Bella fatalidad

Con una copa en la mano lo espero de pie frente a la ventana. Hay papeles sobre nuestro contrato pre matrimonial sobre la pequeña mesa redonda cerca de la chimenea, dos sillas colocadas una frente a otra. La boda ya pasó, estoy de regreso en Boston y en mi casa, nuestro acuerdo de no hablar del divorcio llegó a su fin, es hora de hablar. Es momento de llegar a un acuerdo, separar bienes y pelear por lo que queremos. Es el momento de firmar acuerdos nuevos y dejar a un lado los viejos. Ya no somos aquellas personas que éramos cuando firmamos aquel contrato pre matrimonial. Cambiamos, nuestro matrimonio cambio y nuestro acuerdo también debe hacerlo.

Veo como el taxi lo deja en la entrada de la casa y lo veo caminar. Bebo un sorbo de vino y sigo mirando por la ventana. La puerta se abre, escucho sus pisadas y como deja sus maletas en el suelo.

-Buenas tardes.-me dice.- ¿Porqué tomaste un vuelo tan temprano?

Lo escucho moverse por la casa pero no me giro para ver lo que hace.

-Tenemos que llegar a un acuerdo, tú debes dejarme ir y yo debo hacer lo mismo. Tenemos que manejar esta situación de forma amistosa y civilizada, para que no nos afecte en el trabajo.

Voy directo al punto, nunca he sido una persona de andar por la ramas y no voy a empezar ahora.

-Un divorció amistoso y un ambiente de trabajo civilizado -lo escucho murmurar más para él que para mí.

-Si y no lo hagas una situación difícil, estoy cansada.

Me giro y lo veo recostado contra la pared cerca de la chimenea, observa con los brazos cruzados sobre su pecho los papeles que descansan en aquella mesa.

-Yo también estoy cansado.-Me dice después de un momento.

Su confección me sorprende.

-¿De qué?

Muevo la copa entre mis dedos mientras recuesto mi espalda sobre la ventana.

-De siempre darte lo que necesitas, de siempre pensar en buscar tu felicidad y que te sientas bien pero ¿Qué hay de lo que yo necesito? ¿Qué hay de mí? Después de la muerte de nuestro hijo cambiaste hacia mí, estabas fría y distante.

No hay emoción en su voz o en su rostro, nada que pueda leer. Esta en su fachada de abogado y yo estoy en la mía, entiendo que no importa lo que digamos ahora los papeles seguirán sobre la mesa.

-Lo sé y lo lamento, te dije que tienes razón en eso. Yo estaba distante, lo admito y lo siento pero no hay nada que podamos hacer para cambiar eso.

-Sé que lo haces pero quiero que entiendas que yo no me di por vencido, en toda nuestra relación yo siempre fui hasta el más allá por nosotros, por ti y ahora con todo lo que dices me haces sentir que no aprecias nada de lo que hice, cuando corrías a los brazos de Henry me hacías sentir que no me apreciabas a mí. Y no digo nada de esto para hacerte sentir mal o culpable, no, pero es algo que necesito decir, algo que necesito aclarar. Yo solo quiero que sepas que lo intente, que lo hice y que lo único que quería es que vengas por mí.

Nicolás no me mira mientras habla, su mirada esta fija en los papeles que están sobre la mesa.

-No entiendo.

Él suelta una risa hueca que resuena en el silencio de la casa. Es un silencio extraño y algo asfixiante el que nos envuelve ahora.

-Cuando decidimos intentarlo tú solo esperabas por mi, no hacías otra cosa que esperar. Yo me alejaba y tú esperabas, yo quería que fueras por mí porque cuando tú te alejabas es lo que yo hacia. Yo siempre voy hacia ti y tú siempre pareces correr en la dirección contraria. Pero cuando Sebastián te necesitaba corrías hacia él, cuando Henry te necesitaba corrías hacía él y así con todos menos conmigo pero eso ya no importa de todas formas. ¿Qué es lo que dicen esos papeles?

Él camina hasta la mesa, jala una de las sillas y se sienta en ella sin mirar los papeles, esta esperando a que yo explique que son. Yo me tomo un momento para asimilar lo que él acaba de decir, me tomo otro pequeño momento para recobrar la compostura.

-Son documentos sobre nuestros principales activos comunes que incluyen los autos, las propiedades, inversiones y cuentas bancarias. El fideicomiso se va a mantener a mi nombre y como no tenemos hijos no hay problemas de custodia o pensión alimenticia. Lee, todo esta especificado ahí y ahora vamos a discutir como vamos a dividir todo.

Él toma los papeles y los empieza a estudiar con atención, lo veo releer varias veces ciertas páginas y fruncir levemente su seño en ciertas partes.

-Interesante, según estos documentos nuestro acuerdo pre matrimonial quedo anulado por mutuo acuerdo. ¿En que momento yo estuve de acuerdo? Necesito que me expliques esa parte.

Él deja los papeles sobre la mesa y me mira esperando una explicación. Me siento en la silla frente a él.

-Vamos a ser personas civilizadas, Nicolás, lo nuestro fue extraordinario, pero todo lo bueno llega a su fin. ¿No crees que nuestro matrimonio ya sangro lo suficiente?

Él asiente al parecer de acuerdo con lo que acabó de decir.

-Y estoy aquí para proponerte un trato.

-Debe ser algo muy bueno para que me haga renunciar a un acuerdo que me dejaría con todo. ¿Cuál es el trato Amelia?

No puedo evitar sonreír y veo como el capta que hay algo sucio detrás de mi sonrisa. ¡Oh mi querido Nicolás! No tienes idea. Años de conocernos y aún no sabes que yo siempre tengo un as bajo la manga.

-Oh, créeme, es algo bueno.

Camino hasta la repisa y saco la manta negra que la estaba cubriendo y muestro parte de su amada colección de vinilos. Él los a coleccionado por años, son su adoración. Lo veo levantarse abruptamente de la silla y me mira con una advertencia.

-Amelia.

Me gusta como siempre puede comunicar tanto con solo decir mi nombre. A veces todo lo que necesita es decir mi nombre y el mensaje es claro.

-Aún estamos casados, todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo.-señalo sus discos.-son también míos.

Tomo uno con cuidado pero hago un movimiento como si se fuera a caer y Nicolás jadea con horror.

-Pero que tenemos aquí, es un disco de Led Zeppelin de 1969. Sé que es difícil de conseguir.

Paso mis dedos por el disco.

-Amelia.

Ese Amelia significa detente, estas yendo muy lejos.

-Voy a comenzar por éste y seguir por.-me tomo un momento para observar los discos.- Please Please Me de THE BEATLES del año 1963, todo un clásico. O podría empezar por tu favorito.

-Amelia.

- God Save The Queen de SEX PISTOLS del año 1977, fue difícil de conseguir, una reliquia entre los vinilos.

-Tú me lo regalaste y amo ese disco. Aléjate de él.

-Si y ahora podría hacerlo caer por error si no firmas esos papeles que anulan nuestro acuerdo pre matrimonial.

-No.

-Bien, romperé cada disco que tienes y después seguiré con tus palos de golf o podría utilizar tus palos de golf para golpear tu amado Aston Martín. ¿Recuerdas la vez que dijiste que amabas ese auto mas que a mí? Bien, voy a disfrutar mucho el golpearlo.

Él da un paso hacía mí y yo suelto el disco que cae con fuerza al suelo y se rompe en los filos por la forma en que golpeó el piso. Nicolás maldice y me mira furioso.

-¿Así es como manejas tus casos? Por la cantidad excesiva de dinero que cobras esperaba un trato mas amistoso de tu parte pero si así es como quieres llevar este divorcio, bien por mí.

Paso mis dedos por los estuches de los discos y veo la mirada de Nicolás. Él aprieta los puños y lo escucho maldecir.

-Sé que estás pensando en hacerle lo mismo a mi ropa, adelante. Si logras entrar a mi armario, mientas estábamos en casa de tu mamá contraté a un equipo de seguridad muy sofisticado.

Veo las tuercas de su cabeza empezar a dar vueltas y como todo empieza a caer en su sitio.

-Lo tenías planeado todo, todo fue parte de tu retorcido plan desde un principio.-me dice él cuando la última pieza del rompecabezas cae en su sitio.- El trato de tener sexo y no hablar del divorcio solo fue una manera sucia de mantenerme distraído mientras pensabas en todo esto. Tú siempre recordaste el acuerdo pre matrimonial.

Doy unos cuantos aplausos en su dirección.

-Felicidades, por fin lo entiendes. ¿En serio creías que como abogada de divorcios no iba a recordar mi propio contrato pre matrimonial? Que ingenuo eres. Firma ahora, Nicolás. Gané.

Tomo otro disco y lo lanzo con fuerza contra el piso como para reafirmar mi punto, el disco se quiebra en diferentes pedazos y Nicolás maldice en voz alta. Golpea la mesa con su puño antes de tomar el bolígrafo y apretarlo con fuerza mientras firma los documentos.

-Haz ganado la batalla pero no la guerra, Amelia.

Lo veo acercarse a mí, de forma lenta con una mirada casi felina.

-Todavía soy tu esposo.

-Todavía soy tu esposa.

Él sonríe, una sonrisa llena de todo menos felicidad.

-¿Me creerías si te dijera que no te necesito? Porqué yo no te creería si me dijeras lo mismo.

Reconozco aquella frase pero no puedo recordar de donde. Pero no tengo tiempo para considerar eso porque Nicolás me empuja contra la pared y sus labios están sobre los míos. Mis manos se enredan en el cabello de su nuca y una de mis piernas se enreda en su cintura. Sus dedos bajan con fuerza el cierra de mi vestido y nos apartamos solo un poco para quitar aquel vestido color ciruela. Nicolás me acerca a él y empieza a besar mi piel, se está dando un festín con la piel que el vestido estaba cubriendo. Su mano sostiene mi cabello y tira de el hacia atrás para tener mejor acceso a mi cuello, sus labios besan mi cuello de manera posesiva. Su otra mano baja hasta mi interior de encaje y sus dedos recorren el patrón de forma delicada.

-Me gustan.-susurra él contra mi oído.-¿Qué tanto te gustan a ti?

Sus dedos siguen moviéndose por la tela de forma lenta, es casi una tortura.

-¿Qué importa eso ahora?-le digo y entonces entiendo la razón de su pregunta.- Nicolás no...

Pero ya es tarde,un fuerte gemido sale de mis labios cuando la tela roza mi piel. La tela rasgada vuela hasta el piso de la sala.

-Me gustaban mucho.-le grito.

-Te compraré otros.-dice antes de besarme y no suena en absoluto arrepentido.

Me doy cuenta que yo estoy completamente desnuda y él aún sigue vestido. Él parece leer mis pensamientos por que se empieza a quitar los zapatos y yo lo ayudo a quitarle la camisa, dejo besos por su pecho desnudo.

-¿Lista?-me pregunta de forma desafiante.

-Siempre.

Toma mi rastro.

-Mírame.-me dice.

Hay una advertencia en su mirada y en la forma en que me sonríe, yo no puedo evitar devolverle la sonrisa disfrutando de este juego pero mi sonrisa no dura mucho porque Nicolás levanta mi pierna y entra en mí de forma dura y descarada. No me da tiempo para adaptarme y empieza con un ritmo salvaje, me sujeta de manera posesiva hacia él y gimo en sus labios sin poderlo evitar. Es duro, fuerte, salvaje y abrumador, me gusta, él sabe que me gusta.

-Mírame.-me pide él.

Levanto la cabeza y lo miro directamente a los ojos, la lujuria brilla en sus ojos azules. Él me besa suavemente en mis labios, un beso diferente a todos los que nos hemos dado este día. Es un beso suave y delicado que me susurra te amo.

La semana pasa en una agradable rutina que había extrañado mucho. Volver al trabajo es lo que necesitaba, no me gusta estar sin hacer nada. Incluso en Londres trabajé en algunos casos.

-Es hora de la reunión.-me informa Vera con una sonrisa.

Ella me contó que tanto ella como Mark se están dando por vencidos sobre concebir, ella tiene problemas de fertilidad y ha estado en tratamiento pero nada parece funcionar.

Stella me mira con suspicacia al darse cuenta que no estoy prestando atención a la conversación. Ella me regaña con la mirada y yo me acomodo en mi silla mientras muevo mi cabeza de forma afirmativa. Nicolás habla sobre este nuevo caso que tenemos entre manos, él habla con el abogado a cargo de temas familiares y después se dirige hacía mí.

-Este caso es muy importante para nuestro Bufete porque se trata del divorcio de un importante jugador de hockey.- me dice mientras me entrega una carpeta.

Nicolás termina de hablar y me sede la palabra, yo informo sobre el caso en que estoy trabajando y delegó algunas tareas para prepararnos para el juicio que es dentro de una semana.

-Por lo visto Nicolás y tú siguen en guerra, me parece muy civilizado de parte de ambos mantener su guerra a puertas cerradas.-me dice Stella cuando Nicolás pasa frente a nosotros para ir hablar con Oliver, su nuevo asistente.

Las semanas pasan, Nicolás y yo caemos en una extraña rutina algo familiar. Hablamos del trabajo, el hace la cena, discutimos de temas triviales, tenemos sexo y cada uno va a dormir en habitaciones separadas. Yo me quedé con la habitación principal pero él se quedó con la oficina. Ambos sabemos que nos vamos a divorciar, pero no afrontamos aún el tema. Es difícil firmar un papel que pondrá fin a más de la cuarta parte de mi vida. Cuando creo que estoy lista para mostrarle los papeles de divorcio que tengo en el cajón junto a mi cama, él tiene una cita y yo no puedo dejar de pensar en eso. Trato de distraerme pero no lo consigo y antes de darme cuenta estoy sentada en su mesa.

Él me mira sorprendido.

-Lamentó molestar, soy la doctora Clarke, no suelo hacer esto pero el Señor Mayer estaba muy preocupado sobre su tema de sífilis y me alegra comunicarle que después de todo este tiempo usted es libre de sífilis.

Su cita, una rubia muy hermosa, se para de forma abrupta de la mesa y hace caer la copa de vino sobre el mantel. Me rio de la situación y Nicolás no me dice nada. Así que no me puedo molestar con él cuando semanas después él también interrumpe mi cita.

-Ya no estamos en edad de tener amores mediocres, Nicolás.

-Te permito muchas cosas, Amelia pero no te voy a permitir que insultes nuestro amor llamándole mediocre.

Sus palabras dan vueltas en mi cabeza mientras estamos de camino a casa y cuando llegamos sé que él tiene razón. No somos personas mediocres u ordinarias, yo debo dejar de actuar como una y dejar de ser cobarde. Tomo los papeles que están en mi cajón y camino con ellos hasta la sala.

-¿Qué es esto?-me pregunta Nicolás.

-Los papeles de divorcio, puedes hacer que tu abogado los revise. Yo ya firmé, solo falta tu firma y todo habrá terminado.

Él mira los papeles en sus manos.

-Eso es todo, se acabó.-dice él con incredulidad.

Se acabó, casi trece años de conocernos, ocho años de matrimonio, es triste saber que no celebramos nuestro último aniversario. 4500 días de estar juntos y todo ha llegado a su fin.

-Si, este es el fin.

Nota: Este no es el final de la historia aún faltan un par de capítulos♡

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