No eliges a quién amas
*Los párrafos en cursiva son recuerdos de Hazel de hace años atrás cuando empezó con Sebastián
Uno no elige de quien se enamora, el corazón quiere lo que el corazón quiere y otro montón de frases iguales que la gente dice todo el tiempo y tienen razón, tanta razón que duele reconocerlo. Por que cuando yo lo vi por primera vez todas las advertencias que me hicieron sobre el amor tuvieron sentido y no me importaron, porque solo me pude fijar en su sonrisa torcida, en su mirada algo perdida, me pregunté a quién estaba buscando o que era aquello que buscaba.
-Espera.-me dice él.
Lo veo inclinarse y tomar algo del suelo ¿Qué es? Me acerco un poco más a él para poder ver lo que sostiene en la palma de su mano.
-Es un centavo de la suerte.-le digo con emoción.
Él también sonríe, yo sé que Sebastián tomo aquella moneda porque es algo que a mí me gusta hacer. Él no es una persona que vaya por la vida prestando atención a los centavos de la suerte pero yo lo hago y me gusta que él no critiqué las cosas que yo hago. Él incluso me escribe cartas a veces porque sabe que me gustan. También esconde chocolate para mí, él sabe que lo hago desde que soy pequeña y es algo que me gusta hacer.
-Lo es.-me dice él.
Él toma mi mano y deja el centavo en mi palma.
-Qué estás haciendo.
-Necesitas algo de suerte, creo que todos necesitamos un poco de suerte.
-Pero tú lo encontraste.
Él me da una sonrisa torcida, la sonrisa característica de Sebastián Pierce. Esa sonrisa me haría bajar al infierno, subir a los cielos, haría muchas cosas por esa sonrisa.
-Pero yo no necesito suerte, te tengo a ti, no necesito nada más.
Cierro la palma y aprieto con fuerza el centavo. Lo guardo en mi bolsillo mientras mi mirada siguen fija en Sebastián. Él cuida de mí ¿Quién cuida de él? Parece estar bien con sus manos en los bolsillos y esa sonrisa en su cara pero yo siento que toda esa imagen es una fachada ¿Quién cuida de ti Sebastián? Él no deja que nadie se acerque lo suficiente, dice que entre más personas entran a tu vida, más te pueden lastimar. Es un pensamiento muy pesimista, pero no lo puedo culpar. Sin embargo pese a todas sus barreras, él me dejó entrar en su vida.
-Sebastián...
Él se gira y sus ojos se encuentran con los míos y olvido lo que iba a decir ¿Qué iba a decirle? Muerdo mi labio y él me sonríe, extiende su mano y yo la tomo.
-Olvide lo que te iba a decir.
-Una mentira.
No, de mis labios casi sale un te amo ¿Cómo reaccionará él si lo llego a decir? Se supone que solo estamos teniendo sexo sin sentimientos, las palabras de afecto no son parte del trato, bueno, nunca hicimos un trato o establecimos reglas pero él es Sebastián, si quisiera algo más que sexo me lo diría. Así que me vuelvo a morder el labio y me trago mi te amo, aunque no sé por cuanto tiempo más lo podré ocultar.
-No iba a decir una mentira.
-¿Qué ibas a decir?
Me encojo de hombros.
-Ya no importa.
-Me importa a mí, todo lo que tengas que decir a mí me importa. Nunca olvides que tú me importas, Hazel.
Uno no elige de quien se enamora pero si yo pudiera elegir aún así elegiría enamorarme de Sebastián Pierce.
El mundo pudo haberse detenido o fragmentado en un millón de pedazos y yo no lo hubiera notado, solo puedo ser consciente de sus labios sobre los míos, de la forma que sostiene mi rostro. No me permito arrepentirme ahora, ya habrá tiempo para eso después, ahora me permito disfrutar del beso.
Nos alejamos por falta de aire y ambos nos sonreímos con complicidad y después de un momento empezamos a reír sin parar.
-¿Qué estamos haciendo Sebas?-le pregunto en un tono más dulce del que pretendía.
Aún hay una media sonrisa en mi cara mientras espero que él responda.
-Cediendo ante este dulce pecado.
-El infierno luce encantador esta noche, cariño.
Siento el impulso de volver a besarlo pero sé que si lo hago no será solo un beso, no vamos a poder parar ahí. ¿Podremos parar en algún momento? Creo que solo es deseo, lujuria y la mezcla de lo prohibido lo que hace toda esta situación aún más excitante y al menos creo que esa es la razón por lo que si lo beso de nuevo ahora, no voy a querer que se detenga.
-¿Me llamaste cariño?-me pregunta él con asombro.
-Te he llamado cariño antes.
-Créeme que no en ese tono. Ese tono lo solías utilizar cuando estabas desnuda en mi cama, con la piel ardiendo por el deseo, tus labios entre abiertos gimiendo por más.
Siento que mi boca se seca e instintivamente retrocedo un paso solo por instinto de supervivencia. Él sonríe ante eso y me da una de sus sonrisas torcidas. No hagas esto ahora Sebastián, no me invites a pecar esta noche. Mi carne es débil y mi deseo es muy fuerte.
-Bueno no estoy desnuda ahora.
-Podrías estarlo ¿Cuánto tiempo crees que me tome quitar toda tu ropa? Podría tomar tu mano ahora y llevarte lejos de aquí.
Él se acerca a mí. Sus labios están muy cerca de los míos. Siento su aliento en mi rostro.
-Podría llevarte lejos y besar cada centímetro de tu piel, recorrer aquella piel que tantas veces he besado, piel que conozco muy bien.
Paso mi lengua por mi labio superior y estoy segura que él me va a besar, él puede leer en mi expresión que yo no lo voy a detener pero para mi sorpresa él se aleja ¿Qué demonios?
-Pero no lo voy hacer porque somos amigos y los amigos no hacen eso.-me dice con una sonrisa y la forma en que me mira derrocha arrogancia.
Él sabe muy bien que yo quería que me besara, esta jugando conmigo. Estúpido engreído. A veces detesto que me conozca muy bien, detesto que sepa donde tocar o que decir para hacerme estremecer.
-Vamos, creo que debemos intervenir o ellos nunca van a solucionar nada.
Sebastián empieza a caminar hasta la casa sin girarse a ver si yo lo sigo. Cierro los ojos un momento y trato de eliminar todos aquellos pensamientos pecaminosos antes de seguirlo y entrar en la casa. La imagen ante mi es extraña y algo desconcertante. Rafael y Paula están a casi dos metros de distancia, mirándose entre si, sin decir una sola palabra. Podría decir que todo esta bien entre los dos, que están tratando de solucionar sus problemas pero no. Al entrar en la habitación se puede sentir la tensión en la habitación, ellos tratan de ignorar el elefante rosado bailando en la habitación pero no se lo puede ignorar, sus pisadas resuenan en la casa. La habitación se siente fría y hostil. Miro a Sebastián y sé que él también puede sentir la tensión ¿Cómo no podría sentirla?
-Tenemos que hacer algo.-me sobresalto cuando escucho a Henry detrás de mí en el pasillo.
-¿Maise?
-Dormida.-me responde él.
-¿Qué podemos hacer?-nos pregunta Sebastián.
Él la perdió y empezó una rebelión por eso, una rebelión contra su dolor, lucho y peleó para evitar sentirlo y al verla ahora se da cuenta que ya no puede seguir luchando contra eso. Ella se fue, estoy segura que tuvo sus razones y tal vez sean buenas, quizás no logremos entenderla pero son sus razones y él necesita escucharlas para poder empezar a sanar, para tomar una decisión.
- Un juicio.-nos dice Henry.
-¿Quieres llevar esto a la corte?-le pregunta Sebastián.- Creo que es algo extremista. ¿Cuál se supone que es el caso?
-El caso esta ahí. La corte somos nosotros y los jueces serán ellos mismos.
Sebastián mira a Henry y después su mirada se dirige a la pareja en la sala que sigue sin decirse nada. ¿Cuánto más pueden seguir así? Yo no podría soportarlo, estar así de callada por mucho tiempo. Usualmente cuando estoy nerviosa hablo mucho y digo cosas sin sentido.
-Podría funcionar, no perdemos nada.
Sebastián esta de acuerdo con Henry y ambos me miran a mí.
-Si, Sebas tiene razón, no perdemos nada.
Nos deslizamos con cuidado hasta la cocina, pero creo que de todas formas si hubiéramos caminado haciendo todo el ruido posible no lo hubieran notado por la forma en que se están mirando. Los demás en la cocina también pueden sentir que aquel problema solo aumenta con cada minuto que el silencio entre ellos crece.
-Tenemos algo en mente.-les empieza a decir Henry y posteriormente le cuenta su plan.
Miro un momento a Kate y la veo mirando la puerta negra de la cocina de una manera que no sé como interpretar, veo que sus manos están entrelazadas con fuerza y se mueve de un pie a otro con impaciencia. Si no supiera que ella es amiga con benefició no sospecharía nada por su comportamiento pero lo sé y eso cambia todo. No creo que para Kate sea solo sexo, tal vez al inicio lo era pero las cosas para ella cambiaron y creo que recién se esta dando cuenta de eso. También sé que le costará un poco asimilar todo eso. Toda esta situación también debe ser difícil para ella. ¡Que complicadas son las cosas del corazón!
-Bien, hagámoslo.
Salimos de la cocina y no me sorprendo cuando ellos siguen ahí de pie ¿No les duele las piernas seguir ahí de pie? A mí si me dolerían las piernas y creo que también un poco el alma al estar en su situación. Ahora en la situación que me encuentro me siento cansada y hay momentos donde me cuesta respirar, donde me doy golpes de pecho por lo que estoy haciendo. Momentos donde quisiera ser el Ángel bueno que Ciara cree que soy. Así que no me imagino como me sentiría al estar en los zapatos de Paula en este momento y mucho menos en los de Rafael. Al menos por ahora, ya que es la única versión de la historia que conocemos, Paula es la mala aquí. Pero como en toda historia hay dos versiones y el lobo siempre será el malo si lo escuchamos a Caperucita.
-¿Un juicio? Debe ser una broma.-dice Rafael.
Lo veo pasar la mano por su cabello varias veces.
-Es la única forma que encontramos para que ambos se escuchen, se deben escuchar.
Rafael no vuelve a mirar a Paula y empieza a caminar por la sala.
-Bien. ¿Cuándo?
-Domingo.-responde Sebastián.- A las cuatro, aquí.
-Bien.-dicen los dos.
Ellos siguen sin mirarse.
-¿Tendremos abogados?-pregunta Rafael.- Creo que después de nuestro testimonio, nuestros abogados deberían defender nuestros argumentos.
-Si eso es lo que quieren.
-Quiero que Sebastián sea mi abogado.-dice Rafael.
Lo vero mirar de soslayo a Paula antes de girar su cabeza hacia Sebastián, Sebas asiente con la cabeza en señal de aprobación a ser el abogado de Rafael.
-Yo a Hazel.-dice Paula.
Eso me toma por sorpresa y estoy segura que todos lo notan pero nadie dice nada, la situación ya es de por si incomoda para agregar más leña al fuego.
-Bien.-le digo a Paula y trato de fingir una sonrisa pero fracaso en el intento.
Después de eso ella se despide de nosotros y se marcha, nos quedamos un momento mirándonos entre nosotros hasta que Rafael rompe el silencio y dice que necesita un trago. Sebastián y Henry lo acompañan mientras el bebe.
-Aún podríamos comer.-dice Mila y no podemos pasar por alto el tono esperanzado con el que dice eso.- Realmente me esforcé preparando esto, les agradecería mucho si lo probarán. Por favor.
Ella pone sus ojos de cachorro y nos mira a todos con un tierno puchero. ¿Cómo podemos decir que no a eso? Solo alguien cruel le diría que no a Mila al ver su cara llena de esperanza.
-No.-le dice Ciara.
Satán en todo su esplendor.
-Ciara, por favor, lo probé y en serio sabe bien.
-Tus ojos de cachorro no funcionan conmigo.
Henry le da una mirada a Ciara y ella le sostiene la mirada por un momento hasta que no puede más y se rinde.
-Bien, esta bien. Vamos a probar lo que maléfica cocino.
-¿Porqué soy Maléfica?
-Por los cuernos.-le responde Ciara.- Aunque estoy segura que maléfica se sentiría celosa de los tuyos.
-¡Ciara, filtro!-le digo mientras golpeo su brazo.
Ella se lleva una mano a su brazo y la pasa donde la acabose golpear.
-Eso fue un golpe bajo, Ciara.-le dice Mila pero para sorpresa de todos se empieza a reír.- acabo de darme cuenta que pensaba disfrazarme de ella este Halloween.
Todos la acompañamos en su risa, incluso Rafael se ríe. Veo que el ambiente se ha vuelto un poco más ligero pero aún puedo escuchar las fuertes pisadas del elefante rosa.
-Bueno, es hora de pagar por todos los pecados que he cometido en esta vida y en mis vidas pasadas, es hora de probar la comida de Mila.
-Voy a ver si Maise sigue dormida.-les digo a todos cuando empiezan a caminar hacía el jardín.
Realmente es una noche muy bonita y decidimos comer ahí. Un poco de aire fresco nos hará bien.
Cuando subo a ver a Maise ella aún sigue dormida. Me acerco a ella y paso una mano para quitar un mechón de cabello que ha caído sobre su cara y le doy un beso en la frente. La luz de la luna que entra por la ventana ilumina levemente la habitación. Doy una última mirada a Maise antes de girarme y salir del cuarto donde ella duerme.
-No sabía que Sebastián y tú utilizaban el mismo labial.-me detengo en seco en mitad del pasillo.
Lo tomaría como una broma si no fuera por su tono de voz, es frío y me da a entender que lo sabe ¿Cómo se enteró? Mierda, mierda y más mierda. Respiro hondo y trato de mantener la calma, tal vez y solo sea una broma y yo estoy malinterpretado todo pero al girarme y ver sus ojos me doy cuenta que no malinterprete nada. Lo sabe
-Te vi besándolo en el jardín, a solo metros de donde estaba tu esposo.
¡Oh mierda! Nos vio, ahora lo sabe y no hay manera que esto vaya a terminar bien.
Quiero agradecer infinitamente a todos quienes leen esta historia, un agradecimiento extra para aquellos que votan por ella. No puedo creer que ya tenga 430☆ tal vez para algunos no es mucho pero significa mucho para mí y me motiva a seguir escribiendo aquellas historias que dan vueltas en mi cabeza♡♡♡♡
Nota: Si tienen alguna pregunta sobre la historia no duden en preguntar y yo con gusto voy a responder♡
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