Alguien a quien amaste
Un ruido en la cocina me saca de mis pensamientos. Observo a Maise que esta profundamente dormida y con cuidado me levanto de la cama. Cuando llego a la cocina me sorprendo de ver a Ciara batiendo una maza. Ella tiene el cabello recogido y harina por casi toda la cara.
-¿Qué haces en mi casa a esta hora?-le digo mientras con la mirada busco el reloj que esta en la cocina.- Son las siete y quince, Ciara. ¿Además cuantas magdalenas llevas horneando?
El mesón esta lleno con bandejas de magdalenas de chocolate y glaseado de vainilla.
-Buenos días a ti también hermana, estás muy gruñona esta mañana.
Muevo el banco del mesón y me siento esperando una explicación.
-Estoy nerviosa, tengo semana de exámenes y estoy ansiosa. Hornear magdalenas me ayuda. Ahora come una y deja el mal genio.
Tomo una magdalena, Ciara hace postres deliciosos, ella hizo mi pastel de bodas y planea hacer el pastel para mi fiesta de cumpleaños.
El dulce sabor de la magdalena trae a mi mente las palabras de Sebastián. Siempre es bueno un postre para endulzar la vida. ¿Porqué todo parece girar en torno a él? No debería estar pensando en él todo el tiempo, incluso aparece en mis sueños.
-¿Sabes como está Mila?-le pregunto a Ciara para tratar de alejar mis pensamientos de Sebastián y pensar en algo más.
-Su novio de cinco años la engaño, esta fatal, Hazel. Fatal. Pero es Mila, trata de disimularlo.
Mila tiene veinticuatro años igual que yo, pero yo soy mayor que ella por algunos meses, en solo tres semanas cumpliré los veinticinco. Ciara tiene veintidós, es la más joven del grupo.
-Ahora ella esta concentrada en ese nuevo proyecto que tiene, ya sabes, ese hotel de lujo.-me dice Ciara.
Mila es decoradora de interiores, trabaja para una constructora muy importante.
-Hoy después de dejar a Maise con Henry vamos a desayunar con ella.-le digo a mi hermana- aún nos queda pendiente el desayuno de la semana pasada.
Subo de nuevo hasta la habitación de invitados donde se queda Maise para esperar que se despierte y arreglarla. Me gusta verla dormir, me produce calma y me olvido de todo lo que esta pasando. Siempre he querido hijos, una familia, Jaime también lo quiere. Ambos estamos de acuerdo que ahora no es el momento pero ese momento llegará. Me siento en la cama y paso una mano por el cabello castaño de Maise.
-Buenos días.-me dice Jaime desde el marco de la puerta.
-Buenos días, cariño.
Él tiene una enorme sonrisa en su cara.
-Te ves bien.-me dice.- Ser mamá te va bien.
-Aún no soy madre.
-Eres como una madre para Maise.
Miro a Jaime y nos imagino a los dos como padres, sé que él será un gran padre, es bueno con los niños. Jaime además es muy paciente y sabe mantener la calma cuando las cosas se complican. Él tiene un aura muy pacífica, siempre me transmite tranquilidad y su mirada me reconforta.
Después de dejar a Maise en casa de Henry voy con Ciara a nuestra cafetería habitual y esperamos a Mila en las mesas que están colocadas afuera del lugar.
Mila se sienta en la silla y se cruza de brazos, luce molesta.
-¿Qué sucede Mila?-le pregunta Ciara.- Encontraste algo de tu ex ¿Verdad? O tal vez no sabes que hacer con las sábanas.
Golpeó el brazo de Ciara.
-Ciara, filtro, por favor.
Mamá siempre la estaba regañando por no tener filtro al hablar y decir lo primero que le viene a la mente.
-No es eso. Ayer vi alguien que me gustó mucho pero no sabía como coquetear. No recuerdo como filtrear.
-Es fácil, Mila, es como andar en bicicleta, no es algo que se olvide.
Veo como Ciara sonríe a nuestro camarero, tiene esa sonrisa traviesa que la caracteriza.
-Ciara-dice ella mientras extiende su mano.
El camarero guarda la libreta en su delantal negro y le devuelve la sonrisa mientras toma la mano de Ciara. Es guapo y creo que de la edad de Ciara pero no podría estar segura, no soy buena adivinado la edad de las personas.
-Es un lindo nombre.
La sonrisa de mi hermana se hace más grande.
-Deberías escuchar mi número de teléfono, también es lindo.
Ella es segura y directa. Muy diferente a mí, yo soy mas reservada que Ciara. No notaba que alguien estaba coqueteando conmigo a menos que me lo dijera. Soy muy despistada.
-Bueno, dime tu número y te digo si me parece lindo.
Ella le da su número con aquella sonrisa coqueta.
-Tienes razón suena muy bien.
-Y sonará mejor si lo usas para llamarme y pedirme una cita.
El hombre sonríe como si hubiera ganado la lotería.
-Lo haré.
Después de eso ella se ríe y él toma nuestra orden.
-Ves, es muy sencillo.-le dice Ciara a Mila cuando el camarero se ha ido.
Bueno, Ciara lo hace ver fácil. Si yo hubiera estado en su posición diría algo sin sentido y después saldría corriendo. Fue así cuando me di cuenta que Jaime estaba interesado en mí, bueno, realmente no me di cuenta, él me lo dijo, lo dijo un día antes que nuestro viaje se termine. Me puse nerviosa y me moví hacia atrás empujando a un camarero y haciendo caer uno de los adornos de cristal del hotel y no solo eso, también en el proceso hice asustar al hombre que estaba haciendo malabares con fuego e incendio parte de la mesa de postres. Todo un espectáculo pero para mi sorpresa Jaime solo se rio de eso y dijo que era una de las cosas que le gustaba de mí.
-¿Cómo conquistaste a mi hermano?-me pregunta Mila.
Me encojo de hombros.
-No lo sé, creo que mi torpeza lo sedujo.
A diferencia de Ciara yo no salía a muchas citas y las pocas citas que salí fueron un desastre. En mi primera cita con Jaime tropecé la botella de vino y esta se cayó, mientras trataba de sujetar la botella para evitar que se caiga tropecé la copa de agua y mojé a Jaime. Aún me pregunto que lo motivó a pedirme una segunda cita. Realmente creo que lo seduje con mi torpeza, no encuentro otra explicación.
-No se como hacerlo-nos dice Mila- volver a confiar en alguien. Es... no puedo evitar preguntarme si acaso hice algo mal. ¿Acaso no fui suficiente? Me hice esa pregunta anoche. No puedo evitar sentirme así, estuve con él por cinco años, nos conocemos por mucho más que eso. Él me conoce y aún así decidió engañarme ¿Por qué? ¿Qué le da ella que no le pueda dar yo?
Cuando la ira se evapora y ves lo que esta sucediendo con claridad el dolor empieza a invadir tu cuerpo. Lo quieres alejar pero el siempre consigue formas de entrar. Eso le esta pasando a Mila, la ira ya no esta y ahora tiene que lidiar con el dolor, la decepción y todos aquellos malos sentimientos que provoca un engaño, una traición. Es fácil manejar la ira, la ira se siente bien, son todo los demás sentimientos los que complican las cosas.
-Tal vez cinco años es todo lo que alguien me puede soportar.
Es extraño ver y mucho más escuchar a Mila compadecerse de ella de esta manera.
-Solo quiero saber que va a dejar de doler, que voy a dejar de sentirme así.
Mi pobre Mila, ojalá pudiera decirte que va a dejar de doler mañana pero no es así, no sabemos el tiempo exacto que toma sanar.
-Eres Camila Pierce ¿Recuerdas? Eres un fénix. Vas a estar bien.
Ella me da una media sonrisa.
Paso una mano por mi cerquillo y lo peino con cuidado antes de ponerme los guantes para el horno. Saco la lasaña del horno y la dejo sobre el mesón. Nunca he sido amante de la cocina, eso es para Ciara, a ella le gustaba ayudar a cocinar a mamá y yo prefería ayudar a limpiar la casa. Cocinar siempre me solía estresar porque tenía que estar atenta a lo que hacía y yo a veces me distraigo con facilidad. Pero ahora cocinar me resulta relajante, me permite pensar y tener un momento solo para mí. Aún no amo la cocina pero la tolero más que antes.
-Huele delicioso-me dice Jaime mientras entra en la cocina. Me da un beso en la mejilla y observa la lasaña.
-Tú opinión no cuenta.
Él me diría que esta delicioso aunque este malo solo por no herir mis sentimientos. Ya lo ha hecho antes. Aún sigo sin creer que se comió aquel pastel de carne aunque confundí la mitad de los ingredientes. Si no hubiera sido por Sebastián jamás me hubiera dado cuenta del sacrificio de Jaime al comer aquel pastel de carne que hice con mucho esmero.
-Aquel pastel de carne no estaba tan mal.
Sebastián opino lo contrario, obviamente él no me mintió y me hizo saber a penas probo el pastel que era el peor pastel que había probado. Después de eso él mismo preparo un pastel de carne y debo reconocer que estaba delicioso. A Sebastián si le gusta cocinar, suele compartir trucos de cocina con Ciara. Mila es un peligro en la cocina, la última vez que intento cocinar incendio la cocina.
Nos sumergimos en un ambiente hogareño. Él prepara la mesa y busca una botella de vino mientras yo llevo la lasaña y el pan de ajo. Conversamos de nuestro día mientras comemos y nos reímos cuando él me cuenta sobre un incidente que tuvo hoy en el hospital. Me gusta la comodidad y tranquilidad que se respira alrededor de Jaime.
Mi teléfono suena y no tengo que ser adivina para saber quién es ¿Quién más me llama a las cuatro de la mañana? Tomo el teléfono y su nombre en la pantalla me hace contener el aliento un momento.
-Dime.
Podría haber ignorado la llamada, es lo que debería haber hecho, pero es Sebastián. No le puedo hacer eso a él. Sé que a pesar de todo él contrataría si fuera yo quien lo llamará.
No es Sebastián quién me responde, es el cantinero de algún bar irlandés que queda cerca de donde vive él. Le digo que estaré ahí cuanto antes. Me levanto de la cama y trato de vestirme en silencio pero de todas formas Jaime se despierta.
-¿Quieres que te acompañe?-me pregunta.
-No, descansa, volveré en seguida.- me inclino para besar sus labios.- te amo.
Tomo las llaves de mi auto, no puedo seguir gastando mi dinero en taxi para ir a verlo. Conducir me da un momento para pensar en lo que él me dijo y me siento mal al saber que él esta bebiendo por mi culpa. No, no es mi culpa, es culpa de él. Él me tenía, tenía mi amor y prefirió romper mi corazón para mantener a salvo el suyo. Él fue egoísta y cobarde.
Cuando llego al bar estaciono el auto y me quedo viendo el letrero neón verde que cuelga encima de la puerta. No reconocí el bar por su nombre, tal vez porque la noche que estuve aquí estaba concentrada en lo que me decía Sebastián, en la forma en la que él sostenía mi mano y de como su dedo pulgar hacia círculos en mi palma. Estaba concentrada en la forma en que sus ojos me miraban y no vi el nombre pero recuerdo haber mirado aquel letrero luminoso antes de entrar al bar. Fue después de haber estado aquí que le dije te amo por primera vez. A la mañana siguiente todo entre los dos termino. Él decidió ponerle punto final a lo que teníamos. En aquel momento me arrepentí de haber dicho te amo pero ahora no me arrepiento.
El cantinero, un hombre alto y robusto llamado Jim, me ayuda a llevarlo hasta mi auto. Sebastián no está tan mal como yo creía, lamentablemente lo he visto mucho peor. Conduzco despacio hasta su casa y lucho con él unos diez minutos antes que él quiera cooperar y bajarse del auto para poder entrar a su casa. Cuando entramos camina tambaleándose hasta su habitación, cuando se tropieza contra una pequeña mesa que sostiene un florero me acerco para poder ayudarlo pero él me dice que no necesita ayuda.
-Necesitas tomar una ducha Sebastián.
Él se sienta en su cama y se empieza a quitar los zapatos. Estoy a punto de acercarme y ayudarle a quitar su camisa pero recuerdo lo que me dijo y me detengo. Él parece intuir mis intenciones porque me sonríe y se empieza a quitar la camisa. Cuando esta solo en bóxer camina hasta la ducha. Escucho la llave abrirse y me siento en la cama para esperar a que él salga. Cuando han pasado quince minutos y él sigue sin salir de la ducha entro en al baño y lo veo de pie con los ojos cerrados debajo del chorro de agua.
-Sebastián...
-Estoy pensando.
Me recuesto contra la pared.
-¿En que piensas tanto?
-Me elevaste, me hiciste conocer el paraíso y después me soltaste, sin importarte el dolor que me causaría la caída.
Él y yo vemos nuestra historia de forma diferente.
-Yo no te solté, tú ni siquiera te estabas sujetando. Yo nos sostenía a los dos y me cansé. No me puedes culpar por cansarme, no me puedes culpar, tú fuiste quién se rindió sin luchar.
Él abre sus ojos y se mueve un poco para poder mirarme.
-Claro que me sujetaba, Hazel, ¿Cómo no iba hacerlo? Pero no podía dejar que te quedaras conmigo, mereces mucho más que yo, te amo pero no de la forma en que mereces ser amada. Soy un gran desastre Hazel, un gran y jodido caos. No podía dejar que te quedes conmigo.
Lo nuestro no estaba destinado a funcionar. Lo nuestro era un desastre inevitable. Estábamos destinados a terminar o eso es lo que me decía todas las noches para poder dormir sin llorar.
-¿Porqué ahora? Dime por que me dices todo esto ahora.
-Porque me cansé de luchar contra lo que siento por ti. Me cansé Hazel Donovan. Yo te...
-No lo digas, por favor, no lo digas.
Veo el dolor en su mirada. Él cierra la ducha y sale, me muevo fuera del baño hasta su habitación. Él se sienta a mi lado en la cama.
-¿Sabes? Me tienes en tus manos. Tal vez no soy el mejor de los hombres pero me tienes y yo haría cualquier cosa por ti.
Pero en este momento me olvidó de todo lo demás, en este momento mientras lo veo a los ojos puedo ver al pequeño niño asustado que se escondía debajo de la cama cuando sus padres empezaban a discutir, porque sabía que la discusión era su culpa. En este momento veo al adolescente que siempre busco la aprobación de sus padres pero que nunca lo hicieron sentir suficiente, veo al joven rebelde. En este momento veo todo el dolor que ha venido cargando y siento que no puedo simplemente apartar la mirada e ignorar su dolor. Así que sujeto su rostro entre mis manos y lo beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top