Capítulo 29: Dedos Poéticos

Sigo dando vueltas en la cama, ya por la tarde, mirando a cualquier parte de la habitación, intentando pensar con claridad ante las palabras que tanto me dan vueltas por la mente. Las escucho una y otra vez, sin detenerse ni un segundo.

¡Tan especial que me he acabado enamorando de ti!

¡Quiero que se detenga! Mi mente dice que no puede ser, que algo así nunca ocurriría, pero se contradice con todos los recuerdos que tengo con él. La mente me engaña, mi corazón quiere decirle que quiero algo con él, que quiero que se quede tranquilo, que no puede hacerme daño de ninguna manera, porque sé que no lo hará nunca, porque es mi protector.

La persiana está casi bajada del todo, dejando oscura mi habitación, pero no lo suficiente para poder ver la habitación.

Intento cerrar los ojos y no pensar más en ello, pero un leve sonido no me deja. Miro alrededor e intento encontrar una cosa, pero nada, ha sido en vano. Así que él lo tiene.

Me levanto de la cama y camino guiándome por el sonido. Salgo al pasillo, sigo y me paro delante de la habitación de Farren. El ruido viene de dentro.

Llamo a la puerta y de repente se hace el silencio, pero un momento después me deja entrar.

—¡Pasa! —se escucha al otro lado.

Al entrar, lo veo sin camisa, de nuevo, y con mi guitarra al lado. Me sorprende que me haya cogido algo sin permiso, rompiendo una regla que él mismo ha impuesto en esta casa.

—Me encanta que la gente cumpla sus propias reglas.

—Ya, lo siento... Intentaba aprender a tocar.

—¿Con qué fin? —me siento en el borde de su cama, ya que él está apoyado en la pared.

—Pues... Quería darle una base a mi poesía.

—¿En serio? ¿Escribes?

—Sí. No te rías —mueve la cabeza a un lado y se sonroja, es algo muy tierno viniendo de él.

—No hay por qué. Es un pasatiempo que tienes, ¿o es algo que te apasiona?

—Me apasiona.

—¿Tu pasión es la poesía?

—No, es todo en general. La escritura, el crear algo nuevo... Hoy he intentado hacer una canción, pero nunca he tocado un instrumento en mi vida.

—¿Puedo leer lo que intentabas?

—Esto... Claro —saca un papel de su espalda y me lo pasa.

Lo leo detenidamente, sin pasar por alto ninguna letra de este maravilloso poema, o más bien canción, ya que así lo ha querido llamar él.

—Es... ¡Increíble! —exclamo de lo bueno que es.

—¿De verdad lo crees?

—Es un poco sin sentido y algo oscuro, pero quiero intentar una cosa.

—¿Qué cosa?

—Ahora vuelvo.

Me levanto de la cama y me voy corriendo a mi habitación para recoger el piano que he podido recuperar mientras mi padre no estaba en casa hace un par de días. Me habría gustado recoger más cosas, pero ya volveré mañana, así tendré lo demás conmigo.

Vuelvo a la habitación de Farren y se queda desconcertado al traer el piano y la base para apoyarla. Lo pongo todo bien y agarro el papel manchado de poesía de mi amigo y me pongo a improvisar el ritmo.

(Letra en español improvisada por .

Canción: DNA - Lia Marie Johnson)

Tu alma vuelve y no quiere

Ser quien debe ser.
Gritos y maltratos
Entre ellos
Ya no aguanto.

El recuerdo vive aunque no quiera perdurar.
El dolor sigue ahí aunque no se pueda soportar.

Ya lo vi
Lo soporté hasta dejarlo atrás.
Y luché.
Luché por llegar a olvidar.

Sé que es imposible llorar
Cuando ves que estás atrás.
Cuando ves que no se va.

Quiero sentirlo
Algún beso
Del buen momento.

Tuve un padre
El recuerdo arde
Como antes

Ya no sé
Qué hacer cuando veo
El adiós.

Dijiste
Que siempre serías
Mi corazón

Permití
Yo hice que ocurriera
El calor
Se hace más doloroso

¿Qué puedo hacer yo?
Nada.
Porque ya no hay familia.
Porque ya no hay a quien acudir.

Hay piezas de ellos.
Hay piezas de mí.
Siempre me alejo.
Yo soy así.

Mi pecho debe parar.
Necesita amor.
Pero no de cualquiera.
Sino familiar.

Ya no lo aguanto,
No lo aguanto más.
Aléjate,
Te debo alejar.

Eres siempre el mal,
Para mí
Por eso quiero que te vayas.
No quiero que vuelvas por acá.

(Fin de la canción)

Al parar de tocar el teclado, siento algo dentro, como una pizca de tristeza por haber cantado y sentido la letra. ¿Acaso tiene que ver con su vida?

Le miro a la cara y me llevo una gran sorpresa al verle con las lágrimas entre las mejillas. Me acerco a él con la intención de ayudarle de cualquier manera, pero no es fácil.

Se lleva la mano a los ojos e intenta ocultar lo que ya he visto.

—Marth... ¿Puedes irte, por favor?

—No estás bien, ¿es por la canción?

—Yo... No quiero hablar de ello.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, al menos dime de que va la letra.

—No puedo... Por favor —suelta un sollozo—, vete.

Al oírle llorar, no lo puedo aguantar. Me echo encima suya y lo abrazo todo lo fuerte que puedo para que sienta que no debe combatirlo solo, que yo también estoy aquí, aunque sea un amigo que vive con él.

La sorpresa que me llevo al notar sus brazos sobre mí, apretándome aún más. Llora en mi hombro, mojando la camisa. Le dejo hacer lo que sea, todo por tal de que esté bien.

—Yo... Marth... Yo... —intenta hablar, pero no puede.

—No hables, desahógate.

Acata mi orden y sigue llorando, soltando todo lo que debía soltar. ¿De qué va el poema? ¿Acaso soy tan tonto de no verlo como lo ve él? Debe estar muy claro, pero soy tan estúpido de no verlo.

Su cuerpo se relaja, se detiene, se cansa hasta tal punto de quedarse dormido. Lo apoyo en su almohada y recojo mi piano portátil para salir de aquí. Antes de cerrar su puerta y dejar que duerma, lo miro una última vez.

Tan tranquilo, tan manso, tan bueno... ¿Por qué lloraría? ¿Por qué este poema? Reprimió sus sentimientos... y los expresó en forma de letras.

Ayúdame a entender, Farren.

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La canción lo he intentado, aunque de seguro ha sido una mala idea escribirla yo.

Bueno, nuevo capítulo.

Dedicado a:
HilariousLdy

Si quieres que te dedique un capítulo puedes pedirlo por comentarios o por mensaje privado. No se puede repetir dedicatorias.

¡Nos vemos, mis Ángeles Lectores!

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