo primero que destacaba era la enorme cama, las paredes blancas y decoradas por algunos cuadros, había muebles rústicos como un escritorio, un guardarropa y unas mesas. Luego dirigí mi mirada a una enorme ventana que permitía observar la belleza que había a las afueras de la mansión, se podía mirar un hermoso jardín y a lo lejos unas excepcionales montañas con nieve en las puntas. Esto era tan irreal para mí.
Mi vista giro a mi maleta que ya estaba en la habitación, procedí a abrirla y a sacar toda mi ropa y guardarla en su respectivo lugar. Luego tomé entre mis brazos el traje que había empacado para eventos especiales, pero entre nosotros, me hubiera gustado que se realizaran mucho más después, como por ejemplo Nunca.
— Esto es un chiste. — me dije mientras me probaba el traje. Jamás me había sentido tan inseguro con mi apariencia.
¿Será que los chicos se verían más elegantes?, no podía evitar imaginarme a Tadashi luciendo perfecto como siempre, ¿Desde cuándo me importaba lo que él vistiera?
El resto del día prosiguió igual, los chicos y las chicas se habían pasado la tarde en el jardín hablando con Leonel y Samantha; y yo en mi habitación angustiado en imaginar a Anna entrando por la puerta principal en cualquier maldito segundo.
×
— Me pica el cuello. — me quejé cuando Elsa me amarraba de más la corbata.
— Jack no se quejó y he hecho lo mismo con él. — musitó con el ceño fruncido. — Solo quédate quieto Haddock.
Intenté aflojar un poco. — La diferencia es que a él lo amas, y a mi…— me miró con sus ojos entrecerrados. — ¿me quieres?
— Bien dicho. — dijo la platinada, quién portaba un vestido azul marino un poco más abajo de sus rodillas, y con el cabello sutilmente ondeado. Me sonrió y se dirigió a las chicas que vestían igual de fabulosas.
— ¿Nervioso mi estimado amigo? — imitó el acento británico.
— Ya te he dicho que pares Frost, que el acento te sale fatal. — amenace a Jack quién no paraba de ponerme más angustiado de lo que ya estaba.
— ¡Mira qué pesado! — reprochó con una risa juguetona. — Ya relájate Hiccup, que yo solo trato de tranquilizarte un poco. — musitó mientras acomodaba su saco de forma elegante.
Le sonreí casi de manera forzosa, y empecé a caminar por lo que era una larga alfombra roja que nos dirigía a un lujoso salón de hotel, creo que se llamaba London Hilton.
Eran alrededor de las 10:00 de la mañana, y el lugar ya estaba repleto de gente. Leonel y Samantha se habían ofrecido a llevarnos esta mañana, y no hemos podido decir que no, casi ha sido a la fuerza.
Al entrar los chicos se dirigieron a una barra libre que había en medio del salón.
— ¿Quieres algo de beber? — me preguntó Eugene, a lo que me negué.
— Enseguida regreso. Iré a caminar por ahí. — les dije a todos que no les pareció importar en absoluto. No me malinterpreten, al ser así me evitaba miles de preguntas por parte de ellos.
Seguí mis pasos por medio del enorme salón y aproveché para tomar una de las copas de champán que los meseros llevaban en unas charolas de plata. Hasta que me tope con Samantha Hamada.
— ¿Cómo ves todo esto? ¿Verdad que es fantástico? — Me preguntó la mujer con una grata sonrisa.
— Realmente alucinante. — me animé a responder, para luego darle un sorbo a mi copa de champán.
— Hiccup. — titubeó Samantha llamando mi atención. — No he tenido la oportunidad de agradecerte. — mostré una cara de confusión. — Tadashi me ha contado que ha sido gracias a ti que ha tomado valor para comprometerse con Anna. — Casi se me sale el champán por las fosas nasales. — Te estaré eternamente agradecida por ello.
— Yo no, creo que, quiero decir…—intenté calmarme. — Eso ha sido por parte de él. Tadashi…—dude un momento en continuar. — Tadashi ama a su novia, y cuando hay amor el compromiso sucede por naturaleza propia. — Terminé de comentar, a lo que Samantha se mostró totalmente satisfecha.
— Aun así, gracias. Nunca había visto a mi hijo tan feliz con sus amigos.
— Y yo le agradezco a usted por recibirnos en su hermosa casa.
De un momento a otro, se mostró muy emocionada. — te dejó querido. Creo que he visto a Iduna por ahí. — se inclinó para darme un beso en la mejilla e irse.
Se me heló todo el cuerpo de una manera inexplicable, jamás había pensado en volver a escuchar el nombre de la madre de Anna otra vez. ¿Qué, qué hice?, lo que todo hombre sensato haría en esta situación, huir.
Comencé a caminar con paso rápido.
— Una disculpa. — titubee al notar que había chocado con alguien en mi intento de fuga.
— No pasa nada. No es la primera vez que ocurre en todo caso. — comentó un niño de alrededor de unos 12 años. Al levantar mi vista pude reconocer el joven rostro de alguien que no había visto en 6 largos años.
— ¿Timmy? — pregunté al reconocerlo.
— Mira que no es correcto entablar conversaciones con extraños. — agregó el pequeño con ironía. — Pero ¿Quién hace lo correcto actualmente? — terminó de decir con elegancia. Este chico había cambiado mucho. — Mi nombre es…Perdone, ¿Por qué sabe mi nombre?
— Soy Hiccup, fuí el nov…—dude en terminar el comentario.
— Espera un momento, tú eras el novio de Anna ¿Verdad?. — me reconoció de inmediato. Vaya memoria de este niño, aunque el “eras” atropelló mi corazón. — ¿Cómo es posible esto?
< Yo sí lo sabía >.— El mundo es demasiado pequeño Timmy, pero me alegra haberte visto otra vez.
— A mi también Hiccup, pero ¿Si sabes que Anna tiene un nuevo novio, no? — asentí a su pregunta. —Pues menos mal, porque viene entrando con él justo ahora.
Volteé mi mirada a donde señalaba el pequeño, y mi mundo se vino al suelo inmediatamente. Todos aplaudían la llegada de la joven pareja, Tadashi iba con un elegante traje color negro, y Anna quién sujetaba su brazo derecho, vestía un hermoso vestido rojo entallado con pequeños accesorios plateados. Lucía perfecta, pareciera la chica de hace 6 años atrás, y no había cambiado en nada; tenía la misma sonrisa resplandeciente de la que suelo recordar más de lo que quisiera.
Me tapé la cara de inmediato, para que no me viera otra persona reconocida. Luego vi nuevamente a Timmy. — Me vas a disculpar, pero tengo que irme, ha sido un placer verte de nuevo, niño. — Le sacudí el cabello y me alejé.
— ¿Pero qué estás diciendo Hiccup?, si la fiesta apenas ha empezado. — escuché la pregunta, pero no me quede lo suficiente como para responderle al pequeño.
Prácticamente el plan consistía en evadir a cada persona que se atravesaba en mi camino hacia la liberación, digo la salida. Sin embargo, noté como Jack me miraba a lo lejos y se mostró confundido ante mi comportamiento; yo le hice señas de que me iba de inmediato, y seguí mi camino lo más rápido posible. Estaba tan cerca de la salida, que ya me veía en un vuelo de regreso a América, pero algo se interpuso e impidió mis planes como siempre.
— ¡Hiccup! — se escuchó la voz de Tadashi a lo lejos, que en ese momento ya estaba solo.
— ¿A dónde vas? — me preguntó entre risas.
< Lejos de ti y de Anna. No deseo verlos. >.— Por algo de beber. — mentí descaradamente.
— Deja eso un segundo que no se escapa. Quiero que conozcas a mi novia. — siseó con los ojos brillantes. Era algo realmente especial para él. — Está esperando por allá, acompáñame por favor. — Señaló a Anna quién hablaba con unos invitados.
Es aquí cuando la tierra se abre y me traga de un solo tirón. Eso sería realmente estupendo, lastima que las fantasías nunca se cumplen. Detuve casi a la fuerza a un mesero que iba pasando a la par de nosotros y tome otra copa de champán que me tome de un solo trago.
Tadashi solo me mira expectante. — Está bien, adelante Tad, te sigo. — indiqué con una leve sonrisa, que ni yo me creía lo que estaba a punto de hacer. — ¡Qué Dios se apiade de mi! — siseé en bajo, para que Tadashi no escuchará.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
— Mira amor, deseo presentarte a alguien. — habló Tadashi tomando la mano de Anna. Eso dolía y mucho, no tienen ni idea. — Es el chico del que te platiqué.
— Luego vuelvo con ustedes. — comentó Anna a quiénes le hablaba con una entrañable sonrisa. — ¿Qué quieres, cielo? — preguntó Anna aun sin verme.
— Este es…— intentó presentarme, pero los labios de Anna empezaron a abrirse.
— ¿Hiccup, eres tú? — se mostró totalmente sorprendida, hasta sus pecas se agruparon al borde su nariz y en su ceño fruncido. El momento al fin había llegado.
— Anna, qué gusto. — fue lo único que pude comentar, mi sonrisa temblorosa lo expresaba y mucho. Luego Tadashi mostró su obvia confusión.
— ¿Ambos se conocen? — cuestionó con una ceja levantada. Anna asintió. — ¿Cómo? ¿Dónde?
— Pues ambos…
— En el instituto. — aclaró, dirigiéndose a Tadashi. — Ambos íbamos a las mismas clases, y teníamos los mismos amigos.
— ¿Entonces sobra decir que conoces a Jack, Eugene y Kriss? — Arqueó una de sus tupidas cejas. — ¿o a sus novias?
— Sus novias son mis mejores amigas, de las que te comenté cielo. — aclaró Anna con una leve sonrisa. Pareciera que el mundo realmente era demasiado pequeño. — No lo veía desde entonces.
— Exactamente. — Me limité a responder con la mirada al suelo. Anna no quería comentar lo nuestro, y lo comprendía, o al menos trataba de hacerlo.
— Pues en ese caso creo que sobra la presentación ¿No creen?. — bromeó Tadashi sujetando la cintura de Anna, quién no lograba dejar de estar sorprendida.
— Si, que casualidad. — musitó la pelirroja con una mano sobre el pecho de su prometido. — Amor, creo que iré con unas amigas, las he visto por ahí y pensarán que no he querido saludarlas…
— ¿Quieres que te acompañe amor? — se ofreció amablemente a lo que Anna negó.
— No, es solo que…necesito aire. Es todo. — confesó mientras besaba la mejilla de su prometido. — Un gusto Hiccup. — se despidió sin más, y yo solamente le mostré una sonrisa nerviosa.
Luego ví como se alejaba entre la multitud, y nuevamente no hacía nada para detenerla. < Vaya Dejá Vu este >.
— Bueno, me debes una explicación Haddock. — indicó el chico frente a mí, con una gran sonrisa. Pero unas personas lo llamaron en ese mismo instante, creo que eran amigos de su padre. Ellos no saben nada, pero ahora los amo. — Te veo después, no te vayas a ir.
— Claro, no lo haría; pero tendrás tu explicación. — < Si es que se me ocurre una >. — No lo dudes. — le sonreí para irme detrás de Anna.
Caminé hasta el otro extremo de la habitación, pero no había rastro de ella. Luego seguí a unos meseros a una pequeña terraza que había después de unas largas cortinas; debo de admitir que no las había visto, y eso que prácticamente había estado escondiéndome toda la mañana.
— Gracias. — se escuchó la voz de Anna.
— ¿Desea algo señor? — me preguntó el joven al ver que estaba ahí. Anna me miró y se giró nuevamente en dirección a la vista, siseó algo entre dientes, pero era imposible haberlo escuchado.
— No, muchas gracias. — me negué, y el mesero se retiró, dejándonos solos. — Felicitaciones por tu compromiso.
Vi como ella se volteaba lentamente para dirigir su mirada hacia mi. No sabía cómo reaccionar ante Anna, ella lucía hermosa, elegante y magnífica. Y yo era yo solamente.
— Gracias. — comentó con la mirada en su copa. — Esto es una locura ¿Cómo ha sido posible? — me preguntó alzando esos enormes ojos color azul, que hacían que me perdiera en ellos y olvidara todo lo que pasaba. — ¿Qué haces aquí Hiccup? ¿En Londres?
— Pues me invitaron. — me limité a contestar. El señor obviedad contestando.
— Sí pero, tú no parecías sorprendido en lo absoluto. — insistió mientras bebía de su copa. — ¿Cómo conoces a mi nov..— tomó una pausa. — a Tadashi?
— Lo he conocido en New York en un bar. — le respondí, y creo que fue lo necesario como para que ella entendiera.
— ¿Has sido tú el que lo salvó de un sujeto esa noche?
— Pues sí, al parecer si.
— Por supuesto. Tú eras el chico “cool” que había ayudado a Tad en New York. — Se repitió a ella misma. — No lo tomes mal, solo que vaya sorpresa mía esta mañana. — se rió y volvió a beber nuevamente. — ¿Por qué no me lo habrán contado las chicas? Se supone que noticias como esta son una bomba para ellas.
< ¡Las chicas! >. — Eso es culpa mía, yo les he pedido que no lo hicieran.— susurré acercándome lo suficiente como para estar al lado de ella. No me acordaba de la diferencia de estatura que había entre ambos. — Lo cierto es que no iba a venir. Pero Jack y los chicos me han convencido. — dije a lo que Anna sonrió.
— ¿Son todos amigos de Tadashi, cierto? — asentí con una sonrisa de lado.
— Somos todos un paquete. — bromeé a lo que Anna negó con su cabeza riendo. Ya había olvidado lo fácil que era hablar con ella.
— Ya veo, ahora ¿Cómo culpo a mis amigas o a sus novios? — renegó arrugando su nariz, tal y como lo hacía cuando quería ser irónica, me comentó mientras regresaba su mirada nuevamente a la vista.
— ¿Por qué no les has dicho que tú y yo…?
— Hiccup, no quiero que Tad lo sepa, es todo. — comentó esta vez sin verme. — Eso es pasado para mí, y no deseo traerlo a mi presente por el momento. Todavía no me creo que esté hablando contigo.
Me sentí mal en ese instante, y me acordé como la había abandonado aquella noche en la graduación. — Anna yo…
— No lo digas.
— Pero quiero hacerlo. — aseguré con la mirada seria. Anna se volteó y miró fijamente. — Lo lamento mucho Anna. — murmuré con mi mano sobre la nuca. — y lo digo en serio. No quería que las cosas terminarán así, jamás si te soy sincero.
— Hiccup, está bien, no tienes que…
— Si tengo que hacerlo. No lo había hecho por miedo, y ahora que te he vuelto a mirar debo decírtelo para que no pasen otros 6 años más. — insistí mientras apoyaba mi brazo derecho al borde de la terraza. Anna se mostró calmada y me ofreció una bella sonrisa. Dios, ¿Cómo le hablaba si me sonreía así?
— Éramos unos críos Hiccup, es algo que ya no me atormenta al dormir. — comentó con la mirada al piso. Odiaba que dijera esas cosas, pero la realidad era así, ella ya me había soltado, y ahora lo notaba.— Simplemente fue algo común entre jóvenes que no tenían idea de lo que era el amor, y eso nos jugó en contra, pero como dije, no es algo que me afecte ahora.
— Lo sé, y lo lamento. — dije apenado, creo que no me cansaría en disculparme unas mil veces más.
— Te perdono. — me sonrió. La miré con una cara apenada, nunca imaginé que esas palabras salieran de sus labios, su disculpa significaba mucho para mi, era algo que a mi no me dejaba dormir en paz. — Tadashi me ha enseñado a disculpar, dice que no se puede seguir viviendo y cargar con el pasado, es algo que he aprendido aquí.
— ¿Se conocieron en la universidad? — pregunté dudoso. Pero la curiosidad me estaba matando.
— Si. Necesitaba unas copias de un libro, y prácticamente Tadashi estaba en el cibercafé; él me tiró todas mis páginas al piso. — rió al recordarlo. — Y lo demás es historia.
Me dolió al imaginarlo. Yo sí sabía que algo así podría suceder en su ida a Londres, se lo había dicho en el pasado, pero lo había negado unas cuantas veces.
Anna me sonrió y acomodó su vestido. — Debo volver adentro, se preguntarán donde estoy. — dejó su copa en una mesa que estaba en la terraza. — Y Hiccup. — alcé mi mirada al escuchar mi nombre salir de sus labios. — Me alegra haberte visto nuevamente, pero para la próxima me avisas. — bromeó tenuemente, y salió a través de las cortinas.
Giré mi cuerpo en dirección a la vista frente a mi. Era una mañana hermosa y bastante fresca, quería respirar y calmarme un poco. La dosis del recuerdo no me había hecho tan bien como hubiera querido, pero tampoco fatal como lo había imaginado. Sentí de pronto como alguien chocaba con la mesa que había en la terraza.
— Te he estado buscando por toda la fiesta, viejo. — siseó Jack acomodando la silla que había golpeado sin querer.
— Qué casualidad, yo te he estado evitando por toda la fiesta. — comenté aun sin verlo, pero sentí su mano en mi hombro, y me obligo a mirarlo. Vaya que persuasivo.
— He visto a Anna salir de aquí, me ha mirado y no se ha sorprendido. — mencionó confundido, y luego mostró una tremenda sonrisa perversa. — ¿Has hablado con ella?
— Si.
— ¿Y qué ha pasado?
— Si piensas que me ha golpeado y escupido…
— ¡Qué va! si ya he dicho que ella es más madura que tu. — me bromeó con un ligero golpe en mi brazo izquierdo. — ¿Entonces se lo ha tomado bien? — asentí con la cabeza y una sonrisa que empezaba a dibujar en mi rostro.
— Pero no le ha contado a Tadashi de que fuimos pareja. Quiso omitir esa parte.
— ¿Y qué tiene de malo?, si yo estuviera comprometido, lo menos que quisiera escuchar es a un tipo diciendo que fue novio de mi Elsa. — admitió tomando un poco del champán que Anna había dejado sobre la mesa. Lo miré y alce mis hombros en aprobación, eso era cierto y por lo tanto me calmaba un poco.
— Lo que le he prometido es una explicación. — le mencioné a Jack que no se mostró sorprendido.
— Es lo más inteligente que has dicho en tu llegada a Londres. — me dijo, a lo que rodé los ojos.— Es más hasta pienso que…
— ¡Chicos, ahí están! — interrumpió Kristoff entrando apresurado. — El brindis está a punto de iniciar. — anunció y nos hizo una señal de que lo siguiéramos adentro. — ¿Qué están esperando?, apurense.
Ambos alzamos nuestros brazos al aire en señal de aceptación, y lo seguimos nuevamente al enorme salón, que ahora que lo veo, estaba más lleno de personas que la última vez, ¿Cómo era posible?
Iba detrás de ellos, pero mi vista se centró en la familia de Anna que estaba en la esquina del salón junto a los padres de Tadashi. Ahí estaba Iduna, Agnar y el pequeño Timmy, que al verme me saludó de una manera amigable, gracias a Dios que Agnar no lo notó, no estaba listo para lidiar con él en ese momento. Lo que me sorprendió fue ver a Hans sujetado de la mano con una chica de tez morena y cabello negro, nunca la había visto; pero a Agnar no le parecía agradable su presencia, la miraba con desprecio y desaprobación, justo como me miraba a mi cuando salía con su hija.
— ¿Dónde han estado? — preguntó Mérida al ver que llegamos. — Leonel dará unas palabras. — no señaló al honorable hombre que estaba en medio del salón. Nos quedamos callados sin dar explicaciones, teníamos que oirle.
— Es de mi agradecimiento más profundo y entrañable, la presencia de cada uno de ustedes. — comenzó a hablar, mientras miraba a la joven pareja al lado suyo. — El compromiso de mi único hijo, Tadashi Hamada con la señorita Anna Smith, es una de las celebraciones más importantes para esta familia, y para los amigos lejanos que nos honran con presencia. — nos miró con una sonrisa. — Quiero hacer un brindis, para la felicidad de los muchachos, y para que este compromiso se lleve a cabo dentro de un mes, como lo hemos planificado para la felicidad y el gozo de ustedes.. — anunció la fecha de la boda, y todos los invitados aplaudieron ante la noticia; también me uní al coro de aplausos, no debía hacerme notar como un estúpido. — Hijo, un amigo tuyo quiere dedicarte unas palabras.
Se retiró un poco de ellos, y ví como Krisstoff se acercaba a Tadashi y a Anna lentamente. Esperen ¿Kristoff?
— ¿Qué mierda hace? — susurré a Mérida.
— No se ha aguantado las ganas. — murmuró. — Desde que vió la película “Quiero robarme a la novia”, ha querido hacer un brindis . — terminó de decir, y siguió aplaudiendo para apoyar a su chico.
Kriss tomó el micrófono con su mano izquierda y sosteniendo la copa con su otra mano exclamó lo siguiente.
— Nunca imaginé que una de mis más grandes amigas, se casaría con otro gran amigo mío. — sonrió. Yo solo me tapaba la cara con vergüenza ante cualquier estupidez que pudiera soltar. — Tadashi. —le miró. — Eres el hombre indicado para hacer feliz a Anna, y confió que eres tú al que ella ha estado esperando. — insistió con la maldita copa alzada. Este hombre estaba muerto, y Mérida debería empezar con los trámites de la funeraria. — Nunca he visto a Anna tan enamorada, y brindo por eso, por el amor que se tienen y por el que todos sentimos envidia.
Está muerto.
— ¿Cómo lo has oído? — me preguntó Jack con una sonrisa burlona. La verdad era que quería estrangularlo ahí mismo, ¿Por qué diría semejante estupidez?, es cierto se suponía que yo no sentía nada por esa mujer. < Vaya suerte la mía >
— Creo que es lo más hermoso que he escuchado. — solté mientras aplaudía con descaro.
Es lo más idiota que había escuchado en mis 26 años de edad, y no, no estaba exagerando.
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