Capítulo 23 - Bridgette y Félix

"Estoy acostada, o más bien tirada, en medio de un bosque.

-Mi bella dama.

Abro bien grande los ojos.

Es Félix.

-¿Félix?

-Shhhhh -Dice tapando mis labios con su dedo índice- acordamos que me llamarías Hechicero. No nos pueden descubrir.

-¿Qué hacemos aquí?

-Tenemos que liberar el reino, nuestro aldeanos fueron capturados. Pero los entrenamos ¿Aún tienes sueño? -Me abraza y roza con su nariz mi cuello.

-Jajaja, no, basta.

Me da un beso en la sien.

-Tenemos que ir con precaución. No se que sería de mi si te pasara algo, eres muy importante para mi -Deposita un beso sobre mi mano.

Acto seguido entrelaza sus dedos con los míos y comenzamos a correr.

Puedo dilucidar que él posee un extravagante traje azul marino y un sombrero decorado con plumas rojas.

Yo llevo un vestido blanco bastante roto y sucio.

Al salir del bosque, llegamos a la parte trasera de un castillo.

Alguien nos hace seña de que entremos por una pequeña puerta de madera.

Al ingresar, cruzamos por un pasillo oscuro y salimos para los jardines, están llenos de flores preciosas.

-Que lindas.

-Son tus favoritas ¿Verdad?

¿Lo son?

-Por favor apuren, la reina va a empezar dentro de unos minutos la ceremonia.

Seguimos corriendo por los pasillos.

Puedo ver cuadros donde se encuentra alguien similar a mi, pero con el cabello rubio.

Félix comienza a correr más rápido todavía.

Puedo escuchar un voz parecida a la mía, un poco más grave.

-Sean bienvenidos a...

Entramos nosotros en escena.

-Lamento decirte que tus planes fueron arruinados.

La mujer se da vuelta.

Es idéntica a mi. Los mismo rasgos faciales, el mismo color de ojos, el mismo tono de piel. Pero su cabello es sumamente corto.

-Mi querido ¿Creíste que volviendo podrías convencerme o detenerme?

-No vas a poder con nosotros.

Le muestra nuestras manos entrelazadas.

Su cara demuestra desprecio.

-¡Tú! -Me apunta con su varita- ¡Me las pagarás!

Siento como algo impacta en mi pecho.

-Ahhhhhh.

-¡Bridgette!

Todo se nubla.

-Bridgette...

Lo escucho cada vez más lejano.

-Fé...lix..."

-¿Bridgette?

Luego dejar a mi primo en su cena de lujo, volví a su departamento, creyendo que aún seguirían los chicos aquí.

Sin embargo, encontré a Bridgette durmiendo plácidamente sobre el sofá.


-¿Si? -Dice abriendo apenas los ojos.

-¿Por qué estás durmiendo en el sofá? -Me coloco de cuclillas frente a ella.

-Me había puesto a ver una película -Dice sonriendo.

Están dando una remake de "El mago de Oz"

-¿Te gustan las historias de fantasía?

-Si, siempre me fascinó el tema de la magia, la hechicería, los conjuros.

-¿Las maldiciones? -Pregunto riéndome.

-También.

La miro sorprendido.

-Era un chiste -Dice sonriendo- ¿Te quieres sentar?

Se sienta y apoya sus pies descalzos sobre la mesa ratonera.

Lleva puesto un pantalón de algodón azul oscuro, una camisa blanca y una campera de lana verde manzana.

Me siento a su lado. Toma su campera de lado y la estira hacia el lado opuesto intentando ocultar su torno. Solo logra que me fije más en ella.

-Te queda un poco grande la campera.

-No es mía, era de mi mamá. Ella era algo gordita.

Siento muchas ganas de preguntar por sus padres, su familia. Allegra me contó que ellos han fallecido pero no me contó porque. Aunque, creo que para Bridgette no sería bueno.

-¿Por qué llevas la pierna descubierta?

-La herida había sangrado un poco más.

-¿Te duele?

Si, si me duele, pero no te lo voy a decir.

-Ya no tanto.

Me mira con cara de incredulidad.

-¿Te colocaron algún inyectable cuando te mordió el perro?

-No, no me colocaron nada.

-¿No te dieron nada para él dolor?

-Tampoco.

¿Qué médicos me habrán atendido?

-¿Quieres que vamos a un hospital?

-¡No!

Bridgette autoritaria, segunda vez que la veo así.

-¿La razón?

-No me gustan...

-Pero tu pierna está empeorando.

-¡No iré!

Félix me mira desafiante.

Me agarra de la cintura y me coloca en su espalda, me mantiene agarrada con un brazo mientras se encamina para la puerta.

Todo esto en menos de un cinco segundo. Muy ágil.

-¡Félix! -Digo enojada retorciéndome para que me suelte.

-No te pienso soltar hasta llegar al auto, colocarte el cinturón y llevarte a un hospital para que te mediquen e inyecten algo para la hinchazón o el dolor -Afirma muy seguro de si.

-¡Puedo aguantarlo!

-Esto no se trata de que puedas o no aguantarlo. Se trata de que estés bien.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas.

Era un sentimiento que hace mucho había dejado de sentir.

Me siento protegida.

Me siento querida.

Abrazo la cabeza de Félix.

Las lágrimas son incontenibles.

Él me baja un poco y me rodea con sus brazos. Acomoda su cabeza en mi pecho.

Lo que menos pretendía era hacerla llorar. Era lo que menos quería. Pero es lo que más necesitaba.

Quiero que suelte esa carga, quiero que me haga partícipe de sus problemas. No digo que tenga la solución, pero puedo buscarla. Como nunca antes, deseo ayudar a alguien desde lo más profundo de mi ser.

Quiero ser alguien bueno para ella a partir de ahora. No quiero que sufra más por mi culpa.

Ella se acurruca en mi hombro, puedo sentir como llora de una manera tan silenciosa que me consume por dentro.

Bajamos por el ascensor. Poco a poco parece calmarse.

Ahora escucho como sorbe su nariz.

Llegamos al auto.

Abro la puerta de copiloto y la desciendo cual princesa sobre el asiento.

Al verla, no tiene ni los ojos hinchados.

Con esto, sólo logro pensar que en alguna de las vez que la rechacé cruelmente, pudo haber llorado y al rato fingir que no pasó nada, fingir que no la dañé...

Cierro la puerta y me dirijo al asiento del conductor.

Las puertas del estacionamiento se abren y salimos hacia la calle.

Está muy callada. Solo mira por la ventana.

Es una Bridgette que nunca había visto, una muy frágil y sensible.

-¿Quieres que baje la ventanilla?

Sólo asiento. No me siento de muchos ánimos como para charlar.

Es la segunda persona que me ve en este estado. Es deplorable. Odio que me vean así. Esta... No soy yo...

O tal vez, esta es mi versión original, mi versión real. Pero no quiero que nadie la conozca...

Admirar la ciudad de noche es muy lindo.

El cielo esta muy estrellado hoy. Cualquiera podría quedar hipnotizado al verlo.

Miro hacia delante, pero inevitablemente la miro a ella.

Me temo que la desconozco demasiado.

Y es posible que ella también se desconozca a si misma.

Sin querer que el tiempo pase, hemos llegado al hospital.

-Llegamos.

Me quito el cinturón y la miro. Ella sigue admirando el cielo. Parece estar absorta de todo lo que yo haga.

¡Click!

Me doy la vuelta, Félix me había tomado una foto.

-¿Qué-Qué haces?

-Quería llamar tu atención de alguna manera. Pero te veías muy linda admirando las estrellas.

-Va-Vamos... A que me inyecten o mediquen.

Él sólo se ríe.

Baja del auto y abre mi puerta.

Me vuelve a cargar como en una sillita, de tal modo de no rozar mi herida.

Al entrar, una secretaria nos deriva directamente a un consultorio.

Allí estaba el médico Víctor, el mismo que había atendido ayer.

-¡Hija mía! Esperaba verte en unos días pero por el resfriado.

Ella solo se ríe.

-He tenido una tarde de perros.

-¿Te inyectaron algo por si el perro estaba enfermo?

-No.

-¿Te dieron algo para el dolor?

-Tampoco.

Me pregunto ¿Qué médicos la habrán atendido?

Busca en uno de sus armarios unas jeringas y una botellita de vidrio con algún medicamento líquido.

-Tendré que inyectarte algo para el dolor y algo para que no se infeccione.

La cara de Bridgette empalidece.

Doble inyección.

-Me falta algo aquí, ya vuelvo.


Sale del consultorio.

-Le tengo miedo a las agujas -Lo suelta casi como una escupida, una confesión de último minuto.

-Estoy contigo -Entrelazo mis dedos con los suyos.
-Ya volví. Ambos se inyectan en las pompas.

Ahora pasé de estar blanca a estar roja.

Félix parece que también.

-¡Ay chicos! Ustedes ya se deben conocer.

Y ahora pasamos a estar violeta.

-Recuestate sobre la camilla, lo haremos rápido, así no duele ni se ven -Dice riéndose.

Bridgette se recuesta sobre la camilla boca abajo. Yo miro para cualquier otra parte pero sigo sosteniendo su manos.

Siento que el calor persiste en mi rostro. No quiero ni mirarla por miedo a ver más de lo debido.

Siento que me aprieta un poco la mano.

-Uno.

Vuelve a apretarme la mano

-Y dos, listo, acomoda tu pantalón nomas niña.

Siento que me duelen ambos cachetes de la cola.

-Sientate así te vendo la pierna y de paso ven como lo hago.

Comienza a enroscar en rededor de mi herida una venda ancha.

-¿Nunca tuvieron relaciones?

Siento como los colores vuelven a mi rostro.

-Do-Doctor Víctor, nosotros no...

-¿Saben como cuidarse?

-En serio no es necesario.

-Hasta les puedo dar profilácticos gratis.

Bridgette baja la cabeza, está muy avergonzada.

-Doctor en serio no necesitamos saber...

-¿Ya tuvieron relaciones con otras personas?

Puedo apostar que estoy prácticamente bordo.

-¡Sabemos cuidarnos! No es necesario que nos indique nada... -Dice Félix mucho más avergonzado que yo.

Está tan colorado como yo.

Tenemos hasta el pecho enrojecido.

-Entonces, toma estos medicamentos cada ocho horas, suspende los otros del resfrío y ven en unos días a ver o si empeora vuelvan cuanto antes. Y aquí tienes un certificado médico para presentar en la universidad, tienes cuatro días para descansar.

-Está bien -Decimos al unísono.

Agarro el papel que me expide el médico.

Félix me ayuda a bajar de la camilla.

Puedo caminar mucho más fácil.

Pero aún así, siento que no puedo devolver mi cuerpo a su temperatura normal.

Llegamos al auto, abro la puerta de Bridgette y yo me voy a la puerta del conductor.

Al sentarme, puedo ver que ella está tiesa mirando al frente aún muy sonrojada.

-Bridgette -Tambien miro hacia delante.

-¿Qué pasa?

-Lamento la conversación de hace un rato, nunca me sentí tan avergonzado en mi vida.

-No te preocupes, estamos igual.

Félix comienza a conducir.

Baja todas las ventanillas del auto pero aún así siento muy caliente todo el cuerpo.

Al llegar a mi departamento, se abre la puerta del estacionamiento. Félix estaciona el auto y lo deja inmóvil.

Seguimos mirando adelante.

No tenemos el coraje para bajar.

-¿Vamos para tu departamento?

-De acuerdo.

Él abre su puerta y yo la mía. Salgo del auto y comienzo a caminar despacio. No duele pero no quiero esforzarme demás.

-¿Puedes caminar?

-Si, aún si puedo.

Mantenemos distancia.

Esto esta demasiado tenso.

Al subir al ascensor, también mantenemos distancia.

No nos miramos.

Llegamos a mi departamento, tengo problema con abrir la puerta.

Félix gira el picaporte y cede como si nada.

Entramos y nos sentamos en el sofá.

-¿Quieres ver televisión?

-Esta bien.

Seguimos estando lejos.

Toma el mando y comienza cambiar de canal

-¡Jagged!

Vuelvo al canal donde emiten un concierto del famoso cantante de metal.

-¿Te gusta?

-¡Me encanta!

Subo el volumen.

También me gusta, aunque, nunca se lo conté a nadie.

Puedo escuchar como tararea las canciones.

Comienza a cantar un cover de Daft Punk.

Something about us.

🎶

It might not be the right time
I might not be the right one
But there's something about us I want to say
Cause there's something between us anyway

I might not be the right one
It might not be the right time
But there's something about us I've got to do
Some kind of secret I will share with you

I need you more than anything in my life
I want you more than anything in my life
I'll miss you more than anyone in my life
I love you more than anyone in my life

🎶

Estamos un poco más cerca.

Me apoyo en su hombro.

Él comienza a acariciar mi brazo.

Aún no comprendo mucho de todo esto que comencé.

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