Pasaba más tiempo en el departamento que Jungkook le compró que en su propia casa, se sentía más a gusto en ese lugar que en su vacía casa. El departamento también estaba vacío la mayor parte del tiempo, solo los fines de semana podía verse con Jungkook.

Aún así prefería el vacío y silencio del departamento que el vacío y silencio de su hogar. Se sentía mejor porque sabía que en algún momento Jungkook aparecería para estar a su lado. Siempre viviendo de ilusiones.

Como hoy, que estaba tratando de no dormirse mientras esperaba a Jungkook. Eran las 11 de la noche y su enamorado no llegaba, le había dicho que verían unas películas y dormirían juntos, pero parecía que no tendrían el suficiente tiempo para ver lo que querían y que solo tendrían que dormir pues el hombre mayor se levantaba temprano para su trabajo.

Suspiró irritado, comenzó a llamar al celular de Jungkook pero ninguna de las llamadas fue respondida, siempre le mandaba al buzón y estaba harto. Se levantó del sofá y comenzó a caminar de un lado para otro con el celular en la oreja, esperando que en una de las veces Jungkook le respondiera por fin.

Cuando creyó perder la paciencia se escuchó las llaves en la cerradura y el chirrido de la puerta. Jungkook había llegado con una sonrisa culposa y una bolsa de pastelillos.

“Buenas noches.” Saludo con una sonrisa, decidido a ir hacia Jimin para darle un beso, pero este se alejó del gesto. “¿Qué pasa?”

“¿Cómo puedes preguntar? Mira la horaz prometiste estar aquí a las ocho, más tardar a las nueve.” Se alejó del hombre y cruzó sus brazos en su pecho para demostrar el enojo que sentía.

“Perdón, se me hizo tarde.” Trato de justificarse.

“Dijiste que nunca más me tratarías como el plato de segunda mesa, pero mira.” Suspiro. “¿Dónde estabas?”

“En mi casa, me quedé conversando mi hijo y Krystal.” Sabía lo que venía, deshizo el nudo de su corbata y dejó la bolsa de pastelillos en la mesa del living, esperando por el colapso de Jimin.

“Lo sabía.” Sonrío sarcásticamente, llevó sus manos hacia sus cabellos y los peinó hacia atrás. Trataba de mantener la compostura, pero no podía, se moría de celos y envidia. “Me dejaste, una vez más, plantado por ellos. Jungkook, yo no te pido mucho solo que cumplas tu palabra cuando me prometas algo. Nada más.”

“Lo lamento mucho, no podía solo salir de mi casa e ignorar a quienes viven conmigo. No medi el tiempo, lo siento.”

“Siempre será así, ¿no?” Dio dos pasos adelante, colocándose frente a Jungkook para decirle lo que había querido desde que comenzaron su relación. “¿Hasta cuándo estarás con ella?”

Jimin no pensaba quedarse solo como el secreto de Jungkook, su amor era tan enorme que no podía mantenerse escondido en la esquina de un hotel, quería ser libre de amar y expresar su amor por Jungkook. Estaba cansado de tener que compartirlo con la mujer que le abrió la puerta de su casa, estaba asqueado de compartir los labios de Jungkook.

Todo este tiempo juntos no podía quedarse en las sombras, Jimin estaba seguro que no.

“¿Qué?” Pregunto con el ceño fruncido.

“Me oíste. ¿Cuándo dejarás a Krystal? ¿O piensas estar así conmigo toda la vida?” Su corazón latía como loco, estaba nervioso por la respuesta que pudiese darle Jungkook.

Temía que se le riera en la cara y le especificará su lugar como el amante de las sombras. No quería salir de su burbuja de ilusión, por eso esperaba que Jungkook no le reventara la ilusión.

“No lo sé, no lo había pensado. Ahora que lo mencionas, pues…” No dijo más.

Jimin no necesitó oír más, le bastaba con lo que escuchó. Se dijo a sí mismo que su enamorado dejaría a su esposa y estaría con él para siempre, debía ser así, porque este amor tan intenso no podía quedarse en un limbo eterno.

Fue hacia el hombre mayor y le abrazó de la cintura, recostó su cabeza en su pecho y sonrió cuando sintió las manos de su enamorado sobre su cintura. Se sentía tan bien tener su calor y tiempo.

Se sentía tan enamorado.

“Te amo mucho.” Susurró.

Espero ser correspondido en palabras, solo recibió un beso en la frente y con eso bastó. Un beso era suficiente.

Un beso suyo le contentaba.

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