Levantarse y desayunar solo para verla a ella.

Llegar a la escuela para estar con ella.

Ayudarla con sus libros a ella.

Hablar y llegar a clases con ella.

Defenderla a ella.

Llegar a una pelea por ella.

Terminar castigada por ella.

Salir y acompañarla a ella.

Ella, ella, ella.

Todo a sus ojos era ella.

Sus ojos brillantes y entusiastas violetas.

Su sedoso y arreglado cabello azul zafiro.

Junto con sus mechones violeta y rosa.

Sus anteojos siempre limpios.

Su nerviosa y afable voz.

Su amor a los libros y la lectura.

Su gran inteligencia y agradable actitud.

Eso la describía a ella.

Sentía un amor sin igual por ella.

No importa que pase estará para ella.

Aquella chica estará para ella.

Todo lo hacia por ella.

Sus amigas la trataban de detener un poco.

Debía hacer algo por si misma.

Pero era imposible.

Toda su atención era para ella.

Cada que hablaba.

Cada que leía.

Cada que sonreía.

Solo lograba enamorarla más.

Suspiraba por amor.

Sonreía por amor.

Se desconcentrada por amor.

Amor a ella.

Lista.

Genial.

Tranquila.

Amable.

Alegre.

Perfecta.

Eso era ella.

Pero eso se acabaría pronto.

La atención de ella.

No iba para esa chica que suspiraba por ella.

Iba para alguien más.

Ojos cian.

Cabello desordenado, pelirrojo y con mechones amarillos.

Vestimenta fea, dark's y casual.

Estupida actitud relajada.

Asquerosa sonrisa "encantadora".

Esa era la persona que le quitaba la atención de ella.

La que la enamoraba más y más a ella.

Y lo sabia.

Nunca podría competir con esa chica que la había conquistado.

Era una sensación horrible la que sentía.

Algo faltaba en su interior.

Como si no tuviera corazón.

Como si lo hubiera destrozado por alguna razón.

No sentía amor.

Sentía celos.

No era esa chica.

No era para ella.

Pese a todo.

La amistad era lo único que veía ella.

Ya era tarde.

La había perdido.

Eso era claro.

No podía sentir amor.

Solo rabia.

Todo lo que hacía por ella.

Y esto era lo que recibía.

Pero nunca reclamaría.

Nunca mostraría su enojo.

Nunca mostraría su resentimiento.

Nunca mostraría su rencor.

Tenia que apoyarla a ella.

Ya era tarde.

Debía superar la fria sensación.

Debía superar la vacía sensación.

Debía superar la maldita sensación.

Que era el estupido amor.

Un juego perdido.

Eso era.

Ya no podia jugar más.

Ya no podía cambiar las cosas.

Ya no podía interferir.

No ese día ni nunca.

Pese a que pensó hacerlo.

No se levantó.

Simplemente sonrió.

Simplemente aplaudió.

Simplemente festejo.

Festejo la boda de ella.

Festejo las campanillas para ella.

Festejo todo lo que era ella.

Y que no podría tener nunca.

Por qué ya la había perdido a ella.

Pero eso a la larga no importo.

Mantenía la sonrisa.

Mantenía el entusiasmo.

Mantenía la felicidad.

Y pese a todo.

Eso lo único que importaba.

Verla feliz era suficiente.

Aún si no era dueña de su corazón.

Aún si no era su amada.

Aún si no la amaba.

Ella.

No se sentía mal.

No se sentía destrozada.

No se sentía triste.

No se sentía como Applejack.

Por qué.

Esos ojos esmeraldas.

Esas grandes sonrisas.

Esos largos suspiros.

Siempre habían sido de la rubia...

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Algo rapidito por la inactividad.

Lo admito me gusta el Twijack.

Eso es todo.