05|capitulo

➼|C I N C O
Entablar amistad es
Solo el comienzo...

6 años después.
La vida sigue...

El amor va más allá que la atracción física, puede ser capaz de cambiarte por completo de una manera tan grande que podría llegar a asustarte, es por esa razón que el amor en muchas ocasiones me resulta un tanto estúpido, pues ese cuchillo de doble filo también tiene el poder de destruirte de la manera más preciosa y sublime sin siquiera notarlo en lo absoluto.

¿No es curioso que el primer amor te marque de tal forma tan difícil que se es imposible seguir…?, No quiero sonar dependiente, pero Anna era todo para mí, ella era mi día, mi noche, mi razón, mi motor, mi soporte; me cuesta mucho idealizar que ya no la tengo a mi lado, y solo pensarlo hace que quiera matarme por tanta infelicidad y tristeza que provoque en aquella persona tan especial para mí.

¿Dónde está ella? Lo único que supe fue que después de la fiesta de graduación le había avisado a Elsa su viaje de imprevisto a Londres, Reino Unido.

¿Que sí traté de comunicarme con ella? Lo intenté, pero como era de esperarse, mi cobardía no lo permitió, pero si me permiten decirles algo tengan por seguro que me dolió en lo más profundo de mi alma saber que la persona más importante para mí estaba a punto de cruzar el mundo para alejarse de mí por completo, y no podía hacer nada para evitarlo, pero ¿Qué esperaba? ¿Qué regresaría después de todo lo que le dije?, Nadie vuelve al lugar dónde fue dañado, y eso fue lo que  terminó de matarme.

Después de estos años he tratado la manera de salir adelante, ayudar a mi madre en su rehabilitación y a trabajar duro para seguir pagando mis estudios, porque al final de todo como dijo alguien tan importante para mí: “Serás un gran escritor Hiccup”, y eso seré, lo lograré sin importar nada. Mis amigos a diferencia de mi, luego de salir de la preparatoria ingresaron a la universidad, por lo que en la actualidad ya son todos unos profesionales, y me alegro por ellos, la verdad es que no logro imaginar cómo es posible que nuestra amistad siga existiendo después de tantos años.

¿New York sigue siendo la misma?
No, no lo es. La verdad es que muchas cosas cambiaron después de eso, me nombró como una de ellas…

—Hiccup, viejo. ¡Te estamos hablando hermano!—Mencionó Jack mientras tomaba la cerveza que tenía en una de sus manos. La verdad se me olvidaba mencionarlo, creo que habíamos adquirido la costumbre de salir cada viernes después de una semana de trabajo, en mi caso de trabajo y estudio.

— ¡Lo lamento! Estaba…

— ¿Pensando?— añadió inmediatamente.— Hiccup debes relajarte, no salimos cada semana para estar de esa forma ¿O si?.— me preguntó a lo que asentí mientras le daba un sorbo a mí trago.

— ¿Y ya sabes que día terminan tus exámenes finales?— cuestionó Eugene de manera preocupante. Ya sabía a qué venía esto, siempre cuándo me salía “de órbita ", les decía que me encontraba en exámenes finales y por ello mi falta de presencia mental con ellos, porque el cuerpo estaba ahí pero la mente en definitiva no.

—¡Claro, seguro! No se preocupen.— procuré sonar lo más creíble posible, a lo que todos asintieron menos Jack, él sabía más de lo que me gustaría acerca de mi situación emocional.— pero no venimos a hablar de mis problemas académicos está noche,  es como si habláramos de tus pacientes Eugene, ¿Que decías de la Sr. McFly?

— ¡Ni me  lo menciones Haddock!— renegó indignamente el castaño. A Eugene no le gustaba hablar de su trabajo, es un gran psicólogo en un centro de rehabilitación en el centro de la ciudad, por lo que según él estos escapes eran una manera de alejarse del drama emocional. Espero y no me malinterpreten, él adora su profesión, pero todos necesitamos un respiro de vez en cuando.

— Hey Hiccup, ¿Sabes…?—comenzó a hablar Kristoff sin dejar de ver su copa de vino. Dios, ya sabía lo que preguntaría, así que no gracias. — ¿Quieres ir al cine conmigo y Mérida el siguiente sábado?, Mer tiene una amiga que de seguro te agradará…—“¿Es enserio?”, esto al parecer era una rutina, Kristoff no paraba de insistir con eso ya hace un mes. ¿Me veo tan mal realmente?

—No, pero gracias por la invitación. Tengo que estudiar para mis exámenes.

— ¿No, que ya terminaban Haddock?— musitó Eugene nuevamente arqueando una de sus cejas. ¿Es enserio?, Si sigue así juro por mi vida que vuelve a casa sin su preciado cabello, y veremos si Punzie desea recibirlo está noche con los brazos abiertos.

—¡Si, ya terminaban! No se preocupen. — respondí algo nervioso pero lo suficientemente seguro para que se tranquilizaran.—recuerden que con la beca de la universidad debo estar más pendiente de mis calificaciones chicos, lamento mucho no salir con ustedes tan a menudo.— argumente mi comentario anterior, que en realidad era verdadero, debía cuidar mis notas si pretendía seguir recibiendo la ayuda de la universidad, así que no estaba mintiendo ¿O si?

— Está bien, no hay problema. No tienes por qué darnos explicaciones. — agregó Jack sonriente para luego cambiar su semblante y ver a lo demás chicos.— por lo que me parece un tanto tedioso que le hagan preguntas tan estúpidas que no vienen al tema está noche.

— ¡A mí ni me miren! Yo solo lo invité— renegó el rubio de Kristoff tomando su cerveza.— que por cierto es la última vez que lo hago eh Hiccup.

— ¡Te lo suplico, por favor! — le respondí irónicamente mientras le lanzaba un beso sujetando con una de mis manos el trago que tenía, los chicos de inmediato comenzaron a reírse.

— ¿Sabes algo de Anna? Punzie desea hablar con ella hace unos días…— preguntó Eugene sin incomodidad. Cómo ven las chicas siempre han mantenido comunicación, al principio mis amigos les incomodaba hablar de ella frente a mi, pero les hice saber que ”eso había quedado en el pasado”, por lo que ahora lo mencionan con total tranquilidad.

— Elsa de seguro sí, así que le preguntaré a ella. No te preocupes. Cuando sepa algo te aviso.— respondió el peliblanco con una leve sonrisa.

— sí, por favor. Es muy importante…

—¡Se me ha acabado el trago!— musité sin más luego de haberme bebido el trago tan rápido que comenzaba a sentir un leve ardor en mi garganta.— iré a traerme otro. ¿Alguien desea algo de la barra?

Jack voltea a ver a todos esperando una respuesta, y al ver qué todo es completamente unánime menciona— estamos bien viejo, ve tranquilo.

— sí.— suspiré, levantándome de mi asiento.— regreso enseguida.— agregué para luego alejarme de ellos. Realmente soy un cobarde y estúpido al pensar que mís amigos piensan que estoy bien, cuando realmente notan como me pongo al escuchar el nombre de Anna. Comúnmente huyo o me alejo para no escuchar nada, la verdad es que no quiero sentir la necesidad de hablar con ella y arruinarle el día solo por mi, no quiero ser egoísta, y mucho menos con ella.

Iba caminando por el salón de baile para ir a la barra por mí trago como les había avisado a los chicos, pero de pronto escucho como alguien logra derramar vino tinto sobre la chamarra de un sujeto, esto es pelea asegurada sin duda alguna.

—¡Idiota, fíjate por donde vas!— exclamó con furia un sujeto bastante musculoso, y cuando digo “musculoso” me refiero a alguien capaz de reiniciarte  la vida con solo un golpe.

— Lo lamento, realmente no fue mi intención. —trató de excusarse el muchacho quién había tropezado accidentalmente.— ¡Déjame arreglarlo!.— sugirió el desconocido, sacando de sus bolsillos un paño bastante fino. Madre mía, fue un grave error.

— ¿Así? ¿En ese caso, por qué demonios no lo arreglamos como hombres?— alertó el hombre sujetando al muchacho del cuello con bastante fuerza, por lo que estaba seguro que le rompería la cara por tremenda estupidez.

—¡Suéltalo!— ordené firmemente.—¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?

—¿Quién me lo dice?— se dirigió a mí la persona a quién ya había bautizado como “rompe huesos” hace unos meses atrás. Al parecer hasta la personas que por accidente le estornudarán encima, ya eran merecedores de su sello. Vaya honor.

— ¿Acaso no eres capaz de verlo? ¿Oh, es que necesitas ayuda para eso también?.— agregué mirándolo fijamente a los ojos sin titubear al haber mencionado dicho comentario.

—¿Muy valiente no?

—¿ Y tú muy estúpido no?.— me acerqué al agresor para dejar suficientemente claro la carencia de miedo que le tenía.— Escucha rompe huesos, hoy es viernes y realmente no deseo desfigurar rostros está noche, así que ¡Relájate por favor!— le sugerí mientras le quitaba el paño fino al otro sujeto para empezar a limpiar la evidente mancha de vino que se proponía a no salir. — Así que, ¿Qué te parece si te invito a otra ronda de bebidas?

— ¿Tres rondas?

—¡Dos rondas!— afirmé.

— ¿Cuatro?— contraatacó rompe huesos sin darse por vencido, había que darle crédito al pobre muchacho, pero lo que no sabía era que poseía los trucos que había adquirido gracias a Jack y a sus débiles oratorias de negocios antes de cada junta.

— ¡Entonces ninguna rompe huesos!

— ¿Ninguna? — preguntó confundido.

— ¡Me parece bien, ninguna será! — afirmé mientras sacudía un poco su chamarra y le daba un último vistazo a esa gran mancha de vino que había en su camisa blanca. — como siempre hacer negocios contigo es más que un placer querido rompe huesos.— les sonreí a lo que el solo asintió de manera confundida.—¡Disfruta la noche! ¡Adiós!.

Dije de último para alejarme de él y seguir nuevamente mi camino a la barra de bebidas. Vaya noche, en ocasiones me pregunto si es un bar o la mismísima selva donde manda y gana el más fuerte.

—¿Me das un poco de Vodka, por favor?— pedí al bartender con toda amabilidad, él me lo sirvió y me lo bebí de un solo trago. —¿Podrías…?— señalé mi vaso indicando que me lo llenará nuevamente.

— Esa ronda la invito yo.— enunció el chico al que estaban a punto de partirle la cara minutos atrás.— gracias por lo de hace un momento.

— No hay de qué, ese tipo solo necesita un empujón para matarse a golpes con cualquier estúpido que se le pase por enfrente.— agregué bebiendo el segundo trago al que me había invitado.

—¿Cómo yo por ejemplo?.

Casi me atragantó allí mismo.—¡No, que va!, No quise decir eso.

—¡Tranquilo, solo estoy bromeando!— inquirió el chico que estaba sentado frente mío. Era alto, de tez blanca, con cabello negro abundantemente y con ojos levemente rasgados.

—¿No eres de aquí o si?— le pregunté con curiosidad.

—¿Tanto se me nota?— mencionó con tono apenado, a lo que asentí.

— En New York cuando alguien está a punto de partirte la cara, lo último que haces es sacar un pañuelo para limpiarlo.— bromeé con naturalidad a lo que él sonrió.

— Si, no soy de aquí. Estoy de vacaciones y quisé conocer otras partes del mundo.— respondió de manera honesta a mi cuestionamiento. Cuánto me gustaría a mí tener esas oportunidades de ir y salir del país cuando se me antoje.

— ¡Si, eso noté!.— le mencioné mientras me levantaba de mi asiento.

—¿No deseas otro trago?— me preguntó con inquietud, yo negué pero volvió a preguntar.— Es mi manera de agradecerte…

—Hiccup, mi nombre es Hiccup.

— En ese caso me gustaría invitarte a otro trago Hiccup.— afirmó con una leve sonrisa de agradecimiento, debo admitir que me empezaba a agradar este sujeto.

— De acuerdo, pero solo si vienes y conoces a mis amigos. No tienes porque pasar solo está noche en la ciudad. — le sugerí amablemente, a lo que él asintió.  

Comenzamos a caminar a través de la pista de baile, rogando por nuestra vida no encontrarnos con el sujeto de índole desconocida. Desgraciadamente no tuvimos la suerte de volver a entablar conversación civilizada con el querido rompe huesos, que pena la verdad yo sí quería saludarlo.

— ¿Por qué diablos te comerías un hot dog con crema de batida? ¡Es sumamente desagradable! — escuché como Jack se quejaba ante las posibles recetas exóticas de Kristoff.

— Viejo, debes dejar andar a tu paladar por los valles no descubiertos de la civilización de comida rápida.—musitó el rubio con tanta franqueza, que realmente parecía que hablaba de algo tan interesante que se olvidaba que se trataba de una completa tontería.

—¡Hey chicos, volví!— anuncié alegre, mientras le daba paso a mi nuevo conocido para que mis amigos lo vieran.— les presento a Don casi le parten el rostro por un pañuelo.

El río en bajo y levantó su mirada para ver a los chicos quiénes estaban frente a él. — Mi nombre es Tadashi Hamada, un gusto.— se presentó ante todos. En definitiva ese nombre no era de aquí.

— ¡Fantástico! ¿Eres asiático?— preguntó Kristoff con curiosidad.

— Soy europeo.

—pero tienes rasgados los ojos…

— ¡Viejo! Deja de sonar como un racista prejuicioso.— señaló Eugene entre una risa burlona. Diablos enserio que Kristoff no se puede quedar callado ni por un minuto, ¿Cómo es que Mérida sigue con él?

— Pero es que mírenlo, ¡No lo nieguen! — renegó abruptamente.— además no digan nada, ustedes son los que le dicen coreano a un chino, y a un chino le dicen japonés. Asi que ¿Racista y prejuicioso yo?, No lo creo.— se defendió ante las acusaciones manifestadas con anterioridad.— Y se supone que el psicólogo eres tú Eugene.

— Perdonalos Tadashi, les es difícil conocer a personas nuevas por lo visto.— musité mientras tomaba de mí trago.

— Está bien, la verdad que ya me lo han dicho bastante, así que empiezo a considerarlo normal— respondió para proceder a tomar asiento en uno de lugares vacíos.

—¿De dónde eres Tadashi?— preguntó Jack mientras le servía un poco de ron al muchacho.— ya que no eres de aquí, supongo que por lo menos tiene una casa ¿O no?.— realmente le estaba preguntando a él si tenía una casa, ¿Qué clase de pregunta era esa?

— Pues soy de Reino Unido.

Casi me atraganto al escuchar el nombre del país. Todos me miran preocupados por lo que señaló que estoy bien, a lo que obviamente no creen en lo absoluto

— pero seguramente de otra ciudad totalmente diferente a la que ya conocemos todos.— mencionó Kristoff mientras guiñaba uno de sus ojos. Si eso era su ayuda emocional, realmente no la quería recibir.

— Soy de Londres. — terminó de responder Tadashi a lo que nuevamente me atraganto con la bebida, ¿Pero qué diablos?, Pensarán que no aguanto nada fuerte.

— Vaya, Londres…— agregué recuperándome de mi posible muerte.

—¿Has ido?

—No…pero.—traté de responder.

—Pero le gustaría, y mucho.— agregó Jack mientras le daba un sorbo a su vino de una manera tan paulatina que me daban ganas de presentarle a rompe huesos para que le diera  su sello en toda su estúpida cara, ¿Pero que les digo?, Realmente no soy tan malo a veces.

La noche prosiguió normal, todos charlabámos y bromeabámos con Tadashi como si hubiésemos sido amigos desde hace años. Debo de admitir que me encanta esta sensación de tranquilidad que logro percibir cuando estoy con mi mejores amistades, me hace recordar viejos momentos que no deseo que se borren de mi mente en ningún momento.

Debo decir que ya era tarde la verdad, y era el momento de decirle “adiós” al viernes de diversión que si lo piensas bien solamente se ha tratado de despertar el pasado, MI PASADO, además de que casi le rompen el rostro a Tadashi por haber sacado un pañuelo, y Kristoff sigue frustrado porque nadie desea degustar sus insuales combinaciones de comida. ¿Qué es? ¿Una chica embarazada?

— Estuvo bastante loca está noche ¿No?— musitó Jack alegre y completamente satisfecho. Él tenía razón, hay que detallar que había sido una noche estupenda en comparación a otras semanas.

— Concuerdo con el viejo.— le apoyó Eugene mientras se colocaba su chamarra abrigada. Ya estábamos fuera del bar y como sabrán nos topamos con una noche-madrugada bastante fría en New York.— Habrá que repetirlo.

— ¡Estoy de acuerdo!— agregué mientras me ponía mi chamarra de cuero. Jamás me había sentido tan vivo desde hace años, la verdad es que me había divertido tanto está noche.

— ¡Mírenlo! Al fin está hablando…— musitó Jack como un padre alegre felicitando a su hijo.— Así será mi querido muchacho. Así será.— rodé mis ojos en señal de desacuerdo ante su absurdo comentario.—¿Qué? ¿Acaso es malo alegrarse porque su amigo al fin por su propia voluntad desea repetir una salida?

— Me atrevería a decir que ¿No?— respondió un Tadashi no muy seguro de su respuesta, pero al parecer su comodidad entre nosotros ya hacía que comentará en lo más mínimo en el grupo, hasta lo más estúpido. ¡Enserio!

—¡Bien dicho! —felicitó nuevamente mostrando un espléndida sonrisa.

—¿Irás donde Elsa o te irás para el departamento?— pregunté mientras me iba colocando el casco de mi motocicleta. Y si, antes de que preguntes Jack y yo vivimos juntos, tengan en cuenta que pagar un departamento aquí en New York es sumamente costoso, por lo que Jack siendo la gran persona que es me ofreció vivir con él sin pagar mensualidad, pero no pude permitir que eso sucediera así que llegamos al acuerdo de que pagaría la mitad del alquiler a cambio de alegrarle la vida.

— No, ya es muy tarde. No deseo despertarla. Así que supongo que estaré en el departamento Hiccup. Pero, ¿Me llevas Kristoff?— preguntó el peliblanco, que ante su pregunta Kristoff solo bufó con desdén.

— Ahora resulta que sí me necesitan, ¿O no?— admitió el rubio con burla, puesto que también llevaría a casa a Eugene y a Tadashi, quien se estaba hospedado en el Central Hotel de la gran manzana neoyorquina.

—¿Y tú a dónde irás Hiccup? Es bastante tarde ya. — me preguntó Tadashi sin entender nada. No lo puedo culpar ¿Quien logra entenderme?

O al menos eso pensaba.— ¡Déjalo Tadashi! Es su noche de depresión.— mencionó Jack sin ningún filtro mientras se metía al automóvil de Kristoff.— ¡Qué pases una espléndida madrugada! Y recuerda que si vuelves al departamento después de las 3:00 am hago como que no te escucho mientras azotas la maldita puerta.— terminó de decir guiñando uno de sus ojos azules tan nefastos.

Estaba a punto de arrancar cuando Tadashi se dirige a mi.— ¡Hey Hiccup! Quería agradecerte nuevamente, por todo.— mencionaba mostrando una sonrisa honesta.

— ¿Te refieres a que no dejará que te desfigurarán el rostro? Porque de lo contrario no se te verían ni los ojos en este momento Hamada.— agregué con burla a lo que el levemente sonrió.

— más bien por no abandonar a este idiota desconocido en un viernes en New York.— sonrió mientras metía ambas manos a sus bolsillos delanteros.— ¡Me alegra haberlos conocido a todos!

— Si… como sea. ¡Ya súbete asiático!— reprendió Kristoff haciendo sonar la bocina de su automóvil.

—¿Es enserio?—me atreví a preguntar mientras me montaba en mi motocicleta, a lo que él asintió alzando levemente sus hombros mientras se adentraba al auto con el resto de mis amigos.

Y de esa forma nos separamos, cada uno tomó su camino de regreso a su hogar para resguardarse del imponente frío que proporcionaba el ambiente de una de las ciudades más importantes de todos los Estados Unidos. Cómo era costumbre, me gustaba ir al Central Park y caminar por un momento en esas veredas tan pacíficas que transmiten paz y tranquilidad en medio de una ciudad tan ruidosa como lo es New York.

Mientras caminaba pude divisar una peculiar banca, a lo que suspire como un completo idiota.

— Me gusta tú sonrisa, y más cuando es a causa mía.— dije casi como verso aprendido propio de un recital de poesía en Broadway.

No pude evitar hundirme en recuerdos, como aquella tarde de verano en la que le pedí a Anna que fuera mi novia, donde no paraba de reír por haberle mostrado una foto mía de pequeño, ¿Qué? Yo era realmente adorable, y ella sólo pudo burlarse de mí pañal con figuras de leones, aunque debo confesar que si yo hubiese escogido mis pañales seguramente serían de cuero negro, y ahí me gustaría ver quién se burlaría de un bebé sexy.

Me senté en el banco y eche mí cabeza hacia atrás para poder observar las estrellas que adornaban aquella madrugada. Es absurdo que después de tantos años me siga afectando a tal magnitud, que con solo ver algo  ya sea esta una razón para acordarme de ella.

— Nunca te olvidaré, y si tú ya lo haz hecho…— miré hacia arriba.— Te deseo que seas feliz aunque no sea conmigo.— suspiré mientras me levantaba del banco para proseguir caminando por el parque.

De todas formas, me gustaría mencionar que un astrónomo que lucha y trata de alcanzar su apreciada estrella no es capaz de alcanzarla, pero si de apreciarla en cada mínimo detalle.

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