IN THE END

Estoy aquí ¿Puedes verme?

Estoy aquí sufriendo por ti y por el amor que te tengo.

Puedes escuchar el lamento de mi alma solitaria.

Mira como caen mis lágrimas, mira, por favor.

Solo quiero ir a casa, solo quiero que el dolor se vaya.

Estas tan lejos de mí y yo no puedo hacer nada.

¿Por qué te alejas de mí? ¿Por qué te desvaneces en mis manos?

Yo solo quiero que estés aquí junto a mí.

Pero tú te has ido y yo debo aprender a vivir sin ti.

Depresión

Querido Sebastián

La vida sin ti es un puñado de gris y estos días empezado a odiar el color gris, últimamente odio cualquier cosa que me recuerde a ti y el color gris encabeza la lista, porque el color gris me recuerda a tus ojos y la forma en que solías mirarme en la mañana. El color gris me recuerda a la forma en que tus ojos brillaban cuando hablabas de Grace o de mí. Ahora cada  vez que veo algo de ese color no puedo evitar pensar en ti. Pensar en ti me lleva a la cima de la colina de la melancolía, estoy sola aquí arriba, sola moviendo una bandera blanca, pidiendo una tregua al dolor. Pidiendo algo de tiempo fuera, pero el dolor no se detiene. Es extraño porque creí que estaba bien, yo lo intente y no funcionó. El dolor no se fue, sigue ahí y parece no tener fin. Me siento cansada de todo, cansada de estar sin ti y de llorar todo el tiempo. Cansada de sentirme vacía, de dar vueltas en la cama sin conseguir dormir, cansada de ponerme tus camisas para sentirme cerca de ti. Estoy cansada de ser la reina de la colina de la melancolía, una reina solitaria y fría. Me estoy congelando aquí arriba en medio de la soledad y la nostalgia, tan lejos de los demás y sin ganas de bajar, sin ganas de luchar. Porqué la vida sin ti es un puñado de gris oscuro, igual al cielo cuando se acerca una tormenta, mi vida después de ti es una tormenta eléctrica y sabes que le tengo miedo a las tormentas eléctricas. Le tengo miedo a todo en este momento, en especial, a no volver a saber lo que es la felicidad.

Con amor, Hazel.

Espera, por favor, no sé como vivir sin ti.

¿Y si no existe el cielo y mi alma se muere junto a mi cuerpo?

Quizás no hay un paraíso donde van aquellos que son buenos.

Quizás esta vida es todo lo que tenemos...

Así que por favor, espera.

Por favor, espera por mí.

Es lo que grito en mis sueños a una sombra que se aleja de mí hacía una luz cegadora. En mis sueños trato de alcanzar aquella sombra pero jamás logró hacerlo, no soy tan rápida. Le grito que se detenga pero no lo hace, sigue caminando sin mirarme. Cuando me despierto después de aquellos sueños me quedo mirando la pared sin saber que hacer. No salgo de la cama a menos que sea necesario, no doy un pie fuera de esta habitación. Es mi burbuja segura, me siento de alguna extraña manera bien aquí.

-No puedes seguir así.-me dice Ciara cuando entra en la habitación.

Ella viste una blusa color amarillo, demasiado alegre para mi gusto y me molesta mirarla. Cubro mi cara con el edredón pero ella lo aparta. Me quejo y Ciara me ignora mientras camina hasta la ventana y abre la cortina.

-Tienes que pararte de esa cama, tienes que comer. Grace no deja de preguntar por ti. Tiene tres años, todo esto es muy confuso para ella. Si no te quieres levantar de esa cama por ti, hazlo por ella, Grace te necesita.

Cierro los ojos con fuerza, como si al hacerlo todo lo que ha pasado estos días fuera a desaparecer. Pero no lo hace.

-Grace...

-No digas su nombre, por favor.

No puedo verla, cada vez que la veo y sus ojos grises iguales a los de él me miran empiezo a llorar y el dolor me paraliza. Soy una persona terrible, una mala madre que no puede ver a su hija. No puedo ver a Grace, porque recuerdo que él eligió su nombre, que él fue el primero en cargarla y cuanto la amaba. En que él no la llevará a su primer día de escuela, que no la verá asistir a su primer baile, que no lo verá graduar. Que él no estará para acompañarla hacía el altar.

-Ella te necesita.

-Lo sé ¿Crees que no lo sé? Yo sé que ella me necesita, no a esta persona que soy. Ella necesita a su madre y no puedo ser su madre ahora, no puedo ser nada en este momento.

Ella podría decir que Sebastián estaría decepcionado de mí si estuviera aquí y yo sé eso pero yo no estaría en esta situación si él estuviera a mi lado.

Ciara se sienta en mi cama y pasa una mano por mi cabello.

-Él escucho tu mensaje.-me dice ella.

La miro sin saber que decir y me acomodo para escuchar lo que ella me esta diciendo.

-¿Cómo lo sabes? No puedes saber eso. Su teléfono estaba hecho pedazos.

Ella se acuesta a mi lado y pone su cabeza junto a la mía.

-Cuando se fue de aquí fue donde Rafael, estuvo con Amelia, Mark y Rafael esa noche. Paso la noche en casa de Rafael, él estaba ahí cuando Sebastián recibió tu mensaje, Rafael vio la sonrisa en la cara de Sebastián cuando escucho que lo amabas aunque él ya sabía eso. Te compró flores y hubiera llegado antes a casa si no hubiera tenido que ir a ver a un cliente. Lo sé porqué estuve averiguando, Rafael creía que tú sabías eso, por eso no dijo nada. Sebastián sabía que lo amabas y fueron las últimas palabras que escucho de ti.

Ciara me mira con una sonrisa y busco en su cara alguna indicación que me diga que ella está mintiendo pero no veo nada más que honestidad. Me siento en la cama y paso una mano por la maraña que es mi cabello. La culpa de saber que mis últimas palabras hacia él fueron que lo odiaba me estaba destrozando pero saber que él escucho aquel mensaje me quita un peso de encima. Él no murió creyendo que lo odiaba, no murió pensando que estaba enojada con él.

-Él escucho el mensaje.-digo aún con incredulidad.

¿Podemos regresar el tiempo? ¿Podemos volver a empezar? Solo quiero un poco más de tiempo. Regresar el tiempo a cuando estaba con él y Grace, a cuando éramos una familia o tal vez regresar un poco más hasta el momento donde nos conocimos y decirle que debe luchar por los dos, que debe intentarlo y darnos más tiempo. O solo regresar hasta el día de la pelea e impedir que se vaya. ¿Cambiaría eso algo? ¿Podemos alterar las cosas de esa manera? Me consuelo un momento al creer que sí, a creer que yo puedo manejar el destino de aquella manera, me traslado un momento al mundo del hubiera y me permito tener una imagen feliz de lo que pudo ser y jamás será, al menos no en esta vida.

-Él lo hizo, Hazel, él sabe que lo amas. Pero si no me crees y necesitas comprobarlo, tengo algunas personas que pueden dar testimonio de ello.

Ella se levanta y abre la puerta, Rafael, Henry, Mila entran en la habitación. No entiendo porque están aquí o que pueden decir que no me hayan dicho ya.

-Como sabes él te pidió matrimonio con centavos de la suerte. Pero no sabes todo el trabajo que llevo conseguir todos esos centavos. Pero él lo hizo porque te amaba y sabía que tú ibas a valorar su esfuerzo, él siempre supo que tú lo amabas. Créeme que no hubiera intentado nada de no ser así. Él sabía de tu amor por él y sabía que tú eras la única que podía hacerlo feliz, él fue feliz gracias a ti, Hazel, muy feliz.

Sé lo que Mila me quiere decir con aquella historia, qué él hizo todo eso porque sabía que me haría feliz y cuando yo era feliz, él también.  Y yo lo sé porqué me pasaba igual con él. Su felicidad estaba ligada a la mía y mi felicidad con la de él.

-Cuando él nos dijo que te iba a proponer matrimonio estaba tan feliz, no tienes idea a cuantas joyerías fuimos antes de conseguir ese anillo. Él quería que todo sea perfecto.

-Te das cuenta que hemos estado con ustedes en todo momento, siempre apoyándolos, siempre ahí. Ahora no es diferente.-me dice Henry.

Él mensaje es fuerte y claro, ellos están aquí para mí. Puede que no tenga a Sebastián ahora pero tengo amigos y familia que me apoyan. Tal vez yo no tenga fuerzas para bajar de la colina de la melancolía pero tengo personas que me aman y que están dispuestas a subir aquí por mí. El mensaje que ellos me quieren trasmitir al estar aquí es que tal vez yo me siento sola pero no estoy sola, ellos están aquí para mí.

-También hay alguien más que te quiere ver.-me dice Ciara y sale de la habitación un momento y vuelve con Grace. Cuando Grace me ve sonríe y estira sus pequeños brazos hacia a mí.

-Mami, mami, mami.-dice ella sin parar mientras llena mi cara de besos.

La abrazo con fuerza y le digo que estoy aquí, que todo va a estar bien, que no me voy a ir.

Aceptación

Querido Sebastián

Esta es de alguna manera es la última carta que te escribo, no me voy a olvidar de ti o a poner tu recuerdo en una caja para después empujarla alguna parte remota de mi mente. No voy hacer eso, no creo que pueda, aunque quiera. Pero necesito dejarte ir, necesito avanzar y no puedo hacerlo si me sigo aferrando a la idea que tú vas a volver por que no lo vas hacer. Te has ido y aunque todavía es algo que duele decirlo estoy empezando a lidiar mejor con eso, estoy empezando a tratar de retomar mi vida. Todo quedo de alguna manera paralizado para mí después de tu muerte, yo me paralice y ahora es el momento donde lo intento, donde en serio hago algo para aceptar que te has ido. Antes solo me quedaba en la cama y decía que lo estaba intentando pero era mentira, no me esforzaba por que no me importaba. Pero debo hacerlo, por Grace y por mí, también lo hago por ti. Sé que donde quiera que estés debes estar preocupado por mí y no quiero eso. También estoy intentando perdonarte por dejarme, sé que no es tu culpa o querías hacerlo, así que estoy trabajando en eso. Estoy trabajando en muchas cosas ahora, me estoy esforzado y creo que esta funcionando. Grace volvió a casa, aún hay momentos donde me resulta difícil mirarla pero todo se ha vuelto soportable. Ella me ayuda a extrañarte menos y la casa no se siente vacía desde que ella regresó. Ella pregunta por ti, ella dice que te extraña y duerme con una foto tuya debajo de su almohada. Mi querido Sebastián, siempre serás el amor de mi vida, no creo que alguna vez llegue a no pensar en ti, al igual que Grace, yo también duermo con una foto tuya debajo de mi almohada, aún cargo mis anillos de boda. Aún me despierto esperando verte a mi lado y sé que en algún momento eso se va a detener pero por ahora esta bien que sea así. Vamos a estar bien, Sebastián.

Con todo mi amor, Hazel.

Ocho meses han pasado desde la muerte de Sebastián y las cosas han ido mejorando poco a poco. Algunas cosas han cambiado, Kate se mudo a New York, ella dice que le gusta, esta feliz ahí y hace video llamadas cada que puede. Es extraño no verla todo el tiempo pero era normal que decidiera eso después de todo el caos que el triángulo amoroso entre ella, Rafael y Paula generó. Ciara habla de mudarse a Los Ángeles, sé que se detiene de hacerlo por mí pero yo la ánimo a que lo haga, ella merece encontrar un lugar que la haga feliz, ella merece encontrar su hogar. Jaime se mudo a Londres, Mila no quería que él se vaya pero sabía que Jaime necesitaba hacerlo. Mila tiene a Tayler y ella esta feliz, me alegro por ella. Henry esta trabajando menos y viene a verme casi todos los días para ver como estoy, él no habla de su vida sentimental y yo respeto eso, puedo ver que las cosas son demasiado complicadas para él en ese sentido. Grace aún pregunta por Sebastián, a veces vemos algún vídeo donde sale él y ella se ríe feliz de poder verlo pero para mí aún es algo difícil de ver. A veces llama a su papá cuando tiene una pesadilla, a veces simplemente pregunta por él y yo manejo cada vez mejor sus preguntas. Pero aún temo el día en que para ella sea difícil recordar a su papá, ella es muy pequeña y se va acostumbrar a no verlo, los recuerdos que tiene de él poco a poco se irán desvaneciendo por que ella solo tiene tres años. Yo intento hacer todo lo posible para que eso no suceda pero sé que ese día llegará, él día donde ella no recuerde como eran los abrazos de su papá.

-¿Cómo estás?-le pregunto a Ciara, sé que ella tiene buenas noticias por la forma en que me sonríe.

La veo poner sus manos sobre sus rodillas porque no sabe que hacer con ellas.

-Owen y yo nos vamos de mochileros por Europa. ¡Dios estoy tan emocionada por eso!

Ella no me deja decir nada y empieza hablar sobre su plan de viaje. Habla sobre los lugares a los que ella quiere ir y como Owen le propuso hacer aquel viaje juntos.

-Yo también voy hacer un pequeño viaje con Grace, iremos a la playa. Creo que nos viene bien.

Ciara esta feliz por eso y yo le prometo estar aquí antes que ella se vaya a su viaje para poder despedirme de ella y que ella se pueda despedir de Grace.

Los días son cada vez más fáciles de sobrellevar pero las noches... las noches son otra historia.

Aún veo su silueta en mis sueños, aún estiro mi mano para intentar alcanzarlo pero al despertar entiendo que él no esta y no importa cuanto yo lo anhele, no importa cuantas lágrimas derrame, él no va a regresar a mí y no podemos volver al momento en que nos conocimos y empezar todo de nuevo. Regresar a la parte donde le dije que por favor, no me diga que me ama y escuchar sus te amo por que nuestra felicidad tiene tiempo limitado. Pero no puedo retroceder el tiempo y empezado aceptarlo, aceptar lo que paso, a vivir con su ausencia, a vivir con su recuerdo.

-Soñé con papá.-me dice Grace.

-¿Fue un buen sueño?

Ella me sonríe, una sonrisa igual a la de él.

-Si, él estaba sonriendo y nos esperaba en un bonito prado. Era un lugar hermoso.

Paso mi mano por su cabello.

-Extraño a papá.

-Yo también lo extraño, Grace.

Nuestro para siempre tuvo días contados, pero fuimos felices el tiempo que estuvimos juntos y tal vez en otra vida él y yo seguimos juntos, en otra vida estamos sentados frente a la playa con dos hijos y una sonrisa en nuestras caras. Pero en esta vida no, en esta vida estoy sola con Grace sentada en la playa pensando en él y anhelando el día donde lo vuelva a ver.

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