Proposición

Harry se levanta y abre una de sus maletas. De ella saca un paquete de condones y un bote. Deja ambas cosas en la mesilla después de coger un condón y echarse un poco de lubricante en sus dedos. Vuelve a ponerse de rodillas en la cama y hace una señal a Lou para que se de la vuelta. Con la mano limpia le agarra de las caderas para alzarle y tener más acceso. El mayor se pregunta si dolerá y se descubre pensando en que lo prefiere, porque así se asegura de que es real. Luego deja de pensar y se centra en la extraña sensación de los dedos de Harry recorriendo su entrada. Una de sus manos le acaricia una nalga mientras la otra introduce uno de sus dedos despacio. Lou emite un quejido y Harry empieza a besarle la espalda mientras le embiste suavemente. Cuando los quejidos se convierten en gemidos, el menor introduce otro dedo. Tener así a la persona de la que siempre ha estado enamorado le está obligando a utilizar prácticamente todo su autocontrol. Va a evitarle todo el daño que pueda; no se perdonaría que por su culpa Lou tuviera una mala experiencia en su primera vez.

Cuando nota que ya no le duele, introduce el tercero. Con la mano libre se masturba a sí mismo para estar preparado cuando Louis se acostumbre, ya que lo siguiente que va a meter es su polla. La idea le provoca escalofríos de puro placer y sabe que no aguantará mucho dentro.

Louis empieza a gemir regularmente y a pedir más. Harry no puede negarle nada a ese muchacho de ojos azules, así que agarra el bote de lubricante, cubre su miembro todo lo que puede para poder introducirse más fácilmente y obliga a Lou a darse la vuelta. Quiere verle la cara y mirarle a los ojos mientras lo hacen. Podría correrse solo con oírle decir su nombre entre gemidos.

Le levanta las piernas y se coloca entre ellas. Lou sonríe tímido y Harry le besa en la boca.

—¿Estás preparado, amor?

—Sí —suspira el mayor. Lo está deseando.

Harry no espera más. Introduce la punta despacio, atento a las reacciones que provoca. Louis hace una mueca de dolor, pero enseguida desaparece.

—Si en cualquier momento quieres parar, dímelo.

—Quiero que me folles ya.

Esas palabras en la inocente boca de su Lou son demasiado como para seguir aguantando así. El mayor grita cuando Harry le embiste de una vez, metiéndosela hasta el fondo. Intenta sentirse mal por haberle hecho daño, pero Lou está tan caliente y apretado ahí dentro que Harry tiene que concentrar todos sus pensamientos en no correrse aún.

Permanece quieto para que su chico se acostumbre a tenerle dentro. Ambos respiran con dificultad y se miran fijamente. Pronto Lou empieza a pedir más y Harry no puede hacer otra cosa que dárselo todo.

Comienza a moverse lentamente, acariciando con sus manos las piernas de Louis. Cuando el mayor empieza a gemir regularmente, Harry se permite aumentar el ritmo. Le embiste repetidamente mientras observa sus reacciones. Está rojo, excitado, con la boca abierta y los ojos cerrados, disfrutando de lo que él le está dando. Mueve su mano para masturbarle mientras le penetra, pero Louis niega con la cabeza y se la aparta.

—Quiero correrme solo contigo dentro.

Sus deseos son ordenes para el joven Styles. Acelera aún más el ritmo y sus estocadas se vuelven más duras. En cierto momento, los ruidos que emite Lou se acercan más a gritos de placer y no deja de repetir Harry, Harry, Harry. Este se da cuenta de que ha encontrado el punto y enfoca todas sus embestidas hacia ahí.

Escucharle casi gritar su nombre es suficiente para que Harry esté a las puertas del orgasmo. Cuando Louis le dice que él también está a punto, acelera el ritmo y aumenta la intensidad.

Lou se corre primero con un gemido que lleva nombre y apellidos. Unos segundos después, Harry sale de dentro de su chico para terminar en el mismo sitio que él: su tripa. Harry observa la mezcla del semen de ambos y sonríe, mientras intenta recuperar un ritmo normal en su respiración. Louis también trata de recuperarse; permanece tumbado en la cama observando a Harry levantarse a tirar el condón y a traer papel. Cuando vuelve, le regala un beso en la boca y otro en la frente y se dedica a limpiar el estropicio que han hecho.

Terminan tumbados en la cama, uno al lado del otro, todavía desnudos, con las respiraciones aún erráticas y muy sonrientes. Harry agarra a Lou y le atrae hacia él para abrazarle. El mayor apoya la cabeza en el pecho de su chico y suspira.

—¿Te ha gustado? —Pregunta Harry, adormilado.

Lou le abraza más fuerte y le da un tierno beso en la tripa. Después, habla.

—Me ha encantado.

Se quedan callados durante unos minutos, muy cerca el uno del otro y con sus corazones latiendo al mismo ritmo. Es Harry quien decide romper el silencio.

—No aguanto más, necesito preguntártelo. ¿Quieres ser mi novio, Louis William Tomlinson?

Harry teme haberse pasado, pero acaban de hacer el amor y ha sido tan maravilloso que no ha podido evitar emocionarse con un futuro juntos, amaneciendo el uno al lado del otro y repitiendo esto todos los días del resto de su vida.

Louis pasa tanto tiempo en silencio que Harry teme que se haya quedado dormido. Él mismo está empezando a notar su cuerpo relajado y su mente cada vez más adormecida. Cuando cree que ya no va a obtener respuesta, su chico habla.

—Sí, quiero —susurra, sin mirarle. Pero enseguida enfoca sus preciosos ojos azules en los verdes de Harry y repite su respuesta, en voz mucho más alta y segura —. Sí quiero ser tu novio, Harry Edward Styles.

Los dos sonríen. Han esperado mucho tiempo para esto, superado muchas cosas y aprendido a vivir con muchas otras. Después de todo lo que ha pasado y de la invariabilidad de sus sentimientos, ambos piensan que si permanecen juntos no habrá nada que pueda hundirles de nuevo.

Louis ha entendido que lleva tan dentro a Harry que sacárselo es tarea imposible, y vaya si lo ha intentado. Harry ha descubierto que, cuando el amor es real, distancia, tiempo y espacio solo son palabras. Y las palabras nunca son suficientes en momentos como el que están viviendo, donde las miradas lo dicen todo y los corazones lo interpretan como les apetece.

—Te quiero muchísimo, Lou —susurra, ya con los ojos cerrados.

—Y yo a ti, Harry. Gracias por darme otra oportunidad —responde Lou, con lágrimas de felicidad en sus ojos.

Es lo último que Harry escucha antes de quedarse profundamente dormido con el cabello de Louis haciéndole cosquillas en el cuello.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top