Prendiendo fuego al pasado
Este tal vez no es el mejor momento, incluso no estamos en el lugar apropiado para hablar pero estamos hablando de forma civilizada sobre aquello que pasó y no puedo dejar pasar la oportunidad para continuar.
-Estaba ausente, hacia el final yo estaba distante, diferente y fue más fácil para mí culparte por todo lo malo que le sucedía a nuestro matrimonio que asumir que yo también ayude a que fuera en picada y lo siento. Lamento molestarme contigo por dejar de venir cuando yo te pedí que lo hicieras en primer lugar, yo te aleje, yo te orille a refugiarte en el trabajo. No justifico tu infidelidad, nada justifica eso pero por lo demás yo también tuve algo de culpa. Lamento muchas cosas que dije, en especial decirte que fuiste un premio de consolación, no es verdad, eres a quién amo y nunca fuiste la segunda opción. Si tuviera que elegir de nuevo, incluso sabiendo lo que sé ahora, te volvería a elegir.
Él dice que ya nos hemos disculpado lo suficiente y tiene razón, pero eso no significa que tenga que dejar de hacerlo. He venido cargando con estos sentimientos por un tiempo y necesito sacarlos de mi pecho.
-Al principio no quería verte porque sentí que de alguna manera yo te había decepcionado, estabas tan feliz con el bebé y me culpe por causarte ese dolor, sé que no fue mi culpa pero de todas formas yo me culpaba. Eras mi mejor amigo, mi esposo, mi persona favorita y te estaba lastimando.
Vemos a los demás sentarse en el césped a beber unas cervezas. Naomi y Rose no están a la vista.
-Después estaba molesta contigo por superar la perdida de nuestro hijo mejor que yo, estaba muy molesta contigo en ese momento por que yo no podía ni levantarme de la cama y tú sí, tú estabas bien. Así que no quería verte porque tú estabas bien y yo no podía ni siquiera dar un paso sin sentir que me moría por dentro.
-¿Creías que estaba bien? Amelia, estaba destrozado, no lo estaba sobrellevando, solo fingi estar bien, tuve que hacerlo por ti. Tú me necesitabas en ese momento así que hice mi dolor a un lado, no estaba bien, Amelia.
Suponer siempre fue uno de mis peores defectos, pero yo debí saber que él no estaba bien, ambos habíamos perdido un hijo, me deje llevar y fui egoísta centrándome solo en mi dolor. Creí que él podría manejarlo mejor que yo por que él es quién siempre ve el vaso lleno y yo solo puedo pensar en todas las formas que ese vaso se puede quebrar y como el agua se va a derramar.
-Hemos estado dando vueltas en este ciclo enfermo desde aquello, nunca nos recuperamos realmente, nunca sanamos. Seguimos dando vueltas y tenemos que detenernos, Amelia por que estamos llegando a un punto donde ninguno de los dos podrá sanar, en donde no vamos a poder perdonar al otro, así que debemos parar. Es hora de parar, dejar a un lado el dolor, la ira, el resentimiento, todo aquello que nos hemos aferrado, Amelia, todo aquello que nos esta lastimando. No podemos seguir así.
¿Porqué no pudimos hablar de esto antes? Nos hubiéramos ahorrado tantas lágrimas, tanto dolor. Tanto tiempo cargando con estos pensamientos, le dejamos todo al tiempo, creíamos que el tiempo podía curar nuestras heridas y solucionar mágicamente nuestros problemas. Pero el reloj no avanzaba y el dolor nos estaba ahogando. Desde que él dijo aquello sobre que yo siempre le pido que se vaya, recordé lo que le dije aquella noche y no he podido dejar de pensar en eso. En todo el dolor que nos hemos causado, en todo el daño que nos hemos hecho en tan poco tiempo, no éramos así, tuvimos nuestros momentos, muy buenos recuerdos pero ahora es una historia diferente. Nos hemos lastimado demasiado y seguimos dando vueltas en este carrusel enfermo, como él dice, damos vueltas en un círculo vicioso y debemos parar.
-Tienes razón, debemos parar, ya terminé con esto, terminé con los reproches, con el resentimiento, terminé con nombrar a Rose. Ya no quiero que nos hagamos daño. Te perdono por todo, Nicolás.
Es reconfortante la sensación de perdonar y dejar ir aquel peso que innecesariamente he venido cargando.
-No más reproches porque no llegabas, no mas reproches por besar a Rose. No más resentimiento hacia ti por no ir por mí a Londres. Te perdono.
Sé que se necesita mucho más que solo perdonarnos para poder estar bien, pero creo que perdonar es un gran paso para dejar ir todos los malos sentimientos.
-Y sé que tú también me perdonas.
-¿Lo hago?-él me pregunta con una media sonrisa.
-Si, lo haces.
-Si, Amelia, lo hago.
Él me mira y toma mi mano, sus dedos acarician mi argolla matrimonial.
-Primero quiero disculparme contigo por hacerte dudar de mi amor hacía a ti. Por besar aquella noche a Rose mientras tú me estabas esperando, por quedarme con ella cuando debí luchar por ti. Quiero disculparme por todas las veces que no llegué y sé que una disculpa no es suficiente pero necesito hacerlo. Te amo, Amelia, te amo desde el primer día que te vi y no imagino mi vida sin ti, así que necesito decir que yo también lo siento. Yo lamento no haber sabido como regresar, lamento no haber podido encontrar el camino de regreso a ti.
Y después de mucho tiempo siento que, después de todo, aún somos Amelia y Nicolás.
-Oh, no.-digo con horror cuando miro hacía dónde están los demás y veo la mirada de Miranda.
Yo conozco esa mirada. La he visto en Nicolás, en Ana desde que está con Sam y solía verla en Gianna. Esa es la mirada de si amas a alguien se lo dices... ella esta a punto de decirle a Lucas que lo ama.
-¿Qué sucede?
-Van a romper el corazón de Miranda.
Nicolás me mira sin entender nada, yo tomo su mano y lo llevo hacía donde estan los demás. No puedo detener a Miranda por que siento que es algo que tiene que suceder pero ojalá pudiera evitar que su corazón se rompa.
-¿Qué esta pasando?-le pregunto a Gianna.
Ella se encogen de hombros.
-Miranda le dijo a Lucas que necesitaba hablar con él.
Veo a Miranda y Lucas detenerse detrás de las gradas. Ella parece nerviosa pero decidida.
-¿Y nos vamos a quedar aquí?-les preguntó.
-Bueno, eso es lo correcto.-me responde Sam.
Ana asiente con la cabeza de acuerdo con su prometido.
-Si, es lo correcto.-dice Nicolás a mi lado.
Todos seguimos mirando hacía donde están Lucas y Miranda.
-Si nos escondemos detrás de esos árboles podemos escuchar todo sin ser vistos.-nos dice Ana con una sonrisa.
Todos nos miramos y nos apresuramos a caminar hasta esos árboles para poder escuchar la conversación.
-Yo te amo, siempre lo he hecho y estuvo mal dejarte de la forma en que lo hice, tenía miedo, miedo de no poder hacerte feliz, miedo que toda nuestra felicidad se venga abajo. Tenía miedo y corrí, sé que no debí hacerlo pero aquí estoy delante de ti ahora diciéndote que te amo y que necesito una segunda oportunidad. Si me amas, si me amas tan solo un poco dilo ahora, por favor, yo puedo hacer algo con un poco de amor, ya que sería muy codicioso de mi parte pedir que todo sea como antes después de como te lastime. Pero Lucas, por favor, danos una segunda oportunidad.
Él da un paso hacía ella, un pequeño paso y toma sus manos y veo en los ojos de Miranda la esperanza que él le diga que la ama y sean felices pero esta no es una historia de Disney y Lucas no dirá aquello que ella quiere escuchar, lo sé.
-También te amo, Miranda, una parte de mí siempre te va amar, fuiste mi primer gran amor y no creo que vaya a dejar de amarte o preocuparme por ti, pero yo seguí adelante, ha pasado mucho tiempo y yo seguí adelante. Amo a Naomi, lo hago y soy feliz con ella. Yo lo siento mucho, Miranda pero ya es tarde. Además te mereces más que solo un poco de amor. Lo siento.
Es Gianna quien rompe la tensión en aquel extraño silencio y toma a Miranda que parece estar en shock y la arrastra hasta su auto.
-Eso fue doloroso de ver.-me dice Ana.
Ana se despide de Sam y le dice que Miranda la necesita ahora y empieza a caminar hacia donde Gianna se llevó a Miranda.
-¿Cómo sabias que eso iba a suceder?-me pregunta Nicolás mientras nos subimos al auto.
-Ojo de loca, no se equivoca.
Cuando llegamos a la casa de la familia de Nicolás, la mamá de él aún sigue con los hijos de Gianna en casa de una amiga de la señora Mayer. Miranda esta en su habitación con botellas de vodka.
-¿Sabes lo qué sé? ¿Sabes lo único que sé con certeza en este momento?
Miranda toma la botella de vodka y da una pequeña vuelta en el mismo lugar antes de beber de la botella. ¿Cuánto ha bebido ya? Ana, Gianna y yo nos miramos sin saber cuanto más deberíamos dejarla beber.
-Lo único que sé es que amar es un juego perdido y yo odio perder. Me cansé, retiro mis apuestas, me retiro del juego.
-Miranda, tú te retiraste hace mucho tiempo. No estabas jugando, solo mirabas desde una esquina.
Ella me mira por lo que acabo de decir y veo como mis palabras la hacen pensar aunque en su estado es muy difícil que piense algo coherente.
-Necesito un plan.-dice ella y vuelve a beber de la botella mientras piensa.- Mi plan por ahora es beber todo el licor que hay en la casa y cantar músicas de Taylor Swift. Si, ese es mi plan ahora. Sólo hasta pensar en algo mejor.
Miranda enciende la radio de su habitación y pone una música que asumo es de Taylor Swift pero no podría estar segura. Ella empieza a cantar a todo pulmón algo sobre estar segura que él sería un problema cuándo lo conoció.
-Claro que hay mujeres más hermosas que yo, pero yo soy el paquete completo. Soy las 3C: Cerebro, cara y cuerpo. Mientras que ella está bien de cara, regular de cuerpo y el cerebro me lo queda debiendo.
Y después de decir eso ella se termina una botella más de vodka. Estoy segura que mañana tendrá una terrible resaca.
-Soy tan sexy, jodidamente caliente. Soy tan caliente que ni el agua me apaga. ¿Verdad?
-Claro que si.
-Absolutamente.
-Si no estuviera casada con tu hermano, en definitiva salgo contigo.
Y ella hace un puchero y empieza a llorar mientras se acerca a Ana y Gianna para abrazarlas, cuando yo no me acerco para el abrazo ella empieza a llorar de nuevo hasta que yo la abrazo.
-Las quiero tanto chicas. Además quién necesita a los hombres si tengo aquí a mi buen amigo vodka. Oh, vodka, no sabes cuanto te amo. Vodka, delicioso vodka, serás el nuevo amor de mi vida.
No creo que ella piense lo mismo mañana cuando se despierte. Miranda se levanta y empieza a bailar por su habitación al ritmo de una música de Taylor Swift. La escuchamos cantar a todo pulmón y Ana se le une.
-¿Qué pasa si no lo puedo dejar de amar? ¿Y si nunca deja de doler?-pregunta ella.- Voy a ser una solterona, creo que debería comprarme un gato o tal vez dos. Los llamaré Vodka y Tequila. Si, ese es mi nuevo plan, tener dos gatos.
-Iré por algo de café.-le digo a Gianna.
Cuando llego a la cocina Nicolás está ahí preparando la cena, se ofrece a preparar el café y yo lo dejo solo por que adoro su café.
-¿Como va el control de daños?
-Mucho vodka, lágrimas, un plan sobre tener gatos y músicas de Taylor Switf.
Él se ríe entre dientes.
-Vaya, ¿Tú también estás cantando?
-No es mi estilo, aunque una vez en Londres me emborrache con vino y cante Rolling in the deep.
Él pone una taza de café frente a mí en la mesa y me da un beso en la frente.
-No estamos llegando a ningún lado, Amelia, estamos estancados y debemos avanzar. No quiero un divorcio, soy firme en eso y creo que le debemos a nuestro matrimonio y a toda nuestra relación una última oportunidad.
No tenemos oportunidades ilimitadas en esta vida y creo que a nuestro matrimonio ya se le agotaron sus intentos. Pero decir eso solo llevaría a seguir discutiendo y estoy cansada.
-Solo vamos a dejar que duela esta noche ¿Está bien? Ya mañana veremos que hacer.
Ambos nos quedamos en un cómodo silencio después de eso.
-Deberías llevarle un café a Gianna, lo necesita.
Él asiente con la cabeza y se levanta para servir un café para Gianna. Yo me quedo sentada pensando en todo lo que ha pasado estos días. Estoy sumida en mis pensamientos y no noto a la señora Mayer hasta que ella se aclara la garganta para llamar mi atención.
-Así que golpeaste a Rose.-me dice la mamá de Nicolás.
-Lo hice.
-La madre de Sam me contó.
-Y estoy segura que usted tiene un gran discurso sobre lo mal que hice al golpearlo.
Ella se ríe y eso me toma por sorpresa.
-Al contrario, creo que hiciste bien, después de todo ella es la mujer que besó a tu esposo, en tu lugar yo hubiera hecho lo mismo.
Es la primera vez que ella esta de acuerdo con algo que yo he hecho, tal vez sea por que piensa que Nicolás y yo nos vamos a divorciar.
-Justo ahora que estoy por separarme de su hijo usted aprueba algo que yo hago. No me sorprende.
Los dedos de la señora Mayer golpean la mesa de forma rítmica y la veo analizar lo siguiente que va a decir.
-Siempre te vi como alguien caprichoso y superficial, alguien que no merecía a Nicolás. No me agradabas pero con el tiempo eso cambió, no eres perfecta pero amas a Nicolás, lo haces feliz y eso cualquiera lo puede ver.
-Usted nunca creyó que yo era la correcta para su hijo.
-Y me demostraste que me equivoqué.
-¿Porqué me dice todo esto ahora?
Ella suspira de forma audible y deja de mover sus dedos sobre la mesa.
-Por que veo que te vas a dar por vencida con tu matrimonio.
-¿No es eso lo que siempre quiso?
-¿Desde cuándo te importa a ti lo que yo quiero?
Ella tiene razón en eso.
-Amelia, ustedes han pasado por tantas cosas juntos, han aprendido y se han desafiado mutuamente para ser mejores. Han tropezado, perdido, se han levantado y lo volvieron a intentar porque ustedes son así, no se rinden. Siguieron intentado hasta tener éxito y ser los mejores, porque ustedes no descansa hasta conseguir lo que quieren. Ustedes no se rinden, ustedes luchan, incluso con casos que parecen imposibles, incluso aunque los demás les dicen que deben abandonar, ustedes no lo hacen y no deberías hacerlo ahora.
-¿Porqué seguiría luchando? Ya no hay nada porque luchar y no es justo que usted me diga todo esto ahora, debería estar haciendo una fiesta, celebrando por que me voy alejar de su hijo. No debería pedirme que luche, debería decirme que me rinda, que de un paso atrás y deje ir mi matrimonio. Eso es lo que usted debería decir. ¿Porqué no me esta diciendo eso? Debería alegrarse que su hijo ahora pueda encontrar a alguien que le agrade, una mejor persona de la que yo jamás seré. Después de todo, usted nunca quiso que yo tenga ese anillo.
-¿Vas a dejar que tu matrimonio terminé por un simple anillo? Es solo un anillo.
-No es solo por eso.
La señora Mayer se levanta de la silla y me mira por un largo momento sin decirme nada.
-Tal vez no existan los finales felices, nadie quiere llegar al final después de todo pero tal vez puedas conseguir una vida feliz, la vida que siempre has querido. Todo depende de ti.
Sin decir nada más sale de la cocina y me deja sola con mis pensamientos.
Todo depende de mí...
Nota: Ya estamos llegando al final de esta historia♡
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