Tiempo

Dedicada a todos los pacientes amantes del ShadAmy <3

Oscuridad.

Así es como se sentía más cómodo.
Su cuerpo compenetran con la lobreguez de las frías y metálicas paredes de su "hogar".

-Es cuestión de tiempo. Seguramente no tardará.- comentaba a sí mismo como señal de paciencia.

En la habitación si había algo de luz. Una versión holográfica del plantea se materializan ante si. Girando sobre su eje, como si se tratase de alguna especie de globo terráqueo de última generación.

-Sigo sin entender como observar este mapa nos ayudará.- masculla el plumífero ser verde.

-No eres un ser paciente, que sea capaz de esperar. Por ser tan impulsivo, tus objetivos fracasan.- le replica con una aterradora calma.

La ave se limita a rezongar en el interior de su mente.

-Las ratas, cuando quieren escapar, siempre encuentran un agujero por el cual hacerlo. No importa que tan pequeño sea este.- el siniestro hombre esbozaba una sonrisa, que se veía bañada por la tenue luz verdosa del holograma -En dónde entre la cabeza de la rata, entrará su cuerpo.-

El ave de vuelo veloz pasó saliva con dificultad. El silencio volvió a reinar.

Allí, sumergidos en la oscura habitación y los débiles haces de luz verde, permanecían los dos seres a la expectativa. Honestamente, el ave no se retiraba más por temor que cualquier otra cosa.

La tarea que desarrollaban, sin embargo, era de suma importancia. Al no existir una evidente fuente de energía o actividad Chaos, el hombre dedicaba un buen tiempo de su tiempo en observar una señal. Cualquier indicio.

Sin duda eran criaturas astutas, sobretodo el soberbio erizo azabache, que hasta el momento se negaba rotundamente a usar su Chaos Energy.

"-No tardará. Así es la naturaleza de la supervivencia. La presa presiente el peligro, pensando en como prevenirlo la próxima vez y se resguarda hasta sentir de nuevo una falsa calma... sin saber que el depredador le observa atentamente entre las sombras.-" se comentaba a sí mismo.

Aunque no lo admitía, estaba cansado de esperar. Llevaba demasiado tiempo teniendo paciencia, pero sabía que si se precipitaba, podría destruir tanto tiempo de trabajo y observación.

"-No vale la pena disfrutar un efímero instante de placer por el precio de una victoria duradera y garantizada-".

Logrando acallar sus pensamientos, siguieron la observación en absoluto silencio.

No fue un tiempo tan extenso.
Tras alguno minutos más, un leve resplandor brincó en algún punto del holográfico esquema terrestre. Tintineaba, como si se tratase del reflejo pulsátil de un cristal sobre los rayos del sol.

Momentos después, la imagen se materializó en su mente.

Una eriza rosada. Inusualmente asombrada. Sentía su respiración agitada, el frío que recorría el ambiente... sentía su miedo.

-Te encontré. Finalmente.- el pajarraco verde daba un respingo ante el comentario -No importa por cuanto tiempo te escondas, de una forma u otra, siempre nuestros pensamientos se cruzan... y allí es cuando te encuentro.-

Para su desdicha, la imagen no era completamente clara. Ciertamente, no estar presenciando en directo a dicho ser era una gran desventaja.

-¿Entonces me dirá en donde se encuentra? Podríamos proceder hoy mismo con la misión.- le propone animadamente su acompañante.

-No será necesario, dentro de poco, serán ellos quienes nos abran la puerta para buscarlos. Paciencia, mi plumífero ser, las piezas ya empezaron a moverse. Por ahora, no se alejen mucho de este lugar... en unos pocos días podremos hacer nuestro cometido.-

-Llevamos días esperando.- le replica.

-Y lo que falta ya es poco. Solo bastará un señuelo, y vendrán corriendo, como cucharachas persiguiendo la basura.-

Paciencia.

Paciencia.

Paciencia.

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Narra Amy

Siento calidez.
Invade cada espacio de mi ser.
Me llena, como si fuera una copa a punto de ser derramada.
¿Dónde puede caber tanto de esto?
El calor, la tranquilidad.
Desearía sentir esto por siempre.

Veo a Shadow.
Esbelto, implacable.
Hermoso.
Está de pie debajo de un gran arco de piedra, del cual cuelga una espesa cortina de enredaderas, lianas y musgo.

Siento a mi corazón dar un brinco.
Ese arco, tiene las runas de rosas grabadas en sus caras de lisa piedra.

Es el arco del clan de los Rose.
De mi clan, del clan de Nocturna.
Nuestros orígenes.

Pienso en lo irónico del asunto.
Nunca sé me habría ocurrido pensar que Shadow y yo podíamos compartir algo; y sin embargo, aquí estamos.

Juntos, de pie bajo el gran arco de piedra de nuestras raíces, de frente al desconocido pasado. Le veo estirar su mano derecha a mi dirección, como si se tratase de una invitación.
¿Cruzaremos el portal de esta gigantesca entrada de piedra?
¿Dónde está el ring de su mano?

Cuando toco la enguantada mano, todo se torna frío.

El arco, el verde, la luz, la esperanza.

Todo desaparece. La repentina oscuridad lo engulle, lo vuelve hostil y peligroso.

Mis ojos intentan enfocar su rostro, pero solo veo siluetas borrosas e incoherentes. No puedo ver los ojos de Shadow, no puedo ver su rostro definidamente.

Siento el pánico agolparse en mi pecho, sofocando mi agitado corazón. Ese peso solo hace más difícil respirar y enfocar los ojos. Su agarre se hace cada vez más y más fuerte, al punto en que mi mano sangra.

Sangre en todo su cuerpo.
Sangre en mi cuerpo.

No distingo más allá del color rojo.

"Finalmente me darás lo que tanto anhelo."

La voz distorsionada y mórbida me retumba en la cabeza. Me dan ganas de gritar, de correr, de llorar. No puedo, estoy ¿congelada?, ¿Debajo del agua? Es como si el tiempo y mis movimientos estuvieran suspendidos, son lentos.

Es difícil distinguir todo alrededor.

"Te encontraré... Ten la certeza de que no podrás escapar."

Un gélido haz verde se desprende de la mirada del monstruo que me tiene atrapada. Es como ver un cristal esmeralda opaco en medio de un mar de sangre.

Siento frío.

Respiro una abrupta bocanada de aire profunda. Abrumada por las sensaciones abro los ojos.

Respiro tan rápido, mi corazón late tan rápido. Siento que en cualquier momento mi pecho se expandirá tanto que explotará.

-Tómalo con calma. Fue una pesadilla.- comenta una voz ronca a mi lado izquierdo.

Mi cabeza se gira tan bruscamente, que me sobresalto en el acto al tener contacto con la mirada de Shadow.

Estámos acostados... ¡¿En la misma cama?!

-¡¿Qué haces aquí?!- exclamo sintiendo ahora un ardiente fuego esparcirse por mi rostro.

Como si la falta de aire ya no fuese suficiente.

-Tu eres la intrusa. Estás en mi habitación.- comenta con desinterés, pero sin apartar la mirada.

Con el pánico recién experimentado, siento una electrizante y tranquilizadora sensación recorrerme de pies a cabeza.

Creo que, mis aturdidos sentidos, colapsan y me impiden pensar con racionalidad, porque me precipito al pecho de Shadow.

El erizo se pone tenso, para posteriormente relajarse poco a poco (como siempre).

-Soñaste con esa cosa.-

Me limito a asentir con la cabeza.

-Se sentía real, pero tú estabas al principio allí.- Shadow desliza titubeante su mano izquierda sobre mi espalda y allí, empieza a realizar suaves circulos, cosa que agradezco -Luego, simplemente ya no estabas, solo había una sombra amorfa, cubierta de sangre y oscuridad.-

-No lo pienses tanto. Hasta que no lo compruebe, no es real.- comenta con mucha seriedad.

-¿En serio crees que la criatura que te describo sea real?-

-No lo creo, estoy seguro.- siento nuevamente un poco de su cuerpo tensarse -En realidad no existe ahora, pero si antes.-

Anoche, justamente antes de caer dormida, Shadow me preguntó sobre lo que había visto durante nuestra práctica.

Recordar ese suceso de la noche me genera un pequeño dolor en la base de la nariz, cosa que me hace fruncir el entrecejo.

A grandes rasgos, le relaté a Shadow que, mientras prácticabamos, recordé el instante de terror absoluto que sentí en Angel Island cuando esa distorsionada y profunda voz me amenazó con encontrarme. Justo en ese pequeño recuerdo, la imagen se materializó. Como si pudiera verlo frente a mi, hablándome, observándome.

Era una silueta amorfa, pero era de un erizo o al menos algo que se le asemejaba... Un ser oscuro, con un aura negra abismalmente aterradora. Lo más horripilante era que parecía no tener un rostro definido, solo una mirada perturbada color esmeralda.

"-Por eso me asusté al verte. Esa imagen seguía presente en mi mente cuando te acercaste a mi, pero sé que no eras tú.-" le dije a Shadow.

Al terminar de decir aquello, sentí como la felicidad y serenidad de Shadow se esfumaban.

"-El ser del que me hablas solo puede significar una cosa: desgracia.-" me dijo con una postura demasiado seria.

-¿Cómo estás tan seguro de eso?- pregunto más tranquila, obligando a mi mente a volver al presente.

-Yo lo he visto, así que sé que existe.- su cuerpo está bastante tenso, se siente hasta en la entonación de su voz.

-¿Sería tan terrible si esa cosa estuviera acá?- pregunto.

-Sería catastrófico. Una completa desgracia y maldición.- comenta serio. Hace una breve pausa -Tanto, qué espero estar equivocado al pensar que puede ser ese ser y no alguna otra cosa.-

¿La última forma de vida perfecta... Equivocándose?

-No me has dicho aún porqué sabes tanto de ese ser.- comento confundida con los ojos cerrados, intentando apartar la construcción visual de mi cerebro.

-También le conociste... O bueno, una versión tuya que ya no existe.- comenta.

Abro los ojos, peor de confundida.

-¿Otra yo?- decido sentarme en la cama, para observar mejor al erizo.

Shadow solo se limita a suspirar, como si meditara sus palabras a decir.

-Hace varios años ya, existió un ser que amenazó la realidad. Fue tan terrible y devastador, que alteró el flujo normal del espacio y el tiempo.- el azabache cierra los ojos, como si esto lo ayudase a recordar -Tengo pocas memorias de ello, pero ese monstruo venía del futuro del albino y la felina escupe fuego.-

-¿Del futuro de Silver y Blaze?- inquiero sorprendida.

-Tardamos en descubrir que nuestras líneas del tiempo y dimensiones no eran exactamente las mismas, pero si existían sucesos que podían relacionarlas. Así, lo que pudiera generarse en esta realidad terminaría manifestándose en la de ellos. Aún sin ser mundos iguales.-

-No recuerdo algo como eso.-

-¿Entonces qué recuerdas?- me regresa la pregunta.

-Bueno... A Silver y Blaze los conocimos por una pelea en común con Eggman, de hecho, recuerdo que Silver quería matar a Sonic.-

-Y quién no.- masculla sin ocultar su irritación hacia el azulado.

No puedo reprimir una suave risa y le golpeó con suavidad con el codo.

Dejándo de lado el breve chiste, me sorprendo de reconocer que incluso esos recuerdos son algo nulos. ¿Cómo es que no lo había notado antes?

-Silver y Blaze siempre iban y volvían, era frecuente que pasaran cosas acá que afectaran su futuro. Hubo una vez en que las cosas no mejoraron, a pesar de haber sido solucionado el problema inicial aquí. Honestamente no me detuve a pensar que nunca fuimos un mismo mundo.-

Shadow solo asiente, como si esperase que continue.

Intento excavar lo más que puedo entre mis confundidos recuerdos antes de proseguir.

-Un día, regresaron. Nos anunciaron que ella había renunciado a su puesto como princesa y protectora de su mundo, esto porque ahora era tranquilo y ya no requería de ella, pero que si sentía algún peligro, no dudaría en regresar.-

-Y decidió quedarse en este mundo.- comenta Shadow -Ella tampoco debe recordarlo entonces.- concluye.

-¿Recordar qué?- pregunto ya algo exasperada.

-Hubo una batalla muy intensa contra ese ser... Contra Mephiles The Dark*-

-¿Así se llama?- El azabache solo asiente.

-Es un monstruo que fue creado en la dimensión de ellos. Vino a este mundo a destruirlo todo, engañó a esos dos para hacerles creer que el faker era el origen de sus desgracias del futuro. Luego descubrieron que no era así.- Shadow se sienta en la cama -Para no alargar la situación, porque realmente hay muchas cosas que no recuerdo, se fusionó con su reservorio corpóreo, llamado Iblis*, un monstruo que carece de racionalidad. Casi destruye el mundo y la realidad, pero con el Faker y la felina conseguimos derrotarle. Después de eso, lo encerré en un cetro mágico, capaz de contener su poder y su maldad.-

-No puedo creer esto... No tiene sentido que no lo recuerde.- comento más confundida que sorprendida.

-En realidad si lo tiene.- Shadow parece nuevamente meditar sus palabras -El poder de Mephiles era tal, que distorsionó la realidad, el tiempo y el espacio de todas las dimensiones... En cuanto lo derrotamos, y lo encerré, todo el daño que había generado se esfumó, como si se tratase de una alucinación. Este mundo pareció fragmentarse, así que, todos los sucesos que acontecieron durante la aparición de ese monstruo sencillamente se desvanecieron. Cómo si nunca hubiese pasado.-

Mi mirada debe ser inentendible, porque el erizo deja escapar un suspiro pesado.

-Todas las memorias que se generaron en ese lapso de tiempo fueron borradas, inclusive las secuelas. Seres que habían muerto reaparecieron vivos. Era como si el tiempo se hubiera detenido, nadie estaba muerto ni había envejecido.-

-¿Y por qué tú lo recuerdas tan bien?-

-Tengo recuerdos parciales, hechos importantes de lo que pasó... Sin embargo, entre más los analizaba, más irreales se sentían. Como si hubiesen sido solo un sueño. Concluí que la estrecha relación que tuve con el desencadenante de este suceso fue lo que permitió que lo recordara... Y no debo ser el único, tanto el faker como el albino deben tener algún recuerdo de esto.-

-Fue como una amnesia colectiva... En todos los demás.- miro fijamente a Shadow, que me regresa la mirada bastante serio -¿Por qué no me habías contado esto antes?-

-Discutirlo con alguno de ustedes era como hablar de una fantasía. El faker decidió que lo mejor era omitir todo el asunto, para no generarles confusión.- el azabache se reclina completamente sobre la pared, que se encuentra al lado izquierdo de la cama -No tenía importancia alguna, hasta ahora... Desconozco si Eggman recuerda también estos hechos.-

-¿Crees que ese tal Mephiles está trabajando para Eggman?- inquiero, pero Shadow se limita a negar con la cabeza.

-Si el doctor Eggman se atrevió a liberarlo nuevamente, entonces puede deberse a qué no recuerda lo que pasó, al igual que los demás. Si lo recordara, no habría cometido esa estupidez.-

-Adivinaré... Lo liberó para apoderarse del mundo y éste le traicionó.- Shadow nuevamente asiente -O sea que si lo liberó ahora, podría igualmente traicionarlo.-

-Aun así... No han habido indicios de actividad que nos muestren que Mephiles está libre de nuevo, ya lo habríamos notado. Es analítico, pero en su cerebro solo hay cavidad para el caos y la destrucción.- comenta, como si analizara todo el panorama.

-Eso podría relacionarlo con Eggman... Y, si esto sucedió así como me lo cuentas, ¿Por qué dices que Blaze lo olvidó? ¿No debería recordarlo parcialmente como ustedes?- mi cerebro ahora trabaja a toda máquina.

-Si lo recordara, no habría renunciado a su cargo de guardiana de su dimensión... Dentro de las cosas que debía cuidar, el cetro era una de éstas.-

Me siento palidecer.

-De igual forma, no creo que se haya desvinculado por completo de esa responsabilidad. Si no ha notado nada con relación a Mephiles, entonces lo más probable es que siga encerrado en el cetro.-

Permanecemos algunos minutos en silencio.

Yo me limito a asimilar esa información. Anoche, cuando hablaba con Shadow, en algún punto debí caer profunda, así qué lo que me cuenta ahora se oye tan repentino e irreal.

Es extrañamente ajeno, tan fuera de lugar en el actual contexto... Es difícil de creer que algo así de grave no pueda ser recordado con sencillez.

Me dejo caer en la cama, sobre la suave y fina almohada. Tan cómoda e inusual que consigue apartar esos pensamientos oscuros para pensar en el plano actual:

-Normalmente, cuando me duermo en tu presencia, al otro día sueles no aparecer.- comento.

Sé que está fuera del contexto del cual hablábamos, pero justo ahora, mi ser interno me recuerda lo íntimo de la situación.

Dormí en la cama de Shadow The Hedgehog... Y CON ÉL.

El erizo se recuesta a mi lado, también observando algún inexistente pretexto en el techo de la habitación.

-No pienses más en ese monstruo. No es real, por eso comprobaré su estado después.- argumenta a manera de conclusión del tema anterior, antes de mi abrupto cambio.

Me giro sobre mi costado izquierdo, para observar su silueta a más detalle.

-No has respondido mi inquietud.- pregunto haciendo caso de su último comentario, "No pienses más".

El erizo se gira sobre su costado derecho, así que, ahora estamos frente a frente.

"Si no estuviéran vestidos, éste momento sería completamente distinto." Reniega con picardía mi ser interno.

Inevitablemente, como era de esperarse, me sonrojo. Mentalmente me reprendo a mi misma.

¡No es el mejor momento para ese tipo de ideas!

-¿Te molestó quedarte conmigo?- pregunta en tono desafiante. Yo dejo escapar una sonrisa.

-En realidad, me sorprende más el hecho que te quedaras así, junto a mi.- respondo dejando que el reproche se cole en mi voz -Pensé que el señor "soy la última forma de vida perfecta" no dormía.-

-Y no lo hago.- responde serio.

-¿Entonces me estuviste observando toda la noche?-

-En realidad, terminaba de leer esto.- estira su mano izquierda sobre la cabecera de la cama para alcanzar el montón de pequeñas hojas. Es el diario de María -Y si, de vez en cuando te observaba. Te mueves mucho al dormir.- esto último lo añadió con algo de molestia.

Me sonrojo aún más, lo sé, porque siento mi cara arder sin piedad.

-Ya me conoces, ni dormida puedo estarme quieta.- respondo entre los nervios y la risa.

Solo con Shadow The Hedgehog podría pasar de la tensión total a la serenidad.

-Hmp.- el azabache me deja ver una suave sonrisa en sus facciones -Justamente eso pensaba al verte.-

Nuestras miradas se confrontan.
Tiene un brillo particular hoy en sus ojos, se ven resplandecientes, como si admirara un par de espléndidos rubíes bajo la luz del sol.

No sé cuánto tiempo nos quedamos así, en silencio, sin apartar la mirada. Después de lo que pareció un vasto abismo de tiempo, el erizo cierra sus ojos y suspira.

-¿Los amigos en realidad hacen éste tipo de cosas?- pregunta con su voz ronca de repente, cosa que me hace sobresaltar.

"No le digas más mentiras, sabes bien que ésto no lo haces con un amigo... Bueno, al menos no con todos éstos sentimientos de por medio."

Siento mi corazón latir con brusquedad en mi caja torácica. Mis sentidos están en máxima alerta, escuchando la algo acelerada respiración del azabache, percibiendo el calor que desprende todo su cuerpo.

Ciertamente, con todo el caos mental y emocional que este erizo me genera... Dudo mucho que esto sea algo que hacen los que son solo amigos.

-No.- sentencio con delicadeza -Si te molesta podríamos dejar de hacerlo.-

El azabache tiende sobre mi su brazo libre, rozando con delicadeza mi cintura. Los insignificantes centímetros que separaban nuestros cuerpos ahora, se hacen inexistentes.

Ahora, mi cara siente el cosquilleo de su blanco pecho subir y bajar algo irregular. De hecho, incluso puedo escuchar su agitado corazón, cosa que solo provoca que el mío colapse más.

-No he dicho que me moleste... Tampoco he dicho que vaya a dejar de hacerlo.- me susurra en mi oreja, con esa voz profunda y paralizante.

"Sería una grandísima mentira decir que no estoy excitada".

Me temo que, si esto sigue pasando, perderé los pocos estribos morales que me quedan.

Este erizo me hará explotar, de todas las formas imaginables.

Y... Hablando de explosiones.

Se escucha un pequeño sonido venir de abajo, del primer piso. Se sintió como una pequeña explosión.

Mi cerebro hace como que no escuchó nada.

Nuevamente, escucho cristales partirse y un grito ahogado.

"Oh no... No quiero saber que es, haré de cuentas que no escucho nada."

El erizo que me aprisiona contra su cuerpo debe estar escuchando todo ese alboroto, pero ni se inmuta.

Me descubro a mi misma deseando desde lo más interno de mi ser que también haga caso omiso a lo que sea que esté pasando ahora.

Finalmente, se escuchan un par de ollas caer estruendosamente.

-Tus amigos son molestos, incluso en las mañanas.- comenta entre dientes el azabache.

-Solo ignóralo.- mascullo también.

-¿Shadow, estás ahí?- pregunta de repente Rouge desde el otro lado de la puerta.

Mi corazón debió pegar un brinco.

Espero la puerta esté cerrada.

Aghhhh detesto esto. ¿POR QUÉ SIEMPRE ALGO O ALGUIEN NOS INTERRUMPE?!"

Justo ahora estoy irritada. Maldita sea.

-Shadow. Abre, sé que estás ahí. ¿Has visto a Amy? La necesito.- comenta con más insistencia.

-Los voy a matar.- mascullo casi en un susurro, apretando mi mano hasta hacerla puño.

-Sería todo un placer ayudarte con eso.- susurra irritado el azabache.

De mala gana, me desprendió de sus brazos y me levanto de la cama.

Justo cuando me dirijo al baño, la puerta principal se abre de golpe. Me giro de sobresalto por la repentina acción de Rouge.

-¿Te molestaría atender, ¡Oh gran señor última forma de vida perfecta!?- alega molesta Rouge.

Yo, siento mi respiración congelada, de hecho, estoy quieta cómo estatua.

Rouge abrió la puerta y yo he quedado justo detrás de la apertura de ésta. Si no entra más en la habitación, no me verá. Paralizada allí, detrás de la inesperada escena que se desarrolla.

-Lárgate.- le responde Shadow molesto.

-La casa abajo se cae en pedazos y a ti te importa nada.-

-Lo que hagan no me interesa.- responde cortante.

-¿Al menos podrías decirme dónde está Amy? No está en su habitación. De hecho, parece que ni siquiera pasó la noche ahí.- le pregunta entre la intriga y la molestia.

Mi alma debió abandonar mi cuerpo.

El azabache se sienta en el borde de la cama, con cara de querer arrancarle las alas a Rouge.

-¿Te parece que soy su niñero? Lárgate.- su voz está cargada de ira.

-Tu definitivamente no cambias.- responde la vampiresa suspirando.

-Uno. Dos...- empieza a contar Shadow.

-¡Está bien, te dejo en paz. Amargado!- sentencia la fémina que estampa tras de sí la puerta.

Dejo escapar un suspiro mientras me reclino en un mueble de madera que hay cerca.

-¡Amy Rose, aparece. Lo que está haciendo Sonic es tu culpa!- alega escandalizada Rouge.

¿Sonic?

No sé que tenga que ver él en esto, pero algo es seguro. Tendré que bajar.

Espero un par de minutos antes de asomarme por la puerta de la habitación de Shadow.

Salgo y entro en la mía, cerrando la puerta con la mayor discreción que puedo. Me retiro el buzo rosa que llevaba puesto y busco de mala gana una pijama de dos piezas, luego, voy al baño. Me lavo la cara y cepillo mis dientes, me pongo una bata algo corta y salgo de la habitación azotando la puerta.

Bajo las escaleras casi que de dos en dos. Al llegar a la primera planta, veo a Shadow ya allí, reclinado contra un muro. Tiene en su cara ¿una sonrisa?

-¡Hasta que al fin te dignas en aparecer!- me recrimina Rouge -¡¿En dónde carajos estabas metida?! Te estuve busc...-

-Cállate.- le tajo molesta su sermón.

Comprendo que mi enojo debe ser muy notable, porque todos los demás se hacen a un lado, dejándome pasar hasta la entrada de la cocina.

Al llegar ahí, observo la catástrofe.

Un erizo azul está dentro del mar de desastre que hay en la cocina, lleno de harina y algo más que no consigo diferenciar. La cocina está sucia, hay algunos trozos de vidrio en el suelo y un plato de la vajilla hecho pedazos. ¡¿Esa olla está acaso en llamas?!

Justo en eso, se activa la alarma de incendios y, por ende, los aspersores de la cocina, provocando que el agua empiece a caer en todo el lugar.

Sonic me mira aterrorizado y con una sonrisa débil.

-Quería hacerte el desayuno... ¿Surprise?- comenta elevando los hombros.

-Lo voy a matar.- comento -¡Te voy a matar!- exclamo iracunda.

-Te dije que era tu culpa.- masculla Rouge.

-¡Cierra la boca o te arranco las alas!- le amenazo acusándola con un dedo.

-Amy, querida...- comenta Vainilla intentando mantener la calma.

-¡¿Dónde está mi arma? Voy a dejar a ese erizo como un colador!- sentencio alejándome de la cocina.

Shadow, que está reclinado contra un muro, me señala con su innegable sonrisa y su pulgar un amplio escaparate de madera lleno de armas.

-No. Solo con mi martillo bastará.- invoco a Piko Piko Hammer.

-¿Amy... No seas extremista?- comenta el equidna en voz baja, al cual fulmino con la mirada.

-Amy, por favor cálmate.- Vainilla está molesta, pero maneja mejor su emoción que yo.

"No es solo por la cocina... La interrumpción que ocasionó arriba, mientras estaba tan cómoda, no le voy a perdonar eso."

-¿Qué le hiciste a la cocina?- pregunto.

Sonic traga saliva.

-Es un poco de desorden. Yo sólo quería cocinar algo rico para ti hoy.-

-Pues qué sorpresa me has dado.- sentencio.

-¿No prefieres bajar el martillo?- comenta con notable incomodidad.

-Alguien quitelo de mi vista, o lo hago puré de erizo.-

-Amy, no te preocupes. Arreglaremos esto, no es tan grave.- comenta Cream entrando a la escena.

-¿No es tan grave?- miro incrédula a la coneja. Sé que dice eso solo para intentar calmarme -¡Destruyó la cocina. Y una muy fina!-

-Ayudaré a limpiar.- comenta el azulado.

-Por favor, retírate.- sentencio en el climax del cólera.

-Pero...-

-Largo. Quiero que salgas de la cocina, ahora. ¡Está terminantemente prohibido para ti entrar a la cocina de nuevo!- exclamo.

-Por favor, no te enojes, yo solo...- se intenta excusar.

-No estoy enojada.- respondo tajante. Hago desaparecer a Piko Piko -Sabes... Creo que necesitas ir a correr, hace mucho que no vas a correr. Deberías ir a hacerlo. Justo ahora, ve, lejos de aquí.- digo con ironía y una falsa sonrisa en el rostro.

Veo de reojo al erizo dar un respingo.

-Cierto... tal vez me faltó inspiración. Iré ahora mismo a dar un par de vueltas.-

-Tómate tu tiempo ¡Y no vuelvas nunca!- le grito.

Me hago a un lado, para dejar salir al despavorido erizo como una ráfaga de viento.

-Asi que... Te iba a hacer el desayuno. Últimamente está muy atento contigo, ¿No te parece?- comenta con burla Rouge.

Ella definitivamente es a la segunda que dejaré como puré.

-Knuckles.- comento mirando fijamente a mi hermano.

-Cariño, ya cállate.- le dice el guardián rojo, que prácticamente la arrastra lejos del lugar.

-¿Alguien más desea comentar algo estúpido?- pregunto irritada.

El silencio y la mirada sumisa de los demás me hace asumir que no.

-Maravilloso. Simplemente, maravilloso.- exclamo con sarcasmo.

******************

Después, de lo que parecieron horas de solo limpieza, la cocina brilla.

O bueno... Todo excepto el puesto de la estufa dónde sé incendio la olla.

Creo que Sonic intentó hacer un omelette, pero, no quiero ni pensar la serie de sucesos que debieron darse para que todo esto terminara así.

-En definitiva, está dispuesto a demostrarte que es digno de ti.- comenta Blaze, la cual está acomodando la estantería de condimentos.

-Ni que lo digas, Sonic en serio quiere conquistarte. Jamás creí vivir para verlo.- comenta Rouge con burla.

Las dos féminas se lanzan sonrisas cómplices, sin embargo, mi largo suspiro las hace borrarla casi en el acto.

A estas alturas, y sobretodo para nuestros amigos, no es un secreto el raro comportamiento de Sonic. Por varios días me limité a pensar que solo era cortesía y sobreprotección... A pesar qué en el fondo podía ver su real intención. Y, ahora ha dejado en claro que lo quiere intentar.

No puedo con todo esto.

-Tienes que decirle que no estás interesada.- comenta de repente Vainilla.

-¿En serio no lo estás? ¿Ni un poco?- pregunta Blaze.

Les observo fijamente y niego con la cabeza.

-Le tengo un cariño profundo, después de todo, lo conozco de toda la vida, pero...- me detengo. Me doy el espacio para buscar a fondo dentro de mi -Pero, no hay nada. Ya no está. Por más que busco y busco ese sentimiento de amor a Sonic... Ya no existe, al menos no como una pareja.-

-Entonces dícelo, no le hagas pensar que tiene una oportunidad.- agrega Cream para mí sorpresa.

-¡Lo hice. Le dije que no estaba interesada, y aún así insistió!- exclamo frustrada.

-Entonces tienes que ser más insistente, así no quiera escucharte.- dice la mamá coneja.

-En su momento, él no fue preciso contigo. Te debes a ti misma dejarle todo en claro.- comenta Blaze

-Si no quieres a Sonic de esa forma, está bien, no tienes que sentirte mal por ello. Ese tren partió hace mucho, y ha sido lo mejor para ti.- añade Rouge.

Entonces, para mí desestabilización total, aparece Shadow en la entrada de la cocina. Mi corazón da brincos dolorosos y acelerados dentro de mi pecho.

-Lo sé... Y lo haré.- comento decidida, como si una nueva determinación me embriagase.

-Señor Shadow. Dejamos las cocina casi intacta, como usted nos la entregó.- comenta una cantarína Cream, disipando el ambiente tenso que se había generado.

Shadow se aproxima a ella y agita con delicadeza los cabellos de la cabeza de Cream. Un mimo sutil y clásico.

-No tienes que preocuparte por pequeñeces, Cream. Ésta es tu casa ahora.- le responde con calma.

Ahora, el azabache me observa fijamente, para posteriormente fruncir el entrecejo.

-Tanto escándalo para nada.- masculla.

El comentario me toma desprevenida, cosa que consigue enojarme.

-¡Pues disculpa por querer dejarte la cocina tal y como estaba antes!- alego desviando el rostro sonrojado hacia otro lado.

-Eres una real molestia.- replica.

-Y tu, eres un real desagradecido.- respondo.

-Shadow, no la hagas enojar más. Suficiente con todo el berrinche que armó.- le reprocha Rouge. La miro con molestia.

-Hoy, definitivamente es de esos días en los que no te soporto.- le respondo a la vampiresa, la cual se limita a sonreír con malicia.

Shadow me observa exasperado.

Para mí sorpresa, busca varios implementos y empieza a cocinar.

Shadow The Hedgehog.

La última forma de vida perfecta.

Cocinando.

-Los erizos macho tienen prohibida la entrada a la cocina.- mascullo. Sé que me está escuchando.

Ágilmente, Rouge se aproxima a mi costado derecho y me calla con su enguantada mano.

-Shadow cocinando es un lujo que solo se genera en contados momentos de la vida. Cállate y aprecialo.- me susurra en la oreja -Es un cocinero innato.- argumenta.

La molestia se transforma en intriga.

El erizo ignoró olímpicamente mi comentario malicioso. En cambio, se concentro en picar finamente un cebollín. El dominio que tiene con las armas se ve reflejado en la precisa manipulación del cuchillo. Como un profesional chef culinario.

-Cuando trabajamos para el horrible bigotón de Eggman, a veces nos exigía cocinarle, ya que la comida hecha por robots no es algo tan apetecible. Aunque, era Shadow quien cocinaba, yo ni de chiste.- agrega Rouge.

Recuerdo entonces que, María en su diario comentaba en varios versos como Shadow la acompañaba en la cocina a preparar cosas. Prácticamente él debió aprender de ella.

En lo que prácticamente fueron unos minutos, el azabache termina su labor.

Ante nosotras, aparecen 6 omelette, con una presentación deslumbrante. Casi ni esfuerzo le tomó. De hecho, creo que no ví la totalidad de ingredientes que utilizó.

-¿A qué se debe toda tu rara amabilidad?- comento con burla aproximándome a los platos.

Shadow, toma un tener, corta un trozo de un omelette, y prácticamente, me embute el pedazo en la boca.

Mis púas se tensan por el abusivo y tosco acto, cosa que me hace enojar.

-¿Que diablos es lo qué...?- mi alegato queda a media marcha, ya que mis papilas gustativas están en un banquete espléndido.

Me limito a masticar. Y, decir que está delicioso es hacerle poca justicia.

-Cuando no comes eres peor de irritante. Deja de gritar y traga.- sentencia molesto, dejando el tenedor sobre el plato.

Me decido a ignorar su reproche, porque, ciertamente tengo hambre. Necesito comer más de esta exquisitez.

Las demás féminas se acercan intrigada a los platos.

Vainilla, tras el primer bocado de sobresalta.

-Está demasiado delicioso.- argumenta Cream, prácticamente devorando su plato.

¿Hay algo que éste erizo no sepa hacer?

*************************

Los dos días siguiente se pasan en absoluta normalidad.

Bueno, si así podemos decirle a lo "normal".

Éstos dos últimos días he pasado demasiado tiempo con Shadow, lo cual, es una cosa que me confunde, alegra y agobia.

Hemos prácticado arduamente con las cuchillas de luna. Me ayudó a preparar una tarta de calabaza. Fuimos a caminar por el sendero que rodea la casa.

Y las noches...

A veces, siento que estos encuentros furtivos son lo mejor del día.

Me gusta pensar que, durante las noches, Shadow me deja ver aquel profundo y analítico erizo.

Más allá de las tensiones de los problemas diarios. Más allá de los miedos y olvidados pasados.

Somos dos erizos que hablan temas banales, cuentan anécdotas, toman una que otra bebida y, sobretodo, se recuestan uno al lado del otro.

Mi subconsciente me reprocha justo en la moral. No está bien que haga ésto, mucho menos con alguien que no es propiamente "algo más íntimo"; Sin embargo, no soy capaz de evitarlo. Me volví fanática de sentir la calidez de su cuerpo, el aroma de su perfume me anestesia la razón y los sentidos.

Éstas dos noches, he podido apreciar el detallado cuerpo de Shadow. También, he descubierto aspectos de su personalidad y alma que me tienen hechizada. Como si estuviese bajo una especie de embrujo. Una atracción que con el paso de los días no hace sino crecer y crecer.

Hoy es la tercera noche. (Cuarta, si contamos la primera noche donde observamos las estrellas).

Hemos bebido un poco y siento el calor producido por el porcentaje de alcohol subirse a mis mejillas.

El azabache camina indeciso dentro de la habitación.

De hecho, desde antier lo he visto con esa postura de confusión y lucha interna.

Yo, sentada en la cama, le observo caminar de un lado al otro, sin saber que es lo que le inquieta.

Me levanto algo tambaleante, pero decidida.

-Sea lo que sea, afróntalo ya.- comento ya cansada por su vaivén.

Shadow me regresa una mirada cargada de confusión y expectativa. Es la mirada que ves en un niño observando un escaparate lleno de dulces.

El erizo parece haber tomado una decisión.

Se da media vuelta y se dirige a una enorme cajonera que hay en la habitación. Le veo sacar con delicadeza una pequeña caja forrada de terciopelo. El color rojo encendido del empaque consigue llamar mi atención.

Regresa al punto dónde permanezco de pie. Le regreso la mirada con intriga.

-Cierra los ojos.- comenta autoritario.

No rechisto ante el mandato y los cierro. Mis oídos escuchan como la caja se abre con suavidad.

-María, en su diario, escribió algo relacionado con preservar los recuerdos. ¿Lo recuerdas?- yo me limito a asentir -Tu me diste un presente cargado de recuerdos, algo que ahora atesoro.- el azabache se detiene, como si titubeara o le costara continuar. Finalmente prosigue -Tuve un gran debate conmigo mismo, sobre si era necesario hacer esto... Pero en verdad lo deseo. Es justo que también tengas un presente que te brinde recuerdos.-

Acto seguido, sus enguantadas manos recorren con delicadeza la zona de mi cuello. El repetido contacto me hace sobresaltar. Justo así, un peso se hace presente en la zona.

-Abre los ojos.- susurra.

Lo primero que observo, es su mirada intensificada e incandescente. Es sin duda, algo que me he obsesionado por ver.

Lo segundo que noto, está colgando sobre mi pecho. Agachó la mirada y me encuentro con una cadena dorada muy final, la cual, tiene colgando un mediano dije dorado de forma circular.

Muy simétrico, bañado en un resplandeciente color oro. Esa figura geométrica tiene en la cara una serie de trazos delicados, como curvas que se entrelazan.

No puedo omitir el sonoro sonido de asombro. El detalle me deja perpleja.

-Es un relicario. Lo encontré abandonado en las gavetas de ésta habitación.- Shadow se rasca detrás del cuello -No sabía que era exactamente, pero ya había visto uno antes. Busque en unos libros de la biblioteca, y salió allí su propósito.-

Regreso los ojos al azabache.

Siento mi cara roja, y mi corazón late desbocadamente.

-Almacena recuerdos específicos, y te permite llevarlos cerca de tu corazón. Un órgano lleno de sangre, que es solo un músculo que bombea, pero al cual se le atribuye el origen de los sentimientos.- comenta.

El azabache aproxima sus dedos y, con delicadeza, abre el relicario, revelando su interior.

Tiene dos caras: una está vacía; en la otra, se encuentra una foto de los dos.

Siento que mi corazón dió un vuelco repentino.

Es una foto de varias semanas ya. Una foto que había olvidado que había tomado.

Es una foto que tomé la primera noche que nos volvimos a ver. La tomé mientras estábamos sentados en la playa. El erizo con su facción seria observando a la cámara, mientras que yo le contemplo (porque en vez de ver al lente, observaba al erizo en la pantalla del teléfono).

-Shadow.- susurro conmovida por el acto -Sé lo mucho que debió costarte hacer esto... Lo atesoraré cada día de mi vida.-

Shadow, para mí grata sorpresa, se ruboriza muy levemente. Un tinte rosáceo casi imperceptible.

Sin meditarlo mucho, me acerco con cautela a él, para después, darle un delicado y honesto beso en la mejilla.

Tan cercano a su boca, pero aún así tan prudente.

Entonces, le abrazo como reflejo.

-Es lo más significativo que me han regalado en lo que llevo de vida. Me encanta.- susurro con mis labios rozando su cuello.

El hurano erizo me regresa el abrazo trabajosamente. Siento su corazón latir también fuera de control. Sus manos me aprisionan con fuerza contra su cuerpo.

-Es lo mejor que puedo darte, Rose.- me susurra con voz profunda al oído, lo cual me genera un cosquilleo de pies a cabeza.

-No. Lo mejor que me has dado, es haber tenido la oportunidad de conocerte.- le corrijo con la euforia escapándose en mis palabras.

Después de varios minutos de permanecer así, le llevo hasta la cama y me acurrucó en sus brazos.

Allí, en la oscura y helada noche, siento una alegría desbordante y una paz inigualable.

Me siento tranquila, segura y... querida. Apreciada y tomada en cuenta de una forma peculiar.

El calor que me brinda su existencia me llena, me da razones para persistir en medio del caos.

Nos limitamos a permanecer así. Abrazados, generándonos suaves y delicadas caricias.

Sus sentimientos son nuevos e inmaduros, como los de un niño.

Mis sentimientos son intensos y experimentados, por eso mismo les respeto y escondo.

Ésto es lo único que deseo tener ahora. A este brillante y oscuro erizo, para poder acunarme en sus brazos toda la vida... Y de ser así, aceptar internamente los sentimientos que me carcomen viva por su causa.

-¿Qué has hecho conmigo, Shadow?- susurro aspirando el aroma de su cuerpo. La miel, menta y perfume caro que lo caracteriza.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Los animados seres arreglan una pequeña mesa de picnic, colocando cosas alimenticias por un lado y menajes culinarios por el otro.

Todos animados, porque realizan un delicioso y preparado almuerzo al aire libre. El olor de la barbacoa y las brasas tienen a casi todos los comensales prácticamente chorreando la baba.

La eriza rosa, cantarrutea animadamente mientras ayuda a servir los alimentos. Todos los presentes perciben el cambio de humor eufórico que ahora brota de cada poro de su ser.

-Tu buen ánimo se contagia de solo verte.- comenta la ancestral equidna naranja, que aún permanece entre ellos, pero respeta determinantemente sus interacciones con los seres vivos del lugar.

-Es cierto, hacía mucho que no te veía así.- comenta su hermano adoptivo, el equidna rojo.

-Todas los días es un motivo para ser feliz.- responde con una enorme sonrisa la mencionada.

Y ciertamente era una actitud adorable y contagiosa.

Una muestra viva de ello era el erizo azabache. Normalmente no compartía estos tipos de momentos con los demás seres, pero hoy se sentía particularmente tranquilo.

No lo decía en voz alta, pero sentía un inmenso júbilo agitar su alma. Se sentía sereno, pleno... Feliz.

Sin ser casi perceptibles, ambos erizos, azabache y rosa, se regalaban miradas cómplices. Anhelando mutuamente un suceso que los demás desconocían.

Estaban deseosos de que la noche llegara. Ese silencioso, oscuro y desmedido espacio donde, tanto el azabache como la rosada, se daban el lujo de ser ellos mismos.

El erizo se estaba acostumbrando al suave tacto y las delicadas caricias que la eriza le brindaba. Y, poco a poco, estaba perdiendo el orgulloso recelo que guardaba a sí mismo de expresarse.

Era un regalo para ambos.

Sin embargo, aún se resistían a admitir lo que sentían.

Ambos erizos se sentían satisfechos y seguros estando juntos, pero a su vez, negaban con fuerza sus sentimientos hacia el otro.

Para el azabache, era una sensación nueva y desconocida. Extraña, que le causaba intriga y confusión. Era como si, admitir como se sentía con respecto a la eriza fuera a destruir todo lo que él creía sobre sí mismo. Le daba miedo aceptar a alguien con tanta intensidad en su vida, y que pudiera perderle, para quedar solo nuevamente.

Para la rosada, era una sensación familiar y completamente diferente. No sé parecía a nada que hubiese experimentado antes. Daba su sincero amor, y en este caso, parecía ser correspondido. Era intrigante y confuso, como si, al admitir como se sentía con respecto al erizo fuera a destruirse a sí misma, nuevamente. Le aterraba la idea de sufrir otra vez por un sentimiento que no sabía si sería correspondido. Le aterraba que tanta felicidad solo fuera una idea de su perspectiva.

Allí, entre los miedos y las expectativas, ambos seres se regalaban miradas furtivas en silencio. De hecho, en muchas ocasiones, la eriza sujetaba con estima el relicario que ahora descansaba sobre su pecho.

Se sirvió la comida, y gustosos, todos los presenten degustaban con desmedida emoción. El erizo azul, el zorro amarillo, la ardilla amarilla, el equina rojo, el erizo albino, la murciélago albina, la felina púrpura y las dos conejas. Todos comían, todos ajenos al caos de sentimientos, emociones y sensaciones que abatía a la eriza rosa y al erizo azabache.

Aunque, no todos eran completamente ajenos.

La equidna naranja los observaba a la distancia. Ciertamente no requería probar ningún bocado, pero ver el amor y deseo que irradiaban esos dos seres la hacían sentir llena. Era ahora un ente enlazado a la Master Esmerald, cosa que la hacía percibir las intenciones honestas de todos los seres.

Sabía mejor que todos, que esas dos almas, tenían una conexión que trasciende todo: el tiempo, el espacio y la adversidad. Sabía su verdad, sabía que se conocían de tiempo, y también, sabía que estaban destinados a entrelazarse.

Tras la agradable comida, se reparten las tareas para arreglar todo el desorden ocasionado. Limpiar, lavar, organizar.

El doctor ardilla se retira repentinamente, ya que recibió una alarma que venía de un equipo en específico del laboratorio.

Bajó precipitadamente las escaleras, a la espera de los lentos resultados.

Una prueba de ADN mitocondrial. Un examen ciertamente valioso para este caso. Hay menor riesgo de error en la técnica y proceso. Una prueba que inesperadamente se le presentó, al contar con todos los elementos necesarios para realizar dicho análisis en ese avanzado laboratorio.

La prueba miraba el material genético procedente de las mitocondrias, un organelo que todos los seres vivos poseen. Un organelo con una función vital. Y lo que más le interesaba, un organelo cuyo material genético es distintivo, y únicamente es pasado de la madre a los hijos.

Todos los seres vivos heredamos esa secuencia de ADN específicamente de la madre, no del padre, porque, durante la reproducción, las mitocondrias de la célula sexual del macho se pierden (ya que están en la cola de los espermatozoides, la cual pierden tras la fecundación).

Gracias a unos cabellos que la eriza había obtenido del erizo azabache, se pudo comparar ambos ADN mitocondriales (tomando las muestras de los tubos de crioconservación que preservan las células reproductivas de Nocturna).

El ADN de Shadow debe ser exactamente similar al de Nocturna, demostrando así que son familia.

Al analizar los resultados obtenidos, no se manifiesta ningún signo de sorpresa en sus facciones. Ya se sabía de antemano que tenían un parentesco.

El doctor se ajusta los lentes y suspira profundamente.

Tenía que comunicarle a la eriza.

Subió con algo de pesadez las escaleras. Sabía que esta situación terminaría marchitando el pacífico día.

Cuando llega al umbral de la puerta, observa con algo de melancolía a la sonriente eriza. No quería ser él quien le diera la noticia, pero era algo que no se podía evitar.

Ya lo habían discutido.
Ya sabían que tenían que hacer.

-Señorita Amelia. ¿Podría concederme un momento?- pregunta intentando mantener una postura neutral.

La eriza sostenía una bandeja con algunos cubiertos y ollas, elementos que disponía llevar adentro.

Amy, regresa su cabeza ante el llamado. Su enorme y resplandeciente sonrisa se va ensombreciendo poco a poco.

Percibe la postura tensa que tiene el doctor Ray. Se escuchaba serio. Así que, solo podía indicar una cosa.

Se le había acabado el tiempo.

Sus manos flaquearon, cosa que ocasionó soltara la bandeja, la cual cayó estrepitosamente al suelo, llamando la atención de todos los presentes.

La eriza atribuyó ese sonido también al de su corazón. Si tuviera un sonido en estos momentos, seguramente sonaría así.

Sintió entonces, la penetrante y profunda mirada del azabache sobre si. Esto le generó angustia y pánico, lo cual le hizo agacharse instintivamente a recoger las cosas.

-¿Amy qué pasa? ¿Todo bien?- pregunto la felina algo aturdida por el repentino estruendo.

La mencionada asiente con fuerza desmedida. Tartamudea notoriamente al responder.

-S-soy mu-muy torpe, por favor discúlpenme.-

El azabache sentía el notorio cambio.
Algo le apagó su felicidad.

Se aproxima a dónde ésta se encuentra, arrodillándose a su lado, ayudándole a recoger las cosas. La repentina presencia hace que la eriza tenga un sobresalto.

El erizo busca su mirada, pero ella la mantiene fija en el suelo.

-El doctor Ray te necesita.- le dice con cierta autoridad.

Y aún así, no se digna en verle de frente. Esquiva su mirada, lo cual es algo que sabe de mano propia que la rosada no suele hacer.

-Ve con Ray, querida. Nosotros terminamos de ordenar todo acá.- añade la vampiresa.

Pero ella está paralizada. Como si unas fuertes cadenas la sostuvieran aferrada al suelo.

Siente unas manos inesperadas tomarla de los brazos. El zorro de dos colas la levanta y sonríe.

-Ya. Ya. Luego vendremos a seguir ayudando.- comenta con tono sereno.

El amarillo zorro sentía la tensión de su amiga, ya que intuía a qué se debía la repentina solicitud del doctor ardilla.

Y no era el único.

El equidna rojo le observaba algo abatido. No podía dimensionar la profundidad del asunto, pero sabía de boca de la misma eriza lo mucho que le preocupaba esta situación.

La eriza finalmente camina hacia la puerta, seguida del zorro y el equidna.

Ni siquiera devolvió la mirada al azabache y confundido ser que la observaba alejarse.

Amy, tomo el relicario entre su mano derecha y lo estrecho con excesiva fuerza. Sentía miedo, pero no sentía la acostumbrada precipitación de lágrimas que solía acompañar a esta emoción.

Ya dentro de la casa, bajaba con miedo las escaleras que conducían al laboratorio.

Sabía de qué iba todo el asunto.

Se había acabado el tiempo.

La verdad estaba a punto de contarse.

...Continuará...

Y bueno... Les juro que tengo el corazón en la mano :(

Acá, una vez más, un largo y (espero) emocional capítulo. Espero, como siempre, que sea de su agrado. Los estaré leyendo en los comentarios ;)

Antes de seguir, los nuevos e intrigantes datos curiosos:

*Mephiles The Dark: (¡Tan tan tan!) Este es un personaje que estoy segura la gran mayoría conocemos. Este ser maligno originalmente apareció en el juego de "Sonic The Hedgehog 2006" y, también ha hecho apariciones en los Archie's cómics. No necesariamente la historia desarrollada acá se regirá obligatoriamente por los hechos del vídeo juego o los cómics. Es un ente maligno que, al ser liberado, tomó la apariencia de Shadow tras observar la sombra de este (siendo está solo una de sus transformaciones).

*Iblis: es el complemento de Mephiles, la parte corpórea. Cuando ambos se juntan, generan un monstruo de proporciones extraordinarias capaz de generar la destrucción y el caos.

Ya saben, para más profundidad de esto, pueden consultar la Sonic Wiki y la fuente Sonic Channel ;)

Sin más que añadir, gracias por venir hasta aca. Nos leemos pronto.

Atentamente y con mucha dedicación,
Mafercha09 <3

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