Parte 1



Capítulo 1

Lo odiaba. Apenas había bajado del coche lo primero que fue castillo viejo que ni siquiera le llegaba al suyo. Sonrió al haber tenido razón en eso. Pero aun así lo odiaba. No tenía una alfombra de color carmín y los barandales era rectos y con cabezales que le impedirían poder deslizarse sobre este. Sin mencionar que su decoración era horrible. ¿En dónde estabas los inmensos cuadros enmarcados en plata? 

Al menos los sirvientes eran atentos y recogieron sus pertenencias sin necesidad de ordenarlo.

Cuando se hartó de recorrer los aburridos y extensos pasillos cubiertos por aburridos y nada despampanantes cuadros se dispuso a asomar su cabeza por el barandal que estaba sobre las escaleras de la entrada. Abucheo las escaleras simplonas en silencio. De pronto dejo de observar lo único que parecía interesante como lo eran las motas de polvo para fijar su vista en las grandes puertas de la entrada, donde se presentaba la imagen de un hombre siendo atendido rápidamente por los sirvientes con el mismo respeto que le habían dedicado hace unas horas. Por su cabeza se presentó la posibilidad de que fuera el progenitor de otro rey pero dudo cuando luego de verlo por suficientes minutos no encontró ninguna joya ni ropa que lo demostrara ¿Qué clase de heredero al trono no exhibía sus joyas y ropas? ¿O solo era el único que lo hacía? Sí era el único entonces tendría más razones para alimentar su ego. Definitivamente no era el otro heredero.

Camino con rumbo al comedor ignorando por completo el hecho de que aquel hombre lo había estado observando desde hace segundos, divirtiéndose ante las muecas que había el joven junto con gestos de sus manos. Agradeció con una sonrisa a todos los sirvientes con una sonrisa, ganando así las miradas nerviosas de las sirvientas que estaban cerca y se retiró al comedor. Puesto que después de tan largo viaje quería llenar su estómago.

Se sentó en una silla al extremo ignorando la mirada fija del joven, el cual estaba sentado del lado opuesto ya con su plato servido. Se veía que era joven y un poco descuidado según los restos de comida que estaban en su rostro fruncido. Levanto una mano apenas noto que iba a hablar, todavía tenía la boca llena.

– Termina de masticar primero. Luego habla. – aconsejo, para luego agradecer al sirviente que le tendió su plato. Comenzó a comer mirando un poco como el joven ahora masticaba con un poco de fuerza de más.

– ¿Cómo te atreves a hablarme así? – pregunto de manera alta, una vez que termino de masticar. Teniendo un ligero tono rojo en su rostro por la molestia. ¿Quién tenía el derecho para corregirlo en la mesa? Nadie por supuesto.

– ¿Así? ¿De qué manera te refieres? – pregunto de vuelta el mayor de manera tranquila.

– De una manera tan altanera. – acuso – Ni siquiera estas a mi altura como para sentirte con el derecho para hablarme.

– Por supuesto que estoy a tu nivel.

– ¿Acaso eres el heredero del otro rey? – pregunto el joven ahora, inclinándose un poco hacia adelante.

– Así es.

– No te creo.

– Me importa un bledo. Permiso. – y se retiró de su asiento llevando su plato ahora vacío consigo dejando atrás la imagen enojada del joven.

– Pero que descortés. Ni siquiera se presentó.

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