Dudas
Harry estaba seguro de que Louis le iba a besar. Se estaba preparando mentalmente para eso cuando escucharon la puerta abrirse. Niall volvía de su paseo. Prácticamente al mismo tiempo, Zayn y Liam bajaron las escaleras. Harry y Louis se separaron con rapidez, sentándose cada uno en una esquina del sillón para fingir que no había pasado nada.
—La entrevista —recordó Harry. Louis solo asintió, y subieron a prepararse. Ninguno dijo nada mientras se vestían, todavía pensando en aquel beso que no había sucedido, pero ambos habían querido.
—Oye, Harry —llamó Louis justo antes de que salieran.
—¿Sí? —respondió, girándose para mirarle.
—¿Crees que saldría bien?
Harry no necesitaba preguntarle a qué se refería. El momento que habían compartido antes no requería explicación; ambos habían querido besarse y lo sabían. Se conocían lo suficientemente bien como para entenderse solo con una mirada. Se gustaban, eso también había quedado claro. Solo les quedaba darse la oportunidad de estar juntos y Harry se acababa de dar cuenta de que, quizá, no era tan fácil para Lou. El joven Styles siempre había sido muy abierto, pero el mayor pensaba las cosas con mucho más detenimiento. Intentó mostrarse seguro para transmitirle al chico al que amaba que no tenía nada que temer.
—Sí. Estoy seguro.
No tuvieron tiempo de discutirlo más ni de darse ese beso que ambos deseaban tanto. Zayn llamó a la puerta y les obligó a separarse y bajar, dado que llegaban tarde.
A lo largo de la entrevista de aquella noche, Louis y Harry no pueden evitar mirarse continuamente. La conversación, la tarde que han compartido y aquel momento tras la guerra de cosquillas les han dejado hechizados a ambos, con un continuo ¿Y si...? metido en sus cabezas. Niall, Zayn y Liam notan que algo les ocurre; les ven distraídos y cazan varios contactos visuales más de los habituales, aunque ya de normal son más de los que tienen con los demás. Por desgracia, no son los únicos en notar que algo ha pasado entre ellos.
Aquella noche, tras salir de la entrevista, el representante de los chicos aparta a Louis del grupo para hablar con él a solas. Harry sabe, desde ese momento, que nada va a volver a ser igual. Trata de impedirlo, les intenta seguir, pero es arrollado por un grupo de fans y Paul tiene que conducirle en la otra dirección.
Llegan al apartamento sin Louis y varias horas después, Harry sigue despierto porque el chico de sus sueños y realidades aún no ha aparecido.
No podía parar de pensar en el hecho de que Louis sintiera lo mismo por él. Aquello le había hecho plantearse cosas en las que nunca se había puesto a pensar debido a la imposibilidad con la que veía que sus sentimientos fueran recíprocos. ¿Cómo afectaría una relación a sus carreras? ¿Y al grupo? Temía que esas mismas dudas fueran las que su manager le estaba metiendo a Louis en la cabeza. Sabía que, si estaba en lo cierto, su pequeño Lou no se atrevería a continuar con aquello que ni siquiera habían empezado.
Harry ya sabía que estaba completamente enamorado de él; le gustó desde que lo vio por primera vez. Pero para Louis era más complicado; prácticamente acababa de admitir que quería a otro hombre y unas horas después le estaban metiendo miedo y seguramente convenciéndole de que no merecía la pena arriesgar su futuro por ello. Había sufrido durante años en su propia piel las censuras en cuanto a la vestimenta que deseaba ponerse y cómo debía actuar. Sabía que si veían peligrar su negocio, obligarían a Lou a dar una imagen de si mismo que les permitiera seguir explotándole. Le habría gustado estar equivocado, pero Harry conocía demasiado bien a su mejor amigo y a su representante.
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