Capítulo 5
Tres días, tres días pasaron y no había rastro de Takao. No aparecía ni por clase ni por los entrenamientos, según la profesora solo tenía un resfriado corriente, pero ¿Faltar tres días por un resfriado? ¡Era demasiado! Seguro que lo que quiere es librarse de tirar del rickshaw.
-Midorima-Kun.- Me llamó la profesora.- Tu eres amigo de Takao ¿Cierto? ¿Podrías ir a su casa y llevarle los deberes?
-¿Eso no es trabajo del delegado de clase?
-Lo sé, pero vosotros dos siempre estáis juntos y parecéis muy unidos. Prefiero pedírtelo a ti que al delegado.- Contestó con una sonrisa, me sonrojé ante su comentario.- Por favor.
-Está bien.- Suspiré. Bueno así al menos podré visitarle… No voy porque esté preocupado por él, sino por los deberes, únicamente por eso.
Acabamos las clases y antes de ir hacía casa de Takao teníamos práctica de baloncesto. Todos los del equipo me preguntaron por Takao ¡Ni que fuera su niñera! El entrenamiento fue más duro que de costumbre, y al terminar me fui a los vestuarios lo más rápido que pude.
-¡Hey Midorima!- Gritó Miyaji, me giré hacia él para que siguiera hablando.- ¿No te quedas hoy a practicar?- Ahora que lo decía tenía razón, normalmente me quedaba practicando mis tiros junto a Takao, aunque solo era una forma de pasar más tiempo a solas con él, y al no haber venido no encontraba la necesidad de quedarme más tiempo.
-No.
-¿Uh? ¡Espera, espera déjame adivinar! Como hoy no está tu noviecito no tienes la necesidad de quedarte a solas con el ¿No?- Mi cara se sonrojó en cuestión de segundos. Durante este tiempo no le habíamos dicho a nadie que estábamos saliendo ya que sabíamos que muchos nos rechazarían por ser los dos hombres, ¿Pero cómo podía saberlo Miyaji? A lo mejor nos vio en algún momento, ya que Takao a la mínima que nos encontrábamos solos aprovechaba para robarme un beso o acercarse a mí más de lo normal, yo normalmente lo apartaba sonrojado diciéndole que podrían vernos mientras que él fingía hacer un puchero.
-No sé de qué me hablas.- Contesté colocándome bien las gafas mientras daba media vuelta para irme y Miyaji reía por mí reacción.
-Seguro que no. Si vas a ver a Takao dile que tendrá que hacer el doble de entrenamiento por haber faltado hoy.- Siguió Miyaji sonriendo, yo gruñí por su sarcasmo inicial y seguí con mi camino. Me cambié rápido para ir hacia casa de Takao antes que se hiciera tarde, llegué a su casa hacia a las seis y media de la tarde. Takao vivía junto a su madre y a su hermana en un departamento que apenas tenía una habitación para cada uno, un baño, la sala de estar y una cocina. Llamé al timbre y me abrió la madre de Takao.
-Midorima-Kun cuanto tiempo.- Me saludó mientras se acababa de arreglar, parecía que estaba a punto de salir.
-Vine a traerle los deberes de Takao ¿Vengo en mal momento?
-En absoluto pasa.-Me invitó a pasar y me señaló hacia la habitación de Takao.- Kazunari está en su habitación descansando, aún tiene la fiebre muy alta… ¿Puedo pedirte un favor?- Asentí.- Tengo que salir y no quiero dejar a Kazu solo ¿Podrías vigilarle hasta que llegue? Te prometo que no tardaré mucho es solo que…
-No se preocupe yo lo vigiló.- La madre de Takao parecía muy agitada y preocupada y estando así no podía negarme a algo como eso. Al aceptar pareció calmarse.
-Muchas gracias, de verdad que intentaré no tardar.- Se fue toda prisa sin aun acabar de arreglarse. Yo entré en la habitación de Takao, estaba tapado con varias mantas, el rostro enrojecido y un paño húmedo en la frente. Me acerqué a él, parecía respirar con dificultad y sobre su escritorio había varias medicinas y pañuelos. Me senté en una silla al lado de su cama para poder vigilarlo tal como me pidió su madre. Al cabo de diez minutos mi teléfono sonó, miré el mensaje, solo era publicidad.
-¿Mmm? ¿M-Mama?- Takao intentó levantarse levemente y me miró.- ¡¿Eh?! ¡¿Shin-Chan?!- Se levantó de golpe y enseguida volvió a caer en la cama, al ver que estaba a punto de caer me acerqué a él y lo ayude a colocarse bien.
-Idiota no hagas esfuerzos bruscos.
-¿Q-Que haces aquí?
-Vine a traerte los deberes.
-¿Dónde está mi madre?
-Tuvo que irse, me dejó a tu cargo.
-Ah.- Takao se acomodó en la cama. Lo miré por unos segundos, parecía tener mucha fiebre, acerqué mi mano a su mejilla, efectivamente estaba ardiendo.- ¿S-Shin-Chan?
-Tienes fiebre. Dame, te cambiaré el paño.- Quité el paño que ya estaba casi seco que tenía en la frente y me dirigí al baño para mojarlo. Una vez estuvo húmedo de nuevo fui a la habitación de Takao y se lo coloqué en la frente.
-Gracias.- Nos volvimos a quedar en silencio, el rostro de Takao recupero un poco su tono normal pero aun lo tenía bastante rojo a causa de la fiebre, pero yo no podía soportarlo más. Coloqué mi mano sobre su mejilla nuevamente, y me acerqué con lentitud hacia su rostro.- S-Shin-Chan… Te pegaré el resfriado.- Ignoré lo que me dijo y seguí acercándome.- Shin-Cha…- Su frase fue interrumpida por mis labios cuando al fin se juntaron, Takao se negó un poco al principio pero poco a poco empezó a ceder y a corresponder al beso. Tres días, tres días era lo único que estaba dispuesto a esperar sin besarle, solo tres días. Nos separamos, Takao volvió a enrojecerse y desvió la mirada hinchando las mejillas.- Si te resfrías luego no me eches la culpa.
-Está bien. Duerme un poco te ira bien.
-¿Desde cuando eres medico?- Soltó una risita, mientras yo lo miré con enfado.- Es broma tranquilo.- Takao se acurrucó en la almohada mirando hacia mí.- Shin-Chan túmbate.
-No.
-Mooou Shin-Chan vamos, así podré verte mejor.- Dio un golpecito sobre la cama indicando que apoyara allí mi cabeza.
-¡Agh! Está bien.- Acepte sonrojado. Puse mis brazos a modo de almohada y apoyé mi cabeza en ellos mirando hacia Takao. Takao sonrió y puso su mano sobre mi cabeza jugando con mi flequillo, bajó hacia mi mejilla acariciándola con suavidad, yo agarré su mano con la mía y la acerqué a mis labios besando sus nudillos. Takao giró su cabeza aumentando su sonrojo, pero esta vez no por la fiebre.- Duérmete, te sentirás mejor.
-Está bien, pero… Cuando te vayas despiértame ¿Si?- Asentí. De alguna forma que Takao me pidiera algo así lo hacía verse… Muy tierno. Él entrelazó sus dedos con los míos y se quedó dormido en escasos dos minutos y a medida que pasaba el tiempo yo también me fui quedando dormido.
-Midorima-Kun… Midorima-Kun.- Desperté al oír como alguien movía mi hombro. Miré hacia donde venía la voz, era la madre de Takao.
-Disculpe me quedé dormido.
-No importa, gracias por cuidar de Kazu.- Miró hacia nosotros con una sonrisa, entonces me di cuenta, seguía agarrando la mano de Takao y un enorme sonrojo se formó en mi rostro.
-E-Esto…
-No importa, sé que están saliendo.- Me puse muy nervioso y mí sonrojo aumento.
-¿C-Como? ¿Takao le dijo que…?- Ella negó con la cabeza.
-Es por cómo es cuando está contigo míralo, es la primera vez desde que se puso enfermo que lo veo dormir tranquilo. Y si vieras como habla de ti, en sus conversaciones se oye más “Shin-Chan” que cualquier otra cosa, y siempre lo dice con una sonrisa... De alguna forma me recuerda a como hablaba yo de su padre.- Sonrió con nostalgia.- Por favor cuida de él. Puede que no lo parezca pero Kazu es más sensible de lo que parece. No sé cuánto lleváis juntos pero… Cuida de él.- Me levanté de la silla poniéndome delante de ella e hice una reverencia.
-Le prometo hacerme cargo de los sentimientos de Takao.- Dije sonrojado. Ella sonrió y asintió.
-Gracias. Me alivia pensar que Kazu está en buenas manos. Puedes quedarte el tiempo que quieras.- Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella. Miré la hora, ya eran las ocho y media, si no me daba prisa mi familia se preocuparía así que sería mejor irse. Pero antes de eso volví a acercarme a Takao, acaricié su pelo y tan solo poner mi mano sobre su cabeza él la agarro sonriendo.
-T-Takao ¿Cuánto tiempo llevas despierto?
-Lo suficiente.- Se levantó un poco juntando nuestros labios y mi sonrojo se volvió más fuerte. Aunque Takao estuviera enfermo, siempre que me besaba me parecía maravilloso ¿Cómo es posible que una sola persona pueda hacerme sentir así?- Mañana ¿Me traerás de nuevo los deberes?- Asentí y Takao aumento su sonrisa. Salí de casa de Takao pensando aun en las palabras que había dicho, llevaba poco tiempo saliendo con Takao pero… Voy a protegerlo.
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