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Sale el sol y yo en el balcón.

Mi alma está pegada al cuerpo, pero el corazón no.

Quiero mentir para buscarte en ese bar. Tan solo verte a lo lejos; un torbellino de candor, infantilismo y tonteras combinadas con el mar.

Ojalá exhalaras quietud. En el malecón tu andar y esa fresca sinfonía como brisa que me alumbra al volar.

Mi corazón se acelera.

Veo el cielo, te veo a ti. Los años pasan, la ilusión marchita; pero palpita tonta como una sirena que se ha hechizado a sí misma.

Acapulco, vete por ahí, que el simple nombre me atormenta y me dice mil vueltas. Ilusión quieta y tonta vela veleta.

Acapulco en ojos negros.
Acapulco como guerra.
Acapulco en la trinchera.

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