Cuando alguien no le corresponde a tu amor, lo mejor es dejarlo marchar, porque para que nuevas puertas se abran, tienes que cerrar las viejas.

Londres, verano de 1812

La boda de Rosalya fue todo un acontecimiento que estuvo en boca de todos por meses. Cuando por fin Rosalya consiguió que el Duque de Bouillon posará sus ojos en ella, todo paso muy rápido. Primero la visito después de haber tenido una conversación interesante en un baile, después sus visitas eran porque casualmente pasaba por allí y finalmente un día hablo con el padre de Rosalya, solicitando su permiso para proponerle matrimonio a la joven.

En cuanto se lo propuso, Rosalya se subió al coche y le pidió al cochero que la llevara con su amiga Juliette. Ella cuando lo escucho, bajo su taza con delicadeza y le sonrió. Después, cuando su madre se disculpó y las dejo solas, está grito y brinco junto con Rosalya.

— estoy tan feliz por ti Rosalya — menciono está tomando sus manos con emoción.

— imagina como estoy de emocionada — respondió está casi al borde de las lágrimas.

Juliette suspiro triste, ya tenía 20 y empezaba a perder la esperanza de que Lysandro la mirara de la forma romántica en que ella lo veía. Ya no era un secreto que él tenía un romance con esa cantante y peor aún, ya casi todo Londres sabía que ella estaba enamorada de él.

— ¿Lysandro otra vez? — preguntó con tristeza la amiga.

Forzó una sonrisa para su amiga — me temo que ya comienzo a resignarme —

Rosalya frunció el entrecejo y se cruzó de brazos — mereces algo mejor que Lysandro, hay muchos otros que darían cualquier cosa por que los miraras como lo vez a él por un instante — le miro con tristeza — Juliette eres hermosa y con muchas virtudes... No te condenes a sufrir —

Juliette no respondió nada, sólo se puso de pie y camino hacia la ventana. Suspiro triste, no había elegido ella de quien enamorarse, simplemente paso. Y aunque había intentado posar su mirada en otros, no lo había logrado. Su corazón le pertenecía a Lysandro Ainsworth.

Londres, verano de 1813

Cuando Rosalya se mudó a la mansión principal del ducado Bouillon, siempre estaba complacida de recibir la visita de Lysandro.
Incluso en ocasiones se encargaba de que casualmente Juliette estuviera también de visita.

No era extraño ver al menor de los Ainsworth desayunando en el comedor o sentado en los jardines escribiendo.

Desafortunadamente, un día Rosalya se metió en asuntos que Lysandro no queria tratar con ella. Durante la cena Leigh se aclaró la garganta y atrajo la atención de su hermano — Lysandro, pronto cumplirás los 24, deberías considerar buscar una esposa —

El sonido de los cubiertos se detuvo, Lysandro alzó la mirada, hizo una mueca de molestia evidente — ya te he dicho con quién deseo casarme — sentenció serio.

— y yo no puedo aceptar esa decisión, y como jefe de la familia debo ser firme y velar por tu bienestar — respondió apacible Leigh.

—Lysandro, Leigh tiene razón — intervino Rosalya — las cantantes dejan un amor en cada pueblo... Para ella no eres más que un pasatiempo —

Frunció el entrecejo — tu solo quieres que me casé con tu amiga — suspiro — no tengo nada en contra de Juliette, es hermosa, un excelente partido... Pero no la amo, ni me gusta — agregó

— yo estoy de acuerdo con Leigh, no busques más a esa cantante, y si lo haces y decides seguir encaprichado con eso... — le miro amenazante — me temo que no estaré de acuerdo en verte más aquí —

— me parece bien Duquesa de Bouillon — le dijo sarcastico Lysandro.

— yo apoyo a Rosa — agregó Leigh serio aún.

Lysandro se puso de pie y abandono la mansión en ese instante.

Paris, otoño de 1813

Lysandro había viajado hace unas semanas a Francia, era una fría mañana, se removió sobre el montón de almohadones y al descubrirse solo en la cama, se levantó totalmente desnudo y camino por la habitación.

Cuando discutió con Leigh y Rosalya, su reacción fue tomar una maleta y viajar a Francia a refugiarse en los brazos de la hermosa Nina.

Él estaba enamorado de la sensualidad de su voz, del exquisito contoneo que tenía al caminar y de la experticia que mostraba cuando lo tumbaba sobre la cama.

— ¿Nina? — hablo de forma dulce.

La encontró sentada en camisón sobre la silla del tocador, camino hasta ella y beso su mano desnuda. Ella sonrió coquetamente y lo beso de forma apasionada en los labios.

— Cásate conmigo — susurro Lysandro casi suplicante.

La sonrisa de Nina desapareció y se puso de pie, la ligera luz que entraba entre las cortinas dejaba ver su menuda silueta debajo del camisón.

— Lysandro... Ya habíamos hablado sobre esto — dijo con claro acento francés marcado.

— Yo te necesito... — suplico él

— Creo que lo mejor será ya no vernos más... — dicho esto ella camino al cuarto de baño. Lysandro iba a hablar, pero ella siguió hablando — desde el inicio te dije que esto no era más que una aventura, sólo soy tu amante ocasional... Yo no deseo ser la distinguida esposa de alguien. Yo soy una cantante — terminada la oración, cerró la puerta del cuarto de baño.

Lysandro enfureció y arrojo las cosas que encontró a su paso. Sin embargo, Nina ni se inmuto, simplemente ignoro la rabieta de Lysandro y siguió con sus cosas.

— ¡Nina! — Grito sin obtener respuesta — no vengas a suplicar por mí, cuando tu carrera terminé —

Dicho esto, tomo sus cosas y se marchó de la pequeña casa de la rubia.

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Esta cortito, pero lo hice con amor.
Dejen sus comentarios salvajes y díganme qué esperan, vengan sus teorías locas.

Besitos.