Capítulo 18: No Voy A Ir
Ya han pasado dos días desde que mi madre me castigó por el incidente que ocurrió por mi culpa. Ya no me siento mal por ello, tan solo tengo la cabeza agachada pensando en que no podré ir a la excursión que había hoy organizada, aquel en el que van a ir mis amigos y hasta el mismísimo Ricky. Nos hacía a los dos ilusiones de ir juntos para visitar el museo de las ciencias. Es lo mismo de todos los años, pero bueno...
Voy a casa andando esta vez, me demoré demasiado, tanto que le dije a Ricky que se fuera él sólo, que yo iba a tardar más de la cuenta. No quería irse, pero se lo ordené con voz dura y autoritaria, lo cuál me sorprendió en su momento.
Ya veo el instituto y al gran grupo revoltoso que espera ansiosa los autobuses. El timbre de la primera clase aún no ha sonado, podría hablar con Dana y Jorge, y si me encuentro con Ricky, mejor.
Encuentro a mis dos amigos y me acerco para hablarles. Saben de mi castigo y de lo que ello supone, pero no saben que no voy a la excursión, se me olvidó contárselo a los dos.
-¡Aquí está nuestro Marth! -exclama Jorge-. ¿Preparado para la excursión?
-¿Por qué llevas la mochila de clase? -pregunta Dana, pero se responde ella misma-. ¿No vas a venir a la excursión? -niego con la cabeza-. ¿Por qué?
-Mi madre ha hablado con el director y le ha dicho que cancele la excursión para mí. Ayer me devolvieron el dinero de la excursión.
-¡Menuda injusticia! Eso significa que te vas a quedar sólo.
-¿Estarás bien, amigo? -me revuelve Jorge el pelo.
-Lo estaré, pero por favor, haceros muchas fotos para que me las enseñéis.
-Seguro que ella se hace muchas fotos -señala a la gran Dana.
-¿Qué? -se gira y lo mira con un rostro asesino-. Repite eso si tienes huevos.
-Esto... Que sales muy guapa en las fotos.
-Lo sé, gracias -y suspira aliviado de no tener que morir en el autobús, si es que ella quiere vengarse-. Ah, por cierto, creo que el que viene por ahí quiere hablar contigo.
-¿Cómo lo sabes? -su voz ya me hace girar nervioso a mirarle a esos preciosos ojos-. Hola, Marth. ¿Preparado para la excursión?
-La verdad es que no voy a poder ir.
-¿Qué? ¿Por qué no? -creo que me vuelve a la cabeza esa frase como treinta mil veces por lo tanto que se repite a mi alrededor.
-Por el castigo que mi madre me ha puesto por el incidente.
-Así que ha sumado el castigo del hogar a un castigo escolar. Interesante cómo se las gasta tu madre.
-Cuando se cabrea es todo un terremoto.
-¿Me dejáis hablar con él a solas? -le pide a mis amigos y, sin poner ninguna excusa, se alejan-. Puedes colarte en el autobús.
-No o voy a hacer, se enterarían de inmediato.
-¿Y si te meto en una de las mochilas? El profesor que viene lleva una maleta.
-Soy un poco bajo, pero no tanto.
-Es que no quiero ir sin ti, me he preparado para disfrutar contigo. Incluso, sin saber porqué, me he preparado unos chistes malos.
-Pues cuéntalos.
-Solo quería contártelo a ti.
-Lo siento mucho, Ricky. En serio. Quiero que vayas y, si quieres, envíame alguna foto.
-En todas te mandaré besos.
-No pongas los morritos en todas las fotos, me parece una tontería.
-Entendido, jefe -sonrío por la pose de militar que tiene-. ¿Alguna orden más?
-Ninguna.
-Yo tengo una para ti -escucho atentamente-. Quiero que esta tarde hablemos, me da igual si es por el móvil, y también quiero verte por la ventana.
-Está bien, no puedo negarme, sobretodo cuando no puedo salir a la calle ni nada.
-¡Perfecto! Bueno, no tanto, no puedes salir de tu casa y entrar a la mía -una sonrisa pícara aparece-. Ahí te habría besado y puesto una película o algo. No sé...
-¡Todos al autobús! -no me había dado cuenta de que los autobuses habían llegado.
-Bueno, hora de separarse -me acaricia la mejilla y yo me alarmo.
-¿Estás loco? ¿Y si alguien descubre que soy...?
-¡Lo siento! No me acordaba. Bueno, hasta luego -me lanza un guiño.
-Claro. Hasta luego.
Y se va al autobús, junto con sus amigos. Me despido de los míos y entro al instituto. Por ahora sé que voy a estar sólo en clase, ya que mi curso se ha ido, y los que no iban a la excursión se han quedado en casa. Que pena que mi madre no me deje quedarme en casa.
EN CLASE
(Para no hacerlo corto :v)
Estoy totalmente quieto en clase, esperando a que el timbre del primer recreo suene de una vez, aunque también voy a quedar marginado afuera. Voy a estar más aburrido que en toda mi vida, cuando tuve que esperar a mi padre mientras iba a comprar un par de cosas en el supermercado. ¡¿Quién tarda una hora para comprar un bote de champú y un desodorante?! En serio, no entiendo a mi padre.
Suspiro aburrido, lo único que he hecho es sacar la libreta y un lápiz para escribir mis canciones, pero con este ambiente no estoy nada inspirado. Podría intentar que el profesor me deje hacer karaoke, aunque lo dudo.
-Profesor -me dirige la mirada-, ¿podría poner una canción en el ordenador para cantarla?
-Vale, mientras no se escuche por todo el instituto, te dejo.
Me acerco al ordenador y busco una canción que la letra me ha enganchado, sobretodo porque es como si fuera de mi vida, como si yo la hubiera cantado. Lo pongo en modo karaoke y comienzo a cantar con todo mi corazón, es que me describe.
Todo cambió, puede que no todo, pero sí que detuvo el tiempo con un beso. ¿Cómo fue posible? Su forma de actuar conmigo, ¿estará cambiando? No lo sé.
Suena el timbre del recreo y me salgo con mis cosas de la clase. No tengo a dónde ir, así que solo puedo ir a ver a una persona. Puede que no quiera verme ahí, pero bueno, por intentar estar con alguien es mejor que estar quieto en el mismo sitio muerto del aburrimiento.
Llego al árbol en el que se sienta siempre y toso para llamar su atención. Solo me mira por un momento y con un gesto me saluda y me dice que puedo sentarme. Me quedo a su lado, un poco alejado, y saco un bocadillo que me he hecho.
-Así que tus amigos te han dejado sólo -la voz de Farren me ha asustado al aparecer de repente.
-No es que me hayan dejado sólo, es que se han ido a la excursión.
-Ah, sí. El "maravilloso" museo de las ciencias.
-Noto una pizca de sarcasmo. ¿Por qué?
-Ya sabes el porqué. Ese museo no es nada maravilloso cuando lo visitas por tercera vez. Es todo lo mismo, no cambia nada y, para colmo, repiten las mismas enseñanzas. No me hace falta ir otra vez.
-Gracias por decirme el motivo por el que no vas, aunque no te haya preguntado eso exactamente.
-De nada. ¿Y por qué te juntas conmigo sabiendo que quiero estar sólo?
-Por no aburrirme.
-Te vas a llevar un buen chasco, porque yo voy a estar en silencio leyendo.
Miro la portada de su libro y veo que es de fantasía, un buen libro que yo mismo leí y me gustó.
-Ya veo. Bueno...
Me quedo en silencio, pero por alguna extraña razón, él cierra su libro y lo guarda para mirarme con desprecio.
-¿Qué pasa? -pregunto desconcertado.
-Tú eres lo que pasa. No me gusta leer en compañía.
-Estoy en máximo silencio.
-Aun así no puedo, así que hablemos, que es lo que quieres -me encogo de hombros.
-Como quieras, aunque si querías leer en paz solo tenías que decirme que me fuera amablemente.
-Yo no te he dicho eso.
-Lo sé, pero te estoy dando la oportunidad de echarme ahora que puedes.
-Mira, me caes bien por el puñetazo que le diste al chaval, pero no soy mala persona como para echarte después de haberte dado permiso para sentarte. No pensé bien.
-¿Que no eres mala persona? Pues la gente dice que sí.
-Solo soy un misterio para ellos -suelta una risa leve-. Para ellos soy un idiota, ya que dejé a la chica más "sexy" de esa estúpida escala.
-¿Y eso?
-No te interesa.
-La verdad es que sí -me acerco un poquito-. Somos amigos, ¿no?
-Supongo -suspira pesadamente-. La dejé porque solo le importaba mi físico, quería manipularme haciendo que me comprara ropa costosa que a mí no me gustaba, quería que hiciera cosas que me desagradaban. Por ello la dejé, porque si me cambiaba, ya no sería yo mismo.
-¿Y por qué tu hostilidad con la gente?
-No es a toda la gente en general, sino a los que creo que podrían caerme bien. Te voy a contar una cosa que no quiero que le cuentes a nadie.
-¿Un secreto?
-Sí. Salía con otra chica mientras estaba con Britany, pero ella cortó conmigo cuando me puse como ahora. Por mi ropa, mi forma de actuar, el cómo gastaba mi dinero, la cantidad pequeña... Me dejó porque ya no era materialista y ni vestía bien.
-A mí me gusta la camisa que llevas -y no miento.
-Gracias. Por ella fue que me cerré en banda a todo el mundo, al amor...
El timbre suena para joder de nuevo, ya no sé si lanzarle una piedra al timbre en hora de recreo para que no suene en la vida o dejarlo como está.
-No le digas que no al amor de verdad -le digo mientras me levanto, al igual que él.
-Es muy amable por tu parte eso, Marth. Eres un chico especial, lo veo en tus ojos -me acaricia el cabello y me mira a los ojos-. No dejes que te hagan daño, porque no quiero recoger lágrimas de nuevo.
Y se va a su clase, yo me quedo quieto, pensando en lo que me acaba de decir. Ha confiado en mí lo suficiente como para contarme un secreto, aunque no creo que lo sea. Y lo mejor de todo es que he recibido un alago de su parte, me sorprende como ahora se abre ante mí. ¿Acaso es que le agrado cada vez más? Es un buen chico y dudo que haga daño.
Ay, Farren. Has tenido mala suerte en el amor, espero que encuentres a esa persona que te haga cambiar de nuevo.
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¿Contentos? Ya os he traído un nuevo capítulo después de tanto tiempo.
Estoy ocupado por los exámenes, así que no esperéis que actualice tan seguido, aunque lo intento.
Espero que os haya gustado y...
¿Ha sido correcta la canción que puse en clase? Es que yo creo que sí.
Bueno, queridos Ángeles Escritores, me voy a otro mundo. Y sí, así os voy a llamar.
Bye 😘
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