Capítulo 7: Agallas Soñadas
-Marth, marth, marth, marth, marth -repite una voz bastante conocida, como sea ella le doy un tirón de pelo gratuito.
Abro los ojos lentamente y intento recordar todo lo que pasó anoche. Me encuentro en el sofá del salón, me parece raro. ¿Qué ha pasado? ¿No me subí a mi habitación o simplemente ni lo intenté? Me sentiría algo cansado para subir las escaleras.
Con la cara que me encuentro delante de mí es la de Dana. Me mueve con las manos para así despertarme más rápido. Lo pensado para mí es deuda.
Consigo despertarme totalmente y me levanto para tirarle un poco del pelo. Con lo cómodo que estaba dormido.
-¿Pero qué haces? -ni que le estuviera tirando bien fuerte-. ¡Suéltame!
-Esto por despertarme -le suelto del pelo y me voy a la cocina para hacerme algo de desayunar con Dana atrás.
La cocina está vacía, no hay persona que esté pasando ahora mismo, aparte de nosotros. De mientras Dana me habla de cosas que no me interesan, pero que las escucho porque soy su amigo, me hago un vaso de leche con cola cao y un par de tostadas con mermelada.
-¡Y Ricky ha golpeado tu ventana con una goma! -exclama algo que me interesa.
-¿Eh? -no tengo palabras, es algo que no me esperaba-. ¿Le has hablado?
-¡Por supuesto que lo he hecho! ¿Qué calladito te lo tenías, eh? -le doy un mordisco a mi tostada seguido de un sorbo de leche cuando la loca suelta algo inesperado-. ¿Le has confesado a tu padre eso?
El desayuno se me queda en la garganta y toso por su culpa. Me da palmadas en la espalda, tomo un poco más de leche para desatascar la garganta y lo consigo. ¡Lo de anoche! ¡Ya recuerdo!
-¿Estás bien? -me pregunta algo preocupada.
-Estoy bien -dejo el desayuno a un lado, ya he tenido suficiente, y la miro a los ojos-. Pues... bueno. Te va a parecer gracioso, así que por eso te lo voy a contar desde el principio.
^-^*FLASHBAAAAACK*^-^
(Cada día estoy más loco)
Sigo esperando en el sillón a mi padre, al que le debo decir la verdad para que pueda saber su respuesta. Ya me lo puedo imaginar, me dará un golpe o dos, me quitará la paga de la semana por el resto de mi vida -bueno, me lo iba a quitar cuando encontrara trabajo-, dejará de hablarme y dirá que no soy su hijo. ¿Podría haber algo peor? Ah, claro que puede, que mueras en el acto. Cada día pienso de una manera bastante tonta.
La cerradura de la puerta suena y deja entrar a mi padre muy contento por algo. Me levanto aun sabiendo que tengo que estar en la cama a estas horas de la noche y le pregunto.
-¿Algo bueno? -me mira de mala manera.
-¿Buena? ¡Es genial! -exclama en voz alta.
-Ssshh -hago que baje la voz-. Todo el mundo está durmiendo.
-Ah, lo siento -se disculpa en voz baja, justo a mi mismo tono-. Ahora que te veo aquí, ¿qué haces despierto a estas horas?
-Pues... porque quiero decirte una cosa.
-Y yo a ti. ¿Te acuerdas de la chica de la que te hablé? -asiento con la cabeza y prosigue-. Pues, por suerte, está por aquí cerca. Mi amiga Jennie ha venido aquí por un trabajo bien bueno, así que podré presentarte a su hija mañana. ¿Qué te parece?
-Me parece genial -digo con sarcasmo, pero no lo nota.
-Por cierto, ¿que querías decirme? -mierda, piensa algo ingenioso, algo que le guste oír.
-¡Qué estoy deseando conocerla! -bien pensado.
-Me alegra, ahora vete a la cama, que mañana te llevo junto a ella. Te daré dinero para que la invites a algo. Tranquilo, no influirá a la paga de la semana -me tenía preocupado eso.
-Está bien, pero mejor me quedo un momento a pensar, ya que quiero meditar un par de cosas.
-Haz lo que quieras, yo me voy a la cama. Ya era hora de que volviera a dormir al lado de tu madre.
¿Tiene doble sentido eso? Es que no sé si sentirme asqueado o no. Sube las escaleras mientras que yo me siento en el sofá. La televisión ha estado encendida todo este tiempo. Un momento, ¿cuándo se ha encendido? Es un misterio que no tiene explicación.
He sido un cobarde al no haberle dicho que soy gay en toda regla. ¡¿Por qué soy condenadamente un miedica? Necesito ayuda de algún experto, eso seguro. ¿Podrían ayudarme Dana y Jorge?
¡No, Marth, esta es tu guerra y no la de ellos! Qué bajón me ha dado. ¿Puedo llegar a ser alguien importante teniendo miedo? Nunca llegaré a lo más alto si no me esfuerzo a tope.
^-^*FIN FLASHBACK*^-^
Ya me preguntaba yo cómo había llegado a dormirme en el sofá. Si es que... soy más despistado que nunca. ¡Si cuando era más pequeño era mejor! He empeorado con el paso del tiempo.
-¡No me puedo creer que no se lo hayas dicho! -exclama en voz alta.
-Tu despierta a mi familia con tus gritos, que no les va a importar.
-Lo siento, pero es que es verdad, no podía retener el grito. Y si se despierta Jorge, mejor que mejor. Así se pondrá de mi lado.
-Si lo hace le voy a odiar por mucho tiempo.
-¿Me vas a odiar? -se escucha la voz de Jorge en la puerta de la cocina, qué rápido se ha despertado-. ¿Qué he hecho?
-Todavía nada, pero seguro que al oír a nuestro querido agallas lo vas a entender.
Le cuento lo que ha pasado y cuanto más lo repito, más tonto me quedo.
-Estoy de parte de Dana.
-Te odio -digo con voz de rabia.
-Puedes odiarme, pero que sepas que tú has hecho algo que no debiste hacer.
-¿El qué? -que no sea una de esas tonterías que suelta siempre.
-Desviarte del tema que ibas a sacar -suena bastante inteligente en él, me siento extraño pensando eso.
-¿Me vais a estar restregando esto por la cara todo el tiempo o me intentan consolar para que no me dé un bajón al ver a mi padre?
-¡Las dos cosas! -responden al unísono.
Ya los odio de por sí, para qué negarlo. Se hacen el desayuno y se lo toman mientras hablamos de cosas que no importan mucho hasta que me acuerdo que Ricky había golpeado mi ventana.
-Eh, me voy a mi habitación -les digo mientras me levanto y me voy a mi habitación.
-¡No te caigas por la ventana! -exclama Dana.
Tu grita más que al final te voy a tirar de los pelos por despertar a mi familia. Llego a mi habitación y me asomo por la ventana. ¡Otra vez no! Me quedo embobado mirando el cuerpo de Ricky mientras se va vistiendo. No me da miedo mirarlo, ya que ayer le toqué ese cuerpazo que tiene. ¡Qué picor me dio en el cuerpo por su culpa! Por la vergüenza, claro. Se viste con una camisa verde hierba y unos vaqueros. Cuando se lo pone, mira por la ventana y me mira con una sonrisa preciosa. Me sonrojo ante su bonita sonrisa mientras él se acerca a la ventana y la abre.
-¿Puedo hablar en voz alta o debo escribir en un papel o en el WhatsApp?
-Podemos hablar, pero en voz baja.
-Menos mal que estamos cerca, que sino tendría que gritar para que pudiéramos hablar.
-Eso sería lo peor que podías hacer.
Se ríe un poco y se centra en la conversación.
-¿Le has dicho eso a tu padre?
-Pues... no he tenido agallas para hacerlo -me avergüenzo de mí mismo cada vez que lo repito, si es que debería estarlo, ya que no he sido fuerte.
-¿No? Pobre... ¿Y qué vas a hacer?
-No lo sé. Mi padre me llevará a ver a una chica que es la hija de su amiga. ¿Lo has pillado?
-Como para no pillarlo. ¿Quieres que vaya contigo? Podría hacerte compañía y suavizar esa "cita".
-No quiero que vengas conmigo, esta es mi guerra.
-Una guerra de agallas, que raro suena.
-Sonaba mejor en mi cabeza -me rasco la nuca.
-Como quieras, si necesitas algo ya sabes que puedes llamarme, sea cuando sea y se lo que sea. Aunque esté con mis amigos iré.
-Gracias, te lo agradezco bastante.
-¿Para qué están los amigos con derecho a roce? -sigo sin saber lo que significa.
-¿Tenías que decir eso en voz alta? -lo mato si alguien lo ha oído.
-Sí, tenía que hacerlo. ¿Se te caía la baba cuando me estabas mirando? -así que cambiando de tema el muy...
-Por poco se me cae. Menos mal que tragué saliva.
-Quiero repetir lo de ayer. Despertaste mucho en mí, tus dedos en mi piel hicieron algo extraño, no sé definirlo, pero lo crearon. Y nuestro largo y apasionado beso fue algo que quiero repetir sin falta. ¿Podríamos volver a quedar algún día?
-Ya veré cuando, miraré la agenda -hago que tengo una agenda en la mano y paso páginas imaginarias-. Mmm, parece que voy a estar bastante ocupado, ¿podrías decirme una fecha para saber si el día está libre?
-Este lunes, después del instituto, toda la tarde juntos. ¿Qué tal te va?
-Pues podría deshacerme de la reunión de las nubes y tampoco ir a África a dar de comer a las personas necesitadas que hay ahí.
-¿Todo eso haces el lunes? Creía que los odiabas.
-Y odio los lunes, pero hay que hacer algo.
-Si vas a cancelar todo eso, ¿cuánto tiempo nos da?
-Deja que calcule -imagino una calculadora y obtengo una respuesta imaginaria-. Dos horas.
-Quiero tenerte hasta las diez de la noche, así que quiero añadir a mi oferta de día una sesión de estudio entre los dos.
En ese momento podría hacer los deberes y estar más tiempo con él. ¿Qué más hay en mi lista imaginaria?
-Pues rechazaré la visita a la casa blanca, la fiesta de Jason Derulo, ir a conocer a Meghan Trainor y alagar a Leonardo di Caprio por su primer Óscar después de tanto tiempo.
-¡Menuda vida llevas! -se echa a reír, se nota que me sigue el juego-. ¿Cuánto tiempo tenemos ahora?
-El día entero -le respondo con una sonrisa.
-Mejor, porque no te voy a dejar ir aunque tengas que irte a tu casa porque te llama alguno de tus padres.
-¡Qué salvaje!
-Soy un salvaje.
-Como usted diga. Seguro que ahora debes de haber quedado con alguien, así que mejor dejo que te vayas y yo me visto para hoy.
-Está bien, ya sabes lo que quiero que hagas el lunes. Y si necesitas algo, me llamas -dice mientras hace el teléfono con la mano.
-No te preocupes, ahora vete.
-Mejor, porque voy a llegar tarde. ¡Hasta luego, Marth!
Mi nombre salir de su boca con esa bonita voz me hace estremecer. Se siente tan bien que lo diga él... ¡Céntrate, Marth! Tienes que vestirte para la ocasion. Me voy al baño y me quito la ropa para ducharme. Cuando termino me voy a mi habitación con una toalla en la cintura mientras oigo a mi familia abajo, pero no oigo a mis amigos.
Entro a mi habitación y me llevo un gran susto al ver a Dana y a Jorge recogiendo sus pertenencias. Se quedan mirándome y yo me quedo más rojo de lo normal. Tendría que haber visto venir esta situación. Claro, con las prisas ni lo había pensado.
-Vaya, vaya... Marth, que cuerpo -dice Dana-. Si tienes un poco de músculo, ¿por qué no me lo habías dicho?
-¿De verdad tengo? -ahora me doy cuenta de ello, soy retrasado para un montón de cosas.
-Mírate, y yo creyendo que estabas plano como una tabla -dice Jorge.
-¿Debería sentirme alagado o insultado?
-¡Las dos cosas! -dicen al unísono, que repetitivo me suena esto.
Me cojo la ropa adecuada, unos boxers y unos calcetines y me lo llevo todo al baño. Me visto, me perfumo un poquitín y me salgo del baño vestido con unos vaqueros, una camisa a cuadros y unas vans negras.
Mientras bajo las escaleras mi padre grita para que le escuche desde arriba.
-¡Marth, vamos, que las chicas nos esperan!
-Te oigo perfectamente, no estoy sordo -le digo ya bajado las escaleras. ¿Debería sentirse mi madre un poco celosa?
-Pues vamos, que nos van a estar esperando. ¡Nos vamos!
-¡Tened cuidado! -nos dice.
-¡La tendremos!
-¡A ti no te lo decía, se lo decía a Marth!
Salimos de la casa con mi madre gritando y nos metemos en el coche de mi padre. Veo que mis amigos salen de casa y se van en el coche de Jorge. Ya todos nos alejamos de nuestra noche juntos.
Yo, de mientras, me acerco a una mañana bastante mala. ¿Conocer a una chica e intentar que sea su novio? Va a ser difícil dado a mi orientación sexual.
Y yo que quería conocer a Meghan Trainor.
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