Carta no enviada #1

¿Sabes Shin-Chan? En un día como hoy, tu cumpleaños, no puedo evitar recordar todo lo que pasamos juntos. Algunos recuerdos con algo de tristeza, otros con nostalgia, pero casi todos con una sonrisa de felicidad en mi rostro. Recuerdo nuestra primera pelea, antes de que empezáramos a salir, aunque la pelea no duró más de dos días, los días entrenando, cuando tú me besaste por primera vez, nuestra pelea por Akashi, el día en que los Senpais dejaron de asistir a las prácticas, cuando me dijiste "te quiero" por primera vez... Todo. Y a cada uno que recuerdo, más me doy cuenta de que te necesito mucho más de lo que pensaba. Aun no sé cómo logre ni si quiera sobrevivir estos meses sin poder ver a mi tsundere, porque hace mucho que te nombre así, "mi tsundere", puede que sea egoísta, o extraño pero... Un día surgió solo, y así es como te quedaste, mi tsundere.

De todos los recuerdos que tenemos, hay uno que guardo con especial cariño, durante un fin de semana, de alguna forma, tu tsunderismo se rebajó aunque fuera un poco, ¿Lo recuerdas? Fue antes del partido contra Rakuzan, después de la pelea por Akashi.

Yo estaba muy preocupado, no se lo dije a nadie, pero había hecho un examen muy importante, si no lo aprobaba suspendía historia. Era normal estar así de nervioso, además el examen estaba seguro de que me había salido horrible. Pase todo el viernes, cuando hice el examen, y todo el sábado preocupado. Nuestros compañeros lo notaron, mi hermana y mi madre lo notaron, y por supuesto, tú lo notaste. Pero no decías nada, tu tsunderismo estaba "activado" y no te permitía preguntarme.

El sábado por la tarde yo estaba demasiado agobiado, en mi casa todo era un caos, se había ido la luz, mi ordenador se había roto, el teléfono sin batería, mi hermana y mi madre histéricas, ya que tenían que irse el fin de semana a ver a mis tías, y yo agobiado por el resultado de ese examen. No pude más y salí de allí, fui al parque donde siempre vamos, a esas horas no solía haber nadie. Me senté bajo un árbol intentando relajarme cerrando los ojos, y entonces de golpe algo me hizo sombra. Abrí los ojos, encontrándome con tu enorme figura delante de mí.

-¡¿S-Shin-Chan?!

-¿Que te ocurre?- Dijiste sin más.

-¿Eh?

-D-Desde ayer... Estas extraño.- Sonreí intentando no preocuparte.

-No es nada Shin-Chan.- De un momento a otro, tus brazos me rodearon, dejándome completamente perplejo.

-N-No sé qué te pasa pero... Pa-Parece que cuando hago esto te relajas...- Tenias razón Shin-Chan, siempre que me abrazabas conseguías que me calmara. Correspondí a tu abrazo sonriendo.

-Tienes razón Shin-Chan pero... Hay una cosa que me calma aún más.- Me miraste sin en entender.- ¿Me das un beso?- Adoraba eso, adoraba pedirte que me besaras, siempre reaccionabas igual, poniéndote completamente rojo y nervioso, aunque siempre aceptabas sin tener que volver a pedírtelo. Ese día no fue excepción, pero aun así, te acercaste a mí y dejaste un suave beso en mis labios. Aun ser pequeño, ame ese beso mucho más de lo que imaginas. Sonreí al separarnos, me levante y sin prestar atención si había alguien o no en la calle, tome tu mano entrelazando nuestros dedos.

-Sabes... Tengo un videojuego nuevo y...- Pensé un poco, en mi casa no había luz y era una excusa demasiado típica para invitarte a casa.- No voy a engañarte, quiero pasar más tiempo contigo Shin-Chan, ¿Vienes a mi casa? Creo que ya no habrá nadie y...

-Está bien.- Te acercaste un poco más a mí, sin poder deshacerte aun de ese constante sonrojo.

Cuando llegamos a mi casa había vuelto la luz y estábamos solos. Fuimos a mi habitación y rebusqué, buscando algún juego al que pudiéramos jugar los dos, pero todo lo que encontraba era tan solo videojuegos así que nos pusimos a jugar a uno. Yo me senté entre tus piernas, apoyándome en tu torso, recuerdo que antes de empezar a salir, ya nos sentábamos mucho así para jugar. Pasaste tu brazo alrededor de mi torso agarrando el mando y empezamos a jugar. Extrañamente en ti, ibas ganando, por poco, pero ibas ganando.

-¿Shin-Chan en que puesto estas hoy?

-Tercero.

-¿Y escorpio?

-Sexto.

-¡Por eso vas ganando!- Asentiste victorioso con una leve sonrisa en los labios.- Pues Shin-Chan, necesitare un poco de suerte.- Me miraste de nuevo sin entender, y yo aproveché para robarte un beso. Te sonrojaste de golpe, haciendo que una sonrisa surgiera en mí, eres tan hermoso cuando te sonrojas. Pero me giraste hacia ti, y juntaste de nuevo nuestros labios. No pude evitar el sonreír en medio del beso, cuando tú tomabas la iniciativa hacías que me volviera completamente loco. Pasé mis brazos por tu cuello, con mis piernas me aferré a tu cintura, y seguiste "compartiendo tu suerte" conmigo. Hasta que ambos estuvimos satisfechos por los besos del otro, olvidándonos por completo del videojuego, sumergiéndonos en nuestro mundo. ¿Cuándo podremos volver a sumergirnos en él?

De golpe me miraste, parando los besos. Yo seguía con mi típica sonrisa mirándote. Colocaste tu mano en mi mejilla y acariciaste mis labios con el pulgar, resiguiendo mi sonrisa y consiguiendo que sonriera un poco más, te sonrojaste y desviaste la mirada hacia el suelo.

-¿En qué pensaste?

-N-Nada.

-¡¿Eh?! ¡Shin-Chan dímelo!

-¡No!- Después de varios minutos peleando, al final te rendiste.

-Vamos... Shin-Chan.

-¡Agh está bien!- Me miraste completamente rojo.- M-Me... Me gusta tu sonrisa.- Cuando digo que sentía que iba a estallar, no es en broma. Sentía mi rostro arder y estaba tan nerviosos y feliz que no sabía qué hacer. Tan solo pude sonreír aún más, y abrazare con fuerza, escondiendo mi rostro en tu cuello. ¿Cómo esperabas que reaccionara si me decías algo tan tierno?

Cuando llegó la hora de dormir, ambos fuimos a mi cama. Recuerdo que inicialmente querías dormir en el sofá, habíamos dormido tantas veces juntos... ¡Y a ti te daba vergüenza dormir juntos en mi cama! Realmente... Podías llegar a ser un idiota. Nos tumbamos juntos, yo de inmediato me escondí en tu cuello empezándote a besar, entiéndeme, tenerte cerca era una provocación constante. Tú me rodeaste por la cintura, dándome permiso para seguir con mi tarea. Sin despegarme de ti, subí por tu mandíbula hasta llegar a tus labios. Tan finos, tan dulces, tan perfectos, tus besos siempre fueron, al menos para mí, lo más cercano en este mundo a la perfección. Te dediqué una sonrisa al separarnos, y con un pequeño "Buenas noches" me apoyé en tu hombro para dormirme. Lo que tú no sabes Shin-Chan, es que siempre tardaba algo en dormirme, y sabía perfectamente que en cuanto yo cerraba los ojos, tú besabas mi frente hasta que te quedabas dormido. Era tu forma de decir "Gracias por estar aquí". Yo nunca te decía nada, si lo hacía sabía que dejarías de hacerlo, y yo adoraba esos besos. Sabía que aunque lo negaras siempre, eras alguien muy cariñoso, aunque tan solo me mostrabas esa faceta a mí, y eso hacía que me enamorara aún más. Por eso, aunque lo niegues, siempre dejas que te bese de improviso, porque sé que amas que lo haga tanto como yo amo que tú me beses.

A la mañana siguiente decidí devolverte los besos, al despertarte y verte dormido vi mi oportunidad. Me coloqué sobre ti y te empecé a besar, cuidándome de besar cada rincón de tu hermoso rostro. Hasta que te levantaste de un solo movimiento, tomándome por la cintura con una casi imperceptible sonrisa, sabiendo así, que llevabas un buen rato despierto disfrutando de mis besos.

-Buenos días, Shin-Chan. ¿Dormiste bien?- Asentiste dándome un beso de buenos días.- ¿Vamos a desayunar?

-E-Espera.- Me agarraste con más fuerza antes de poder levantarme. Te miré intentando saber que pasaba, y con tan solo ver tu rostro lo supe. Te habías levantado una de aquellas mañanas que necesitabas que te prestara atención lo más posible. Sonreí empezando a besar de nuevo tu rostro.

-¿Te levantaste con ganas de mimos?- Pregunté con una sonrisa pícara.

-C-Cállate.- Con tan solo esa palabra supe que estaba en lo cierto.

Esos besos por mi parte, desencadenaron en una de nuestras tan frecuentes guerras de besos, en donde ninguno de los dos era ganador. Te recosté en la cama sin separar nuestros labios. No pude evitarlo, sonreí a todo lo ancho de mi boca y me lancé a abrazarte, ¿Eras consiente de lo feliz que me hacías cada vez que me besabas?

Después de esa larga lucha de besos, ambos salimos a desayunar. Mientras yo preparaba el desayuno, tú te quedaste preparando los útiles para comer. De un momento a otro, tus brazos me rodearon abrazándome por la espalda y tu cabeza apareció por encima de mi hombro, viendo que estaba cocinando. Reí levemente, sabía que no podía decirte nada, porque si lo hacía te pondrías nervioso y dejarías de abrazarme, y sentir tu calor mientras cocinaba, era simplemente mágico. Varias veces volteaba mi cabeza hacia ti, pidiéndote un beso, a lo cual tú aceptabas en seguida.

Cuando terminamos de desayunar, sin ni si quiera decirnos nada, ambos nos dirigimos hacia el sofá y nos acurrucamos juntos. Sin duda, los mejores días de mi vida, siempre fueron aquellos donde ambos disfrutábamos del otro, perdiendo el tiempo juntos, con cualquier estupidez o carantoña. Mis días favoritos en el mundo siempre serán los que pase junto a ti, Shin-Chan.

El resto de día, hasta que anocheció, fue así, ambos acurrucados juntos, hablando de cualquier cosa que se me ocurriese, o simplemente besándonos el uno al otro. Hasta que se hizo de noche, cuando tuviste que irte, te acompañe hasta la puerta, quería seguir disfrutando a tu lado un poco más.

-Moou Shin-Chan ¿Ya tienes que irte?

-Se hizo tarde...- Te acercaste a mí, dejando un último beso en mis labios, logrando que me sonrojara. Me quedé viendo tu figura mientras te ibas, pensando en que, sin darme cuenta, durante todo ese tiempo me hiciste olvidar ese examen. Antes de que desaparecieras por completo, salí del portal de casa, y despidiéndote con la mano y una sonrisa, grité.

-¡Te quiero Shin-Chan!- Te paraste en seco y me miraste.

-¡Deja de decir estupideces Bakao!- Estabas sonrojado hasta la medula. Reí de nuevo enternecido por tu reacción tsundere.

Necesito volver a ese día... Necesito volver a despertarte besándote, a dormirme entre tus caricias, y a volver a sumergirme en ese mundo donde solo estamos tú y yo.

¿Es mucho pedir?

(...)

Dejé de escribir, releyendo varias veces la carta con una sonrisa nostálgica y los ojos vidriosos. Guardé la carta en un sobre que seguidamente cerré, debatiendo si guardar la carta dentro de la caja donde tenía todo lo que iba a enviarle a Shin por su cumpleaños, o guardarla junto al montón de las demás cartas que a lo mejor algún día le enviare, pero por el momento no puedo hacerlo, por pura cobardía. Ya lo dijo mi padre, al coger sin permiso la primera carta, "¿Vas a enviarle esto a otro chico? ¿Qué quieres? ¿Que rompa contigo por cursi?"

-Todo... Menos que Shin-Chan me deje.- Guardé la carta que acababa de escribir, junto a las demás.- A lo mejor algún día se las envié...

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Volví QwQ Extrañe esta fic QwQ Bueno esto no es un "capítulo" si no como ya dice es una carta que Takao no envía a Midorima, en principio tengo la idea de ir haciendo varias cartas que Takao enviará o no a Midorima y si sigo la trama que tengo pensada, tendrán su repercusión después. Como ya vieron esta fic no seguirá el "tiempo real" ya que Midorima cumple años en julio :3 Intentaré tener el capítulo que sigue para mañana, espero poder acabarlo 3: Muchas gracias por los votos y comentarios y nos leemos en el próximo capítulo~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top