Capítulo 19: Ya No Te Creo

-Me prometiste que no nos separaríamos en la vida -estoy a punto de llorar, mis ojos están húmedos y su figura delante de está por desparecer, por irse para siempre.

-Yo... Lo siento -agacha su cabeza, apenado por romper la promesa que me hizo nada más al besarme por primera vez.

-Espero que así sea -aprieto los puños, conteniendo mi rabia.

-Te prometo que volveré para retomar nuestro amor -promesas y más promesas que no se podrán cumplir.

-No hagas promesas que no puedes cumplir -varias lágrimas resbalan por mis mejillas, ya no las puedo aguantar.

-No llores, por favor -intenta acercarse, alza su mano para quitar las lágrimas que decoran mi rostro, para secarlas, pero me alejo de él.

-Ya no me puedes pedir nada, no somos nada, supongo.

-Yo... Por un tiempo.

-¿Y cuánto es eso para ti?

-No... No lo .

-Si ni siquiera sabes cuánto tiempo vas a estar fuera. No podré esperar por ti hasta que tenga cincuenta años, no podré esperar eternamente.

-De verdad, lo siento Marth.

-No te disculpes más y vete, si es eso lo que quieres. Es lo único que has hecho en todos estos meses, irte cuando más te necesitaba.

-Ojalá pudiera ir al pasado y arreglar eso, pero no soy ningún mago.

-Exacto, no lo eres. Así que vete con tus errores ya hechos -me giro cruzado de brazos y dejo que se vaya.

Intenta hablar, pero no puede, o quizás no quiere por si acaso lo estropea. Al final se rinde y se da media vuelta para desaparecer por la puerta, ya no puede hacer nada, solo intentar cumplir una promesa que nunca se cumplirá. Y si se cumple, difícil le será compensar los años que estará ausente.

Un ruido molesto taladra mi cabeza, un ruido que no me gusta nada y que acaba por hacerme cerrar los ojos, sentir una luz cegadora y sentir que me desvanezco.

*-*-*-*-*-*-*-*

Abro los ojos lentamente, sintiendo el ruido que provoca mi móvil taladrar mi cabeza. Está a un volumen exagerado, tendría que haberle bajado el volumen.

Después de estar en el instituto, me vine a casa, cumpliendo mi castigo de no estar en la calle por la tarde. Ya que me aburría, decidí dormir para que la tarde pase rápida.

Agarro el móvil y miro el contacto. Un momento... Me levanto de la cama y me acerco a la ventana y, en efecto, ahí está Ricky, caminando de un lado a otro con el móvil en la oreja, deshaciendo su mochila.

Rechazo la llamada y mira su pantalla, en su rostro parece un poquito apenado, pero en cuanto mira por la ventana, se le pone una sonrisa de lo más tentadora.

Se acerca a la ventana, la abre y se asoma para hablar conmigo.

-Ya creía que me estabas evitando -vaya, menuda primera frase.

-Hola, yo estoy bien, ¿y tú?

-Lo siento -suelta una risa-. Hola, yo también estoy bien. No has mirado mis mensajes.

-¿Qué? -miro más detalladamente la pantalla y veo que tengo varios mensajes, algunos son fotos y lo demás mensajes-. Ah, lo siento. Estaba durmiendo.

-¿De verdad? Espero no haber estropeado algún sueño.

-No te preocupes -no era ningún sueño, pero tampoco una pesadilla, es como si hubiera revivido el pasado-. No era importante como para no ser despertado.

-Ah, bueno. ¿Quieres mirar los mensajes mientras deshago mi mochila?

-Eh, vale -me pongo a mirar los mensajes, mas bien las fotos.

Varias de las fotos no aparece él, pero muestran unas bonitas vistas que me hubieran gustado fotografiar yo mismo. En otras aparecen él sacando la lengua en forma de burla, en otras posa como tonto, pero me hace gracia.

-Por cierto, he traído unos cuantos recuerdos de la excursión. Si quieres te puedo dar algo.

-Si son baratijas de aquél lugar, no hace falta, ya que no podría vincular ningún recuerdo con eso.

-Pero si puedes vincularlo conmigo, ¿no crees?

-Bueno... -me rasco la nuca tímido.

-Ah, y una de las fotos la he hecho para ti -me suelta una mirada pícara.

Miro el móvil y vuelvo a ver todas las fotos. Vaya, no se me ha cargado una. La descargo y me llevo una sorpresa al ser él en calzoncillos en los baños. Mi temperatura corporal sube sin control, esto ya es demasiado.

-Ricky, te voy a matar al final.

-¿Acaso no te gusta? -sigue sonriendo, no para de caminar de un lado a otro y eso me pone un poco nervioso.

-No digo que no me guste, solo que estás loco al hacerte una foto así en los baños públicos.

-Mientras no me pillen estoy bien.

-Es cosa tuya, no estaba ahí para detenerte.

-Y aunque quisieras detenerme, te habría besado de tal forma que no me pararías.

Me sonrojo al instante, la gente puede oír lo que estamos diciendo, parece que a él no le importa en absoluto que la gente sepa lo que pasa entre nosotros.

Marth, tan solo sois amigos con derecho a roce, no vayas a fantasear más allá y te creas muy importante.

-Parece que te he convertido en tomate -se ríe y es normal-. Ojalá no estuvieras castigado, te podrías venir y disfrutar de un momento juntos para poder acariciar tus mejillas sonrojadas, palpar tus manos y... Saborear tus labios.

-Ricky... Creo que te puede oír alguien.

-No me importa en absoluto, solo quiero que saltes a mi ventana y estés conmigo.

-Lo siento, pero no puedo. Sobretodo porque no tengo dónde impulsarme y que tu casa está un poco lejos.

-Cierto... Te pondré una escalera.

-¡Ricky! Quieto. No hagas nada. Tengo que cumplir mi castigo, si mi madre viene y no me ve en mi habitación, tendré un castigo aún mayor.

-Lo siento, es que no aguanto el que no estés aquí. Me siento sólo en estas cuatro paredes.

-¿Crees que yo no?

-Pero tú tienes a tu madre y a tu hermana en casa. Yo solo tengo a Zulo. No me quejo, me anima, pero te echamos de menos.

-Y yo a ti -m siento un poco mal-. Creo que debería cerrar la ventana y seguir durmiendo.

-¡No! -me detengo-. Por favor, quédate conmigo. No tengo nada que hacer, así que podemos aprovechar para hablar. ¿No crees?

Sonrío por saber que puedo tener toda la tarde solo para él. Me siento en la ventana y comenzamos a hablar de tonterías, de cosas triviales, hasta que la noche cae y nos soltamos un par de besos en el aire como despedida. No ha estado mal, pero me hubiera gustado más estar cerca de él para plantarle al menos un beso en esos labios que tanto dice que están deseosos de probarme de nuevo.

Como deseo que mi castigo termine.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top