Recuerdos
Dedicado a:
Narra Shadow
"Ya vamos para allá. Por favor, asegúrate de que todos estén bien."
Rouge me había enviado un texto. Al parecer el alboroto en el centro de Green Hill había cesado.
Recuerdo estrellar un robot contra el suelo. En eso Silver y Knuckles se detuvieron en seco, el albino se sacudió horrorizado. Como si hubiesen sentido algo que los demás no pudimos percibir.
-Las esmeraldas...- susurré. Maldije para mis adentros, habíamos caído en la trampa. Todos se vieron con confusión y posaron sus miradas en el faker. Él apretó ligeramente los puños y me miró confiado.
-Ammes debe estar metiéndose en problemas. Por favor, necesito que vayas, Shadow.- Sonrió un poco relajado -Sé que podrás hacer mas que nosotros aquí.- Yo solo me limite en asentir y salir corriendo de regreso al taller. Cuando llegué, el lugar estaba envuelto en llamas.
-¡Joder, eso arde!- Chilla Rose apartando mi mano brúscamente e interrumpiendo mis pensamientos.
-¡Amelia Rose! No digas malas palabras en la casa.- Le reprende Vainilla mientras le desinfecta una cortada en el brazo.
-Lo siento, Vainilla, pero arde mucho.- Ella arruga la cara en ese gesto que le dicen "puchero". Presiono con algo de fuerza la gasa sobre un rasguño en el cachete -¡¡AYYY!!- chilla y yo sonrió con satisfacción -¡Lo hiciste a propósito!- Y me fulmina con sus grandes ojos esmeraldas, que están algo rojos, supongo irritados por el humo y las explosiones.
-Para qué te quejes por algo. Llorona.- Me burlo.
-No me das ni un poco de risa, erizo.- Y se cruza de brazos.
-Amy, ¡quédate quieta! A este paso, esas heridas se infectarán. Agradece que Shadow muy amablemente nos está ayudando.- Le dice Vainilla concentrada en su labor del brazo.
Rose solo refunfuña y sonrió triunfal. Ella suspira y me dedica una sonrisa, pasa ligeramente sus dedos de la mano izquierda por mi rostro. Examina uno de mis insignificante raspones, mientras yo termino de desinfectar los suyos.
-Ya te dije que no es nada, no me duele.- Le comento.
-Aun así deberías curarlos.- Me responde en voz baja.
-Se lo pediré a Vainilla después.- Y con eso deja de molestar.
-Chicos regresaré enseguida, veré como va ese chocolate. Cream ayúdame aquí.- Le pasa sus gasas a Cream.
-Descuida, el Sr. Shadow y yo podemos encargarnos de esto.- comenta la conejita despreocupada. Vainilla solo asiente y se retira. Cream toma un par de guantes y continúa con la labor de su madre -El pequeño curso de enfermería que te dio mi mamá parece haberte servido, ¿Verdad Shadow?-
-Así es, pequeña. Me ha sido más útil de lo que pensé.- su rostro se ilumina con una sonrisa.
-¿Tomaste un curso de enfermería con Vainilla? ¡¿Cuándo?!- pregunta notablemente sorprendida Rose.
-Es una larga historia.- comento.
-Tengo tiempo.- me responde la intrépida eriza.
-¡No es tan larga!- agrega divertida Cream -Hace unos tres años atrás, mi madre y yo encontramos al señor Shadow gravemente herido. A pesar de que él se rehusó a ir a un hospital, nos permitió curarle sus graves heridas y cuidarlo hasta que finalmente mejoró.-
-¿Cream, por qué nunca me lo dijiste?- Le reclama Rose.
-Porque yo se los pedí.- Ella posa su mirada en mí. Como ya he terminado de curar su cara, dejó la gasa a un lado -No quería que nadie supiera que necesite la ayuda de alguien.- desvío la mirada.
-Supongo que aceptar eso hubiera sido un golpe bajo para tu orgullo. ¿O no Shadow?- Posa su dedo índice en mi pecho blanco. Sonríe en son de burla y le respondo con una medió sonrisa.
-Acertaste, Rose.- Noto que Cream también ha terminado con el brazo de la eriza -Gracias a ellas me recupere con mayor facilidad. Les estoy eternamente agradecido.-
-Y por eso somos muy buenos amigos, ¿cierto Shadow?- Dice Cream muy emocionada, yo me limito a asentir y acariciarla en la cabeza, a lo cual ella ríe.
-Eres un mentiroso.- Rose me mira con desdén -Me dijiste que no tenias amigos, ¿y ahora resulta que eres íntimo con Vainilla y Cream?- Me reprocha sonriente.
-¿Celosa de no ser mi única amiga?- Le preguntó enarcando una ceja.
-¡Ja! ¡Ya quisieras tener tanta suerte!- Y finge enojarse mirando hacia otro lado. Cream y yo no podemos evitar reírnos. Es agradable sentir la sensación de la risa, pero solo permito que Rose y La conejita me vean con esa facción en el rostro. Son las únicas que se han ganado ese derecho.
El sonido de la puerta de la casa de Vainilla (que era la más cercana para resguardarlas) interrumpen las risas. Me encamino a la puerta, de seguro son el faker y los demás. Tan pronto como abro la puerta me llevo una sorpresa desagradable.
-Shadow.- Habla su arrogante voz.
-Zeta.- Le respondo con un creciente desprecio.
-¡¿Zeta?!- Pregunta impresionada Rose.
-¿Acaso ya se conocían?- Pregunta Rouge entrando a la casa seguida por el resto del Team Sonic.
-¡Ciertamente!- Le responde el detestable mapache con su cantarina voz -Cruzamos unas palabras en el hospital.- Knuckles le mira confuso, tal vez porque yo nunca visité a Rose en su presencia -Fue la mañana que Amelia estuvo inconsciente. Me acerqué a él para preguntarle si sabía algo sobre ella. En ese momento estaba comenzando mi turno.- Mintió él doctorcito de medio pelo. No entiendo el porque me cubría, pero tampoco pensaba agradecérselo.
-¿Qué hace aquí, Dr. Aliz?- Le preguntó Rose aún sorprendida por la aparición repentina del mapache.
-¿Qué clase de pregunta es esa chica? Lógicamente para examinarte. Rouge me contó lo sucedido y no dude ni un segundo en venir a ver como estabas.- Zeta acomoda un maletín al lado de Rose y empieza a sacar sus instrumentos médicos -Además, tengo dos cosas que decirte. La primera, que no me llames así, dime Zeta. Y la segunda, creí haberte dicho que tuvieras cuidado esta mañana.- El mapache suspira pesado y acomoda sus lentes -De haber sabido que esto sucedería, jamás te habría dejado salir de ese hospital.-
-La verdad, Zeta, las cosas pasaron sin siquiera haberlas planeado.- Interviene el equidna -Dejamos a Amy en casa, pero nos dimos cuenta tarde de que la habíamos dejamos en la boca del lobo. Además, ¡ya sabes lo inquieta que es!-
-Jajaja Eso ya todos lo sabemos, cariño. Amy jamás se queda quieta.- Comenta una burlona Rouge -Bueno ¿Y cómo la vez?-
-Pues responde bien a la luz.- Dice Zeta mientras le alumbra los ojos con una linterna -Lo que realmente me preocupa es la herida del abdomen, o una posible lesión interna.-
-La única lesión que tiene Rose son esos insignificantes rasguños.- Digo con voz cortante -Y de eso Vainilla ya se encargó. Usted aquí sobra.- Un silencio sepulcral se crea en la sala. La dueña de casa está en la entrada de la cocina, con jarra de chocolate en mano y bastante impresionada por el comentario, al igual que todos.
-¿Y eso te parece poco? Hazte un favor, Shadow, no opines sobre lo que no sabes y mantente callado.- Me reta serio el mapache.
-¿Y si mejor usted cierra la boca y así evita que le parta la cara?- Sentenció frío.
-No me provoques, chico.-
-Ni usted a mí, doctor.-
-¡Shadow, compórtate!- Se mete la vampiresa entre los dos -Zeta solo ha venido a ayudar, no tienes porque estar a la defensiva.-
-Ya oíste a la señorita, Shadow. Compórtate.- Lo fulminó con la mirada al igual que a Rouge -Ahora, necesito que me dejen a solas con Amy. Debo revisar con más detenimiento la herida.-
Una Rose muy confundida y en estado de shock por la situación dirige sus ojos al mapache, que tiene cierta sonrisa de satisfacción en el rostro. Doy un paso adelante con la intención de desfigurarle el rostro, pero la enguantada mano de Rouge me detiene disimuladamente. Posa sus intensos ojos aguamarina en mí y pregunta:
-No te molesta que me quede, ¿verdad Doc?- El mapache que está buscando algo en el maletín frunce ligeramente el ceño, pero responde al instante.
-Para nada, Rouge. De hecho, me serías de utilidad.-
Ella me mira con una sonrisa en el rostro. Todos empiezan a salir al patio por la cocina y Rouge se acerca y me susurra:
-No dejaré que le toque algo que no debe, confía en mi Shady.- Me guiña un ojo.
-¡Hmp! Como si eso me importara.- Respondo molesto y salgo con los demás.
Todos toman chocolate en una mesa estilo picnic que está en el lugar. Vainilla me pasa una taza y entra nuevamente a la cocina. Cuando me paro al lado de la mesa, todos me miran confundidos y eso me irrita.
-¿Qué ha sido todo eso, Shadow?- Me pregunta Knuckles -No entiendo porque haz tratado a Zeta así, él solo hace su trabajo.-
-No confío en ese mapache. Tengo la sensación de conocerlo de otro lado.- Respondo serio y le doy un sorbo a mi chocolate. No puedo evitar pensar que si lo conozco, esa fastidiosa voz, me resulta realmente muy familiar.
-Yo creo que es paranoia tuya.- me responde Blaze -Lo conocemos de hace años, dudo que se halla cruzado antes contigo.-
-Bueno, por ahora eso es un tema irrelevante.- agrega el zorro -Debemos centrarnos en Eggman, como les dije hace unos días, tengo dos posible lugares en donde puede estar.-
-¿Te refieres a Station Square y Sand Blast City*?-
-¡¿Y tú como lo sabes, Shadow?! No recuerdo habérselos dicho, ya que fuimos interrumpidos.- Dijo Tails un poco asombrado.
-No creas que dependo solo de la información que me brindas, también busco mis propias fuentes.- Respondo seco.
-Bueno... debí suponerlo.- Comenta -Ahora el verdadero problema es ¿cómo vamos a seguirle el rastro? No podemos estar en dos lugares al mismo tiempo.-
-¡Tres lugares, Tails. No puedo dejar a la Esmeralda Maestra sola!- Alega el equidna rojo.
-Tienes razón, Knuckles. Además, tenemos que buscar las esmeraldas también. ¡Vaya lío!-
-Bueno,no es tan difícil. Tendremos que separarnos.- Comenta Silver.
-No es mala idea.- añado también a la conversación. Ciertamente trabajar solo se me da mejor que estando rodeado de tontos.
-Si es así, serán tres equipos.- Dice el faker -Primero, los que se quedarán a cuidar de la esmeralda maestra, aparte de Knux necesitamos a alguien más.-
-Yo puedo quedarme, además de seguro los Chaotix nos ayudarían.- Se ofrece la gata.
-Bien. Lo que respecta a los demás, nos dividiremos en los otros dos grupos.- Dice el zorrito.
-Bueno, debe haber alguien capaz de usar el rastreador y ubicar las esmeraldas en cada grupo, además de poder dar con posibles ubicaciones de Eggman en dichas ciudades.- Dice Silver.
-Rouge y yo nos repartiremos, ella en un equipo y yo en el otro.- Dice Tails -Además de mi, Amy y ella son las únicas que saben utilizar el rastreador de las esmeraldas.-
-Bien, teniendo eso claro, Silver, tu irás con Rouge y Shadow. Tails, yo iré contigo.- Ordena el faker.
-No lo creo, Blue. Yo iré solo.- Le interrumpo cortante. Me doy la vuelta dándoles la espalda.
-No lo creo, Shadow. Desde un principio acordamos que nos uniríamos exclusivamente para esto.- Siento como se levanta de la mesa -Se que no te gusta esto de trabajar en equipo, pero tendrás que aceptarlo, de lo contrario no podrás dar con Eggman. No todo lo puedes hacer solo.-
-Por supuesto que puedo hacerlo solo, es más, terminaré más rápido que con todos ustedes estorbándome de por medio y...- Me callo. La imagen de Rose aparece danzarina en mi mente, su reluciente cabello brillaba bajo la tenue luz de la luna esa noche en la playa, y aunque lo mejor sea que me vaya por mi lado... soy un erizo de principios y cumplo mis promesas.
(Fragmento de cáp.7 "La noche de las promesas")
"-Entonces, ¿Quieres ser la amiga de un apático, asocial, inexperto en lo que respecta a ser sociable y sin contar violento y sexy erizo? De ser así... puedo prometer lo de las risas. Solo si logras sacármelas.-
-Estoy dispuesta a correr ese riesgo y te aseguro que conmigo te reirás de todo, aunque ¿Sexy? ¡Ja! Eso quisieras, ni tu te lo crees.-"
Se lo prometí a esa fastidiosa bola rosa... debo quedarme.
-Aghh...- suspiro irritado -lo haré.-
-¡¿Lo dices enserio?!- dice el faker sorpendido -Bueno, eso nos será de mucha ayuda.-
-¿Y qué hay de Amy?- Dice Blaze.
-¡Ella se quedará!- Respondemos cuatro voces a unisono. (Knuckles, Sonic, Tails y Shadow)
-Si, pues suerte con eso. Conociendo a esa terca eriza, estoy segura de que pondrá problema a esa decisión.- La vampiresa sale por la puerta corrediza de la cocina. Abro mis ojos y los poso en los suyos. Cuando pasa por mi lado me susurra: -Descuida, Vainilla la está cuidando.-
-Hmp.- Le respondo ignorándola.
-Buen punto, Rouge. Aunque no tiene derecho a resistirse, es por su propio bien.- Dice el faker bastante tranquilo.
Narra Amy
-¡De ninguna manera pienso quedarme!-
-Ammes, eso no es discutible. Es por tu propio bien.- Dice Sonikku en un tono tan comprensivo que... ¡me exaspera!
-Sonic tiene razón, además, como tu doctor te prohíbo que te pongas en más riesgo.- Comenta Zeta serio -Tienes suerte de que esa herida no se haya abierto. Lo mejor es que te quedes en cama unos días y...- le interrumpo.
-¡No lo haré, ya no soy la estúpida damisela en apuros que tienen que cuidar. Ustedes no me dicen que hacer!- Exploto.
-Amy...- Dice Knuckles bastante relajado.
-No seas terca, sabes que es lo mejor cariño.- Me dice Rouge acercándose en un intento de tranquilizarme.
-Aceptalo, Rose. Si te quedas no nos serás un estorbo como siempre sueles serlo.- Dice el azabache indiferente.
-¡Shadow, no te pases!- le reprende Rouge y posa su mano en mi hombro, pero me aparto bruscamente y salgo por la puerta principal de la casa de Vainilla.
¡¿Un estorbo?! ¡Que indignante, como odio que este huraño erizo me viva subestimando! Camino furiosa hasta parar al frente de una enorme palmera que hay frente la casa. Cierro los ojos frustrada, ya que las lagrimas amenazan con salir y aprieto con irritación mis puños. Todos me subestiman, nadie tiene la suficiente fé en mi, creen que soy indefensa, creen que soy débil... pero se equivocan, la Amy inútil y sumisa se ha ido, y por nada la dejaré regresar.
-¡No soy una estúpida damisela de mierda!- Grito hecha un demonio y estampo mi martillo contra la gruesa palmera. El golpe es de tal magnitud, que siento la tierra temblar. Doy otros dos golpes potentes, pero secos a la alta planta. Escucho el lento crujido del tronco partiéndose y observó con la furia a flor de piel, como la imponente palmera se desploma en el suelo hecha añicos.
-¡Amelia, ¿qué rayos te sucede?- me reprocha Zeta -Tu no sueles ser así, apuesto que tiene que ver con ese Shadow, es una mala influencia para ti. No parece ser nada bueno, tiene cara de asesino serial, tal vez debas alejarte de él.-
Inexplicablemente, ese comentario colma mi paciencia.
-Ya debería irse, Dr. Alíz.- Susurro con los puños cerrados y la cara agachada.
Desde que llegó Zeta a la casa de Vainilla, Shadow cambió drásticamente de actitud. No entiendo porque no se llevan bien, es más, parecen odiarse a muerte. Aún así, Shadow es mi amigo y Zeta no tiene ningún derecho en hablar de él de esa manera. Nosé por qué, pero siento la necesidad enorme de defender al azabache. ¡A la mierda lo que piensen, no pueden juzgar a alguien sin conocerlo!
-¿Qué dijiste?-
-¡Lárgate. Ahora!- elevó la voz enojada.
-¡Esto es ridículo, no pienso irme a ningún lado!- sentencia Zeta.
-¡Oh claro que te irás, en primer lugar no te pedí que vinieras!-
-¡Soy tu doctor, mi deber es velar por tu salud, linda!- dice más calmado y toma mi mano.
-¡No soy tu "linda"!- alego y me safo bruscamente de su agarre -¡Y que seas mi doctor, no te da el derecho de juzgar a mis amigos y decirme con quien debo estar y con quién no!- le encaro y lo fulminó con la mirada -¡Lárgate de una buena vez, o personalmente te saco a golpes!-
-...- el mapache me mira sorprendido y con cierta indignación en el rostro - De acuerdo, me iré. Aunque solo espero que te calmes un poco, ese mal humor lo te hace ningún bien.- y me sonríe, como siempre suele hacerlo. ¿acaso no está ofendido? Y sin mas que rechistarme, Zeta se marcha.
Le observo irse hasta que lo pierdo de vista, suspiro pesadamente y me aprieto el ceño. ¡Qué día más horrible!
-¿Te sientes mejor, berrinchuda?- escucho su gruesa y ronca voz con cierto tono divertido a mi costado izquierdo.
-Iré con ustedes en busca de Eggman, les guste o no.- sentenció tranquila, ya me duele la garganta de tanto gritar.
-Como quieras, eso no me interesa.- Comenta Shadow indiferente.
-¿Qué no te estabas oponiéndo a que fuera? Me insultaste y todo.- Le aclaro resentida.
-Nunca dije que no pudieras ir, solo te provoque.- sus palabras me hacen dirigir mis ojos a los suyos, dos Iris ardientes de color rubí que me desconciertan -Tenía que saber si seguías dejando que los demás decidieran por ti.- finaliza. Me dedica una media sonrisa y se aleja para ir a la casa. Toda me ven atónitos en la puerta.
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Al final logro ubicarme en uno de los tres grupos. Después de una larga y tediosa charla sobre el manejo de la ira y las malas palabras por parte de Vainilla, y un corto arrebato de Sonic por obligarme a ir en su equipo, consigo quedar en la misión de Sand Blast City con Shadow y Rouge. Silver, Tails y Sonic irán a Station Square.
Es casi la 1 de la mañana, pero no consigo conciliar el sueño. Han pasado tantas cosas y tengo tantas dudas en mi cabeza, que dormir no es una de mis prioridades. Hace un frío abrumador y está noche esta un poco nublada. Me siento un poco mal por como traté a Zeta, pero no toleraría que hablara así del azabache. Aunque no lo conozco tanto como quisiera, sé que si Shadow nos quisiera muertos, bueno, ya nos habría matado, pero eso no ha sucedido.
Suspiro pesadamente y escondo mi cabeza entre las piernas. El dolor que siento en cada parte de mi cuerpo me taladra hasta los huesos. Llevo tanto tiempo de no estar en una batalla que verdaderamente valiera la pena, que me he oxidado un poco, eso y que nunca en mi vida había peleado con tanta intensidad. Por otro lado, ha valido la pena. Si no hubiese provocado ese Chaos Control, quien sabe que habría pasado si dejaba a Metal Sonic huir con las esmeraldas.
Los misteriosos planes de Eggman, mi serio problema por no poder controlar mis extrañas "habilidades"... el oscuro e incierto pasado de Shadow. Todas esas preocupaciones me revuelven la cabeza, pero una de ella sobresale... la misteriosa chica de la que el azabache no me habla. ¿Qué tiene que ver esa tal María con todo esto? ¿Por qué Eggman quiere que sepa sobre ella? ¿Acaso tiene algún tipo de relación conmigo? ¡¿Pero qué clase de relación podría ser?! Jamás había escuchado ese nombre...
-¡¿Por qué todo tiene que ser tan complicado y confuso?!- Reniego a la noche mientras tiro de mis púas con frustración.
-¿Por qué tienes que ser tan escandalosa?- Refunfuña el azabache detrás mio.
-Lamento si te desperté.- Le respondo con voz cansada, él solo suspira pesado y se sienta a mi lado.
-Yo no hago esa cosa tan mundana de dormir, no lo necesito, Rose.- Me responde notablemente desinteresado.
-¿Por qué? Todos necesitamos dormir, hasta tú.- Le reprocho un poco sorprendida.
-Mis genes están adaptados a estar en constante movimiento, yo no siento la necesidad de descansar como los seres inferiores... hace mucho que no necesito de eso.- me dice un poco ¿melancólico? -Además, si dices que todos los normales como ustedes lo necesitan ¿Por qué tú no estás durmiendo?-
-Elemental, mi querido Shadow, sencillamente no puedo dormir.- Le respondo con una voz graciosa a lo que el sigue igual de indiferente -Mmm como sea, ¿qué haces aquí?-
-Me aburre estar encerrado en cuatro paredes, necesitaba un poco de aire.- Siento que empieza a mirarme fijamente y me encuentro con sus brillantes ojos.
-¿Qué?- le pregunto.
-No es nada, solo pensaba en que fue fantástico como echaste a ese detestable zorro de aquí.- dice sin preocuparse en reprimir la sonrisa que se formaba en sus labios.
-Veo que te ha entretenido que hiciera eso.- Respondo. Sus profundos orbes rubíes bailan divertidos bajo la luz de la noche -Realmente le odias, ¿Por qué?- pregunto algo risueña.
-Simple, detesto a los aduladores egocéntricos de doble cara. Ese zorro no es más que un hipócrita además, tengo un mal presentimiento sobre él.- Responde un poco serio, pero sin borrar del todo la sonrisa.
-Eso explica porque Sonic no te agrada.-
-¡Touche!- No puedo evitar reprimir una pequeña risa, sigo sin entender porque este erizo serio e insensible me hace reír -Ha sido un día largo para ti, bola rosa.-
-Bastante largo.- suspiro cansada. Entonces me percato en Shadow, es como si le faltara algo. Tomo sus cachetes y los examino con mis dedos. Al principio lo siento ponerse tenso y removerse un poco incómodo, pero casi al instante se relaja. Pasan dos minutos mientras paseo mis dedos por su rostro y frunce el ceño.
-¿Qué haces?-
-Tus rasguños...- susurro. Entonces lo comprendo todo, ¡sus rasguños ya no están! -¡¿Pero cómo es eso posible?!- Su cara se relaja y me sonríe de medio lado.
-Soy la última forma de vida perfecta, mi proceso de cicatrización es el triple de rápido y eficaz que de cualquier otro ser.- Me quedo muda, sabía que él solía presumir con eso de ser "superior", pero ahora empiezo a tomarlo un poco más enserio -No deberías sorprenderte, el algo normal para mi.-
-¡Si, pero para mi no!- Le alego sin salir de mi asombro, y, para empeorarlo, Shadow toma mi cara entre sus manos y junta nuestras frentes. Su respiración es pausada, sus ojos son destellantes, sus labios son tan provocativos. ¡AHHHH, pero que estoy diciendo! Siento un enorme calor que me sube a las mejillas.
-De seguro tu amigo el doctor me odia.- Dice el erizo interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Cómo lo sabes?-
-El me vio anoche, antes de salir de la habitación del hospital.- Me quedo muda. Si Zeta nos vio juntos, ¿por qué no me lo dijo? -¿Recuerdas cuando le dijo a tu hermano que nos habíamos cruzado?- Asiento con la cabeza -Bueno, en realidad mintió, como si hubiera querido encubrir el hecho de que estuviera en tu habitación sin autorización y tan altas horas de la noche.- Separo mi frente de la suya.
-Bueno... a lo mejor lo hizo para que los demás no lo malinterpretaran.- Digo un poco nerviosa. Ciertamente nuestro informarles encuentros nocturnos son motivo para malpensarlo. -Además, Zeta es agradable una vez que lleguas a conocerlo mejor.-
-No sucederá, nunca.- Dice en tono autoritario. Yo río por lo bajo ante su comportamiento, es como si estuviera celoso, ¡Puff, que ridículo!... momento... Neeee, eso es imposible. La risa no me dura mucho, ahora que estamos solos, sin posibles interrupciones , puedo aclarar algunas cosas.
-Shadow... ¿querías hablarme de María?- El huraño erizo se pone tenso.
-Otra vez con eso...- Refunfuña -¿Por qué te interesa tanto?
-Pues... no puedo dejar de pensar el por que Eggman me ha dicho su nombre, debe haber una razón.- Le comento mientras le miro. Contempla la opaca noche y parece un poco irritado.
-Claro que hay una razón. Solo lo hace para fastidiare.-
-¿Por qué?-
-Eso no te importa.- Me fulmina con la mirada.
-¡Oh, Vamos! Somos amigos!-
-¡Deja de fastidiar, Rose. Ya te dije que no es asunto tuyo!- Me responde iracundo
-Sé que no es asunto mío, pero si se trata de algo triste o penoso tal vez yo pueda ayudar.- Insisto.
-¡¿Ayudar?! ¡¡Dudo que una eriza estúpida como tú pueda entender lo qué se siente estar miserablemente solo y no tener ni un solo recuerdo de lo que tienes de vida! ¡Dudo que sepas lo que se siente no tener una familia y que el único ser que te importaba te lo arrebataran sanguinariamente de las manos y contemplaras impotente como se desvanecía de este mundo! ¡Tu no sabes nada de lo injusta que puede ser la vida!!- Me grita hecho una furia.
Sus palabras se clavan como cuchillos en mi cuerpo. El dolor de mi devastado ser se incrementa y me provoca unos terribles escalofríos. Agacho la cabeza y contemplo a la luna ocultarse tras una nube, al igual que mi dolor se oculta detrás de una sonrisa. Me siento mal por mi, pero peor por Shadow. ¡Si supieras cuanto te comprendo erizo!
-Tu no sabes mi historia y yo no sé la tuya, pero...- Se me quiebra la voz. Suspiro melancólica y un incontable número de lagrimas inundan mis mejillas. Sus intensos ojos aún me observan llenos de dolor y enojo -... sabes Shadow...- digo mientras me levanto -... tal vez nuestros pasados no son tan distintos, pero es triste saber que tu no has podido superar el tuyo, aunque no te culpo, a mi aún me cuesta mucho trabajo. Me disculpo, no volveré a molestarte.- Le dedico una sonrisa y bajo de un parpadeo del techo.
Una vez que estoy en la habitación que comparto con Cream, me recuesto en la blanca puerta. La no tan pequeña conejita de 16 años duerme plácidamente. Aún recuerdo cuando era una chiquilla, es asombroso como todavía conserva la inocencia y dulzura consigo. Camino hasta mi cama y me coloco la pijama, una sencilla bata roja que me llega más abajo de las rodillas. Deshago las sábanas y me enrollo como un taco en ellas. No paso ni seis segundos en esa posición y rompo a llorar en silencio. Me duele tanto recordar el hecho de que jamás conocí a mis padres, también me enfada ser tan desagradecida con las cosas buenas que me ha dado la vida. Knuckles me brindó su cariño y ayuda cuando estaba sola, le quiero tanto y en momentos como estos estoy pensando en la madre y el padre que no tuve o que probablemente si tuve, solo que se esfumaron, al igual que mis recuerdos, al igual que mis primeros seis años de vida.
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