XIX

Fueron los días más felices de su vida, sabía que recordaría hasta el mínimo detalle de las tres noches y dos días que pasó al lado de Jungkook viviendo un cuento de fantasía donde los dos eran protagonistas enamorados el uno del otro. Jimin era feliz, después de mucho, sentía aquella paz en su pecho cuando sonreía al mirar al hombre que amaba.

Se sentía seguro en sus brazos, se sentía querido tras ser besado por sus labios. Esa era la vida. La corta vida que conoció en tres noches.

En la cuarta noche, ya acostumbrado a aquella rutina de meterse a la cama matrimonial con su novio decidió agregarse algún adorno, se colocó una camisa blanca de Jungkook dejando su hombro descubierto; admiro las marcas de besos y mordidas que yacían en su piel con una sonrisa. Se sentó al borde de la cama esperando, siempre haciéndolo. Esperando la voluntad de Jungkook para amarlo y apreciarlo.

El hombre mayor entró por la puerta, sonrió al verlo y tras morderse el labio cerró la puerta a su detrás. Con manos en los bolsillos caminó hacia Jimin quien le esperaba con una sonrisa y mejillas rojas.

“Que bonito.” Susurró llevando una mano al rostro de Jimin, acarició la piel y se agachó para darle un beso en la mejilla. “Tan bonito.”

Jimin se hizo en el toque, cerró sus ojos y recostó su rostro en la palma de Jungkook, escucho sus latidos como locos solo por la pequeña muestra de amor. Era solo un pequeño perro que agitaba la cola ante su nombre siendo pronunciado por su dueño.

“Te tengo un regalo.” Dijo Jungkook, dejando de acariciar el rostro de Jimin y llevando esa mano a su bolsillo para sacar una pequeña cajita de terciopelo. Por poco el corazón de Jimin se detiene ante el regalo. “Lo compre porque no podía dejar de pensar en ti usándolo, siento que está hecho para ti.”

“¿Qué es?”

“Un anillo.” Sonrió, sacó la joya de la cajita y tomó la mano de Jimin para colocarlo en sus finos dedos. “Te queda muy bien.”

Tal vez el regalo era insignificante para Jungkook, era un simple anillo de plata con un pequeño rubí adornándolo, pero para Jimin lo era todo. Sabía que recordaría este momento por el resto de su vida.

“Es hermoso.” Sonrío mirando la joya en su dedo. Mejillas rojas y corazón como loco, ese era el amor de Jimin.

Se levantó de la cama para envolver sus brazos en el cuello de Jungkook y así juntar sus labios en un apasionado beso, la cajita del anillo cayó al suelo y las manos de Jungkook se posaron en su trasero, ambos cayeron a la cama para llevar ese beso a un nuevo escalón.

El amor de Jimin estaba a punto de estallar por todas las muestras de cariño que recolectó del hombre que ama toda su vida. Iba a estallar en el mar de estrellas titilantes en el cielo que alumbraban desde su ventana.

Las mismas estrellas que titilaban en el retrovisor de Krystal, quien también sentía que su corazón estallaría por las sombras que se reflejaban en las cortinas de su habitación. Su mundo se venía abajo.

“Soobin.” Llamó a su hijo sin dejar de mirar a la ventana, sus manos temblaban y sentía que comenzaría a llorar en cualquier momento.

“¿Ah?” Como lo suponía, su hijo le prestaba más atención a su celular que a lo que sucedía en su casa. Mucho mejor, no sería capaz de hacer pasar a su hijo por algo así.

“Quiero que te quedes aquí. No salgas del auto que seré rápida para sacar la tarjeta.” Habían vuelto antes de tiempo por planes externos de su mamá, Krystal en recompensa invitó a su hijo a cenar y habían ido para su casa por dinero. Las cosas no saldrían como ella esperaba.

“Bueno. Pero no tardes mucho.”

“No lo haré.” Susurró antes de salir del auto, con pasos desconfiados fue hasta la entrada y con sigilo metió las llaves, tomó un respiro largo antes de entrar.

No podía creer lo que sucedía, lo que le pasaba a ella. En todos los años de relación con Jungkook jamás creyó que algún día le lastimaria de esta forma, jamás creyó que su corazón se podría romper de esta forma mucho menos por el amor de su vida, el padre de su hijo y su esposo.

¿Qué había hecho mal? Era la única pregunta que se paseaba por su cabeza mientras caminaba por la casa que construyeron juntos, pasando por los retratos de su familia feliz y unida. Qué dolor sentía en ese momento, sentía que moría con cada paso dado. Y aún no había visto siquiera el cien por ciento de todo lo que pasaba.

Porque de todas las personas, de todos los hombres y mujeres allí afuera jamás creyó encontrarse a quién creía un hijo besando a su esposo. El cuchillo que pasó por su corazón debido a la traición que experimentaba le quitó el aire que no pudo decir nada hasta que Jungkook se dio cuenta que estaba ahí, su perfume la había delatado.

Rápidamente su esposo se levantó de la cama, la camisa la tenía semi abierta y el cabello despeinado, lo observó por unos segundos y pasó su mirada a Jimin quien le miraba con ojos grandes de sorpresa. Su corazón se rompió una vez más, creyó la posibilidad de que sus ojos llorosos le habían engañado haciéndole ver al niño que había amado como a un segundo hijo; pero no había engaño por parte de sus ojos, ese niño, Jimin, estaba ahí mirándome con espanto.

“¿Por qué?” Susurró, apenas le salía la voz por el nudo tan duro que tenía en la garganta, se sentía morir. “¡¿Por qué!?” Era obvio que sus sentimientos le ahogaron hasta hacerla histérica, la habían engañado, las dos personas más importantes en su vida le habían visto la cara.

“Krystal.” Jungkook comenzó a contar hacia ella en cuanto noto que su esposa se dirigía con pasos perdidos hacia Jimin. “Cálmate.”

“¿¡Cómo quieres que me calme!?” Le golpeó el pecho, trató de alejarlo de ella pues sentía asco tan solo tenerlo cerca. “¿¡Por qué me hiciste esto!?”

“Krystal…” Susurró dejando que la mujer golpeara su pecho cuantas veces quisiera. Los golpes dolían pero no tanto como el corazón destrozado de la pobre Krystal.

Creía que tenía un perfecto matrimonio y un amor que conservaría por años, todo era una mentira. Lloraba mientras recordaba la ilusión de volver cuanto antes a los brazos de su esposo, ¿cuánto tiempo le había visto la cara? ¿Cuántas veces se habrá compartido la cama con personas ajenas a su vida?

Estaba destrozada, tanto, que no lograba pensar con claridad. Sin importarle mucho sollozaba y gritaba histérica, comenzó a arrojar cosas al piso y quería dirigir sus rabia a las dos personas que habían traicionado su confianza y amor.

Sus ojos empapados en lágrimas se dirigían a Jimin quien se había congelado en su lugar, la rabia sobrepasó a la tristeza porque frente a él estaba el joven a quien acoplo en su ala y le dio el cariño que tanto necesitaba, le dio un hogar y un cálido hombro donde podía llorar. ¿Para qué? Para que le traicionará de la peor forma, le dolía mucho que parte de su dolor haya sido provocado por Jimin, el segundo hijo que no pudo tener.

“¿¡Por qué!? ¿¡Por que de todas las personas fuiste tú!?” Comenzó a caminar hacia él, siendo interrumpida por Jungkook que se ponía frente a ella tratando de hacerla retroceder. “¡Te di un hogar, te di cariño y amor! ¿¡Así es como me lo pagas!?”

Los gritos de Krystal se escuchaban hasta afuera, el escándalo se había escuchado hasta el auto, fue inevitable que Soobin no meta sus narices en el gran problema que se desarrollaba en su muy frío hogar. Al igual que su madre, Soobin jamás creyó ver lo que presenciaba.

En el pasillo escuchaba los reclamos de su madre y la voz de su papá tratando de calmarla, lastimosamente ya se había dado cuenta de lo que pasaba y su corazón se comenzaba a partir con cada paso sigiloso que daba. Al llegar a la puerta de la habitación de sus padres su respiración comenzaba a ser escasa y su cabeza comenzaba a doler como nunca, desearía jamás haber visto lo que vio. Porque le destrozó el alma ver a Jimin con la camisa de su papá escuchando los reclamos de su mamá.

Se quedó en la puerta sintiendo las lágrimas rodar por sus mejillas, sus ojos se encontraron con los de quién creía su mejor amigo y su corazón se terminó de romper. Solo podía pensar ¿Por qué?

Krystal quería encarar a Jimin y Jimin como el.cobarde que era rápidamente se encerró en el baño, se tranco dentro del baño mientras escuchaba los golpes en la madera hechos por Krystal y los gritos que le exigían que saliera para que le explicará el porqué de sus acciones.

¿Por qué lo había hecho? Por amor, meramente y puramente amor.

Arruinó su vida por amor, un amor incierto que dolía hoy más que nunca.

“Te di un hogar, te di cariño y un refugio, Jimin.” Escucho detrás de la puerta. No debía llorar, porque sabía que en algún momento Krystal se enteraría de su relación con Jungkook, pero las lágrimas ya rodaban por sus mejillas y no podía hacer nada para detenerlas. “Te veía como un segundo hijo y tú…tú me traicionaste. Ambos me traicionaron.”

Escuchaba los sollozos de Krystal y el susurró de Jungkook pidiéndole ir a la sala para hablar.

“¡Déjame!” Grito Krystal, Jimin podía imaginarse lo que pasaba. “Quiero hablar con Jimin.”

Volvió a escuchar los susurros de Jungkook, no sabía lo que decía.

“¡Eres un bastardo, te odio!” No sabía a quién se lo decía, si a Jungkook o a él. Posiblemente a ambos.

Los tacones de Krystal se escuchaban alejarse y detrás los pasos firmes de Jungkook, supuso que se fueron a la sala para hablar y era su señal para irse.

Pero no podía, no podía moverse de su lugar detrás de la puerta. Tal vez eran las lágrimas que no le dejaban mirar con claridad o sus extremidades que temblaban, o su corazón pesado por los sentimientos tan negativos.

Respiró profundamente y tomó unos pantalones sucios del día anterior, se los puso y con cuidado salió del baño. Sin esperar encontrarse con Soobin sentado en la cama esperando a que saliera.

Jimin se dejó de mover, se congeló en su lugar. Vio como Soobin comenzó a caminar hacia él y detenerse frente a él, habían surcos de lágrimas en sus mejillas y una mirada oscura llena de decepción en sus ojos, le dolía.

“¿Por eso te alejaste de mi?” Pregunto. “¿Porque te estabas cogiendo a mi papá? ¿Ah, Jimin?”

“Soobin…” Susurró, quería explicarse, que le entendiera. “Yo—”

“¿Tu qué? Traicionaste todo lo que te dimos, Jimin, mi casa fue tu segunda casa por mucho tiempo y… tu tiraste todo a la basura ¿Por qué? ¿Tan miserable eres que tenías que arruinar lo único bueno en tu vida?”

“Yo amo a Jungkook, entiéndelo, por favor.”

“¿¡Qué quieres que entienda!?” Grito dando un paso adelante. “Eres una mierda de persona, tú no amas a nadie, ni siquiera te amas a ti mismo ¿Cómo podrías amar a alguien más?”

“Yo lo amo, Soobin.” Se trató de explicar. “Todo solo paso, a veces los sentimientos—”

“¿Sentimientos?” Rió con sarcasmo. “¿Crees que mi papá tiene algún sentimiento para ti? Solo fuiste un fácil que se le entregó en bandeja de plata y ya. Ambos son despreciables por habernos hecho esto a mi mamá y a mi.” La voz de Soobin sonaba débil, quebrada y a una palabra de llorar, pero se mantenía firme para reclamar.

“Perdón.” Susurró. “Yo me enamoré y él también.”

“Sigue creyendo eso.” Dijo. “Cree lo que quieras, pero ten por seguro que acabas de arruinar lo único bueno que tenías por algo que no pasará de esta noche. Jimin, tú eras un segundo hermano para mi, eras la persona más importante en mi vida y ahora solo siento asco por ti, lamento el día de haberte traído a esta casa porque si jamás lo hubiera hecho no estaría pasando por este dolor tan grande.” Una lágrima cayó pero Soobin la limpió rápidamente.

“Soobin, no quería que las cosas pasarán de esta forma, tu papá iba a dejar a tu mamá y—” Debió dejar de hablar, debió de solo agachar la cabeza y no tratar de explicar sus malas decisiones, así no tendría un golpe estampado en su mejilla.

“¡Ya cállate!” Gritó con desesperación, quería molerlo a golpes y sacarlo de una patada de su casa, pero no lo valía. “¡Cállate y ya vete, no quiero verte nunca más en mi vida!”

Su mejilla ardía pero hizo caso a lo que le exigió, con la cabeza gacha y pasos lentos salió de la habitación escuchando por última vez un: “Para mi estás muerto, Park Jimin y maldigo el día en el que te conocí.”

El golpe propinado por Soobin no dolió tanto como esas palabras, su mejilla no dolía tanto como su corazón.

Pero siguió con su camino, era algo que sucedería eventualmente, tal vez no tan mal, pero pasaría. Y paso.

Al bajar a la segunda planta escuchó los sollozos de Krystal y la voz baja de Jungkook, apresuró sus pasos para salir rápido pero fue atrapado por la voz de la mujer a la que le había roto el corazón.

“¿Huirás y no me darás la cara? Creo que por lo menos merezco que des la cara, ¿no, Jimin?”

Freno en seco, los tacones de Krystal se acercaron como filosas agujas hacia él.

“Krystal, basta.” Jungkook se puso frente a ella, tratando de alguna forma defender a Jimin. Pero no podía hacer nada con las palabras.

“¿Qué? No le haré nada.” El maquillaje lo tenía arruinado, su rímel se había corrido y su labial se encontraba embarrado en las comisuras de sus labios, era un triste desastre. “¿Cómo podría hacerle algo al niño que crié junto a mi hijo?”

Y dolió aún más su corazón.

“¿Qué te faltó de mi parte, Jimin? ¿No te abracé lo suficiente? ¿No te quise lo suficiente? ¿Ah?” Dio un paso adelante. “Mírame, dime, responde.”

Alzó la mirada y los ojos de Krystal le reflejaron algo que jamás vio en ella: desprecio, rencor, odio, todo dirigido a él.

“De todas las personas jamás se me hubiera pasado por la cabeza que tú me hicieras esto, Jimin. Sobre todo cuando hice mucho por ti, cuando te di un segundo hogar y un refugio a donde correr cuando tus padres rompían tu corazón. Creí haber hecho todo por ti, pero no fue así, ¿no?”

“Krystal, deja que se vaya.”

“Se irá, sí, y jamás volverá a pisar mi casa. Jamás. Pero déjame que le diga algo antes de que se pierda de mi vida para siempre.” Volvió a dar un paso adelante. “Tal vez te di demasiado, tal vez te di cosas que eran grandes para ti y que no merecías, pero yo te amaba como un hijo, Jimin. Tu eras alguien en quien me preocupaba y quería mucho, pero ahora… ahora solo eres parte del dolor de mi hijo y el mío. Tu traición es algo que jamás merecí, o merecere. Y mi amor es algo que jamás mereciste y jamás mereceras.”

No dijo más, volvió a limpiarse las lágrimas y le dio la espalda, la conversación con Jungkook seguiría o tal vez no. A Jimin no le importaba, solo quería irse y desaparecer.

Desaparecer con Jungkook.

“Ve.” Con su cabeza señaló la puerta, pasó sus manos por su cabello en forma de frustración.

Jimin solo asintió, salió por la puerta y sin mirar atrás se fue a la parada de bus para esperar. Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos, pero las disipó rápidamente porque no lloraría. Quería sonreír, lo hizo, miró el anillo que su amado le había regalado y sonrió ampliamente.

Limpio una lágrima que se había escurrido y espero a que sea un nuevo día. Ahora es cuando su amor podía ser libre y visible para todos. Después de perder algo valioso creía que conservaría lo que había anhelado durante mucho tiempo.

Esperaba de corazón que fuera así.





























capítulo picantisimo vdd??? ❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥💦💦💦💦

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