La vida después de ti
Negación
Querido Sebastián.
La vida después de ti es amarga, ácida y ni siquiera la puedo llamar vida. La vida después de ti no tiene sentido, me siento perdida. Camino y camino, no veo una salida de este extraño lugar en el que me sumergí después de tu muerte. La vida después de ti no se siente bien, deberías estar aquí, es todo lo que puedo pensar, es todo lo que quiero. Te quiero a mí lado sosteniendo la mano de Grace. Te quiero a mi lado, te quiero y te extraño. La vida después de ti se siente gris con un puñado de melancolía. Demasiados recuerdos que no entran en una maleta, demasiado dolor que se desborda por las ventanas de la casa. Un silencio asfixiante es todo lo que me dejaste. Pero la vida después de tu muerte no se detiene, el mundo sigue girando y la vida continúa pero yo no puedo hacerlo, no sé como vivir en un mundo sin ti. Nadie entiende lo que estoy sintiendo, nadie entiende lo que perdí. Ni siquiera yo logro entenderlo, aún hay momentos en que olvido que ya no estás y digo tu nombre en voz alta esperando que respondas pero cuando no lo haces la realidad me golpea en la cara, el dolor se apodera de mi cuerpo y todo se desmorona de nuevo. Cuando me despierto algunas mañanas, hay un pequeño momento donde todo parece estar bien y abro los ojos esperando ver tu sonrisa pero todo lo que veo es soledad. Ya no estas y me cuesta aceptarlo. Sigo esperando que me digan que todo es un sueño, una extraña pesadilla, una broma muy retorcida pero nadie dice nada. Y entiendo que tengo que empezar acostumbrarme a una vida después de ti, a una vida sin ti y sin tu amor.
Con amor, Hazel.
Doblo la carta y la pongo en el sobre blanco. Mi terapeuta dijo que me sentiría mejor después de hacer esto pero yo no siento ninguna mejoría. Sigo sintiendo que camino en un laberinto sin salida, que espero a que él venga por mí, que me de la mano y me ayude a salir de aquí. Es irónico por que él sabría que decir en esta situación. Él podría ayudarme a lidiar con mi dolor. Yo lo ayudaba a él, iba a verlo siempre que tomaba y de eso ya hace muchos años, ahora parece que fue hace una vida cuando lo fui a ver aquel bar irlandés y me quede con el hasta el amanecer y él me beso. Todo cambio ahí. Mi vida cambio cuando lo conocí y ahora mi vida vuelve a sufrir un gran cambio con su partida. Él se ha ido y con él se ha llevado parte de mí, siempre estaré incompleta sin él.
La puerta de la casa se abre y veo a Kate entrar con bolsas y una media sonrisa. Asumo que hoy es su turno. Han estado viniendo para ver como estoy. ¿Cómo se supone que debería estar? Todos me dan consejos que no sirven para nada, me dicen que debería empezar a guardar sus cosas en cajas ¿Cómo puedo hacer eso? No puedo reducir su vida a un montón de cajas, guardar sus cosas y arrimarlas. No puedo hacerlo porque una parte de mí espera a que él vuelva a casa, a que vuelva a mí. Me quedo sentada en el sofá esperando a que la puerta se abra y sea él quién entra. Pero él no viene y ya ha pasado casi una semana.
-Asumo que no has comido, te traje una ensalada y sopa.
Ella asume bien, no he comido pero tampoco quiero comer ahora. No presto atención a lo que ella habla y solo me quedo mirando la puerta.
-Debes comer, Hazel, no puedes seguir así.
Pero ella no lo entiende, ella no ha perdido nada y no sabe lo que estoy sintiendo ahora. No sabe lo difícil que es aceptar que él ya no esta, no puedo aceptarlo, me rehusó a creer que él se fue y no lo volveré a ver. ¿Cómo puedo seguir sin él? Nunca fue nuestro momento, nunca era el momento correcto, siempre estábamos caminando a la deriva y cuando por fin todo estaba bien, cuando encontramos nuestro momento adecuado, el diablo se ríe en mi cara y me arrebata mi felicidad. Todo fue tan inesperado, así que no puedo, no puedo hacer eso, no puedo empezar a vivir sin él, así que me quedo mirando la puerta esperando a que él vuelva. Es más fácil sobrellevar el dolor de esta manera, fingir que de alguna manera él va a volver a mí.
Por favor, ven, no me dejes.
Por favor, te necesito.
Sebastián.
Sebastián, vuelve a mí.
Ira
Querido Sebastián
Todo esto es tu culpa, te culpo por mi dolor, te culpo por irte de aquella manera, te culpo por dejarme y dejar a Grace sin un padre. Es tu culpa y estoy tan enojada contigo ahora ¿Porqué te tenías que ir? ¿Porqué me dejaste? Te culpo por hacerme enamorar de ti y después irte demasiado pronto ¿Que hago con este amor? ¿Dónde lo pongo? Ya no hay espacio en ningún lado, todo esta lleno con los recuerdos buenos que tenemos y los espacios pequeños están ocupados con las promesas que nos hicimos. No hay espacio para guardar mi amor y es tu culpa. Es tu culpa que no pueda dormir y me levante en la noche gritando por alguna pesadilla, es tu culpa que no quiera comer, es tu culpa que no vaya al trabajo. Mi dolor es culpa tuya. Estas muerto ¡Estas muerto, muerto, muerto! No vas a volver, es tu culpa que llore todo el tiempo y que sienta este dolor en el pecho. Que todo sea de color gris con un toque de azul nostálgico. Es tu culpa que me sienta vacía por dentro. Nunca debí enamorarme de ti, jamás debí hacerlo, de esa forma no estaría sufriendo ahora. Todo es culpa tuya y no importa por que estás muerto.
Con amor, Hazel.
Las cartas no ayudan, los demás dicen que ven un progreso pero yo no lo veo. Bueno, al menos ahora lo intento. Ya no me quedo mirando la puerta, en parte porque me siento molesta, molesta con él, con todos, conmigo. Solo quiero que me dejen tranquila. Que dejen de vigilarme como si fuera una niña pequeña. Solo quiero llorar la muerte de mi esposo en paz.
-¡Todo esto es tu culpa!
Lanzo la lámpara contra la pared con fuerza. Me quedo de pie mirando los pedazos de ella. Así me siento yo en este momento, rota, fragmentada en tantas partes que es imposible volverlas a unir y de conseguirlo, de todas formas no será igual.
La puerta se abre y miro molesta a quien sea que le toca venir a vigilarme. Hoy es alguien nuevo, Amelia. Ella no me mira con lastima o pena, ella me mira molesta. Cierra la puerta con fuerza y sin decirme nada camina hasta donde tenemos los licores y saca una botella de wiski.
-En mi cabeza tú eres la culpable de todo.-me dice ella.- en mi cabeza mi amigo estaría aquí si no fuera por ti y es absurdo, irracional pero me siento así y estoy tan enfadada contigo por estar aquí y no él. Porque yo lo quiero a él, es mi familia y tú... Siento que es tu culpa.
Ella bebe de la botella.
-No es mi culpa.-le digo.-¿Cómo podría ser mi culpa? Es culpa de él, él es quien se fue. Deberías culparlo a él o deberías estar jodiendo a mi hermano, corriendo de tu esposo. Deberías estar haciendo cualquier cosa en lugar de culparme a mí por lo que sucedió. Tú no tienes idea lo que estoy sintiendo, lo que siento ahora al estar sin él. Tú no sabes nada. Nadie entiende una mierda de lo que pasa y estoy enfadada con todos por creer que me entienden. Solo quiero que me dejen tranquila, que dejen de decir que saben lo que estoy sintiendo por que nadie sabe una mierda
Ella vuelve a beber y deja la botella sobre una mesa mientras camina hasta mí. Fui deliberadamente cruel pero no me importa.
-Conocí a Sebastián por casi dieciséis años, fui su amiga antes que tú. Él lloró en mi hombro cuando tú no querías saber nada de él. Era mi familia. Tu perdida no es superior a la mía, tu perdida no es superior a la de Mila o Jaime. Siento que es tu culpa pero ambas sabemos que no es así por que realmente no lo culpas a él, Hazel, te culpas a ti. Crees que si no hubieras hecho aquello o dicho esto, él estaría aquí pero no funciona así. No es tu culpa, no es culpa de nadie y debes empezar a entender eso. No ahora o mañana, pero debes hacerlo. Debes perdonar a Sebastián por morir tan pronto, perdonar y empezar a sanar.
Ella vuelve a tomar la botella de wiski y se sienta en el sofá. Sebastián siempre sintió una debilidad por ella y no entendía la razón. Ahora lo veo, ella esta igual de rota que él.
-No me acuesto con tu hermano, Henry y yo... es complicado.
Me siento a su lado y ella me pasa la botella de wiski.
-¿Porqué estas aquí?-le pregunto.
-Para perdonar y empezar a sanar, ya sabes esa mierda terapéutica que dicen y yo te acabo de repetir. Además nadie más podía y le debía un favor a Rafael, era su turno de venir.
Doy un sorbo al wiski. El líquido me quema la garganta.
-Lo extraño.-le digo.- Me siento a la deriva sin él y no siento que este dolor vaya a desaparecer, solo creo que va a ir creciendo y creciendo. Va a crecer tanto hasta que no quedé rastro de mí y dolor sea todo lo que yo soy.
-Yo también lo extraño, Hazel y el dolor no desaparece pero aprendes a vivir con el. Aprendes a lidiar con la ausencia, después de todo, no tenemos otra opción.
Ambas nos quedamos en silencio compartiendo una botella de wiski.
-Él me entendía, entendía lo que es no ser amado por tus padres, teníamos eso en común. Por eso siempre tuvo debilidad hacia mí. Era el hermano que nunca tuve y ahora no está, Hazel, ¿Qué hacemos ahora? ¿A quién culpamos? ¿Quién me devuelve a mi amigo?
Es frustrante, doloroso y solo quiero gritar al saber que no puedo hacer nada para cambiar lo que sucedió. Nada de lo que diga o haga lo traerá de vuelta a mí, él se fue y yo lo culpo por eso. Por que en este momento necesito culpar a alguien.
-Estoy tan enfadada con él y con aquel conductor del auto, con su esposa por ponerse de parto, con el destino y la vida por llevárselo. Estoy enfadado con todos. Incluso estoy enfadada contigo, Amelia, muy enfadada contigo por haber tenido más tiempo con él. Yo quiero ese tiempo a su lado, lo necesito, necesito más tiempo a su lado y estoy enfadada por no tener más tiempo.
La miro a los ojos y ella me sostiene la mirada.
-Esta bien que estés enfadada, tienes todo el derecho. Grita si quieres, has lo que necesites. Pero tienes que empezar a perdonar a Sebastián por irse, no es su culpa y también debes perdonarte a ti. Perdona a Sebastián por morir.
Negociación
Querido Sebastián
Han pasado casi tres semanas desde que no estás y lo estoy haciendo cada vez mejor. Me estoy concentrando en escribir, estoy escribiendo mucho estos días. Es fácil y me gusta, me ayuda alejar mis pensamientos de ti. Escribir me ayuda a ordenar un poco mi caos. Tengo como meta terminar este nuevo libro en el que estoy trabajando y empezar otro, ya tengo ideas claras sobre esa nueva historia. También tengo pensando en remodelar la casa, mudarme no se siente bien, siento que si me voy, es como estar huyendo de nuevo y no puedo hacer eso. Tengo que dejar de huir, está también es mi casa, es mi hogar y fui muy feliz aquí, así que no me voy a ir. Quiero hacer algunos cambios, en parte porque necesito estar ocupada, no quiero tener mucho tiempo para pensar en lo que pasó. Estar ocupada ayuda, algunos dicen que estoy trabajando de más, que me estoy extralimitando, pero no lo siento así. Estoy tratando de estar bien, tratando de poner las cosas en orden. Creo que empezar a intentar es un buen paso.
Con amor, Hazel.
Me detengo un momento y revivo aquel día en mi mente, pienso en lo que pude cambiar, en las cosas que pude hacer diferente. Tal vez debí rezar más, si hubiera rezado quizás él estaría aquí ¿Aún es tarde para rezar? Creo que empezaré a ir a la Iglesia, tal vez ellos me puedan ayudar. ¿Qué más pude hacer diferente? Bueno, todo ese día pudo ser diferente. Debí manejar la situación con mayor tacto, no debí besar a Jaime, no debí hacer tantas cosas. Pensar en lo que sucedió ese día me resulta extraño.
-Aquí estás, te estado buscando por toda la casa.- traje algunos víveres.
Mila entra en mi habitación y abre las cortinas. La luz del sol entra en la habitación y Mila me da una media sonrisa. Ella lo intenta, lo puedo ver, ella lo lleva mejor que yo. Camila lo intenta todos los días y sé que es difícil para ella porque puedo ver lo mucho que extraña a su hermano. Camila era muy unida a Sebastián. Ella debe sentir mucho su ausencia. Yo lo hago cada vez que algo sucede y quiero llamarlo, siento su ausencia cuando me despierto de una pesadilla y necesito que él me abrace.
-Estaba pensando.-le digo.
Ella se sienta a mi lado en la cama.
-¿Pensando en qué?
-Sebastián.
Se siente extraño decir su nombre en voz alta pero lo hago para demostrar que lo estoy intentando, que realmente me estoy esforzando.
-Yo también pienso en él pero Hazel, sé que él no querría verte así. Él te amaba y jamás hubiera querido verte sufrir de esta manera y mucho menos por él.
Pero yo lo estoy intentando. Hoy me levante temprano y salí a correr, hice mi desayuno y subí a darme una ducha para después sentarme en la cama y pensar en como lo intento esta semana.
-Lo intento, Mila, a pasos de bebé pero lo intento. Mi terapeuta me dijo que lo estoy haciendo bien.
Ella pasa su brazo por mis hombros.
-Todo va a estar bien, cuando ya te sientas mejor haremos planes para irnos de viaje algún lugar soleado.
La gente hace planes todo el tiempo, Dios observa en silencio y el diablo se ríe de eso.
Una hora escribiendo esa carta.
Dos horas pensando en él.
Tres años juntos.
Cuatro veces que dije su nombre.
Cinco recordatorios que él no esta.
Seis fotos que he quitado.
Siete álbumes en un cartón.
Ocho años de conocernos.
Nueve y media marca el reloj.
Diez llamadas perdidas en su teléfono.
Once la hora en que él murió.
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