Capítulo 16: ¿Cómo Eres Más Feliz?
-¡No me esperaba esto de ti, Marth! Tienes una media sorprendente en este instituto, apruebas fácilmente, cumples con tus deberes, pero hoy has tenido una actitud muy bárbara con ese chico.
-Yo... -intento hablar, pero no me deja.
Da igual si no hablo, no tengo nada que decir.
-No me puedo creer que después de tanto tiempo siendo un alumno ejemplar tenga que ponerte una amonestación por golpear a uno de tus compañeros.
-Lo siento... -mis disculpas no sirven de nada, no cuando por dentro aún está reciente ese golpe.
-Tus disculpas poco pueden hacer -coloca sus gafas en la mesa y se soba el puente de la nariz, suspirando-. Sabes que después de este espectáculo que has creado tengo que llamar a tus padres, ¿no?
-No, por favor. No llame a mis padres, no quiero que se preocupen por esto.
-Marth, esto es muy grave. Ese chico te podría denunciar, hay que decírselo a tus padres, por si acaso los policías han sido avisado de una denuncia a nombre de Jacob.
-Yo... -tiene mucha razón, deberían enterarse ahora, una denuncia es algo muy grave en mi historial, decírselo a mis padres es algo muy importante-. Está bien. Llame a mis padres.
-Bien... Sal afuera y vuelve a tu clase. Mientras llamaré a tus padres. Dile a Farren que se espere, es el chico de la puerta.
-Sí, lo conozco -salgo del despacho y me encuentro con Farren hablando por el móvil, pero se levanta al verme salir-. Puedes seguir con el móvil, está llamando a mis padres.
-Normal, algo así puede ser muy malo. Yo ya tengo en mi posesión dos papeles que son por golpear a personas distintas. Aunque una fue en defensa propia.
-Tú tienes suerte en esa denuncia, pero yo no. Ahora estará en mi historial por siempre. Ya lo veo venir. Marth, el chico que pega a los populares. Que desastre.
-Serías famoso entonces. Hay muchos populares que se lo merecen.
-Pero yo no lo quería hacer, fue algo que solté. Ojalá no lo hubiera dejado salir.
-Aveces hacemos cosas de las que nos arrepentimos.
-¿Tú te arrepientes de algo?
-De muchas cosas, pero ahora no las puedo arreglar.
-Hay cosas que se pueden arreglar. Siempre se puede -me mira con una pizca de asombro.
-Sigues siendo de mis favoritos, aunque sigamos sin conocernos mucho. Tienes mi número, así que puedes mandarme un mensaje cuando quieras.
-Puede que lo haga -le sonrío y él hace lo mismo-. Hasta luego, Farren.
-Hasta luego.
Me salgo de la recepción en la que hay que estar antes de entrar en el despacho del director y me salgo a caminar por los pasillos. Todo está vacío, tan vacío que es como si me sintiera sólo en todo el mundo. El pasillo puede representar mi vida algún día, soy un delincuente.
Debo de estar exagerando bastante. Farren hizo lo mismo y sigue bien, no le ha pasado nada que yo vea en su rostro. A lo mejor esconde algo, todos escondemos algo que no queremos que nadie sepa. Mejor será afrontar que tendré una denuncia, la primera que me pondrán en mi vida.
-¡Hey, Marth! -esa voz que me eriza los pelos de nuevo.
Me giro al creador de esa voz y veo que proviene del aula de castigo. Me acerco y le hablo un poco, no me puedo quedar aquí todo el tiempo, algún profesor me puede ver y enviarme a mi aula con un sermón en los oídos bastante extenso.
-Ricky, ¿qué haces en esta aula?
-Ah, bueno... Es que todos los de mi clase no han venido y me he quedado sólo. Me han dicho que si me quiero ir pronto me tengo que quedar aquí por lo menos una hora. ¿Y tú qué haces paseándote por los pasillos? No me digas que estás siendo un rebelde hoy en día.
-No, tranquilo. Acabo de salir del despacho del director.
-¿Qué ha pasado? -un brillo de preocupación sale de sus ojos, su rostro serio me da a entender que sí se preocupa y que de verdad quiere saberlo.
-Le he pegado a Jacob.
-¿El novio de Britany? -frunce el ceño al oírlo, pero se calma un poco-. Tienes un par de huevos bien puestos, guapo.
-Supongo... Un momento, ¿me has dicho guapo? -un leve sonrojo se instala en mis mejillas.
-Sí. ¿No se lo puedo decir a mi mejor amigo con derecho a roce? -me guiña el ojo.
-No te lo prohíbo -miro a los dos lados del pasillo-. Será mejor que me vaya ya, no quiero que el profesor de guardia me pille hablando contigo.
-Está bien. Hablamos por el móvil, ¿vale?
-Vale -me lanza un beso y lo recibo por el aire.
Hoy en día se comporta muy cariñoso conmigo, aun sin ser novios ni nada. Ya lo dijo, somos mejores amigos con derecho a roce, pero ese roce me asusta. ¿Y si me dan ganas de hacerlo por completo? Fundirme con él sería... No sé cómo sería, nunca lo he probado y no sé si debería probarlo, tengo miedo con eso.
Camino por los pasillos con tan solo una ruta que seguir, mi clase. Los pasillos sigue desiertos, con las ventanas dejando entrar luz natural que iluminan mi camino. Justo cuando estoy a punto de llegar a mi clase una figura que pasa me suena bastante. ¡Es Jacob! Se para en medio del pasillo, no se mueve, se queda ahí, mirando el suelo.
-Marth, ¿no? -pregunta, su voz retumba un poco, pero las paredes la hacen clara.
-Sí.
-Yo... -se da la vuelta y se acerca un poco-. Acepto tu disculpa -me quedo sorprendido, con los ojos muy abiertos-. Siento no haber aceptado tus disculpas antes, es que no quería parecer un idiota delante de mi novia.
-No pasa nada, pero sigo sin entender muy bien el porqué estás con ella. Es una arpía.
-Yo tampoco lo sé. La atención que todo el mundo me da me parece tan... Tentador... Soy un icono de la popularidad en este instituto. El anterior instituto que estuve era un don nadie, nadie quería estar conmigo, era un friki, un cuatro ojos.
-Espera... ¿Renunciaste a tu verdadera forma de ser solo para ser popular?
-Supongo que sí. Tuve que dejar los vídeojuegos de lado, comprarme ropa de marca y hacer lo que decía Britany. No hay problema con el dinero, pero es que aveces sueño con esto y me digo que lo he conseguido, que por fin he superado mi meta adolescente.
-¿Y ha valido la pena? Ahora Britany es tu novia, te controla con la palabra "novios" que hay entre vosotros. ¿Crees que ella te quiere?
-Yo... Eso no lo sé.
-Y dime, ¿cómo eres más feliz? ¿Con juegos o con popularidad? -se queda en silencio un momento, procesando la pregunta.
-No lo sé -responde después de un minuto.
-Yo que tú, sería yo mismo. Me dejaría todo lo que no me gusta y seguiría con mis gustos normales. Ser popular no te hace feliz, lo sé muy bien -me acerco a él-. Créeme, es mejor ser como uno es.
Voy a llamar a la puerta, pero Jacob me vuelve a hablar. Mientras estemos hablando no voy a entrar en clase, es mi forma de pedir perdón aún.
-Marth -me doy la vuelta y lo miro-, no te voy a denunciar, si es eso lo que te preocupa a ti.
-Gracias -le agradezco con una sonrisa.
-De nada. Puede que algún día te responda a esa pregunta, lo tengo aue pensar bastante.
-Tú a tu rollo, al igual que a tu tiempo. Puedes responder a esa pregunta cuando quieras, el tiempo es infinito.
-Hasta luego, Marth.
-Hasta luego, Jacob.
Llamo a la puerta y el profesor me abre, con un desconcierto un tanto en las nubes. La clase le ha contado todo lo que pasó, ya que los demás lo vieron a lo lejos, pero yo se lo vuelvo a contar. Como no sabía si de verdad estaba con el director, no me había puesto falta, así que me libro.
Ya en mi asiento me pongo a pensar. He notado que Jacob no es un mal muchacho, es bueno, no como su novia la rubia oxigenada y operada, seguro sus pechos no son naturales. No me ha denunciado cuando podía, es un alma noble. Cree que se lo merecía, pero no es así, el no se merecía ni un golpe.
Miro por la ventana, el cielo azul ahora está acompañado de nubes blancas, nubes que pueden obstaculizar el paso y hacerte desviar de tu ruta, de tu camino normal. Espero no perderme yo, porque sino ya puedo despedirme de mi vida planeada.
Tan solo espero que todo esto vaya a mejor. Solo quiero eso.
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