Capítulo 15: Sin Querer

Otro día de instituto soportando todos los pensamientos que he estado creando durante todo este tiempo. Desde que me metieron en la maldita escala -sí, ahora le digo maldita-, cosas raras han estado pasando. Para empezar, todos me miraban extraño, con ojos que devoran, eso en el plan de las chicas, los chicos son iguales, es como si me quisieran comer también, como si se hubieran vuelto bisexuales por mí. ¿Qué les pasa a todos? La verdad, la escala esta de belleza y popularidad afecta de una manera drástica tu imagen.

Los pasillos vuelven a estar llenos de alumnos, lo que es costumbre. Mis mejores amigos están a mi lado, acompañándome a mi clase, ya que se me ha olvidado un libro para la hora siguiente en clase. ¿Por qué demonios me tengo que acordar justo ahora? No me gusta ahora pasear por los pasillos mientras haya gente.

-Marth, ¿estás bien? -me pregunta Dana, apoyando su mano en mi hombro.

-No, no mucho. Me siento un poco mareado -me tambaleo un poquito, pero sin querer me tropiezo.

-Hey, cuidado, príncipe -me agarra Jorge justo a tiempo-. No queremos que mueras joven.

-Eso intento yo también -digo, secándome una gota de sudor.

-¿Qué te pasa, Marth? En el patio estabas genial -me pregunta Dana de nuevo.

-No sé, seguramente es porque soy el centro de atención de todos. Me siento demasiado...

-¿Presionado?

-Por así decirlo. Es como si sus miradas me intentaran leer los movimientos, leer la mente... Me miran por algo que no sé.

-Sí, presionado -confirma mi amiga.

-Pues será mejor salir de aquí antes de que te desmayes -sugiere Jorge.

-No. Necesito el libro de la siguiente hora, sino me bajan un poquito la nota.

-Está bien, vamos -suspira Dana, sabe que soy un cabezota de arma tomar.

Seguimos caminando hasta mi clase, por suerte, el profesor sigue en clase corrigiendo unos cuantos exámenes. Menos mal que no son nuestros, porque sino seguro yo suspendo. No he estado muy atento a las clases, aunque siempre me pasa eso, pero esta vez no lo memorizo bien y tengo que preguntar. Todos estos días he estado soportando la "presión", como lo llama mi mejor amiga, de la estúpida escala esta. Ya me salí del grupo, pero parece que son cabezotas y no quieren ser rechazados por un chico como yo, creen que es un insulto.

Cuando salgo de clase ya con el libro en la mochila, salgo con mis amigos al pasillo de nuevo. Las miradas se posan en mí de nuevo, no me gusta sentirme así, no me gusta nada. Por fin salimos de los pasillos y nos movemos por el patio con total libertad. Aunque las miradas siguen en mí, son menos y eso lo puedo soportar.

Cuando llegamos a nuestra zona de siempre, unas cuantas personas se van acercando poco a poco. Dana resopla al verlos.

-Las malditas divas, y lo digo por los chicos también.

Ese grupo va totalmente vestido con ropa de marca cara y están impolutos, ni una mancha, ni una arruga... Son tan diferentes a mí que sigo sin entender el porqué me quieren en su grupo. Llegan a nosotros y la chica de pelo rubio rizado da un paso adelante, con sus ojos azulados fijos en mí. Su sonrisa macabra no me intimida. Bueno, un poquito, pero no lo suficiente como para hacerle caso.

-Buenos días, Marth -me saluda Britany-. ¿Qué tal estás? -voy a responder, pero no me deja-. Oh, pero que digo. Si estás con este par seguro estás muy aburrido -se ríe y los demás la siguen.

Con ella van tres chicos y dos chicas más, seguro son sus novios.

-Estoy muy bien con ellos, gracias -respondo, sin soltar una sonrisilla inocente.

-Bueno, como digas. He venido a este... Lugar con un árbol de decoración muy sucio, a que vengas con nosotros, a nuestro grupo.

-Me rehuso -le digo antes de que siga hablando.

-¿Qué? No, que va. No puedes rechazar mi oferta.

-Sí puedo, lo acabo de hacer.

-Je -una risa de nuevo-, no sabes lo que quieres, estás confuso.

-No, no lo está -salta Dana, un poco enfadada de que siga aquí.

-Tranquila, Dana -me mira y yo la miro-. Esto es cosa mía -asiente en silencio y echa un paso hacia atrás.

-No sabía que fueran tus guardaespaldas.

-No necesito ningún guardaespaldas, no soy frágil, no como tú.

-Vamos, Marth. Únete a nosotros y deja a estos dos aburridos. Se de nuestro grupo.

-Me rehuso de nuevo.

-Si lo sigues haciendo, tendremos problemas entre nosotros.

-Ni que fuéramos pareja.

-¡Jacob! -quien parece ser su fiel servidor, se adelanta y escucha atentamente a su querida líder-. Pues será a la fuerza -chasquea un dedo y su chico se acerca a mí, mientras que sus otros servidores miran.

-No hagas esto más difícil -dice el tal Jacob.

Me intenta agarrar del brazo, pero me zafo de su agarre y me echo hacia atrás. Sigue intentándolo, hasta que un sentimiento bombea mi pecho y me acalora, un sentimiento que quiere salir y explotar. Lo dejo salir, sin saber bien qué es y lo que hago me deja sin habla.

Mi mano se cierra en un puño y viaja a una gran velocidad hasta el rostro de Jacob, quien no tiene culpa de estar trabajando para la zorra de Britany. Se echa hacia atrás entre quejidos, se tapa la nariz, seguro le sangra.

-¡Mierda! -me acerco al chaval-. ¿Estás bien? Ha sido sin querer, no quería pegarte. Lo siento -ahora me siento fatal, igual que mi mano que empieza a doler.

-Me sangra la nariz -anuncia, ya lo sabíamos todos.

-¡Toma ya, Marth! -grita Jorge impresionado por mi acto.

-¡Así se hace, tío! -corrobora Dana.

-¡Jacob! ¿Estás bien? -se acerca Britany con un pañuelo.

-¡¿Qué está pasando aquí?! -oh, más mierda, un profesor.

EN LA PUERTA DEL DESPACHO DEL DIRECTOR

Sentado en una silla, con un poco de culpabilidad encima por haberle hecho sangrar a ese chico. Se ha ido a enfermería por mi culpa, no había puños en esa discusión, iba a gritarles que me dejaran en paz, pero dejé salir ese sentimiento y mira lo que he hecho. ¿Por qué hice caso a ese sentimiento? ¿Era la furia y el enfado en persona? ¿Estaba llamando a la puerta para que saliera? No me gusta sentirme así, duele bastante, y también lo digo por los nudillos, están adoloridas, un poco inflamadas por mi primer golpe en la cara de un alumno. La primera vez que me peleo.

¡Si yo soy tímido! ¿De dónde he sacado ese coraje para hablarle así a Britany y pegar a Jacob? ¿Me estoy convirtiendo un poco en Farren? Tengo entendido que es tranquilo, pero cuando lo enfadan es brutal.

-Anda, mira a quién tenemos aquí -hablando del rey de Roma-. ¿Ya te has metido en algún problema?

-¿Cómo lo sabes? ¿Por mi puño?

-Sí, por eso. Te lo han vendado. ¿A quién has pegado? -se sienta a dos sillas de distancia.

-A Jacob.

-¿El novio de Britany? ¡Vaya, amigo! Eres mi nuevo favorito. Pegar a uno de los millonarios es como firmar y sellar tu testimonio un día antes de morir.

-Le he pedido disculpas, pero no las ha aceptado.

-Es su orgullo de macho, quiere parecer fuerte delante de la jefa -un pequeño silencio se instala-. ¿Y qué te ha parecido tu primer puñetazo?

-Doloroso.

-El primero siempre es así, pero te vas acostumbrando por cuantos más golpes das.

-No me gusta sentirme así. He hecho daño a una persona.

-Aveces hay que hacer daño para limpiar el camino.

-Pero en mi caso lo he ensuciado -otro silencio-. Por cierto, ¿qué haces tú aquí?

-Oh, bueno, mi gran papel de delincuente juvenil llega a hartar al director, así que quiere hablar conmigo por mis faltas y las peleas que he tenido. Espero que me expulsen tres días, un puente asegurado.

-¡Marth! -sale el director de su despacho y me mira-. Entra.

-Buena suerte, chaval -me levanto y me paro delante de él-. La vas a necesitar -asiento con la cabeza y entro en el despacho del director.

Es hora de una charla un tanto... Mala.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top