IV
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Escuchaba el palpitar de su corazón en sus oídos, sentía como sus palmas comenzaban a sudar; porque no estaba loco, era él, aunque estuviesen a kilómetros aún así podría reconocerlo muy bien. Su corazón reconocía a su dueño.
Siguió escondiendo su cabeza en su celular, tocaba la pantalla fingiendo enviar mensajes muy importantes mientras sentía un par de ojos sobre él. Estaba muy nervioso, creía que su cabeza le estaba jugando una broma y que la realidad era que nadie le miraba, y que en realidad aquel hombre con una camisa blanca y una máscara azul no era Jungkook.
Así que tuvo que enfrentar a su cerebro, soltó un suspiro y levantó la cabeza, encontrándose con aquellos ojos redondos; lo reconocería aunque estuviesen separados por kilómetros de un ancho mar. Su corazón sabía el lugar en donde pertenecía y era al lado del hombre con los ojos más bonitos del salón.
Nunca se había encontrado a Jungkook fuera de los lugares en donde frecuentaba con Soobin, mucho menos nunca sin su esposa, la pesadez en su pecho aumentaba y sentía que se ahogaba. Necesitaba algo para beber, su garganta estaba reseca mientras su cabeza daba vueltas y sus palmas sudaban.
Se acercó hasta el bar con un único pensamiento en la cabeza: Jungkook. Quería beber por él, beber para él.
Se sentó y pidió un cóctel, quería algo ligero -no lo era-, quería sentirse confiado de pasearse con su cita al lado de Jungkook, pero el simple pensamiento le daba un retortijón en el estómago. ¿Por qué estaría con otro si ahí estaba el hombre que era dueño de su existir? No tenía sentido, no quería hacerlo.
Bebió su primer cóctel, después el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto, se sentía más ligero y risueño, con la suficiente valentía como para empezar una conversación amigable con Jungkook; tal vez podría empezar preguntándole por la fiesta, por su familia o.
"¿Noche de cócteles?" Escuchó a su lado. Estaba ebrio, pero reconocía la voz de quién le hablo.
"Ajá." Fue lo único que pudo decir, fingiendo la voz, haciéndola más gruesa. No quería que Jungkook sepa que era él.
1) Por la vergüenza y 2) porque quería saber cómo se comporta con un extraño -y porque quería coquetearle-.
Era mala idea, pero su vida está hecha de malas decisiones, una más a la lista no le afectaría más.
Solo quería un poco del hombre que amaba.
"¿Noche a las rocas?" Comentó viendo lo que Jungkook se había pedido.
"Ajá." Sonrió de medio lado, mirándole por unos cuantos segundos y quitando la mirada para beber.
Una mirada, creía que ya estaba satisfecho, pero no, su cuerpo lúcido le pedía más; necesitaba más. Con su conciencia en automático y sus sentidos nublados creía que estaba con la excusa perfecta para llevar las cosas más allá. Es que una mirada no sacaba su hambriento y necesitado corazón.
"Linda máscara." Dijo seguro, decidido a seguir dando todos los pasos que sean necesarios para obtener más que una sola mirada y una sonrisa.
"Lo mismo digo." Volvió a sonreír encantador, marcando los pliegues de piel en los bordes de su boca y algunos de sus ojos. Terminó su bebida, dejó el vaso sobre la superficie de madera y llevó su mano hacia el lazo que adornaba el cuello de Jimin, acariciando la tela y por segundos la piel. "Que lindo, ¿es un collar?"
"Algo así." Se sonrojo. "Es como una gargantilla y un collar, todo al mismo tiempo."
"Se ve muy bien." Por una última vez acarició el lazo, retiró su mano y la puso sobre su propio muslo. "¿Tienes algún acompañante?"
"Algo así." Se encogió de hombros.
"¿Algo así?"
"Es que está en todos lados menos a mi lado." Hizo una mueca burlándose de su situación. Tan poca cosa.
"Qué desperdicio, te ves como una buena compañía." Una vez más creyó que su cerebro le jugaba una mala broma, que el alcohol también se burlaba de él; podía jurar que Jungkook le ojeaba con apetito.
Si bien se sentía poca cosa cuando algún hombre le trataba como si solo fuera un pedazo de carne, ahora las cosas eran diferentes, porque al sentir la mirada pesada de Jungkook sobre su cuerpo hacía que su cuerpo se sintiera en llamas. Se sentía deseado y querido.
Aunque solo lo viera como otro pedazo de carne y un hoyo más. Como hacían todos.
"Lo mismo digo de ti." Sonrió pícaro, se atrevió a llevar sus dedos a la rodilla del hombre a su lado para acariciarlo por un corto tiempo, manteniendo su coqueteo lo más sutil posible para así llevarlo hasta el final. "¿No quieres tomar un poco de aire?"
Jungkook solamente asintió, ambos se levantaron de sus asientos y buscaron su salida del salón. Mientras caminaban Jimin tenía la vista puesta en la espalda ancha del hombre delante suyo, sus mejillas se sonrojaron al pensar en todas las posibilidades de la noche; estaba dispuesto a cada una de ellas.
Entre los pasos que daban Jimin se preguntaba si Jungkook sabía que era él, quería saber si su hombre estaba consciente de que le había coqueteado a él y no a un simple desconocido. Muchas preguntas se formaron en su cabeza mientras seguía a Jungkook.
Pero no quiso pensar en nada ahora, no cuando estaba a punto de obtener lo que había querido por años, no cuando sus sueños parecían tomar vida.
Cuando llegaron al balcón el aire fresco arrebató un poco de la borrachera del cuerpo de Jimin, estaba más que consciente de lo que haría, no le importaba. Cuando estás sediento de un poco de cariño no importa nada, ni siquiera arrastrarse en las piedras hasta sangrar.
Jimin sangraba, pero tendría el remedio del amargo corazón.
"¿Tu acompañante no se molestará?" Pregunto Jungkook.
"Estará bien." Se encogió de hombros. "Ahora quiero estar contigo." Lo dijo con toda la sinceridad de su alma, realmente sentía aquello.
Jungkook soltó una silenciosa risa, se acercó a su lado y le sonrío. "También quiero estar contigo ahora, es mutuo. Que tu acompañante consiga a alguien más ¿no?"
Jimin asintió sonriendo, si no tuviera la máscara Jungkook podría ver perfectamente lo rojo que estaba, estaría avergonzado.
Conversaron unos cuantos minutos, el coqueteo continuó pero no fue más allá de eso, palabras y una que otra caricia. La noche parecía desfavorable para Jimin porque aún no pasaba nada, la mala suerte se siguió sumando cuando su celular sonó y en la pantalla apareció el nombre de su "cita".
"Ya te extraña." Dijo Jungkook.
"Hasta que se acordó de mí." Rió nervioso, no quería irse.
"¿E irás con él?" Recostó su cuerpo en la pared y ladeó su cabeza.
"Tengo que." Encogió los hombros.
"Antes de irte, ¿por qué no me regalas un beso?" Y fue cuando el mundo de Jimin se detuvo.
Creyó escuchar mal, estaba dormido o muy borracho. Pero Jungkook se aseguró de traerlo del shock que le había ocasionado la confesión cuando juntó sus labios. No era un sueño, no estaba borracho, estaba pasando.
Besaba al amor de su vida, sentía sus labios contra los suyos, su respiración unida a la suya y sus manos aferradas a su cintura. Por esta noche sus besos le habían pertenecido, por esta noche su corazón gimoteo de felicidad.
No quería pensar en el mañana, solo en el momento.
Ahora eran Jungkook y él. Como siempre debió de ser.
holiii volví :3
Jungkook sabía que era Jimin? o nomás se hizo al pendejo para manosear al twink?
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