Te he echado de menos

—Me he enterado de lo de tu hermana. Lo siento mucho, Lou.

El aludido no contestó. Se quedó inmóvil, repitiendo las palabras de Harry en su cabeza una y otra vez, sin procesarlas.

—Espero que mi llamada no te haya molestado — continuó el joven Styles ante el silencio de su antiguo amigo—. En fin, espero que te vaya lo mejor posible y si... bueno, si necesitas algo yo... yo sigo aquí, ¿vale, Lou? Cuídate mucho.

Louis reaccionó justo antes de que Harry pulsara el botón de colgar.

—Espera — dijo, sin saber exactamente a qué quería que esperara. Harry le hizo caso y no colgó —. Gracias por llamar —consiguió articular.

—De nada —respondió, tragándose las lágrimas al imaginar lo triste que debía estar Louis. Había sido un impulso llamarle en cuanto se enteró de lo de su hermana. Hacia tanto tiempo... Puede que hubiese cogido el móvil con la intención de llamarle muchas más veces de las que le gustaría admitir, pero no se atrevía a pulsar el botón. ¿Y si no quería oírle? ¿Y si vivía bien y feliz con su novia y ya no sentía absolutamente nada por él? ¿Y si Louis solo le había visto como un capricho temporal que podría haberle salido muy caro y por eso había decidido que no valía la pena arriesgarse? Harry no había dejado de sentir mariposas cada vez que se encontraba alguna foto antigua y veía aquella sonrisa que le había roto el corazón. Sin embargo, nunca le guardó rencor. Louis estaba lleno de miedos e inseguridades, y debía superar aquello por su cuenta para poder mantener sana la relación que ambos merecían. Al igual que el propio Harry, que debía encontrarse a sí mismo una vez se libró de las imposiciones y de la gente que le decía cómo debía ser. Fueron un claro ejemplo de persona correcta en el momento equivocado, y quizá nunca tuvieran otro momento. Aún así, Harry necesitaba llamarle y decirle que sentía mucho que la vida se portara tan mal con una persona tan buena como él.

Después de un buen rato escuchando únicamente las respiraciones del otro, Harry decidió decirlo aunque volviera a asustar a Louis. Demostrando, una vez más, quién era el lanzado de los dos.

—Te he echado de menos.

Esas cinco palabras construyeron en Louis la primera sonrisa verdadera que exhibía desde la tragedia de su hermana. Harry no podía verla, pero la sintió en las palabras que respondió y en su propia boca al escucharlas.

—Y yo a ti, Harold.

El aludido respiró hondo, quitándose un gran peso de encima al comprobar que no era el único que había seguido pensando en el otro.

Después de eso, ambos reaccionaron. Pasaron la tarde entera charlando; Louis se desahogó y ambos se pusieron al día sobre sus vidas en los últimos años. Los dos tuvieron la sensación de que en realidad no había pasado el tiempo. No hablaron de sus sentimientos; no se dijeron que el corazón les latía igual de rápido que cuando sus cuerpos se rozaban "sin querer" mientras "dormían" en todos aquellos años que compartieron cuarto. No se confesaron que hacía mucho tiempo que no se sentían tan vivos. No hizo falta porque de nuevo volvían a ser Harry y Louis, como en los viejos tiempos, charlando de cosas intranscendentales y riendo juntos por tonterías. Su amistad volvió como si nunca se hubiese ido.

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