Capítulo 2
Había terminado la hora de colación, y yo con la mirada fija en el computador, miré con delirio cada foto suya, que iba apareciendo en el fondo de escritorio. Recordé, una y otra vez, que habíamos hablado por teléfono y me volvía la dicha al cuerpo. No podía sacarme su suave voz de mi mente y oídos.
Sonó otra vez el teléfono, pero a mí no me importó. No estaba interesada en atender ninguna llamada. Solo anhelaba que Joey volviera a llamarme.
No podía trabajar, ni concentrarme; volví a sonreír y me reí como tonta. En eso, llegó gente a la recepción.
Allá en Londres era de noche y él bebiéndose una taza de café, escribía en su laptop. Miró de pronto su celular y sonrió.
_ Quizás, todavía esté trabajando...
Tomó el celular y marcó el número de mi trabajo...
Ya me faltaba poco para salir de mi trabajo; pensé en él y en que debía de estar ocupado, y por eso, no había vuelto a llamarme.
Escribía un correo y sonó el teléfono; cansada, ya no quería atender ninguna llamada más y el teléfono sonó y sonó. Lo miré y lo tomé.
_ Redbus Urbano. Buenas tardes. – sonrió.
_ Hola otra vez, Cielo – se me retuvo el aliento y sonreí de inmediato.
_ ¡Joey! ¡Eres tú! Pensé que ya no volverías a llamarme.
Le dije toda emocionada y él rio.
_ Jejeje, pero si te dije que volvería a llamarte.
_ Jejeje.
_ Y cuéntame ¿En qué estás ahora?
_ Bueno, aún estoy aquí en mi trabajo, pero ya me falta poco para salir.
_ Oh. Yo pensé que ya estabas en tu casa.
_ Jejeje, no, aún sigo aquí
_ Te siento un poco cansada.
_ La verdad es que sí. He tenido un día agotador.
_ Entiendo.
_ Lo único mejor de este día es que tú me hayas llamado dos veces. – sonrió perdidamente enamorado.
_ Para mí también es maravilloso haberte podido encontrar, Cielo.
_ Awww. Que tierno eres.
_ Jejeje.
_ Debo hacerte una confesión. – volvió a sonreír.
_ ¿Qué cosa?
_ Tengo muchas fotos tuyas en mi computador. Las coloco de fondo de pantalla y van cambiando. Todas las miro con mucho cariño. – se derritió por completo.
_ Oh. Sin duda, no me equivoqué cuando te conocí ese día, y supe lo linda y tierna que eres. – el corazón se me agitó de dicha.
_ Mi Joey.
_ Anhelo tanto volver a verte, María del Cielo.
_ Y yo. Créeme que ya ansío que ese día llegue.
_ Y llegará. Te lo prometo.
_ Lo sé. Confío en ti.
Se sintió el hombre más maravilloso de todos y sonrió derretido.
<< Es demasiado tierna. >>
<< Me vuelve loco... y lleno de amor. >>
_ Joey ¿Sigues ahí?
_ Eh si, si, aquí estoy jejeje. – se puso un poco nervioso.
_ Jejeje.
_ ¿Y cuánto te queda para salir al fin de tu trabajo?
_ Solo unos quince minutos más.
_ Ya no te queda nada entonces.
_ Si, por suerte.
_ Jejeje.
_ Oh. Antes que se me olvide ¿Si quieres, te doy mi número de celular personal?... para que me llames a ese, y bueno, no al de mi trabajo...
Notó mis nervios al yo querer darle mi número de celular; lo que lo encontró muy tierno y sonrió.
_ Bueno, dámelo. Será mucho mejor, si tengo tú número personal de celular. Así podré llamarte cuando deseé. – eso me fascinó.
_ Si. Me encantará cada vez que me llames. – sus ojos brillaron.
_ Me fascina hablarte mi bella, Cielo. Me hace tan feliz oírte hablarme y que te rías conmigo.
_ Jejeje. Bien, este es mi número...
_ Ok. Lo guardaré ahora mismo en mi celular...
Corrí a tomar el bus. Alcancé a subirme, y más que feliz, busqué un asiento junto a la ventana.
Solo pensé en él, y sin dejar de sonreír, miré por la ventana.
Recordé su suave voz, y todo lo que habíamos hablado, y recordé su tierna sonrisa. Aún no podía creer que me llamara a mi trabajo y que conversáramos por tanto rato.
Anhelé que pronto volviera y nos viéramos al fin.
Ida en su perduro recuerdo, vibró mi celular y lo tomé. Vi que se trataba de un WhatsApp y sonreí fascinada.
"_ Hola, hermosa. 🥰🥰❤"
Vibrante, le devolví el WhatsApp.
"_ Hola. 🥰🥰♥ "
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