Capítulo 4

JungKook entró en la habitación justo después de que él le dio el beso de buenas noches a su cachorro. Para entonces, HaNeul estaba más dormido que despierto, pero aun así el menor se acercó y besó su frente.

—Ten dulces sueños, campeón —le susurró mientras le terminaba de cubrir con la manta.

—Gracias Kookie, ten dulces sueños tú también. —HaNeul dio un gran bostezo para finalmente balbucear un—: Igual tú, papi.

JiMin sonrió y le hizo señas a JungKook para que salieran de la habitación una vez su bebé quedó completamente dormido, apagó la luz y entrecerró la puerta.

—¿No irás a tomar un baño? —Le preguntó al alfa menor mientras bajaba las escaleras para ir al comedor y recoger los platos.

—¿Es algún tipo de indirecta para decir que apesto?

JiMin rio y blanqueó los ojos; se encontró con el comedor recogido y limpio, así que se dirigió a la cocina para lavar los trastes.

—Sabes que no, tonto. —Ladeó la cabeza cuando tampoco encontró ningún plato sucio, por lo que se giró y besó la mejilla del menor—. Gracias por limpiar todo, aunque no tenías porqué hacerlo.

JungKook le guiñó un ojo y lo tomó de la muñeca para arrastrarlo hasta la sala y tomar su bolso, luego le llevó escaleras arriba otra vez.

—Tomaré un baño e iremos a dormir, estoy realmente cansado. Fueron un montón de horas de vuelo —lloriqueó.

—Entonces iré arreglando todo, las toallas están donde siempre. — JiMin señaló la puerta del baño una vez entraron en su habitación.

—Vuelvo en rato y te atenderé como se debe, no importa lo cansado que este, tú siempre serás primero. —JungKook le dio una palmada en el trasero y JiMin soltó una pequeña risa.

—Solo ve. —Le empujó hacia la puerta del baño.

Unos veinte minutos después, ambos estaban acomodados bajo las sábanas de su cama, JungKook con el pecho descubierto y unos pantalones deportivos, y él con su habitual pijama.

—¿Por qué tienes moretones en los brazos otra vez, Jeon JungKook? —El menor le sonrió "inocentemente".

—No tengo idea de cómo paso.

—JungKook, dijiste que estabas mejor y que hace mucho esto no pasaba. —JiMin tomó uno de los brazos de este y acarició los marcas sobre ellos con semblante preocupado.

—Y no lo hacían, lo juro. Fue hace tres días, tuve ciertos momentos bastantes, ¿estresantes?

—¿Qué pasó?, ¿es por ello que estás aquí en esta temporada?, creí que esta sería una de las semanas más ajetreada para ti. —JungKook hizo una mueca.

—Sí, verás, puede que sí y puede que no haya mandado a la mierda a quien no debía.

—¿Qué hiciste, Jeon? —JungKook hizo un puchero.

—Uh, bueno... estaba esta chica, ella es una modelo muy reconocida en el mundo de la moda, pero... — JungKook hizo una mueca desagradable y JiMin arqueó las cejas—. La muy estúpida me tenía harto, se cree que es el ombligo del mundo y que todos caerán a sus pies y harán lo que ella diga.

—¿No todos los modelos son así? —Comentó con gracia.

—¿Qué?, no, quiero decir, quizás gran parte de ellos lo sean, pero he llegado a trabajar con algunos que son realmente agradables y fantásticas personas. —Sonrió—. Es solo que esta chica superó todos mis límites, te juro que me daban ganas de ahorcarla con sus malditas extensiones.

JiMin soltó una carcajada que se obligó a detener, tapándose la boca con una mano para evitar que siguiera haciendo ruido de más y despertara a HaNeul. JungKook le miró ofuscado.

—Sí, búrlate de mí desgracia.

—Lo siento, lo siento. Es solo que no puedo creerlo. —Rio por lo bajo—. ¿Alguien sacó de quicio al muy profesional y correcto Jeon JungKook?, ¿qué tan mierda era la tía?

—De lo peor, te lo juro. —JungKook se acurrucó contra su cuerpo y puso la cabeza encima de su pecho—. Lo peor es que no dejaba de joderme porque no quise follármela, ¿puedes creerlo?

—Espera, ¿qué?, ¿me estás diciendo que la chica te hizo la vida de cuadritos porque no quisiste coger con ella? —Cuando JungKook asintió, JiMin sonrió con incredulidad—. Ya, debes estar bromeando. Me estaba creyendo todo, imbécil. —Golpeó suavemente la cabeza del menor.

JungKook gruñó y alzó la cabeza para mirarle con reproche.

—No te miento, ¿por qué crees que estoy aquí?, me sacó tanto de quicio que termine gritándole un montón de cosas bastante desagradables, que por cierto, no me siento orgullo de haber dicho. —JungKook suspiró y volvió a recostar su cabeza en su pecho—. Lo que mando todo a la mierda, fue cuando le grite que sí estaba tan desesperada por tener a alguien dentro de su quizás muy usado agujero, que fuera a un prostíbulo o se comprara un maldito dildo.

JiMin no hubiera podido detener las carcajadas que se colaron por su garganta ni aunque de eso hubiera dependido su vida. Se rio tan alto que por un segundo creyó que HaNeul se despertaría, por fortuna, no lo hizo, pero para cuando su risa se calmó, algunas lágrimas se escurrían por los lados de su rostro.

—Joder JungKook, te amo. Eres de lo que no hay, lo juro —le dijo mientras se limpiaba las lágrimas; JungKook estaba sonriendo.

—Único e incomparable, cariño. —Hizo un sonido de "altanería" con su garganta—. La cosa es que mi jefe entró cuando le estaba diciendo eso.

—No jodas, te despidieron, ¿verdad?

— No exactamente, él solo me sacó de esta temporada y me envió a casa; el idiota sabe que soy demasiado bueno en lo que hago —se mofó—. No se arriesgaría a perderme; además, en todo caso, no es como si las propuestas de trabajo me hicieran falta.

—Eso es lo que ser aplicado y responsable deja. —Le revolvió el cabello—. Estoy orgulloso de ti, JungKookie.

JungKook le sonrió algo cohibido y se encogió de hombros.

—Gracias, amo mi trabajo y por eso siempre trato de dar lo mejor de mí.

—No tengo dudas de ello —suspiró—. Pero nos hemos desviado del tema principal, que es la razón de por qué tienes los brazos llenos de marcas otra vez.

—Pero esa es la razón, JiMinnie, estaba tan furioso por todo eso, que me las hice sin darme cuenta, creo que fue mientras dormía. —JungKook frunció las cejas pensativo—. Me fui a dormir maldiciendo a todo el mundo y al día siguiente amanecí con ellas, no he parado de hacérmelas desde entonces y por eso aún tengo las marcas.

—Oh, Kook, lo siento. —JiMin miró con empatía hacia él menor, sabiendo cuánto le desagradaba su situación—. Verás que mejorarás en un par de días.

—Como sea, ya me compré un paquete entero de chupachus —bufó—. Creo que solo hoy debí haberme comido como diez. Odio esto —lloriqueó.

—No te agobies, Kookie, muchas personas en el mundo tienen una fijación oral, es solo que la tuya es un poco más grave de lo normal —consoló.

—Tú dices —JungKook murmuró acariciándole el pecho—. Minnie, ¿crees que pueda...?

—No —sentenció, pellizcándole el brazo cuando este comenzó a acariciar su pezón con el pulgar.

—Por favor, lo necesito. Prometo que será la última vez. —JungKook le bateó las pestañas y JiMin bufó.

—Siempre es la última vez para ti. —Hizo una mueca que le sacó una risita al menor—. Y ya dije que no, me arrepiento del día en que dejé que te amamantaras de mí.

—Lo necesitabas tanto como yo, te dolían mucho los pezones por el exceso de leche —refutó.

—No era mi culpa que HaNeul no fuera muy fan de que le amamantara —quejó—. Y hace años que no produzco leche, así que no entiendo por qué sigues empeñado en chuparme los pezones. Eso es raro, Kook.

—Tus pezones son lindos y también me ayudan con mi problema —comentó como quien no quiere la cosa.

—Deja de insistir, Jeon. La respuesta seguirá siendo un rotundo no. —JungKook puso mala cara y le dio la espalda.

—Ni siquiera lo deseaba tanto. —Le escuchó refunfuñar; JiMin rio y negó con la cabeza.

—Buenas noches, Kook. Duerme bien.

—Buenas noches.

Ambos se acomodaron en sus lugares y se quedaron dormidos no mucho después; sin embargo, JungKook no cumplió su palabra, ya que al día siguiente, cuando se despertó y rozó por accidente su pezón con su palma, dste le dolía a horrores.

Se levantó la camiseta y lo miró, encontrando que su pezón izquierdo está muchísimo más oscuro que él derecho, además de que estaba bastante hinchado.

—¡Jeon JungKook!, ¡¿qué hablamos sobre esto?!

La única respuesta que recibió, fue las carcajadas del menor, que por alguna razón, fueron acompañadas por las de su bebé.

—Estúpido JungKook —lloriqueó.

YoonGi sonrió con satisfacción cuando el juez chocó el mazo cerrando la sentencia; habían ganado, lo que no era una sorpresa, pero YoonGi puede jurar que este es uno de los casos que más satisfacción y orgullo le ha dado al momento de salir victorioso.

Miró a su contrincante ser esposado para posteriormente ser sacado de la sala con dirección a la cárcel. Veinticinco años, había sido condenado por veinticinco años sin derecho a fianza ni libertad condicional. También estaba satisfecho por eso, aunque si hubiera sido por él, el mal nacido se estaría pudriendo en la cárcel hasta el último de sus días.

Se puso de pie y comenzó a juntar sus papeles para meterlos en su maletín, una vez dentro, lo cerró y lo tomó en su mano. Se acercó hasta su contrincante y compañero de oficio.

—Hey Choi, fue un buen juicio el de hoy —le llamó la atención.

Choi se enderezó y lo encaró, él le tendió la mano y YoonGi la tomó para sacudirla. Choi sonrió y le palmeó el hombro.

—Ciertamente, Min, siempre es un placer enfrentarme a ti en un juicio. —YoonGi sonrió, porque también era un placer para él.

Choi era de los pocos que le daba una buena pelea.

—Lo mismo digo, fue mi turno de salir victorioso en esta ocasión. —Choi asintió y se acercó a él como si lo que le diría a continuación fuera un secreto.

—Esperaba que lo hicieras, de lo contrario, me hubiera sentido sumamente decepcionado —le susurró cerca de su oído.

YoonGi se separó y miró con las cejas arqueadas la pequeña sonrisa que cubría el rostro contrario.

—¿Qué quieres decir? —Choi bufó.

—Sabes exactamente a lo que me refiero, Min. —Choi le hizo una mueca subjetiva—. Tal vez no me esforcé lo suficiente. —Le guiñó el ojo.

—¿Querías que ganara? —Choi le arqueó las cejas—. Oh imbécil, querías que ganara —afirmó.

Choi soltó una pequeña risa y le volvió a palmear el hombro, luego tomó su maletín para salir de allí.

—Él era culpable. —Se encogió de hombros.

—A veces lo son y lo sabes, aún así es nuestro trabajo hacer parecer que no lo son —comentó con algo de ironía.

—Él no lo merecía, Min.

YoonGi entrecerró los ojos y se cruzó de brazos, ladeó la cabeza y le miró, tratando de analizar en qué demonios estaba pensando Choi.

—Si no lo defenderías correctamente, ¿por qué aceptaste el caso?

—¿Trabajo es trabajo?

—Choi...

Él suspiró y negó con la cabeza, luego lo miró con suma seriedad.

—Tengo una hija de siete años, Min. No quiero que viva en una sociedad con personas tan podridas como él, sé que no es el único, pero sigue siendo uno menos. —YoonGi asintió de acuerdo, podía entender el punto de este.

—Sé a lo que te refieres.

—Entonces, nos estaremos viendo Min —Choi se despidió moviendo una mano y se encaminó fuera de la sala.

—¡Saluda a TaeMin de mí parte, Choi! —Le gritó cuando casi se perdió tras la puerta. Choi no se giró, simplemente le levantó el pulgar.

YoonGi rio y negó con la cabeza, estúpido Choi, ahora sentía un cinco por ciento menos de satisfacción, no era lo mismo si Choi no había puesto todo su esfuerzo.

Miró con una mueca hacia los bancos vacíos de parte del acusado, nadie vino a apoyarlo, ningún familiar o amigo. Esto dejaba claro que ninguno apoyaba la asquerosidad que este había hecho, así que YoonGi pensó que no toda la familia de este estaba perdida.

—Eres la oveja negra, ¿no? —Murmuró por lo bajo.

—¿Señor Min? —YoonGi se giró cuando escuchó que lo llamaban a su espalda—. Señor Min, quería agradecerle por lo que hizo por mí. —Ella hizo una reverencia.

—No fue nada, pequeña, este es mi trabajo después de todo, buscar justicia. —La pequeña de no más de catorce años lo miró con grandes ojos que una vez reflejaron una inocencia que le fue cruelmente robada.

—Aún así, quizás él pudo haber salido impune. Sé que a veces eso pasa.

—Que bueno que hayas tenido a un buen abogado, ¿no? Hubiera usado hasta el último de mis recursos para que ese mal nacido quedara tras las rejas, lo juro. —Le miró directamente a los ojos, demostrándole que hablaba en serio.

Ella le mantuvo la mirada todo el tiempo y asintió con aparente sastifacción.

—¿Qué cree que pase con él? —La pequeña le miró con duda. YoonGi se agachó un poco para estar a su altura.

—Escuché que esta clase de tipos son tratados justo como se merecen, suelen darle una probada de su propia medicina allá dentro —le susurró y luego se enderezó guiñándole un ojo.

—Es bueno que vean lo que se siente —la pequeña contestó con una mirada y rostro endurecido; tan impropio para alguien de su edad, que resultaba realmente doloroso de ver.

YoonGi miró afligido a la pequeña niña, ella no debería haber pasado por eso a tan corta edad, nadie debe pasar por eso sin importar la edad realmente.

Ella no era más que una pequeña cambiaformas conejo que fue arrancada de los brazos de sus padres por una hiena mal nacida que la violó durante dos semanas, antes de que fuera encontrada. El tipo había intentado matarla cuando lo encontraron, pero el cuerpo de policía fue rápido y eficiente en evitar tal desgracia.

El asqueroso tipo ese se había obsesionado con ella, la vigiló durante semanas, hasta que la secuestró un día que iba en camino a la escuela. También la torturó psicológicamente, llegando al punto de decirle que sí quería acabar con su sufrimiento, solo debía dejar salir a su conejito para que él pudiera comerla.

Ella no lo hizo; gracias a la diosa, resultó ser una pequeña y valiente luchadora.

—Pienso exactamente igual que tú. —Le sonrió y ella le sorprendió con un efusivo abrazo. YoonGi le palmeó un poco la espalda cuando logró salir de su estupefacción.

Ella no había querido tocar ni ser tocada por nadie desde que la rescataron hace unas semanas, al menos eso es lo que tenía entendido.

—Señor Min. —YoonGi levantó la mirada y la fijó en los padres de la pequeña, pudo ver los ojos acuosos de la madre que sonreía mientras veía a su hija.

—Señores Moon. —YoonGi asintió hacia ellos, finalmente la pequeña se separó y fue a meterse entre los brazos de unos sorprendidos padres.

—Muchas gracias, señor Min, por todo —le dijo el señor Moon, su voz sonando algo constipada.

—Fue un placer, señor Moon. —Asintió hacia ellos.

Media hora después, YoonGi estaba en su auto en dirección a su oficina, por alguna razón, desde que había salido del juzgado, no había podido dejar de pensar en JiMin y HaNeul. No pudo evitar ponerse en el lugar de los señores Moon, él no sabe qué hubiera hecho en su lugar, aun sin importar que había descubierto que tenía un hijo hace apenas dos días.

Su conexión había sido prácticamente instantánea, YoonGi supo inmediatamente que era de él y lo amó igual de rápido, era su cachorro después de todo. Odiaba haberse perdido cinco años de su vida, pero YoonGi trataba de ser objetivo y no pensar mucho en el porqué de esto. No quería pensar en ello, más bien, solo quería enfocarse en recuperar el tiempo perdido de ahora en adelante.

—Mi pequeño HaNeul. —Sonrió ante el recuerdo de la adorable carita de su bebé.

HaNeul es tan hermoso como su padre omega, a pesar de que tuviera su pelo y color de piel, también creía que tenía sus ojos, pero el resto es todo de JiMin. Suspiró saliendo de su ensoñación cuando el sonido de su celular retumbó dentro del auto.

—Habla Min, ¿con quién tengo el placer? —Contestó activando el manos libres.

—YoonGi, amor. —YoonGi sonrió en grande cuando escuchó la bonita voz de su prometido tras la línea.

—TaeTae, bebé, ¿no es de madrugada allá? —Preguntó, porque en Corea eran apenas las dos de la tarde.

—Ajá, pero quería hablar contigo, ayer estuve tan ocupado que no pude hacerlo —TaeHyung respondió con tono de queja.

—Ya te dije que no me importa, quiero decir, amo hablar contigo y te extraño un montón cuando no estás, bebé. —Se relamió los labios y sonrió cuando escucho un "Aww" salir de la otra línea—. Pero sabes que odio cuando no descansas correctamente.

—Eres tan lindo, amor. Pero aún así te extraño y quiero hablar un poquito contigo, luego iré a dormir.

—Eso espero, bebé. —YoonGi tamborileó los dedos sobre el volante en lo que esperaba que la luz del semáforo cambiara a verde—. Oh, una chica acaba de pasar como con cinco perros por delante de mí —comentó con una sonrisa al verlos pasar hasta el otro lado de la acera.

—¿Sí?, ¿dónde estás?

—De camino al despacho, acabo de salir de la corte, por fin cerramos el caso Moon.

—Oh, el caso de la niña a la que... ¿cómo fue? —TaeHyung preguntó en un tono afligido, él se sintió tan indignado como él mismo cuando le contó.

—Ganamos, lo sentenciaron por veinticinco años sin derecho a fianza ni libertad condicional.

—Qué bueno, joder. Ese puto mal nacido, debieron ponerle el triple de años por depravado —gruñó, YoonGi soltó una risa—. Felicidades amor, bien hecho.

—Gracias, por cierto, entiendo el sentimiento, deseaba exactamente lo mismo —farfulló—. ¿Cómo te ha ido?

— Llegué directo a la pasarela, fue llegar al aeropuerto, ir al hotel y luego correr al lugar del evento, fue algo agotador. —Suspiró.

— Y aun así me llamas en vez de estar durmiendo, eres realmente un caso bebé, —reprochó cariñosamente.

—Ya deja de regalarme, YoonGi.

—Está bien. —YoonGi hizo una mueca—. Tae, hay algo de lo que tenemos que hablar, ¿recuerdas que te lo comente antes de que te fueras?

—Creo que sí, ¿qué paso?, ¿es algo grave?

—No exactamente, o más bien, depende de cómo te lo tomes. —YoonGi entró en el estacionamiento del bufet y parqueó el auto.

—Me estás preocupando, YoonGi. ¿Es sobre la boda?, ¿te estas arrepintiendo?

—¿Qué?, no bebé, por supuesto que aún quiero casarme contigo, ¿por qué piensas eso? —Echó la cabeza hacia atrás y la recostó en el cabezal de su asiento mirando el techo del auto.

—Bueno, es que estás dando tantas vueltas que... no lo sé, fue lo primero que se me vino a la mente —murmuró.

—Es algo más, aunque sí podría influir en nuestra relación, no de mala manera —titubeó—, al menos espero que no.

—YoonGi...

—Verás, recientemente me he enterado de algo, es algo que no me esperé ni en un millón de años. —Sonrió, era inevitable que lo hiciera cuando pensaba en HaNeul—. Pero es algo que me hizo feliz, sumamente feliz.

—Entonces es algo bueno —comentó TaeHyung más animado—. Si te hace feliz, es algo bueno, YoonGi.

—Definitivamente lo es —se enderezó y tomó las llaves para luego salir del auto—. Y es por esa razón que es muy importante para mí lo que tú pienses.

—Si te hace feliz yo siempre estaré bien con ello, YoonGi. —YoonGi hizo una mueca no estando seguro de ello.

—Prefiero que tratemos esto en persona, cuando estés devuelta hablaremos más de ello, ¿sí?

—Si así lo prefieres —concordó sin mucho problema. Luego bostezó—. Creo que debería ir a dormir ya, estoy bastante cansado.

—Descansa, bebé, ten lindos sueños. —YoonGi salió del ascensor cuando este se detuvo en su piso; su secretaria lo abordó casi inmediatamente después.

Le hizo una seña con la mano para que espera un momento en lo que terminaba la llamada, esta asintió y le siguió hasta entrar en su despacho.

—Igual tú, YoonGi. Cuando sea la hora de dormir claro. —TaeHyung rio por sus propias ocurrencias y él le acompañó—. Mientras tanto, ten un feliz resto del día, adiós, besos.

—Para ti también, TaeTae. —Entonces él colgó.

YoonGi tomó asiento en la silla tras su escritorio y dejó su maletín sobre este a un lado, luego le hizo una señal a su secretaria para que comenzara a hablar.

—Los señores Lee llamaron para confirmar su cita para desayunar mañana —ella dijo con su tono tan profesional como siempre—. Cancelé la cita de la tarde con el señor Han como me pidió, este dijo que no había ningún problema.

—Eso es bueno, ¿algo más? —Preguntó distraídamente mientras encendía su ordenador.

—Un señor llamado Park JiMin le dejó un mensaje. —YoonGi dejó de teclear y miró con las cejas arqueadas a su secretaria que se había quedado en silencio.

—¿Debo darle una invitación para que me transmita el mensaje, señorita Yang? —Esta se sonrojó y negó.

—Lo siento, quiero decir, el señor Park dijo que por favor pasara por su oficina a las dos de la tarde para su cita. —Ella se mordió el labio nerviosamente—. También dejó su número de teléfono y dijo, leeré textualmente "Mándame un mensaje en cuanto recibas el mío, es algo agotador tener que comunicarnos a través de nuestras secretarias".

—¿Es todo?

—¿No?

YoonGi suspiró y rogó a la luna por paciencia, su secretaria es sumamente eficiente, hasta que se trataba de hablar con él, porque entonces comenzaba a balbucear como una adolescente delante de su crush.

—Señorita Yang, está agotando mi paciencia. —Esta respingó en su asiento y volvió a disculparse.

—El señor Park también dijo que ya había encontrado una floristería para las flores de la boda. —Ella hizo un mueca y YoonGi arqueó las cejas—. No dijo nada más.

—Muy bien, ya puede retirarse. —Esta se le quedo mirando durante varios segundos sin moverse de su sitio—. ¿Señorita Yang?

—¿Sí?

—Por favor, retírese. —Señaló.

—¿Eh? O sí, si claro. Disculpe señor Min, ya le dejo continuar con sus deberes. —Esta se puso de pie torpemente y salió casi a trompicones de su oficina.

YoonGi suspiró pesadamente y se estrujó los ojos, esperó unos segundos y luego marcó la línea directa en el teléfono fijo.

—Señor Min, ¿p-pasó algo?

—Señorita Yang, olvidó dejarme el número del señor Park —le comunicó.

La mujer se disculpó y volvió a entrar en su oficina para entregarle el pos-it donde el mismo estaba apuntado, luego volvió a salir. YoonGi negó con la cabeza y sonrió, su secretaria podía ser hasta divertida a veces.

—Tú sí que tienes mala suerte, JiMin. —JungKook hizo una mueca y le miró comprensivo.

Le había contado cómo YoonGi había descubierto que HaNeul era su hijo, el menor le había escuchado atentamente e incluso se enojó cuando le contó sobre la "amenaza" que YoonGi le hizo.

—¿Qué puedo hacer?, YoonGi ahora quiere conocerlo y estar en su vida. —JiMin miró cómo HaNeul jugaba con sus bloques en la alfombra de su sala, ajeno a lo que ellos hablaban.

—Ya, pero sigo pensando que no lo merece.

—Hay una cosa en la que él tiene razón y por más que quiera no puedo negar, JungKook —Tomó un sorbo de su café y luego puso la taza sobre la mesita de centro—. Nunca le dije que estaba embarazado, así que en sí, mi acusación no es del todo válida. Y en dado caso de que fuéramos ante un juez, ¿a quién crees que le darían ventaja?

JungKook no respondió, él era muy consciente de lo que JiMin decía, solo apretó los labios y también puso su vista sobre HaNeul.

—YoonGi podría decir que él es más apto para cuidar de HaNeul, está económicamente estable, se va a casar y... es un alfa —murmuró al final—. Ya sabes cómo es de retrógrada nuestra estúpida sociedad.

—Pero no tendría mucho sentido, lo has cuidado perfectamente durante cinco años, eres económicamente estable e incluso tienes tu propio negocio —rebatió.

—Pero no quita que esté soltero y sea un omega, "lo que me hace propenso a ser atacado y por ende, poner en peligro a mí cachorro". —Negó con la cabeza—. Además, YoonGi es abogado, uno de los mejores en el país, tiene más conocimiento que nosotros sobre esto, ¿no crees que sabría jugar mejor sus cartas?

—Esto es una mierda, JiMinnie. —JiMin le lanzó una mirada de reproche por decir groserías delante de su cachorro. JungKook sonrió culpable.

—Como sea, prefiero dejarle entrar en su vida y no arriesgarme a ver que podría pasar. —Suspiró pesadamente—. Es su padre después de todo, en algún momento HaNeul comenzaría a preguntar por él y ¿qué le diría entonces?

—Siento que estés en esta situación. —JiMin sonrió hacia el menor y se encogió de hombros.

—Simplemente, trataré de mantenerme positivo y pensar que todo ira bien.

Porque era lo único que le quedaba hacer.

Stars_Saturn.

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