Capítulo 41

Mierda.

-¿E-El padre de Takao?- Pregunté tartamudeando, sintiendo como si mi voz se quedara encajada en mi garganta, sin posibilidad de salir.

-¿Puedo pasar?-Preguntó, a lo que yo solo me quede viéndole.

No quería que pasara. No quería que de nuevo se llevara de nuevo a Takao. No podría soportarlo. Pero... ¿Que se supone que tenía que hacer?

-¿Shin-Chan? Tardas mucho.- Takao se abalanzó abrazando mi cintura, pero al subir la mirada y ver a su padre, empalideció de golpe.- ¿D-Daisuke?- El hombre esbozó una ligera sonrisa, mirando a su hijo.- ¿A qué has venido?- La voz de Takao cambió, dejando de lado ese tono infantil que siempre tenía, bajando hasta un tono que no le había visto utilizar jamás.

-A explicarlo todo. ¿Puedo pasar?- Miré a Takao, esperando que él diera la respuesta a eso. Tras unos segundos de duda, se hizo a un lado, dejando pasar a su padre a la sala.- ¿Vives aquí Kazu-Chan?

-Para ti Kazunari-Kun, y no te importa.- Dijo sentándose en una silla del comedor, justo delante de donde se había sentado su padre.

-Vamos, no hace falta que seas así, yo...

-¿Tu qué? ¿Vienes otra vez a separarme de todo lo que me importa? ¿A hacer llorar de nuevo a Mama? ¿A obligar a tu hija a dejar los estudios para trabajar? ¿Vienes otra vez a todo eso?

-Kazunari yo...

-Si tienes que decirme algo, más te vale ir al grano.- Takao se cruzó de brazos, mirando fijamente al otro azabache sentado delante de él.

-Tú mejor que nadie sabes que no fui un buen padre, Kazu. Desde el momento en el que os abandoné hasta el día que os llevé conmigo a América. Siempre habéis sido lo más importante en mi vida, no espero que me perdones, no quiero que me compadezcas, no merezco nada de eso, el día que abandoné a tu madre, sentí como dejaba atrás todo lo que alguna vez había amado, pero ponte en mi lugar... Estaba asustado, estaba a punto de perder el empleo y tu madre no mejoraba... El único apoyo en esa casa, eras tú, él único que me sonreía cada vez que me veía. Fuiste al que más me dolió dejar. Y cuando volví, tan solo quería lo mejor para vosotros...

-Y por eso nos obligaste a alejarnos de todo, ajá.- Takao chasqueó la lengua. Yo lentamente, bajé mi mano hasta la de Takao, acariciando sus nudillos hasta llegar a entrelazar nuestros dedos. De alguna forma dándole apoyo a la persona que más amaba en este mundo.

-Sé que no fue la decisión correcta, pero la idea de volver a vuestro lado, de que volviéramos a ser una familia... Me cegaba. Nunca pensé en volver. No era justo para vosotros después de trece años de abandono, pero alguien me contactó. Me dio vuestra dirección, dinero, y cuatro billetes de avión para que os fuerais conmigo "Lo único que pido es que vuelva con su familia e impida que su hijo siga con Shintaro" Pensé en las palabras que me dijo ese hombre durante seis años.- El padre de Takao calló, mirando fijamente a mis ojos.- Ese hombre, fue el señor Midorima, tu abuelo.

Sentí como algo dentro de mí se encendió. Tensé mis puños con fuerza, apretando mis dientes para así impedir que toda esa rabia saliera de mí. Inspiré profundamente, calmando mis emociones, para poder dejar salir poco a poco las palabras sin levantar la voz.

-Gracias. A partir de aquí me encargo yo.- Me levanté de la silla, haciendo una pequeña reverencia delante de Daisuke.

-¡No! ¡No se merece unas gracias! ¡¿Que fue?! ¡"Me dicen que separe a mi familia y lo hago por las buenas", NO! ¡No fue justo!- Takao se levantó de golpe, con tanta fuerza que hasta tiró la silla haciendo que diera contra el suelo. Se acercó a su padre, agarrándolo por el cuello de su camisa y obligándole a ir hacia la puerta.- ¡Ahora no quiero volver a verte!- Con ese último grito, empezó a andar hacia el pasillo hasta desaparecer.

-Realmente... Me odia mucho ¿No?- Sonrió con clara tristeza, levantando su mirada.

-No se preocupe... Puede quedarse aquí esta noche, es lo menos que puedo hacer por...- Daisuke negó con la cabeza.

-No me merezco eso después de todo lo que os he hecho. Sabes, amo a Hikaru, la madre de Takao. Siempre he sabido que es el amor de mi vida, amo a Kazunari y a Kaori, y aunque no merezco su perdón, pienso luchar para poder volver a estar junto a ellos.-Me miró sonriendo, con los ojos cristalizados.- Gracias por cuidar de Kazunari, nunca dejes de hacerlo por favor. No seas como yo.- Sin decir nada más, salió por la puerta.

Yo di un suspiro. Estaba enfurecido, no pensaba dejar que mi abuelo se fuera de rositas después de todo lo que hizo. Pero antes de todo esto, antes de mi propia rabia, estaba Takao. Le conocía lo suficientemente bien, como para saber que no habría dado más de dos pasos sin quedarse llorando en medio del pasillo.

Tal como pensé, ahí estaba, apoyado en la puerta de nuestra ahora habitación, doblando sus rodillas con silenciosas lágrimas bajando por sus rojizas mejillas. Lentamente me acerqué a él, aparté su cabello con delicadeza, dejando un beso en su mejilla. Sin decir nada, lo tomé en brazos, como si de un niño pequeño se tratase, llevándolo poco a poco hasta la cama, donde nos acurruqué a ambos. Takao no tardó en acariciar mi cuello con su nariz, buscando mi calor. Acaricié todo su cuerpo, apegándole más a mí, mientras me dedicaba a llenar de besos su frente.

-L-Lo siento...- Sollozó contra mi piel.

-¿Por qué?

-N-No es justo... P-Por culpa de mi padre... N-Nos separamos s-si no hubieras estado conmigo, n-no hubieras sufrido tanto... No lo merecías... N-No me merezco a alguien como tu... T-Tu siempre eres bueno y c-comprensivo conmigo... N-Ni siquiera estoy a tu altura s-socialmente... Y-Yo t-te lo pago casi engañándote, y-yéndome a América... S-Soy horrible... T-Tú me das todo y yo solo...- Lo besé antes de que siguiera.

-Tu solo me besas, me sonríes, me animas, me abrazas, consigues que mi corazón lata a ritmos inimaginables, tu tan solo haces eso.- Takao se quedó completamente rojo, sin dejar de sollozar. Yo le mostré una ligera sonrisa, al tiempo que me acercaba para besarle.- ¿Tanto te cuesta entender que eres más que vida?- Susurré en su frente, volviendo a besar una y otra vez esta.

(...)

Ahí estaba yo, parado delante de la puerta del despacho de mi abuelo. No había sido difícil el reunir información sobre lo que pasó hacía ya seis años. Los billetes de avión, un informe sobre toda la vida de Takao entre los archivos de la empresa, más el hecho de que uno de los empleados de mi abuelo verificó el haber buscado y traído al padre de Takao a Japón. Ahora, solo quedaba lo más importante.

Llamé a la puerta, recibiendo un "Pasé" por parte de mi abuelo.

-¿Shintaro? ¿Qué haces aquí? Deberías estar en la universidad.- Habló mi madre, quien parecía estar teniendo una reunión de trabajo junto a mi padre y mi abuelo.

-Puestos a hacer preguntas, ¿Abuelo, conoce el nombre "Daisuke Takao"?- Mi abuelo me miró confundido.

-No me suena ese nombre.- Apreté mi puño, arrugando la copia que conseguí del informe sobre padre de Takao.

-¿Ahora le suena?- Dejé los papeles sobre la mesa, dando un golpe seco.- Es el padre de MI prometido.- Al ver esos papeles, mi abuelo tragó saliva, sin decir absolutamente nada hasta que no pasaron varios segundos.

-Lo hice por tu bien Shintaro.

-¡¿Por mi bien?! ¡No te confundas! ¡Lo hiciste por TU bien! ¡Por el bien de esta maldita empresa! ¡¿En qué pensabas?! ¡¿Que alejando a Takao de mi conseguirías algo?! ¡Pues siento decirte que te equivocas!

-Shintaro no utilices ese tono conmigo, y te recuerdo que esta "maldita empresa" como la llamas, es el futuro de la familia y la que te paga los estudios. Si alejé ese chico de ti fue por tu bien. Piénsalo bien, dos hombres juntos va contra natura, no tiene lógica alguna. Además de que no obtenemos beneficio alguno.

-¡No me importa eso! ¡No me importa la lógica! ¡Lo único que me importa es que le mandaste a América por un capricho tuyo!- Di un golpe con ambas manos sobre el escritorio de mi abuelo, cosa que hizo que mi padre me sujetara del hombro, apartándome algo de mi abuelo. Yo le aparté de golpe.

No quería que nadie me tocara. Había suficiente ira dentro de mí como para querer lanzar todo lo que mi abuelo tenía sobre el escritorio. No necesitaba que me detuvieran, solo que ese hombre pagar por lo que le hizo a Takao.

-¡Te repito que no me hables en ese tono!- Se levantó también golpeando el escritorio.- ¡¿Y qué es eso de tu "prometido"?! ¡No pienso permitir que te cases con un hombre, además pobre!

-¡No me importa tu opinión! ¡Amo a Takao! ¡Lo amo y no pienso dejar que por tu culpa vuelva a sufrir!- Lancé todos los informes y papeles sin ninguna suavidad sobre la mesa, haciendo que todos quedaran esparcidos por esta. Di media vuelta, dispuesto a salir del despacho.

-Shintaro, como salgas por esa puerta, te "corto el grifo".- Sin escuchar el grito de mi madre di un portazo y salí del sitio.

-¡Shintaro espera!- Volteé mi cabeza hacia mi madre quien venía corriendo hacia mí.

-Mama yo... Antes...

-Tranquilo hijo.- Sonrió.- Ni tu padre ni yo, sabíamos nada sobre lo de Kazunari-Kun, entiendo que te pusieras así, no te preocupes, no dejaremos que tu abuelo te deje sin dinero.- Dijo sin dejar de sonreír mientras empezábamos a andar.- Shintaro... Sabes que no tengo nada en contra de vuestra relación pero... ¿Todo esto vale la pena? El enfrentarte con tu abuelo... Todo...

-¡Shin-Chan!- Sin dejarla acabar, Takao corrió hacia mí, con ese puchero de cachorro abandonado que tanto me enternecía.- ¿Estas bien?... ¿Fue bien?

Takao podía ser muchas cosas, molesto, hiperactivo, una "pulga" como Aomine le llamaba. Pero, tenía clara una cosa, por él, sacrificaría todo lo que hay en este mundo. Le amaba. Y al verle ahí, con su dulce rostro preocupado, mientras me miraba a los ojos, supe que todo valía la pena por él. Me acerqué lentamente a sus labios, besándolo con cuidado, no dejando más de un roce sobre él.

-Sí Mama, vale la pena.- Ella sonrió al vernos.

-Estos jóvenes... Hubiera estado bien que llamaras a tu madre para dijiste que te habías prometido.- Takao y yo nos miramos, sonrojándonos a la vez, pero sin evitarlo sonriéndonos levemente.

-F-Fue un poco inesperado.- Takao agrandó su sonrisa, entrelazando nuestras manos.

-Bien, bien entiendo.- Rió mi madre.- Tengo que volver con tu padre, nos vemos luego hijo.

-Mama.- Se giró levemente hacia mí, mirándome para que siguiera hablando.- Gracias.- Una sonrisa se dibujó en su rostro.

-No tienes que agradecerme.- Asentí rápidamente, lo que hizo que riera. Una vez se fue, miré hacia Takao, quien con aún la pequeña sonrisa seguía sosteniendo mi mano. Me giré hacia él acariciando su mejilla, acercándome a para probar otra vez sus labios.

-Estas muy cariñoso por ser tu.- Susurró Takao riendo.

-Si tanto te molesta, entonces no te besaré.- Me separé de él, fingiendo estar indignado, pero enseguida Takao se lanzó a abrazarme.

-¡No Shin-Chan! ¡No soportaría el no besarte!- Sin darme tiempo a responder, Takao dio un salto para llegar a mis labios, arrastrándome hacia los suyos uniéndonos al fin. Agarré a Takao por la cintura, siguiendo ese beso con la mayor dulzura que podía y sintiendo como Takao sonreía en medio de este, consiguiéndome sonrojar aún más.- Nunca pensé que llegaría el día que podría besarte en público sin que te apartaras de mí.

-Cállate...- Murmuré separándome poco a poco de él, haciendo que riera.

-Venga, vayamos a por el taxi.- Entrelacé mis dedos con los de Takao, lo que hizo que este se apoyara su cabeza en mi brazo sonriendo. Bajé mi mirada hacia su mano, viendo el anillo plateado que llevaba, cosa que me hizo recordar que debería comprarle un anillo mejor.- ¿Shin-Chan estás bien? Te has quedado mirando al suelo sin decir nada por un minuto.

-El anillo... Quiero regalarte uno mejor... Es muy poca cosa para...- Takao me interrumpió, poniendo un dedo sobre mis labios para que dejara de hablar.

-No quiero algo mejor.-Sonrió.- No quiero algo mejor, ya que estos son perfectos Shin-Chan. Han significado mucho para ambos durante seis años, y ahora significan incluso más.- Esa hermosa sonrisa que me enloquecía se dibujó en su rostro, con los ojos brillando de emoción y la suave risa nerviosa que tenía.

¿Está bien que alguien tan perfecto, este con alguien como yo?

Suspirando de felicidad, me puse a la altura de Takao hasta poder besarlo, consiguiendo que de nuevo sonriera.

-Shin-Chan~- Canturreó en medio del beso.- Si estas tan cariñoso voy a tener que aprovechar.- Agrandó su sonrisa pícara, jugueteando con los dedos de mis manos.

-Pervertido.- Contagiándome de su sonrisa, besé su frente.- Venga, vayamos a casa.- La sonrisa de Takao, pasó de pícara a la dulce que solía tener, asintiendo con rapidez y abrazándome.

-Te amo Shin-Chan.

-Yo también... Kazu.

.

.

.

-¿Crees que esto me queda bien?- Preguntó Takao modelando delante del espejo, girándose de un lado a otro para verse mejor.

-Todo te queda bien.- Takao se giró hacia mí con una sonrisa burlona, bufando levemente.

-En serio Shin-Chan, tengo que avisar a Kise para cambiar o no el traje, quiere que el mío y el de Miyaji-San combinen.- Se volvió a girar hacia mi.- Dice que como padrino tengo que conjuntar con el novio.- No presté mucha atención a lo que me decía Takao, solo me acercaba lentamente a él, hasta que pude abrazarle por la espalda.

-¿Te verás igual de hermoso en nuestra boda?- Takao rió, girándose a besar mi mejilla.

-Más todavía.- Besó mis labios.

-¿Eso es posible?- Sonrió entre beso y beso, apegándose más contra mi torso. Ambos miramos en el espejo, viéndonos a ambos abrazados, vestidos de traje, y aunque no lo notamos, un sonrojo que se extendía en todo el rostro.

-Nos vemos bien.- Takao volvió a reír, mientras yo acaricié el estómago de Takao, dándole una pequeña indirecta que entendió al instante.- Aún no Shin-Chan... Estas cosas llevan su tiempo.- Sonrió.

Yo suspiré con algo de felicidad. Aún no entendía que era lo que pasaba dentro de mí como para que tan solo abrazar a Takao, sonriera al instante.

-El amor es realmente estúpido y caprichoso pero a la vez hermoso... En cierta forma como tú. Quizás por eso te amé tanto.- Pensé a la vez que me acercaba a esa zona sensible que hacía solo unos meses había descubierto de Takao. Mordí su oreja, a lo que Takao reaccionó en seguida, riendo e intentando liberarse de mi agarre, inútilmente, pues no pensaba soltarlo.

- Shin-Chan... ¡Se arrugará el traje para!- Siguió riendo hasta que pudo librearse y girarse hacia mí, sin borrar esa hermosa sonrisa.

-¿Cómo se puede amar tanto una sonrisa? Rayos Kazunari... No es justo que me enamores a cada segundo.- Sonreí con mis propios pensamientos, solo concentrándome en ellos y en los ojos azulados de Takao.

-¿Me estas escuchando?

-¿Eh?- Incliné mi cabeza a un lado confuso, a lo que Takao suspiró.

-Shin-Chan es malo... ¡Me ignora!- Gritó haciendo un puchero, yo agarré a Takao, y lo levanté hasta dejarlo por encima de mí. Adoraba esos ojos tan hermosos que tenía, y la mejor forma de verlos era cuando hacia eso, permitiéndome perderme en su mirada electrizante como de costumbre.- Shin-Chan... Mi amor, se arrugará el traje.

-No me importa.- De nuevo una risa salió de Takao, fui a acercar mis labios a los de Takao, pero en ese momento el timbre nos interrumpió. Gruñí bajando a Takao.- Voy a abrir.- Takao sin previo aviso, agarró mi mano, entrelazando los dedos de ambos con una sonrisa.

-Te acompaño por si te pierdes.- Di un suspiro, mirándole con algo de ternura,

¿Quién no se derretiría al verle sonreír? Un año desde que volvió, y aún me seguía sorprendiendo de lo que una sola sonrisa podía hacer en mí.

Andamos juntos por el pasillo sin soltar nuestras manos en ningún momento, hasta que llegamos a la puerta, donde al abrir, encontramos a Minori, llorando y jadeando delante de casa.

-¡¿M-Minori?! ¡¿Estas bien?!

-E-El... El abuelo a...- Tragué saliva.

(...)

¿Porque lo hacía? ¿Porque corría hacia ahí? Él no se merecía que lo hiciera. Pero aun así, me encontraba corriendo por los pasillos del hospital, buscando la sala 202 en donde estaba ingresado mi abuelo.

-¡¿Un infarto?!- Grité poniéndome la chaqueta.

-Esta... Esta noche... Fue todo muy de repente y... No pudimos localizarte.- Gruñí entrando al coche, seguido por Takao y Minori.

-¡¿A quién narices se le ocurre?! ¡¿Que representa que quiere?! ¿Parecer una de esas telenovelas de televisión? ¡Que no fuera ridículo!

-Shin-Chan relájate... Minori ya te dijo que esta fuera de peligro pero...- DI un suspiró de rabia, entrando, sin ni siquiera saludar a mis familiares, a la sala donde se encontraba mi abuelo.

-¿Shintaro?- Preguntó.

-¿Quién si no?- Volví a bufar.- Minori decía que querías verme.

-No es que quisiera, tu padre me obligó.- Ambos nos cruzamos de brazos a la vez.

-¿Y bien?... ¿Te encuentras bien?- Dije lo último casi en un susurro, una parte de mi seguía sin querer que le oyera.

-Todo lo bien que se puede estar tras un infarto. Pero pienso volver a trabajar, no puedo fiarme de dejar a tu padre al mando de mi empresa.- Tras mirarme durante unos segundos, desvió su vista hacia la ventana.- Fui... Realmente injusto analizándolo en frio, ¿No?

-Sí.- Contesté viendo todos los aparatos a los que estaba conectado. Aun no admitirlo, podía ver en todos aquellos que estaba débil.

-¿Es cierto eso de la boda?

-En junio... Aún no concretamos ningún día.

-¿Tan enamorado estas de ese chico?- Mordí mis labios, aun seguía siendo vergonzoso el admitirlo en voz alta.

-Mucho... Demasiado.- Miré rápidamente hacia el suelo, evitando que se notara demasiado mi sonrojo.

-Desde que eras pequeño, nunca pensé que llegaría el día en que me desobedecieras, quería que no pasara lo mismo que tuve con tu padre, pero al destino le encanta gastarme ese tipo de bromas.- Suspiró con pesadez.- Puedo preguntar, ¿Qué es lo que le ves a ese chico?

Mis mejillas se enrojecieron aún más, apreté mis manos, tratando de ganar algo de fuerza. No iba a decirle todo lo que sentía por Takao, no iba a dar un discurso de porque estoy enamorado de esa pequeña "pulga" a la que amo. Pues explicarlo, era mucho más sencillo.

-Tan solo... No puedo vivir sin él.- Otro suspiró por su parte. Mirando esta vez hacia la puerta de la habitación.

-¿Esta aquí cierto?- Asentí.- Ve con él, por lo que pude ver es un chico que se preocupa mucho por ti.- Mi cara cada vez ardía más. Volví a mover mi cabeza afirmando, dando media vuelta.

-V-Vendré mañana.

-Shintaro.- Antes de salir, me iré a ver el rostro de mi abuelo.- Espero mi invitación para la boda.

-Está bien.- Sabia que esa era la forma de mi abuelo, de decir que aunque no le gustara, aceptara que estar con Takao.

-Kazu.- Palmeé su hombro al verle de espaldas a la puerta, lo que hizo que diera un brinco. Sabía que se sonrojaba cada vez que le llamaba por su nombre.- ¿Vamos?

-¿Y-Ya terminaste?- Asentí, teniendo mi mano hasta él.

-Siete años.- Takao entrelazó nuestras manos, empezando a caminar.

-¿Eh?

-A tardado siete años en aceptar que su nieto esté enamorado.- Una dulce risa salió de Takao, mezclada de felicidad y diversión por la frase, acompañada de un pequeño apretón en mi mano.

-Yo tardé como... Tres meses en admitir que estaba enamorado de ti.- Sonreí suavemente, acercándome algo más a Takao.

-¿Te dije alguna vez como me decidí a declárame?

-¿Cómo?

-Pues... Digamos que fue todo "por Oha-Asa."

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

-créditos de la imagen a sus respectivos autores-

Lo siento TT----TT Esta vez sí me tardé demasiado en actualizar T-T Pero, este es el último capítulo sin contar el epilogo (si hago, no es seguro) y el apartado de curiosidades de la fic (también si lo hago xD)

Pondré todos los agradecimientos en la parte de curiosidades, pero quiero agradecer a todos los lectores/as que llegaron hasta aquí por el amor al MidoTaka TwT Espero que este capítulo les gustara y, nos leemos en el próximo capítulo~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top