12. Pronóstico de amor

Dedicado a Albafco

—Bueno, ¿Recuerdas cuando te fuiste con Robert a tu habitación?— le pregunté.

—Sí— me contestó.

—Me quedé con los chicos, luego tu padre bajó y nos encontró conversando hasta tarde.

—Eso ya lo sé, también sé, que cerraste mi puerta con seguro, que no dormiste en mi casa, que te fuiste con Santiago— fue emnumerando con los dedos.

—Te estoy recapitulando para que se te refresques la memoria— comenté.

—Si, vámonos a la parte importante, por favor— me dijo, haciendo énfasis en "importante".

—Bien, tu padre bajó, le dije que mejor me iría, porque ya estabas durmiendo, que no quería molestarte y eso.

—Si, Liz— dijo rodando los ojos.

—Entonces le pedí a Santiago, que me llevara a casa. Él aceptó, sabes como es, pero estábamos un poco incómodos por la tensión que sentíamos.

《Hablamos con tu papá un rato, aclarandole que me iría con Santiago. Cuando salimos de la casa, caminamos hacia el auto y afuera estaba haciendo algo de frío. Desde que terminamos de hablar con tu padre, no nos habíamos dirigido la palabra. Subimos al auto sin decir nada, Santiago lo encendió y con eso, el aire más la radio.

Cuando salimos de tu casa, le pedí de favor que bajara un poco el aire, porque yo no tenía abrigo y la temperatura estaba algo fría, así lo hizo. Como una cuadra antes de llegar a mi casa, él se detuvo y apagó el auto.》

FlashBack

—¿Porqué nos detuvimos?— le pregunté.

Liz, necesito que hablamos— me contestó.

—¿Que vamos a hablar?— volví a preguntar.

—De todo lo que nos venga a la mente, pero necesito que nos relajemos.

—¿Qué propones?— pregunté.

—Solo confia en mi.

Esta bien Santiago, pero me llevaras a la casa cuando terminemos— dije.

No sera un gusto, pero tengo que hacerlo.

¿Como así?— le pregunté. No me respondió y solo embozo una pequeña sonrisa.

Encendió el auto poniéndolo en marcha, dando vuelta en U en el lugar que se había aparcado. Condujo un largo rato, había dicho que iríamos a comer algo para conversar, miré el reloj del auto, pasaban de las doce de la noche, la madrugada había entrado sin darnos cuenta.

Luego de conducir un largo rato, Santiago encontró un pequeño restaurante de esos que duran veinticuatro horas. Tomamos un parqueo cerca de la puerta del mismo, cuando salí del auto me percaté que era una noche hermosa, el cielo estaba medio, media parte de él estaba lleno de estrellas muy brillosas haciendo juego con una media luna brillante  y la otra media parte estaba nublada, toda oscura y negra por así decirlo, 《Espero que no llueva》pensé. Entramos al restaurante e inmediatamente nos atendieron, a pesar de que el lugar estaba lleno a altas horas de la madrugada, el mesero rejugó un espacio para conseguirnos una mesa, la verdad es que, si fue buena idea venir a comer porque mi estómago rugía como un león.

El lugar no era ni muy grande pero tampoco tan pequeño, era un ambiente de tranquilidad, todo era sencillo pero acogedor. Cuando estuvimos ubicados en nuestra mesa, tomaron nuestra orden y nos dejaron solos, estaba un poco nerviosa a pesar de todo sabia que teniamos que hablar, pero lo que no sabía, era de que teníamos que hablar, porque él no me comento nada del tema en ningún momento.

—¿Te gusta? me preguntó mientra yo estaba mirando todo el lugar con mis ojos.

—Si, es sencillo pero muy acogedor, el ambiente es bastante relajante, es muy sofisticado a pesar de todo.

Me alegro que te guste, fue lo unico que consegui abierto, bueno tal vez te pudiste dar cuenta en el camino.

Si— le afirmé fue lo único que vi abierto en todo el camino, entonces, ¿De que vamos a hablar?— pregunté. La verdad es que la curiosidad me estaba matando, aunque a mi siempre me esta matando la curiosidad, es como parte de mi personalidad o algo asi.

—De nosotros— me contestó —tengo algo que decirte y hace mucho tiempo que me estoy guardando esto, ya sea por miedo o por estúpido— continuó con una pequeña sonrisa en sus labios —la verdad es que esto no es fácil para mi, hace mucho tiempo que no lo hago y bueno que sea contigo es mucho más difícil para mi.

No sabia que decir, que hacer, no me llegaba nada a la mente, no estaba recibiendo el suficiente aire en el cerebro para poder pensar con claridad ante las palabras que los labios de Santiago habían pronunciado.

—No se que decirte, es la verdad— comenté.

No, no quiero que digas nada todavía, solo quiero que escuches lo que tengo para decirte, que me prestes mucha atención y luego me des tu opinión sincera, no quiero que me mientas y quiero que me prometas que pase lo que pase esta noche, nuestra amistad no se verá afectada.

Me estas asustando, ¿Hiciste algo malo o qué, Santiago?— le pregunté.

—Solo prométemelo por favor Liz— su cara tenía un toque de estar relajada pero un poco de miedo se podía ver en sus ojos.

—Te lo prometo.

—Bien, esto es lo que pasa.

《Sabes que nos conocemos desde que tenías doce y yo solo catorce años, desde que te conocí pensé que eras una niña muy linda, nunca dije nada porque se supone que los amigos no se dicen ese tipo de cosas, siempre estaba ansioso por verte, cada día esperaba encontrarme contigo para verte a la cara, encontrarme con tu radiante sonrisa, con esos grandes y hermosos ojos; cada vez que te veía, mi día era diferente, mantenía una sonrisa en mis labios y te juro que no te puedo explicar a qué se debía esa reacción, en fin, nunca te dije lo hermosa que te veías o lo que causabas en mi, siempre lo mantuve en silencio.

El tiempo fue pasando, fuiste creciendo, poniéndote cada día más hermosa, como lo estás haciendo hoy en día dejame recalcar, yo fui creciendo, pareciéndome cada día más a un hombre. Cuando cumpliste los quince, ese día estabas más hermosa que nunca, jamás había tenido una sonrisa tan grande en mi rostro y un nudo tan grande en el estómago, mis únicos deseos ese día eran besarte, me había propuesto eso en el instante que entraste por la puerta grande de la entrada, la que conecta con la sala de tu casa.

Me pasé toda la noche intentando hacer un momento para sacarte al jardín y robarte ese beso que tanto anhelaba, pero se me hizo imposible, todo estaban sobre ti. Tomé aquel intentó fallido como que el destino tal vez no quería que estuvieramos juntos o algo por el estilo, así que no volví a insistir más. Me quedé toda la velada mirándote, lo alegre que estabas》.

Santiago eres un tonto, porque no lo hiciste, era lo que más deseaba y he deseado desde que tengo catorce y a estas alturas es que me lo dices—  pensé.

El tomo un gran suspiro y continuó.

《Desde ese momento te seguí viendo con esos ojos que no son de amigos, con ojos de que me gustas, de que eres alguien importante para mi, con ojos de deseo y aunque todo es pasado, te lo estoy diciendo en presente porque sigue siendo así, te sigo mirando con esos ojos, con ganas de que estés conmigo, con las ganas de tenerte conmigo, de que seas mía, de que seas completamente para mi》.  

No podia creer lo que Santiago me estaba diciendo, la unica reacción que mi cerebro dictó a mi cuerpo que hiciera fue bajar mi cabeza a un costado cerca de mi hombro, no por pena hacia él, si no por vergüenza hacia mi. No me podía creer que él sintiera algo por mi, algo como lo que yo siento por él. Amor.

El se puso de pies y se acercó a mi silla, tomó una de mis manos en la suya y con su otra mano buscó mi rostro para que lo mirara, se quedó mirándome un largo rato, pasando uno de sus dedos por mi mejilla hasta llegar hasta mis labios.

—Me gusta Liz, un montón, me encantas— se puso de pies, acercando su rostro al mío.

—Su cena está lista— comentó un mesero que venía de espaldas. Santiago mantuvo su posición mirándome a los ojos, muy cerca de mi boca, solo tenía que acercarse un poco más lo lamento no me percate que estaban ocupados, me disculpo— dijo el mesero al darse vuelta y suponer lo que Santiago y yo estábamos haciendo pero que no hicimos.

—No hay problema— le comentó Santiago para que se tranquilizara.

Se incorporó frente a mi, aún sin quitarme la mirada de encima y camino a su silla tomando asiento. Que crueldad, dejarme con tantas ganas de ese beso, pero yo soy la mejor que no lo tomé por mi cuenta y para el colmo me quede callada ante su declaración de amor hacia mi.

En ningún momento de la cena se volvió a repetir esa situación, nos dedicamos a comer tranquilos y a conversar de cualquier tonteria pero nada del tema anterior, solo nos mirabamos con un poco de complicidad o nos quedabamos viendo fijo el uno al otro y luego de un tiempo así, ambos dejábamos ver una pequeña sonrisa sin malicia.

Terminamos de cenar y Santiago pagó la cuenta. Salimos del restaurante caminando hacia el auto, que no estaba muy lejos de nosotros. Santiago abrió la puerta del auto para mi pero antes de entra me tomó de una mano y enredo sus brazos alrededor de mi cintura acercándome a él, luego me mirarme unos breves segundo, me abrazo, ya había sentido el calor de sus brazos pero este abrazo era diferente, sentía que todo mi mundo estaba entre ellos, que era fuerte y que todo lo que sentía era real, que lo que él sentia por mi tambien era real. Apretó más sus brazos a mi cintura y acercó su boca a mi oreja.

 —Tengo que llevarte a casa— me susurro.

¿A eso te referias hace un rato?— le pregunté.

—Si, no quiero llevarte pero debo hacerlo— me respondió.

Sacó su cabeza de mi cuello y me miró a los ojos, a sólo centímetros de mi boca, pasó por mi mente acercarme y obtener eso que deseo, pero él se adelanto. Santiago acuno mi rostro en sus manos, rozando sus labios con los míos, un roce leve. Correspondí a sus roces y depositó un suave beso en mis labios, para luego alejarse de mi.

¿Vamos?— me preguntó, estuve a punto de decirle que no pero no tuve el valor de responder.

No dije nada y entré en el auto, el cerró la puerta, caminó hacia su lugar, encendió el auto y lo puso en marcha camino a mi casa. Unas dos cuadras despues del restaurante, Santiago tomó mi mano y las entrelazo en un suave apretón. Todo el camino me llevaba de la mano.

Luego de unos minutos conversando, llegamos a la casa. Soltó mi mano para parquear bien el auto y una sensación muy extraña recorrió mi cuerpo, miré mi mano sintiendo que la de él permanecía aún en ese lugar, lo miré y él me estaba mirando, volvió a poner su mano junto con la mía y me sonroje al notar que se dio cuenta de mi acción, tomó mi rostro con su otra mano y acarició mis mejillas, haciendo que dejara de estar sonrojada. 

Salimos del auto y estaba lloviznando, me tomó de la mano y caminamos hasta mi casa pero no nos apresuramos, yo lo estaba, al parecer el también porque tenia una gran sonrisa en su rostro. El agua comenzó a apretar y caer un poco más fuerte, intenté caminar un poco más rápido pero él me detuvo, las gotas caían sobre mi ropa y la suya. Colocó sus manos en mis caderas, acercándome más a él, nos quedamos mirándonos a los ojos, los suyos desprendía deseo y ya no había rastro de miedo en ellos.

Se terminó de acercar por completo y colocó una de sus manos detrás de mi cuello, llevando mi boca hacia la de el. El beso empezó calmado a diferencia de la lluvia que ya caía en todo su esplendor, tomaba mis labios con delicadeza, dejando pequeños mordisco, imitandome; le di el permiso para que pasara abriendo un poco más mi boca e intensificamos el beso, nuestras lenguas se encontraron en leves movimientos y conociendo la boca del otro, mezclando el sabor de nuestras salivas, un sabor a gloria que yo degustaba en mi boca, sus labios sabían a eso.

Fin FlashBack


Bien me habían dicho a mi, "Antes de llegar a lo bueno, hay que cruzar el camino de lo malo, pero lo que importa es ser fuerte porque después de la tormenta, viene la calma" — comenté.

—¿A qué saben?— preguntó Darlen, al parecer no habia puesto atencion.

—¿No estabas poniendo atención?— respondí con otra pregunta.

—Si, pero algo no me cuadra.

—A Gloria Darlen— respondí.

—Al fin, Dios tanto pedir, ya escuchaste mis súplicas— comentó.

—¡Cállate!— le dije y la empujé, cayendo en la cama.

—¡Liz tiene novio!, ¡Liz tiene novio!— tarareaba con las manos de un lado a otro en el aire.

—No es mi novio— dije sonriendo — todavía.

Ambas nos echamos a reír y empezamos a empacar las cosas, ya era tiempo de volver a casa, en cuanto los papas de Darlen nos avisaran.

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Les Agradezco Mucho Que Lean Mi Historia, Si Les Gusta Por Favor Voten, Si Gustan Hacer Cualquier Comentario También Es Aceptado.

¡Gracias por leer!

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