Capítulo 19

Desperté como cualquier sábado normal, no pensaba hacer nada en especial salvo arreglar la casa ya que mi madre y mi hermana se habían ido a visitar a mi abuela durante el fin de semana, yo pude quedarme en casa ya que tenía que estudiar para los exámenes. Me levanté, preparé mi desayuno y al terminar, mientras limpiaba lo que había usado para desayunar, puse a Oha asa para que la casa no pareciera tan silenciosa. Sonreí en cuanto acabaron las predicciones, por lo visto hoy tendría un invitado especial en casa. Como pensaba, tan solo terminar de fregar los platos alguien llamó a la puerta, fui hasta ella y al abrir, como había predicho, estaba Shin.

-Hola.-Me saludó con su típico tono de voz.- Yo...

-No hace falta que digas nada. Cáncer doceavo, ítem de la suerte alguien nacido bajo el signo de escorpio.-Sonreí.- Soy el único escorpio cercano que conoces ¿Verdad?-Asintió.

-Tu... ¿Escuchaste a Oha asa?

-Sí. Es importante para ti ¿No?- Shin se sonrojó levemente y asintió, le dediqué una sonrisa y me aparté para que pasara.- Venga entra, pero ya que estas aquí... ¡Me vas a ayudar con la limpieza de la casa!

-Aprovechado.

-¡EH! ¡Eres tú el que ha recorrido a mí en busca de suerte!- Dije haciéndome el importante.- Además estoy primero.- Shin gruñó y entró en casa.- Ponte cómodo, seré bueno y no te obligaré a ayudarme. Yo aún tengo que recoger pero...

-Te ayudaré.- Afirmó.

-No hace falta tranquilo, tan solo me queda arreglar la cocina y las habitaciones...

-Dije que te ayudaré.-Suspiré.

-Está bien, procura no romper nada.- Reí levemente causando una mueca de enfado en Shin. Le dije a Shin que fuera a la cocina, tan solo quedaba guardar los platos en su sitio y lo demás ya lo haría yo. Cuando me quedaba poco para terminar de arreglar la habitación, subió Shin.

-Ya terminé.

-Bien pues... Yo estoy a punto de terminar... ¿Quieres algo de beber?

-¿Ahora que ya lo he ordenado todo?- Reí ante su indignación.

-Yo tengo sed. Tú decides si quieres algo o no.

-No.

-Que seco eres.- Le saqué la lengua. Fui hacia la cocina y cogí un vaso, por mi mala suerte aún estaba algo mojado y en cuanto lo cogí se me resbalo y se cayó al suelo rompiéndose.- ¡Rayos!- Mustié recogiendo los trozos de cristal. Shin bajó corriendo asustado.

-¡¿Te encuentras bien?!- Pregunto alterado.

-Sí tranquilo.- Reí levemente ante su preocupación.

-Idiota... Me asustaste.

-¿Tenias miedo de que me pasara algo?-Shin se sonrojó y desvió la mirada hacia la izquierda.

-N-No...- Reí al ver su tsunderismo, el que se preocupara por mí lo hacía verse tan... Tierno. Shin se agachó a mi altura ayudándome a recoger los cristales rotos. Cuando ya estaban casi todos recogidos vi como una pequeña gota roja caía al suelo. Miré hacia Shin, tenía un corte en el dedo seguramente de haber recogido los trozos de cristal.

-Déjame ver.- Agarré su mano para ver mejor el corte.- Ven.- Nos levantamos y llevé a Shin hasta el baño para curar el corte. Lo desinfecté y puse una curita en este para asegurar que el corte no volviera abrirse.- Ya está.

-G-Gracias.- Sonreí y llevé su mano hasta mis labios dejando un corto beso sobre la herida, cosa que hizo que Shin se sonrojara y apartara la mano de golpe.- ¡¿Q-Que haces?!

-Para que se cure antes.- Bromeé. Miré al rostro de Shin el cual estaba completamente rojo. Con una sonrisa maléfica me lancé sobre él abrazándolo, haciendo que ambos cayéramos al suelo.

-¡TAKAO! ¡¿Se puede saber qué te pasa?!

-¡Te veías muy tierno hace un momento! ¡No puede resistirme!- Grité aun en el suelo.

-¡Suéltame!

-¡Oblígame!- Reí con fuerza mientras Shin seguía intentando liberarse de mi abrazo. Al cabo de dos minutos de forcejeo inútil Shin se rindió y también me abrazó poniendo sus manos en mi cintura.

-Pesas...

-Grosero.- Me apoyé en su torso sintiendo como Shin empezaba a acariciar mi pelo.- Aun tengo que acabar de limpiar...

-Fuiste tú el primero en lanzarte sobre mí.

-Es que... Adoro que me abraces Shin-Chan.- Me sonrojé levemente igual que Shin. Subí un poco dejando un suave beso en sus labios.- Gracias por preocuparte por mí antes.

-¡T-Te dije que no me preocupé! R-Reaccione como cualquier persona normal lo hubiera hecho.- Volvió a desviar la mirada sonrojado.

-Lo que tú digas.- Reí de nuevo y me levanté. Le extendí la mano a Shin, él la tomó y se levantó.- ¡Vamos! ¡Aún tengo trabajo que hacer!

-¿Quieres que haga alg...- Shin estornudó antes de acabar la frase.

-Salud, ¿Te resfriaste?

-N-No... Será un poco de polvo.-Dijo tranquilo, no le tomé importancia y seguí con mi trabajo. Como no quería obligar a Shin a ayudarme a recoger lo mandé al comedor a ver la televisión mientras yo terminaba. Cuando al fin terminé de arreglar la habitación de mi madre y la mía, salí a un pequeño balcón que tenía en mi habitación que me permitía ver como jugaban los niños en un parque cercano, siempre me relajó verlos jugar. Estaba tan distraído que no fue hasta que noté unos brazos rodeándome por la cintura que salí de mi "trance", primero me sobre salté un poco, pero al ver una cabellera verde por mi hombro me recosté levemente sobre el torso de Shin. Él al notarlo mordió  el lóbulo de mi oreja haciendo que riera levemente y me abrazara con más fuerza.

-¿Ya terminaste?- Asentí.

-Ya te puedo dedicar lo que queda de día.- Sonreí girándome hacía él y pasando mis brazos por detrás de su cuello. Shin se sonrojó levemente y yo aproveché para quitarle sus gafas y ponérmelas.

-¡Devuélvemelas!

-¡No! Te ves muy bien sin ellas...- Se sonrojó con una mueca de enfado.

-¡Pero si no las llevó no veo nada! ¡Dámelas!- Reí de nuevo.

-Está bien.- Le devolví las gafas. Shin me miró unos segundos y juntó nuestras frentes.

-Takao... Te quiero.- Dijo contra mis labios para después besarme. Noté mis mejillas ardiendo, a Shin siempre le costaba decirme ese tipo de cosas, era la primera vez que era tan "directo."

-S-Shin-Chan... Yo también te quiero.- Sonreí volviendo a besarlo. Acarició mi mejilla izquierda para después besar la contraria consiguiendo que me sonrojara aún más.

-¿Vamos dentro?- Asentí y entramos. Fuimos hasta el comedor y nos acurrucamos juntos en el sofá, yo me apoyé en su hombro mientras que Shin acariciaba mi pelo con ternura, besando algunas veces mi frente. Yo empecé a besar su cuello mientras él seguía entretenido acariciando mi pelo. No sé cuánto tiempo estuvimos entre besos y caricias sin prestar atención alguna a lo que hacían por la televisión, hasta que mi estómago gruñó en una "sutil" forma de decir que tenía hambre. Como a ninguno de los dos nos apetecía cocinar, cogí fideos instantáneos que me había dejado mi madre por si ocurría algo similar. Los preparé y se los serví. Pasamos la comida hablando de trivialidades, aunque el que más hablaba era yo, pero cuando terminamos vi como Shin se llevaba una de sus manos a la cabeza como si le doliera.

-¿Te encuentras bien?

-Sí... Tan solo me mareé un poco.- Se levantó del sitio y fue a tirar su recipiente de fideos, pero a medio camino se tambaleó obligándolo a apoyarse en la pared para no caerse.

-¡Shin-Chan!- Corrí hacia él y lo agarré para que no cayera, entonces me fijé. Tenía el rostro algo enrojecido y andaba con los ojos algo cerrado como si le doliera la cabeza. Coloqué mi mano en su frente para medir su temperatura, estaba ardiendo.- ¡Shin-Chan tienes fiebre! ¡Además mucha!

-No es nada... Tan solo me duele un poco la cabeza...- Musitó levantándose de nuevo.

-¡¿Como que no es nada?! ¡Tienes mucha fiebre! ¡¿Desde cuándo estas así?!

-Esta mañana... Me dolía un poco pero no le tome importancia.

-¿Y tus padres no te dijeron nada?

-No están en casa.

-¿Y Minori?

-Tampoco... Se fue el fin de semana fuera por un partido de voleibol...

-Agh...- Pensé un poco, en situaciones normales lo mejor sería que se fuera a su casa y descansara pero no pensaba dejarle solo.- Vamos a mi habitación.- Llevé a Shin hasta mi habitación y lo senté en mi cama, fui al baño a por un termómetro y se lo di.- Póntelo, iré a ver si tengo algo para la fiebre.- Asintió y salí de allí. Cuando volví Shin ya se había tomado la temperatura, treintainueve de fiebre.- ¡¿Ves?! ¡Te dije que tenías fiebre! ¡Túmbate!

-P-Pero...

-¡Pero nada! ¡Tienes que descansar!- Shin se tumbó en la cama y se tapó con la manta.-No es bueno que te tapes si tienes fiebre... ¡Agh! ¡¿Qué hago?!- Pregunte más para mí que para Shin. Era la primera vez en mi vida que me encontraba en una situación similar, yo había estado enfermo antes, pero nunca había estado al cuidado de alguien que estuviera enfermo, y por si fuera poco no quedaban pastillas para el resfriado. ¡¿Que podía hacer?!- Lo primero es ponerte un paño húmedo...- Bajé a la cocina y subí con un paño para ponérselo en la frente y que así bajara un poco su temperatura corporal.

-T-Takao n-no hace falta que te preocupes yo...

-¡Estas a treintainueve de fiebre! ¡Claro que me preocupo!

-Siento ser una molestia...- Dijo apenado. Lo miré con preocupación, Shin no era una molestia y no quería que pensara eso. Me puse a su altura y acaricié su rostro con delicadeza y besé levemente su mejilla.

-No eres una molestia Shin-Chan... Tan solo no sé qué hacer...-Pensé unos segundos.- Duerme un poco, te sentirás mejor.- Shin asintió y a los pocos segundos se quedó dormido. Anduve de un lado a otro de la habitación pensando en que hacer, se notaba que a Shin le costaba respirar con normalidad y estaba incomodo, lo mejor será ir vigilando que no se caliente el paño y siga húmedo... Pasé una hora yendo y viniendo de la cocina cambiándole el paño asegurándome que estuviera lo más frío posible, al parecer eso le alivió un poco. Pero no era suficiente, tenía que darle algo para que le bajara la fiebre, pero no había pastillas... Podría salir a comprar... Pero no me agrada la idea de dejar a Shin solo... No, tengo que hacerlo, tengo que comprar algo para que baje su fiebre. Agarré mi chaqueta y mis llaves, comprobé una última vez que Shin siguiera dormido y salí a la calle. Corrí lo más rápido que pude hasta la farmacia más cercana, por mi mala suerte había mucha gente delante de mí. Cuando salí de allí ya casi había anochecido, fui hacia casa pero a medio camino vi como una sombra se iba acercando a mí. Se tambaleaba y se apoyaba contra las paredes, parecía que fuera bebido, pero al poder acercarme más me di cuenta de que no era un borracho. Shin había salido de la cama y arrastrándose había venido hasta aquí y ni si quiera llevaba una chaqueta para no coger frío.

-¡Shin-Chan! ¡¿Se puede saber qué haces aquí?!- Pregunté acercándome a él.

-¡Eres tú el que se fue sin decir nada!- Tosió levemente. Una vez estuve a su lado pasé su brazo alrededor de mis hombros para que no tuviera que hacer tanto esfuerzo ya que se notaba que aun seguía muy mareado y con fiebre.- Desperté y al no verte... Me asusté. P-Pensé que te había pasado algo.

-¿Sa-Saliste así por mí?-Asintió.-Shin-Chan...- Suspiré.-Tan solo fui a la farmacia tranquilo. Venga, volvamos a casa.

-Eso... Sonó como si estuviéramos viviendo juntos.- Me sonrojé por lo que dijo ya que parecía que ni él mismo era consciente de lo que acababa de decir.

-B-Bueno sí. P-Pero vamos antes de que te pongas peor.- Lo llevé hasta casa y lo volví a recostar en la cama.- Ya es tarde, vuelve a dormir.- Acaricié su pelo.

-¿Dónde dormirás tú?

-En la habitación de mi hermana... O en el sofá no te preocupes.- Shin se parto haciendo sitio en la cama. Me miró diciéndome con la mirada que durmiera junto a él.- Shin-Chan no puedo dormir contigo... Necesitas descansar.

-P-Pero es tu cama...

-No importa, tu tan solo duerme.- Le sonreí y él tomó mi mano.

-N-No vuelvas a irte.- Susurró con la mirada baja. Me acerqué a él y besé sus labios levemente.

-Siento si te asusté antes...- Miré hacia el armario, me levanté y saqué un futón que usábamos cuando había invitados en casa.- Dormiré aquí contigo ¿Así está mejor?- Shin asintió y cerró sus ojos. Como yo aún no había cenado, fui a comer algo rápido y volví a la cama a ver como estaba Shin, seguía dormido. Dejé un vaso de agua sobre el escritorio por si Shin se levantaba a media noche y cambié el paño de su frente de nuevo, con la medicina parecía estar mejor. Cuando comprobé que todo estaba bien, me metí en el futón y quedé dormido.

A la mañana siguiente desperté a las ocho, Shin seguía dormido. Me acerqué a él para ver si estaba bien, con la medicina y el haber descansado parecía estar mejor, no tenía ese color rojo en sus mejillas y respiraba con más facilidad.

-Ta...kao...- Mustió en sueños. Sonreí ante lo tierno que se veía susurrando mi nombre en sueños ¿Que estará soñando? Me acerqué a él y quite el paño de su frente para medir su temperatura, aun seguía algo caliente pero estaba mucho mejor que ayer. Acaricié su rostro sonriendo.

-Estoy aquí Shin-Chan.- Shin aún dormido tomo mi mano. Reí levemente y me coloqué a su lado. Ahora que ya estaba mejor no pasaba nada si estaba tan solo cinco minutos a su lado ¿No? Me estiré junto a él y en seguida Shin me agarró por la cintura ¿En serio seguía durmiendo? Volví a reír. Shin se giró hacia mí y se acurruco en mi torso escondiendo su rostro en él. Me sonrojé al verlo pero aun así acaricie su pelo. Miré  su rostro una vez más verificando que aún seguía dormido y entre su calor y sus brazos rodeando mi cintura quedé dormido abrazándolo.

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Hasta aquí el cap. :3 espero que os haya gustado ^-^ los últimos capítulos fueron algo dramáticos así que espero que este no lo haya sido tanto D: creanme escribir el capítulo anterior me dolió mucho y bueno... No hay mucho más que decir, muchas gracias por los votos y comentarios del capítulo anterior y nos leemos en el próximo capítulo~

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