Por amor una amiga...

En su intimidad, en medio de un bosque, cerca de un río a la oscuridad de la noche dos seres, un ángel y un demonio hacían el amor, para mostrar el afecto que tenían uno por el otro. Lo que no se imaginaron, es que cierta amiga con alas, los observo, y después de verlos hacer tal acto ella...

Sentí un profundo asco, una rabia y una profunda tristeza ante la traición.

Un acto tan sucio, tan desagradable por la cual Adán y Eva fueron expulsados ante tal pecado, porque un ser tan puro tan buena como ella, ¿puede hacer tal cosa?

Claramente no los vería hacerlo hasta el final, cuando los vi desnudandose, decidí correr a vomitar al río, pero lo suficientemente lejos de ellos.

Ella jamás haría algo como esto, ¿no lo creo?

Ella es más devota que cualquiera de esos estúpidos ángeles aburridos de allá arriba.

Antes de ella...

Lo recuerdo vividamente, yo siempre seguía las reglas, era buena de ocultar mis defectos, porque en el minuto uno de darme cuenta de lo significa ser un ángel, me menosprecie en un principio, sin embargo que podía ser más y más poderosa, y más perfecta, además de divinas para subir peldaños, me hizo elevar mi ego, yo como un ser perfecto cerca del todo poderoso, el creador, uno de sus fieles perfectos. Quería todo eso, que me dí a la tarea de ser más que la indicada de ser un ángel perfecto, más y más, atención, recibir cumplidos era agradable. Y de tan sólo imaginarme que incluso dejar una huella en reino de los hombre, era fabuloso, que mi mente no dejaba de volar.

Sin embargo, era tan aburrido, gris mi mundo, estar sola era algo, lo admito, triste. Entonces una hermosa pelirroja algo torpe, llegó a mi vida y vida estaba repleta de color y de aromas distintos y agradables, como estar en un campo lleno de flores hermosas y de todo tipo, con un hermoso cielo azul y sin ninguna nube que perturbe este hermoso panorama.

Eras un sol para mí, tan linda, que la verdad era la primera vez que me sentía tan feliz de llamar alguien mi amiga, no mi mejor amiga. Te volviste mi compañera de agradables charlas y gratos paseos.

— ¿Puedo decirte algo?

— ¿Mmm? ¿Qué sucede? — pregunte mientras veíamos el cielo, recostadas en un campo lleno de margaritas.

— Eres mi mejor amiga, en las buenas y las malas juro estar contigo, ser honesta hoy y siempre — miró al cielo con mucha esperanza, esa mirada tan decidida. Una escena tan encantadora que no me resistí en abrazarla —. Júrame que siempre serás honesta conmigo, y ante cualquier adversidad te juro que jamás lo pasarás tú sola, mientras yo esté contigo.

— Lo juro, también tú júrame lo mismo, y que cualquier cosa grave por la que pases estaré tu contarás conmigo y mis puños.

Ambas reímos como un par de niñas, me hace mal pensar que alguien terminará con estás bella amistad. Sin embargo esa promesa me hacía sentir segura, de que nadie podría cortar este lazo tan fuerte entre tu y yo...

¿Por qué me mentiste?

{•••}

A la mañana siguiente, te veías radiante feliz, más linda de lo usual, me desagradaba pensar que la causa de tal imagen era por aquel demonio. Te sentaste frente de mi, y actuaste cómo si nada ante mi, como si ayer no hubieras hecho nada malo.

Tenía mucha pena como para preguntar, aún así me atreví a preguntar:

— Amm, ¿algo interesante que te haya ocurrido hace poco? — te quedaste pensativa y negaste con la cabeza.

— No, no lo creo.

Me sentía incomoda, ¿por qué estabas tan tranquila, mientras yo me moría de vergüenza como si hubiera consumido yo el acto?

— Oye — le hablé en un hilo de voz, pero si me escucho —. ¿Si te ocurriera algo bueno o malo, me lo dirías, no?

— Claro somos amigas, tengo que ir a ver a mi protegido — se despidió con la mano mientras decía: —. ¡Nos vemos!

Mentirosa, eres una mentirosa.

¿Por qué? Se supone que nos diríamos todo, esto es importante, pero decides no contarme nada. Eres mala, ¡mala! ¡Te odio!

No, no es verdad...

No te puedo odiar eres mi todo, mi mejor amiga, tan dulce, tan buena, sin embargo esa actitud tan rebelde, siento que es porque aquel demonio, te tiene entre tus garras mi querida niña. Tan ingenua que eres, tan manipulable, él con su veneno te está dominando.

Me tendré que deshacer de él, para que no me aparten de ti ni él, ni la sentencia divina de aquel que llamamos Dios.

{•••}

Tomé una decisión, tú final mi querida sería realmente horrible,  algo que jamás podría soportar, te lastimarían, te torturaran y luego te harían nada, un destino que la muerte misma, por cuando un ángel parte de este mundo no muere, porque nosotros no tenemos almas. Jamás permitiré que te toquen ni un pelo.

Los seguí a ti y a tu pareja desde hace un tiempo, y cuando tuve la oportunidad y la determinación de hacerlo, me acerque a él para atacar.

Aún me temblaba el pulso, así antes de atacar, mi razón me dijo que primero tenía que intentar dialogar.

Creo que de verdad no soy capaz de hacer todo por tí.

— Hola.

Él se giro a verme, que asco estar en presencia en un ser tan bajo como este demonio.

— ¿Tengo el placer de conocerla?

— Eso no me interesa, la verdad no quiero, ni estoy dispuesta en ser cortéz ante tí.

—  Entonces — me mirá a manera de burla —. Que haces aquí, ¿Quién te envío? — se acercó a mi de manera muy amenazante.

Pase saliva en seco y aclare mi garganta.

— L-los he estado observando, a tí y a tu pareja — se tensó ante lo que dije, abrió ambos ojos llenos de sorpresa —. Resulta que ella es mi mejor amiga — permaneció mudo y mira para el piso.

— Creí que tendríamos más tiempo... — se rascó la nuca y soltó un suspiro pesado.

Se dió media vuelta y miró al cielo. Está gran torre hace ver como si de verdad nos encontramos cerca del cielo, qué estúpidos y primitivos son los humanos. Para sería tan fácil como volar.

No debo desviarme del problema, debo de dejar de pensar en las inferioridades de otros.

— La verdad es que yo vine a evitar ese destino, para ambos — pero por sobretodo para salvarla a ella —. Ambos sabemos que hay una manera de hacer que ella no salga herida siquiera. Aléjate para siempre de este lugar, desaparece, huye lejos hasta que ella olvide tú nombre, así estará a salvó. Si en verdad la amas.

— La verdad es que el que tú nos descubrieras, sólo me hace pensar que tenemos poco tiempo — por un momento sonreí para mis adentros, (así es, lo mejor es que la dejes en paz y ¡te largues de aquí!) —. Sin embargo, ella y yo tomamos una decisión, que fuese el que fuese el destino que no llegase, estaríamos juntos y lo afrontariamos con la frente en alto.

¿De qué estás hablando idiota?

— P-pero decidir algo así, si tienen la oportunidad de seguir con vida, ¡no seas egoísta...

— ¡No lo soy! — levanto la voz y me miró con desafío —. Ambos tomamos está decisión.

Ella no, están ingenua. El veneno las está consumiendo.

— Yo vine aquí para dialogar, pero no quieres razonar.

— ¿Dialogar? ¿Con una gran espada en tu espalda?

Es mi plan b...

— No tiene nada de malo, me estoy preparando para convertirme en un arcangel — y así eliminar demonios como tú, pero ahora sí con el permiso de Dios.

— Ah es verdad, aún no tienes permiso, porque aún eres un ángel.

— Voy a ascender, seré alguien perfecta y divina, junto a ella, ese es su sueño — comienzo a temblar —. Tú no me la puedes arrebatar así...

— Lo siento, pero ella me ama y yo también lo hago.

¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE!

Lo último que recuerdo, es que mi cuerpo reaccionó solo, mientras las lágrimas brotaban de mis ojos, y mano derecha tomaba mi espada y la sacaba de mi funda.

¡CLANG! Cuando menos me di cuenta le había cortado las alas. Cuando un ángel o un demonio pierde sus alas, es como si te faltará el aire y el mundo te diera vueltas hasta caer al piso por la falta de equilibrio.

Está muy indefenso.

Antes de que cayera atravesé su pecho con la espada, sin embargo las lágrimas no cesaron, estaba asustada. Lo que estaba a punto de hacer era un crímen, iba en contra de todo en lo que yo creía, yo  no era una asesina.

Mis manos, no mi cuerpo temblaba, a pesar de mi enorme ego, no soy capaz de matar o si quiera hacerle daño a un demonio, a nadie en realidad.

Unas lágrimas traicioneras cayeron al rostro de él. ¡Rayos! Mi rostro me juega a traición con lo que estoy a punto de hacer.

El demonio suavizó su mirada y me miró con tristeza.

— Si es tu mejor amiga... — dijo en un hilo de voz, mientras se aferraba a mis brazos —. ¿Por qué?...

Sus ojos pedían clemencia y así contesté:

— Por amor.

Luego saque mi espada de su pecho y lo empuje, cayó desde el último piso de la torre.

Antes de que el cuerpo de ese demonio toque el suelo habrá desaparecido de este mundo para siempre.

Lo había hecho, de verdad me atreví a matarlo.

Tira la espada al piso y luego observé mi manos, no podía creer lo que había acabado de hacer.

No pensé que fuera tan fácil.

El problema se había ido para siempre, mi amiga se quedaría allá arriba y ascendería conmigo. A pesar de mi horrible acto, mi cuerpo dejo de temblar, mi mente dejó de sentir culpa y mi rostro sin previo aviso había formado una sonrisa realmente espeluznante, a pesar de eso lucía  tan perfecta.

Tan perfecta, que él cuerpo no dejará rastros, tan perfecta que limpiará todo tan bien que no habrá rastro de sangre alguna, tan perfecta que nadie sabrá lo que pasó aquí. Tan perfecta que sólo yo sé que aunque tarde, el veneno de ese demonio desaparecerá del cuerpo de mi niña.

— Y ambas volveremos a ser felices en los campos de flores.

{•••}

Pero no fue así. Aquel veneno de amor no desapareció de su cuerpo ni de su mente, y poco a poco la felicidad iba desapareciendo de ella, hasta encontrarse sumida en una total tristeza. Su amado no lo había vuelto a ver y después de recapacitar hasta al cansancio sobre su paradero, llegó a su mente tan claro como el agua, sin embargo no lo quería creer.

<<¿En realidad sería ella capaz de dañar a alguien?>>

Después de todo ella es el ángel que sigue las reglas al pie de la letra, un ejemplo de como ser un ángel. Eso pensó la ángel de cabello rojo. Aún así, la actitud de su amiga la hacía dudar.

Fue así que la citó para hablar a su mejor amiga. Como siempre su mejor amiga se presente con cu perfecta y risueña sonrisa que ha tenido más habitual últimamente, y algo en esa sonrisa le hacía pensar que algo no andaba bien.

La citó en un lugar apartado, pa hacerla confesar.

Fue directa — Tu lo mataste, no es así? — tenía el rostro agachado, luego levanto la mirada para mirarla con algo de dureza —. Supiste de nuestra relación y te deshiciste de él, ¿verdad? — la pelirroja cerró sus puños.

— Así que, ¿me descubriste? — inclinó su cabeza, sin borrar su hipócrita sonrisa y fingía inocencia —. Qué mal.

— ¿Y lo admitiste así, por qué si?

— Bueno puedo ser buena para el engaño — soltó un suspiro —, pero si me descubren no puedo mentir, no sería correcto (así fuimos criados todos nosotros) y a pesar de todo sigo fiel a mis creencias y enseñanzas.

— ¡¿Por qué lo hiciste?! — explotó la pelirroja —. ¡Era lo yo más amaba! ¡Le entregué mi cariño y estaba a dispuesta a todo a pesar del horrible final! — miro con furia a su amiga —. ¡¡Tú no debiste entrometerte en mis decisiones!!

La rubia retiro su sonrisa del rostro, ahora se encontraba confundida. Su amiga se había tirado al piso, poniéndose a llorar.

— ¿Por qué lo hiciste? — dijo mientras soltaba un gran llanto.

La rubia se acercó a su amiga — Sé que no tiene sentido para ti, el veneno de aquel hombre se impregnó fuertemente en ti y me duele verte sufrir así — limpió una lágrima que salió del rostro de la chica —, sin embargo no me arrepiento — los ojos de este ángel estaban llenos de oscuridad —, lo haría de nuevo, una y otra vez, de cargar con un pecado a perderte la respuesta fue obvia. Perder a mi mejor amiga sería un verdadero infierno, aunque no lo comprendas, quiero que sepas que por tu felicidad estuve dispuesta de llegar tan lejos.

La pelirroja se soltó de su agarré y se alejó de ella, sin darle la mirada.

— Lo siento, pero no puedo perdonarte — se levantó y fue caminando hacia atrás a la oscuridad.

De repente la joven de cabellos dorados se vio rodeada de arcángeles de armaduras y cascos doradas con espadas y escudos.

— ¿Qué s-suce... — fijo su vista en dirección a su querida amiga de cabello rojo, que a pesar en la oscuridad, podía ver sus hermosos ojos de color malva lleno de lágrimas.

<<¿Tú me engañaste? El veneno se impregna fuertemente y más cuando te envuelves en los brazos y beso del mismísimo pecado>>

Su destino se había marcado de ambas angeles, una por matar a alguien ya no podría hacerse llamar un ángel, sería desterrada del cielo con alas de murciélago y con unos grandes cuernos, mientras que la otra tendrían que desaparecerla de esté mundo.

Pero el ángel quien probó del dulce fruto prohibido con un demonio había desaparecido de la habitación.

La pelirroja tenía un plan.

Informó a los arcángeles sobre la sospecha que tenía sobre su amiga de haber matado aún demonio, sin ser un Arcángel o alguien de mayor rango. Claro que ante tan grave acusación debía tener pruebas, así tenía que armar un plan para hacerla confesar, sin embargo, si su amiga resultaba ser inocente, asumiría las consecuencias de un castigo peor que la muerte.

En su pecho sabía la verdad, no la quería creer. Su gran amiga cometiendo tal aberrante acto.

Lo hecho está hecho, escuchó una vez decir a un humano. Ya no puede ser un ángel de la guarda, su pastor se quedará sólo.

Me entregué o no, mi final está marcado, pero no lo haré en manos de ángeles que no saben amar y no conocen lo que es la libertad.

Mi querido pastor con o sin su ángel guardián, será un gran hombre y que cada tropiezo lo hará más fuerte, ese chico en el tiempo que pude observarlo, a pesar de ser pequeño es un hueso duro de roer, pero dispuesto a aprender de los errores. Así le suplico a mi Dios que proteja a este niño por mí y por favor perdóname porque ahora mi amor infinito ya no es para tí solamente, ya que el número en mi corazón está mi amado.

Y con la misma espada con la que atravesado el pecho del demonio, el ángel lo enterró profundamente en su pecho hasta que atravesó su corazón.

No muy lejos de ahí un Arcángel observo la escena de la espada traspasar su pecho. No la pudo detener a tiempo, en un momento la creyó realmente estúpida y una pecadora miserable, pero luego observo ese bello rostro con una sonrisa dibujada en sus labios rosados y con los ojos totalmente cerrados, tan apacible, una hermosa escena, de un cielo azul, sin ninguna nube que perturbe este escenario, lleno de flores y con viento más que agradable, y este viento fue el encargado de llevarse el polvo del ángel lejos, lejos de la vista del arcángel, lleno de encanto, pero sintió en lo más profundo de su corazón una gran tristeza, por una promesa de amor roto por la intromisión de un ángel.

— Encantador — dijo —, añoró que ambos se vuelvan encontrar nuevamente.

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