Capítulo 3
Al otro día...
Aquella mañana llovía sin parar, y yo molesta por aquello, fruncí el ceño y me fui a mi trabajo.
Con los ojos pegados tras el vidrio de la puerta, el teléfono no dejaba de sonar y solo pensé en Joey. Mi corazón se aceleró y me sentí de nuevo con ánimos y contenta.
Deseaba con fervor volver a oír su voz, que me llamará, y con risitas locas, lo esperé atenta y con ilusión.
La mañana pasó y yo seguía esperando su llamado. Los nervios me comían por completo, y cargada de trabajo, archivaba unos contratos de terrenos, los que detestaba...
Boxeaba en saco (era todo un experto). Lo golpeaba sin parar y dio un suspiro.
Sin evitarlo, sonrió.
Se fue a dar una ducha, y luego de eso, tomó su celular y buscó mi número...
Molesta, ya estaba cansada de archivar contratos y el teléfono no paraba de sonar. De pronto, mi celular sonó y lo tomé rápidamente. La alegría me volvió al cuerpo.
Cerré rápidamente los archivadores y le contesté...
_ Halo.
_ Hola, bonita ¿Cómo estás? – sonreí de felicidad.
_ Si, bien...
_ ¿Segura? Te noto extraña ¿Te pasó algo?
_ Oh no. Solo estoy un poco cansada, es todo.
_ ¿Mucho trabajo también hoy?
_ Ni te imaginas ¡Ay! Y lo peor es tener que archivar. – sonrió.
_ ¿Archivar?
_ Sí, tengo que archivar un centenar de contratos de terrenos y ya no doy más.
_ Oh, pobrecita. Me imagino, que tú trabajo, debe ser agotador.
_ La verdad es que sí.
_ ¿Eres recepcionista? ¿Cierto?
_ Así es, Jejeje. Verdad que tú ya sabes todo de mí, por haberme investigado. –más sonrió.
_ Jejeje, bueno, no todo. No sé, por ejemplo, si tienes, o no, novio.
_ Jejeje, no, no tengo.
_ Excelente – dijo con destellos, y yo sonreí perdidamente enamorada y me puse nerviosa. No supe que decirle a eso.
_... ¿Y por qué es excelente? – volvió a sonreír.
_ Porque así puedo hacerme más ilusiones a que pronto volveré a verte y tú estarás ahí esperándome – me derretí y me llené de más esperanzas.
_ Ay, mi Joey.
_ Jejeje.
_ Bueno, ya no hablemos más de mí ¿En qué estabas tú, antes de llamarme? - sonrió.
_ Estaba boxeando.
_ ¿Boxeando? ¿Te gusta el boxeo?
_ Si, hago boxeo en saco. Lo practico cada vez que puedo. Me encanta.
_ Suena genial.
_ Lo hago, además de gustarme para botar tenciones. Me ayuda mucho.
_ Me gustaría practicarlo si dices que sirve para botar tensiones.
_ Te haría muy bien. – de pronto vi la hora en el computador. Ya tenía que irme.
_ Ya son las seis con quince. Debo irme, o si no, el bus se me pasará.
_ Entonces, debes irte. - ansiaba no cortar y pensé en algo rápido.
_ Pero ¿Por qué no me acompañas y seguimos conversando? – sonrió con ternura.
_ Me encantará. Te acompañó, entonces, a tomar el bus.
_ ¡Genial!
Salí, casi corriendo, de la empresa y Joey a mi lado, en el celular, oí su suave voz en mi oído.
_ ¿Ya viene el bus?
_ No, aún no, menos mal. Tuve suerte.
_ Jejeje, parece que ya te ha pasado que el bus se vaya sin ti.
_ ¡Uf! Muchas veces y es de lo peor.
_ ¡Jajaja!
_ Creo que allá viene. Lo haré parar.
_ A ver si nos subimos.
_ ¡Jajaja!
Me subí al bus y busqué rápidamente un asiento junto a la ventana.
Solté un suspiro y sonreí. Joey también sonrió.
_ ¿Ya encontraste algún sitio? – me reí.
_ Si ya. Es que detesto irme de pie.
_ Jejeje. A mi igual.
_ Es que el bus siempre va lleno, lo que también me irrita.
_ ¡Uf! Te molesta todo entonces ¡Jajaja!
_ ¡Jajaja! Bueno, no todo.
_ Niña mía. – mi alma vibró al él llamarme de esa tierna manera.
_ Me dijiste niña mía. – sonrió con ternura.
_ Si, así te dije ¿No te gusta?
_ Si ¿Cómo no me va a gustar? Jejeje – más sonrió.
_ ¿Y vives muy lejos de tu trabajo?
_ No mucho. En bus me demoro unos veinte minutos.
_ ¡Vaya! Casi nada.
_ Y, aun así, llego casi todos los días atrasada. – oí su risa, la que amé al instante.
_ Debes tener cuidado con eso.
_ Mi papá me dice lo mismo. – sonrió.
_ Me imagino que tus papás deben ser muy buenas personas y tiernas.
_ Son los mejores. Los adoro. – sonrió anhelando aquello.
_ Me gustaría conocerlos. – la impresión me abordó.
_ ¡¿Lo dices en serio?!
_ Sí, porque sé lo importante que son para ti.
_Mi Joey.
Sonrío perdidamente al oírme llamarle así, y un poco nervioso, se sintió, a la vez, increíble.
_Háblame más de ti. – sonreí.
_ ¿Y cómo de qué quieres que te hable?
_ No sé, de lo que te gusta, o desagrada.
_ Bueno, pero tú también me tienes que hablar de ti, de tu vida y todo eso.
_ De acuerdo. Te lo contaré todo.
Volví a sonreír y advertí que mi parada estaba cerca.
_ ¡Cielos! Ya pronto será mi parada. Debo bajarme.
_ Si quieres, vuelvo a llamarte en otro momento.
_ Sí. Me gustaría mucho. – sonrió perdidamente.
_ A mi igual...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top