Un "lo siento" no es suficiente
Sebastián me mira esperando que diga algo, quiere que diga el nombre. Él quiere tantas cosas ¿Dónde queda lo que yo quiero? ¿Porqué no pregunta lo que yo quiero? Él cree que es el único que esta sufriendo ahora, pero si él viera más allá de su egoísmo se daría cuenta que no es así. Por supuesto que Jaime no esta sufriendo ahora, él ignora todo lo que ha estado pasando mientras él trabajaba salvando vidas. Él ignora que la mujer con la que se casó lo ha estado engañando con su hermano, aquel hermano que él cuidó y defendió cuando era pequeño. Aquel hermano por él que aún se preocupa y hay noches donde le cuesta conciliar el sueño al pensar en lo solo que esta su pequeño hermano. Jaime va a sufrir cuando se enteré y Jaime es él único que tiene derecho a sufrir. Sebastián perdió ese lujo cuando sedujo y se acostó con la esposa de su hermano. Yo perdí el lujo de poder sufrir cuando caí en la tentación y engañe a mi esposo con su hermano. Si, Jaime es él único que tiene derecho a sufrir y no debería ser así. De todos es él quien menos se merece algo así y eso hace de toda esta situación algo peor de lo que ya es.
-Dilo, necesito que lo digas.
-Tus necesidades ya no son asunto mío.
Él me mira sorprendido por el tono frío de mis palabras. ¿Cómo puede él ser tan egoísta? Pero él siempre fue así, él no ha cambiado mucho desde que lo conocí y sin embargo me enamoré de él, de él y su egoísmo. A él no le importa en la situación que estamos, a él como siempre, solo le importan sus necesidades. Pero en parte es mi culpa, yo lo volví así porque siempre lo he puesto a él antes que a nadie y algunas veces incluso antes que a mí. Pero eso ya no puede seguir así.
-¿Es mío o de Jaime?-él vuelve a preguntar con los dientes apretados.
Me mira a los ojos y yo le sostengo la mirada.
-Ya sabes la respuesta ¿Porqué quieres que lo diga?
-No es real hasta que lo digas, por eso necesito que lo digas. Necesito que sea real.
Y yo necesito que por un momento pienses en mí y en todo lo que va a pasar. Que pienses en el daño que hemos hecho y en este bebé que viene en camino y la trágica historia que pesa sobre sus hombros. Éste bebé se merece algo mejor. Se merece que le cuenten una bella historia de amor de como fue concebido, se merece llegar a un hogar lleno de amor y comprensión. Se merece tantas cosas que yo no le puedo dar. ¿Porqué siempre se trata sobre ti Sebastián? Siempre eres tú y de como te sientes, tú y tus problemas, tú y solo tú ¿Dónde quedo yo? ¿Al menos hay espacio para mí en tu mundo?
-Te lo dije, tus necesidades ya no son mi problema.
Viene un bebé en camino, ya no puedo ponerte primero. Ya no puedo correr hacia ti cada vez que me necesites, ya no puedo seguir pensando solo en tu bienestar.
-Necesitamos cambiar las cosas, tengo que dejarte ir. Te amo pero necesito dejarte ir, no me gusta la persona que soy cuando estoy contigo. No me gusta en quién me he convertido y sé que es injusto culparte por todo eso y no lo hago. Yo también tengo parte de la culpa. Pero necesito dejarte ir ahora y necesito que tú hagas lo mismo.
Él se acerca a mí y me toma de los hombros, esta furioso y dolido, se siente traicionado y puedo ver como no sabe que hacer con esas emociones. Por una vez espero que él haga lo que yo le pido y ponga mis necesidades antes que las suyas. Ruego para que deje a un lado su egoísmo y piense en mí y en como me siento porque yo ahora tengo demasiado en mi plato como para pensar en él.
-No puedes hablar en serio, no ahora.
Aparto sus manos de mis hombros y asiento con la cabeza.
-Te amo, pero ya no puedo hacer esto. Te dejo ir, por favor, tu tambien déjame ir.
Él no me mueve y yo retrocedo con la intención de girarme e irme a casa pero él me sorprende cuando cae de rodillas frente a mí y abraza mis rodillas con fuerza. Me quedo quieta por la sorpresa de lo que acaba de pasar y por primera vez desde que conozco a Sebastián no sé que hacer frente a él. Y cuando él empieza a sollozar las palabras que iba a decir se quedan atoradas en mi garganta.
-Sebastián.
Nada. Él no se mueve y el agarre a mis piernas se hace más fuerte. Él me contó que solía aferrarse así a las piernas de su madre cuando ella lo iba a encerrar en el sótano como castigo cuando era solo un niño. Tomo aire y trato de soltarme de él, no puedo dejar que me manipule así, no más. No podemos seguir en este retorcido juego, debemos parar.
-Me tengo que ir, Sebastián, me tengo que ir. Déjame ir.
Me inclino y tomo sus manos. La sostengo entre las mías y me arrodillo frente a él. Él se lanza a mis brazos me sostiene, empieza a llorar en mi pecho y yo lo dejo. Lo sostengo mientras él llora, le permito llorar ahora porque cuando salga por esa puerta las cosas van a cambiar.
-Me tengo que ir.
Le digo después de un momento. No lo consuelo y le digo que todo va a estar bien porqué no sé como van a resultar las cosas pero si puedo ver que nada va a estar bien. El tren sin control colapsó y ahora solo queda medir los daños y tratar de rescatar a los heridos.
-Adiós.
Le digo mientras me levanto y sin mirarlo salgo de su casa. Camino hasta mi auto y mi mano tiembla cuándo saco la llave del auto de mi bolso. Cierro los ojos un momento antes de empezar a manejar hasta mi casa ¿Seguirá siendo mi casa cuando él sepa la verdad? Conduzco despacio y tardo más tiempo de lo normal vagando por la ciudad por al menos una hora antes de conducir camino hasta mi casa. Cuando llego mi corazón empieza a latir con fuerza cuando veo el auto de Sebastián frente a mi casa, su auto esta estacionado junto al auto de Jaime.
No, esto no puede estar pasando.
Me bajo de mi auto y camino hasta la casa pero me detengo en la puerta. Saco la llave y no puedo abrir la puerta. Sé lo que pasará cuando entre ahí. Cuando la puerta se abre todo esta en calma y en silencio para mi sorpresa.
-¿Jaime?-lo llamo aún con las llaves de la puerta en la mano.
Escucho sus pasos y contengo la respiración pero me sorprendo cuando lo veo caminar hasta mí con una sonrisa. Me abraza y cierra la puerta antes de darme un beso.
-Hola, amor.-me saluda.
Sebastián no ha dicho nada.
-Hola.-mi voz tiembla.-¿Está todo bien?
-Si ¿Porqué no debería estarlo?
Me encojo de hombros y él me lleva hasta la cocina donde esta compartiendo una copa con Sebastián. Sebastián no me mira. ¿Cómo puede él hacer esto?
-Hazel.-me saluda él con la mirada fija en el vaso entre sus manos.
No queda rastro de su reacción hace unas horas. Se ha puesto la máscara fría y distante que utiliza como el abogado corporativo que es.
-Sebastián dice que tienes algo que decirme.-me dice Jaime.
Mi corazón late tan rápido que creo que va a salir de mi pecho o va a explotar. Veo como Sebastián deja el vaso sobre la pequeña mesa redonda y se levanta para pararse frente a nosotros.
-Sebastián.
-Se lo dices tú o se lo digo yo.
Jaime retira su brazo de mi hombro y me mira preocupado. Mi mirada va de Sebastián a Jaime y de nuevo a Sebastián. Él no puede estar haciéndome esto ¿Porqué lo hace? ¿Venganza? ¿Egoísmo? Ni siquiera me interesa la razón.
-Sebastián.-digo en tono de advertencia.
-¿Decirme qué?-pregunta Jaime.
Sebastián levanta ligeramente las comisuras de sus labios en una sonrisa que me hace estremecer y mira a Jaime.
-Que tu esposa esta embarazada y que el bebé que espera es mío.
Lo dijo, él se lo dijo sin el más mínimo tacto. Sin importarle nada más que él.
-¿Hazel?
Jaime me mira y veo como aprieta los puños esperando que yo diga algo pero de mi boca solo sale un lo siento y lo siguiente que veo es a Jaime golpeando a Sebastián. Jaime nunca a sido una persona violenta pero no me sorprende su reacción. Sebastián cae al suelo y se lleva una mano a su nariz que esta sangrando.
-Jaime, por favor.
Trato de agarrar su brazo pero él me aparta y sale de la cocina.
-¿Porqué lo hiciste?-le pregunto a Sebastián mientras él se levanta.-¿Sabes qué? No me interesa la respuesta, fuera, vete de mi casa. No quiero verte.
Salgo de la cocina y veo por la ventana. El auto de Jaime sigue ahí. Seguro esta haciendo las maletas para irse.
-Él tenía que saber.-me dice Sebastián.
-Y yo se lo iba a decir pero él no merecía enterarse así. Admite que no lo hiciste por él, lo hiciste por ti. Siempre tienes que ser tú. ¡Maldigo el día en que te conocí! No tienes idea lo que daría para que este bebé fuera de Jaime y no tuyo. No tienes idea lo que daría por no amar alguien como tú. Eres egoísta y no amas a nadie más que a ti mismo, jamás serás la mitad de hombre que Jaime es. Tal vez este bebé sea tuyo pero jamás serás su padre, no mereces serlo. Vete, fuera de mi casa.
Las palabras salen de mi boca y cuando quiero detenerlas ya no puedo. Veo como a él le duelen mis palabras, más de lo que él quiere demostrar y por primera vez él hace lo que le pido y sale de la casa. Cuando él cierra la puerta y veo como su auto se aleja subo las escaleras hasta mi habitación. Puedo escuchar a Jaime caminando, abriendo y cerrando cajones. Él se va y yo no puedo culparlo. Abro la puerta y me quedo en el marco, él no esta recogiendo su ropa, esta sacando mi ropa del armario y tirándola por la habitación. Cuando me mira toma un puñado de ropa y pasa a mi lado empujándome para salir por la puerta ¿Qué esta haciendo? Lo sigo y lo veo tirar mi ropa fuera de la casa.
-Jaime, por favor, detente. Hablemos, por favor, podemos solucionar esto, podemos hacerlo. Jaime...
Él cierra la puerta con fuerza y me mira, su mirada va mas allá del enojo y la decepción. Hay mucho mas que dolor en él. Él vuelve a subir las escaleras y baja un momento después con más ropa y la lanza fuera de la casa. Sé que quiere que me vaya pero yo no me muevo y él cierra la puerta.
-Jaime, por favor...
-Jaime por favor ¿Qué? Por favor, lamento dormir con tu hermano. Lamento ser una perra adúltera ¿Dime? Por favor, que. Como si un lo siento va a solucionar todo esto. ¿Cómo pudiste hacerlo? ¡Y ahora estás embarazada de él! ¿Cómo pudiste hacerme esto? No me interesa nada de lo que tengas que decir Hazel. Vete. Sal de mi casa y de mi vida, vete y déjame en paz.
¿Cómo terminamos así? El día de nuestra boda viene a mi mente. Nuestros votos y la forma en que él me miraba mientras yo caminaba hacia el altar. La primera vez que me dijo que me amaba y la primera vez que hicimos el amor. La forma en que él siempre ha cuidado de mí, él siempre me ha puesto primero porque él es así y yo lo lastime, lo traicione. Nunca lo merecí. ¿Cómo podría haberlo hecho? Él siempre fue el bueno, siempre me trato bien e hizo las cosas bien. Me pidió permiso para darme mi primer beso y jamás me presionó respecto al sexo. Siempre fue dulce y atento. No pude pedir un mejor hombre y yo no lo supe valorar. Lo destruí, lo lastime de una manera tan cruel. Nadie se merece lo que yo le hice y mucho menos él. Yo debí parar, yo pude evitar este desastre, yo pude detener el tren.
-¿Desde cuándo?-me pregunta él.
Un sollozo sale de mis labios, no me había dado cuenta que yo estaba llorando hasta que las lágrimas me impiden ver. Limpio las lágrimas de mi rostro y me muerdo el labio para reprimir un sollozo.
-¡Lo hubiera hecho todo por ti!-me grita-haría cualquier cosa por ti, sería lo que tú quisieras... porque te amaba. Pero mi amor nunca te importo-cierra las manos en puño. Su cálida mirada no esta más y es mi culpa, yo le hice eso, yo le cause ese dolor, no me sorprende, siempre he tenido el poder de sacar lo peor de las personas, soy un maldito tornado, un desastre y él estaba en mi camino y yo lo destruí. Lo dañe de una manera tan vil- solo sonreía para ti, pero eso tampoco te importo ¡Maldición! Te amo tanto que desde que te conocí no he mirado a nadie como te miro a ti, solo existes tú para mí, pero nada de eso te importa. ¿Te importe alguna vez? ¿Me amaste alguna vez? De todas formas no importa ¿Porqué debería importar eso ahora?-que puedo decirle si él tiene razón-estas tan rota... y yo he tratado de curarte, he tratado de sanar tus heridas-agacho la cabeza, no puedo seguir mirando aquellos ojos que me miraban con amor y ahora me miran con odio y rencor-me arrancaría parte de mi alma para sanar la tuya porque te amaba y quería verte feliz. Hubiera hecho cualquier cosa por ti.
No hay nada que yo pueda decir para aliviar su dolor, su ira y su decepción. La mujer que el ama y con la que decidió casarse lo traicionó, rompió su corazón en miles de pedazos y nada cambiará eso. Un lo siento no sirve ahora. Además ¿Con que cara le puedo pedir que me perdone? No puedo tener el cinismo de pararme frente a él y decirle que me perdone después de todo lo que hice. No merezco su perdón. No merezco nada y sin embargo no quiero que se vaya, no quiero que me deje. Así de egoísta soy, así de mal estoy.
-Quédate, esta vez él que se va soy yo.
Sé porqué él me dice eso. Lo dice por todas las veces que lo dejé para ir a buscar a Sebastián. Lo dice por todas las veces que elegí a Sebastián antes que a él. Y ahora él elige dejarme y no lo puedo culpar.
-No te vayas, por favor, escúchame. Tan solo escúchame, no renuncies a nosotros. Si te vas..
-¿Qué pasa si me voy? ¿Te voy a perder si me voy? No puedo perder algo que nunca he tenido.
Él abre la puerta un poco pero no sale de la casa. Agacha la cabeza en señal de derrota y cansancio. Me habla sin girarse a verme.
-Al salir por esta puerta la que va a perder eres tú. Vas a perder a alguien que te quería en serio, alguien que se quedo a tu lado a pesar de todo y que siempre trato de buscar tu felicidad. Alguien que intento hasta más no poder. Cuando salga por esa puerta vas a perder a alguien que valía la pena pero yo voy a ganar porque tú no vales nada.
Y él se va. Me deja sola en nuestra casa, aunque ahora ya no hay un nosotros. Yo me encargué de destruirlo, de destruir el hogar que construímos y la felicidad que teníamos.
-Lo siento.- Digo mientras caigo al piso de rodillas.
Lloro mientras miro la puerta por donde él se acaba de ir y espero a que él regrese. Pero las horas pasan y él no vuelve. Esta sensación de duelo que siento en mi pecho, me dice que tengo que aceptar que todo esta absolutamente perdido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top