Quizá
Cinco años después, en 2020, tras la publicación de muchas canciones con mensajes ocultos...
Verle cantar esa canción, con esa sonrisa... Louis baila al ritmo de la cover que hace Harry de Juice. En cierta parte... Bueno, digamos que sonríe más de la cuenta. Pronto, se dice. De momento, debe contentarse con ver sus vídeos en Youtube, hablar de vez en cuando por teléfono, llorar con las frases que hablan de sus momentos juntos en cada canción y odiarse por haber pensado que alguna vez se le pasaría ese sentimiento.
Quizá, después de tanto tiempo, podía por fin tener ambas cosas.
Quizá, ahora que quedaba tan poco para poder romper ese contrato y sabiendo que su disco había sido un auténtico éxito, alguien más podría querer trabajar con él. Esta vez, se aseguraría de no firmar nada que le obligara a dar una imagen específica. Quería ser él mismo, con sus defectos y sus virtudes.
Quizá, ahora que habían pasado cinco años y sus sentimientos por Harry seguían siendo igual de profundos, podría tener la certeza de que sí podían prometerse un siempre.
Habían retomado el contacto el año pasado tras la muerte de la hermana de Lou. Pasaron casi tres años sin hablarse, soltando indirectas en canciones pero sin una sola llamada. A Louis le aterrorizaba pensar que se estaba simplemente imaginando que esos mensajes ocultos eran para él, que en realidad hacía mucho tiempo que le había superado y que ya no sentía nada. Habría perdido su oportunidad para siempre y jamás se perdonaría a sí mismo. Cuando tuvieron aquella última conversación de verdad, Harry estaba seguro de que algún día Louis se sentiría preparado para mostrarle al mundo quién era y qué quería. El joven Tomlinson no lo tenía nada claro en aquellos tiempos, pero los años pasaron y cada vez estaba más harto de ocultarse. Solo quería llamar a Harry, pedirle perdón por todo el daño que le había causado, decirle que se arrepentía y que se había equivocado por completo, y rogarle que le diera una segunda oportunidad de atreverse a mostrarle lo que sentía. Pero su contrato seguía activo, su agente le seguía presionando y sabía que mientras eso siguiera así no podría ser libre. Así que borró su número, con ayuda de Eleanor ya que él solo no se atrevía, para evitar la tentación de precipitarse. Cuanto más tiempo pasaba, más miedo tenía Louis de que Harry se hubiese olvidado de él. Se lo merecía, para ser sinceros. Lou había sido un auténtico cobarde, creyendo que apostar por su corazón era más arriesgado y menos importante que apostar por su carrera.
Cuando murió su hermana, Louis decidió tomarse un descanso de la música y de todo en general. Estaba otra vez hundido como cuando se fue su madre y ni siquiera Eleanor le sacaba de la depresión en la que se perdió. Fue entonces cuando, de repente, recibió una llamada de un número que no tenía agregado. Creyendo que se habrían equivocado o que de alguna manera alguien indeseado había conseguido su teléfono, no contestó. Un par de días después, aquel número desconocido volvió a llamar. Esta vez, siguiendo una corazonada que no sabía de dónde venía, respondió.
—¿Si?
—¿Lou? —Hacía más de tres años que no escuchaba aquella voz por teléfono, pero la identificaría en cualquier parte. Su corazón dio el mismo vuelco que cada vez que le escuchaba cantar u oía hablar de él.
—Harry —susurró, algo conmocionado.
—Hola —sonaba tímido, como asustado por la reacción que pudiera tener Louis.
—Hola —musitó. No se atrevía a hablar demasiado alto o hacer cualquier movimiento por si era un sueño. No quería despertar. Había soñado con volver a escuchar su nombre de los labios de aquel hombre demasiadas veces como para dudar si esta vez era real.
Se instaló el silencio durante tanto tiempo que Louis empezó a convencerse de que de verdad se lo estaba imaginando. Entonces Harry volvió a hablar.
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