Borrachos de risa y deseo
Y lo hace. Vaya si lo hace. Louis no ha dado muchos besos en su vida y Harry ha dado demasiados, pero los dos piensan que ese beso no se parece a nada que hayan sentido antes. En cuanto los labios de Harry tocan los suyos, el corazón Lou grita y su mente muere. Con el primer roce, el mayor se da cuenta de que no va a poder vivir sin besar a Harry Styles a todas horas. Solo ha probado un poco y ya se siente adicto. Está perdido.
Harry acaricia sus labios con dulzura hasta que decide que la paciencia ya ha tenido demasiado protagonismo en sus vidas y se descontrola. Empieza a morderle, besarle, comerle, absorberle. Sus manos se mueven sin que su cerebro lo pida y agarran la camiseta del chico que lo vuelve loco. Ellas solitas deciden que esa prenda estorba y se deshacen de ella. Harry no está pensando en nada que no sea tocar a Louis en cada puñetera parte de su cuerpo. Le acaricia el pecho y la espalda como si fuera un enfermo y él su única medicina.
Louis, por su parte, siente tantas cosas en todo el cuerpo que poco le falta para sufrir un cortocircuito. Las manos de Harry bailan sobre él y sus labios le cantan todas las melodías que se han escrito sobre el amor. No se quiere quedar atrás, así que con la misma delicadeza que su acompañante se deshace de la camiseta del menor. Pero no es suficiente; nada lo es ahora mismo. Pasa los dedos por los botones del pantalón de Harry a modo de pregunta, y este solo suspira y asiente mientras le sigue besando. Ahora no está para pronunciar palabras.
Cuando la prenda inferior del joven Styles se pierde por la habitación, hacen una pausa y se miran. Sin decir nada, Louis se levanta del sofá agarrando a Harry de la mano y le encamina a su habitación. Le empuja a la cama y se sienta a su lado. Los dos están rojos, acalorados y sudorosos, pero felices como nunca. Louis baja la mirada hacia los calzoncillos de Harry, que casualmente son rojos. Cuando vuelve a mirar al muchacho, se da cuenta de que no tiene nada de casualidad; ha puesto esa carita inocente que de inocente no tiene nada.
—Me da igual que sean de mi color favorito. Te los voy a quitar igualmente.
Se encamina a cumplir su amenaza, pero Harry le detiene. Sonríe pícaro mientras se adelanta y le quita al mayor los pantalones y la ropa interior de una sola vez. Louis está completamente desnudo y, cuando Harry empieza a observarle con tanto amor y deseo en los ojos, le falta poco para llorar de felicidad.
Se enfoca en la tarea de deshacerse de toda la ropa que le queda a Harry para no ceder a la emoción. Despoja a su chico de los calzoncillos. Cuando están los dos desnudos y con el inicio de una erección creciendo en ambos, Harry se detiene, le agarra, se tumba y le coloca a su lado para abrazarle.
—No tenemos por qué ir tan deprisa, Lou. Tenemos todo el tiempo del mundo —. Le ha costado una barbaridad parar, pero no quiere precipitarse y que su chico se termine arrepintiendo de lo que van a hacer.
—Harry, por favor. Llevo demasiado tiempo esperando esto. No quiero esperar más.
Sin darle un mísero segundo para replicar, Louis se lanza de nuevo a los labios del menor. Este no protesta; se deja hacer y le devuelve cada uno de los besos con más énfasis aún.
Pasan un rato así, besándose y frotándose. En algún momento Harry se ha colocado encima de Louis para aumentar las sensaciones de los roces. Se tocan por todas partes y se degustan el uno al otro. Los gemidos de ambos empiezan a intensificarse. Harry se muere por tocar directamente el pene de Lou y envía su mano a la zona, lo que provoca que el mayor ahogue un gemido al sentirle. Harry piensa que es el mejor sonido que ha escuchado nunca y mueve su mano con más ímpetu para lograr que se repita.
Lo consigue; Louis deja de besarle para disfrutar de las sensaciones que su chico le está provocando. Gime y suspira mientras Harry le masturba y reparte besos por todo su cuerpo. El menor lleva mucho tiempo soñando con hacerle de todo y no se cree que por fin pueda tener su cuerpo solo para él.
—Lou, eres precioso.
El destinatario del mensaje no llega a oírlo, perdido entre gemidos, pero da igual. Harry se lo demuestra con sus besos y caricias.
—Te quiero tocar —suelta de repente el joven Tomlinson con la voz ahogada.
Harry utiliza su mano libre para agarrar la de Lou y llevarla hasta su propia erección. Le mira a los ojos mientras empieza a moverla tímido. Le está volviendo loco saber que es la primera vez que hace esto con un chico. Verle sudando, rojo, con los ojos medio cerrados y la boca abierta por el placer que él mismo le está dando mientras le toca es de las cosas más maravillosas que ha visto Harry en su vida. Se asegura de guardar bien en su mente la imagen de Lou excitado para recordarla siempre. Aunque, si todo va bien, va a poder volver a provocarla cuando quiera.
Harry se mueve y Louis protesta al dejar de tocarle. No le da tiempo a replicar nada porque el menor se agacha hasta poner su boca a la altura del pene del otro y lo acaricia despacio con su lengua. Louis siente un escalofrío recorriéndole toda la columna y un gemido le sale desde lo más profundo de la garganta. La imagen de Harry Styles chupándole la polla es demasiado para él. Se la mete entera en la boca y él se descontrola. Agarra las sábanas, agarra su pelo, gime su nombre, se retuerce, se va al cielo y vuelve, suda, se muere de calor y de placer y siente tantas cosas que cree que va a explotar de un momento a otro. Harry sonríe sin sacarla; el muy cabrón sonríe mientras Lou solo puede gemir, suspirar y delirar.
Siente muy cerca el orgasmo y piensa en avisarle, pero antes de poder hacerlo Harry se aparta y Lou siente frío allí donde antes se encontraba su boca. Va a protestar porque no entiende qué le ha hecho parar, pero las ideas y las palabras han desaparecido de su mente y de repente no sabe decir nada que no sea: Harry, ahh, ohh, mmm, sssi, másss, ufff.
—He pensado que como esta es tu primera vez, quizá sea mejor que lleve yo el control —dice Harry con dulzura.
Louis asiente con la cabeza porque se le ha olvidado hasta respirar. Se imagina a Harry dentro de él, con esos ojos retándole mientras le embiste y casi está de nuevo a punto de correrse.
Un pensamiento fugaz recorre su mente en ese momento. ¿Con cuántos chicos lo habrá hecho Harry? ¿Muchos? ¿Y si él no está a la altura? Esta es su primera vez haciéndolo así...
Todas sus preguntas se evaporan en cuanto Harry se acerca para susurrarle al oído.
—La próxima vez puedes follarme tú a mí.
Louis se apunta eso en su lista de cosas que hacer urgentemente.
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